El Brooklyn Museum de Nueva York ha sido el escenario ideal para presentar la colección de otoño de Dior. Para la siempre innovadora Maria Grazia Chiuri este periodo supone siempre una reflexión y una renovación de sus estándares en lo que a moda se refiere. Solo hay que deslizar una mirada al desfile para adivinar que sus nuevas propuestas son un homenaje a la ciudad de los rascacielos, pero también a una de las mujeres más icónicas del cine que también revolucionó el dress code femenino demostrando que el traje de chaqueta y el aire andrógino podía ser irresistiblemente elegante en una mujer. Hablamos de Marlene Dietrich.
Por la pasarela Fall 2024 de la maison hemos visto desfilar looks masculinos, renovados con pantalones mini, calzas transparentes y sandalias de plataforma. Un aire Dietrich del siglo XXI, cuya inspiración definen así desde la casa: "Los trajes masculinos de Marlene Dietrich provocaron escándalo, afirmando, no lo olvidemos, el derecho de la mujer a elegir su vestimenta como le plazca, una corbata o un chaleco sin mangas, por ejemplo: tantos emblemas que se complementan se combinan con chaquetas anchas, pantalones o faldas de tubo por debajo de la rodilla".
Esta colección pretende ser un puente entre París y Nueva York como un diálogo entre las dos capitales que queda plasmado en los estampados de algunas prendas con la Estatua de la Libertad, la Torre Eiffel o la bandera americana. El hilo conductor entre ambas culturas es precisamente Marlene Dietrich, una actriz carismática, contradictoria y apegada a Dior, en la vida y en la pantalla.
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Maria Grazia Chiuri se inspira en ella para crear una colección que fusiona la silueta de Dior con la presencia fantasmagórica y el encanto juvenil de la diva. Los tweeds utilizados procedían directamente de una selección de tejidos de moda masculina inglesa. En su Petit dictionnaire de la mode, Monsieur Dior escribió: "En los últimos años, el tweed se ha extendido su uso incluso para trajes. Creo que son extremadamente elegantes. En un momento solo se podían conseguir tweeds de un gramaje bastante pesado, pero ahora se pueden conseguir en todos los gramajes, calidades y colores".
Por la pasarela hemos visto desfilar también elegantes vestidos con transparencias y siluetas tubo de largo midi que ensalzan la elegancia y sofisticación femenina, siempre con ese sabor retro que enamora. Son diseños a veces muy ligeros, que recuerdan el estilo de los años 40, y que dejan entrever la lencería que resulta ser parte esencial del conjunto.
En cuanto a los tejidos, la maison apuesta por el satén martillado, el terciopelo triturado y el crepé, que se reinterpretan con un espíritu contemporáneo. Algunos de los vestidos lenceros con incrustaciones de encaje, a menudo revelados bajo grandes abrigos forrados, están confeccionados en nailon acolchado y presentan el motivo cannage. Por otra parte, los cuellos de encaje se convierten en verdaderas intarsias estructurales.
En cuanto a las prendas de punto, un nivel virtuoso de inventiva ha permitido desarrollar múltiples facetas de su extraordinaria pluralidad. Un abanico de posibilidades que celebra el encuentro de culturas. Una conversación sobre la libertad que da forma y sustancia a lo que cada mujer elige ser.