Probablemente una de las mujeres que mayor admiración y respeto me despiertan. Durante los últimos años, por motivos personales, he seguido muy de cerca su trabajo en la lucha contra el cáncer, la investigación de las enfermedades raras o su trabajo por la visibilidad de la salud mental, entre otras muchas causas. Una mujer valiente, con propósito, que además ha sido capaz de devolverle frescura, modernidad y aires contemporáneos a la monarquía de nuestro país.
La lucha contra el cáncer es una de las grandes batallas que tenemos pendientes, a la que deberíamos dedicar muchísimos más esfuerzos y conocimientos. He escuchado discursos suyos o incluso preguntas incómodas a doctores, que, aunque muchos medios no hayan querido que salgan a la luz, demuestran su compromiso real con la investigación, el conocimiento o la importancia de una buena alimentación, entre otros. Una mujer que, pese al cargo que ocupa (y se ocupa), es capaz de lanzar mensajes valientes, arriesgarse y comprometerse e ir más allá de lo que una mayoría esperaría de ella.
He tenido la gran suerte de poder conocerla personalmente y disfrutar de su cercanía, amabilidad e incluso su parte más divertida. Una mujer, además, comprometida de manera firme con la cultura, la política y otros aspectos en búsqueda de una sociedad más justa y de progreso. Sin duda y hablando con conocimiento de causa, una mujer con propósito a la que debemos mucho y que algunas personas deberían molestarse en conocer un poco más.