En 1937, la diseñadora Elsa Schiaparelli causó sensación con un vestido que daba protagonismo a una langosta pintada por Salvador Dalí. Desde entonces, la firma reinterpretó mil veces su icono, inspirando a otros creadores: el vestido fue reinventado por Miuccia Prada en 2013 para marcar la inauguración de la retrospectiva Schiaparelli y Prada: Conversaciones Imposibles.
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Thom Browne y Maison Margiela decidieron rescatarlo para sus colecciones primavera 2012 y otoño 2014 de Alta Costura, respectivamente. Dolce & Gabbana también optó por darle protagonismo en 2017, con una minifalda de inspiración estival. Estos ejemplos ilustran que más allá de su poder gastronómico, el crustáceo se convirtió en un símbolo de elegancia y extravagancia, con entidad propia en el mundo de la moda.
Este 2024, reapareció con fuerza, tanto como estampado como en joyas y complementos, confirmando su carácter atemporal. En las pasarelas, la observamos en manos de Daniel Roseberry quien, para su colección primavera-verano 2024, imaginó una falda incrustada con una langosta XXL. También decidió darle protagonismo como joya dorada, capaz de hacer destacar el vestido negro más sencillo.
El street style se apoderó de la tendencia. En los últimos meses, las prescriptoras de estilo lo incluyeron en sus mejores estilismos, tanto con prendas en tonos neutros como otras coloridas e incluso estampadas. La langosta se marida con el estampado de leopardo, el de rayas o el de lunares, con éxito y estética.
Recopilamos prendas y complementos perfectos para sacarle el máximo partido este verano, más allá de las convenciones.