De Courrèges a The Row: lo mejor de los desfiles de la tercera jornada de la Semana de la Moda de París
Entre vanguardismo y tradición, las colecciones primavera-verano 2025 presentadas en la capital francesa logran el equilibrio definitivo.
Un año más, París es la última parada del circuito de presentaciones de moda. Tras Londres, Milán y Nueva York, le ha llegado el turno a la capital francesa. Esta Semana de la Moda tiene un sabor especial: cumple cincuenta años de existencia, con más de un centenar de desfiles y presentaciones en el calendario oficial.
Como es costumbre, Dior fue el primero de los grandes nombres en mostrar sus novedades, con un desfile el martes en el museo Rodin, uno de sus lugares habituales. Saint Laurent cerró la segunda jornada con un desfile en homenaje a la sastrería, clave en el armario de la casa.
Esta tercera jornada ha arrancado con la propuesta de Courrèges, en el Carreau du Temple. La casa francesa, que ha contado con la presencia de Brooklyn y Nicola Peltz Beckham, Laetitia Casta y Juliette Binoche, entre otras estrellas, ha desvelado una colección marcada por el blanco y negro, con toques de marino y beige, con una estética claramente minimalista.
La línea incluye abrigos largos con capucha, trajes y vestidos de líneas marcadas. Su director creativo, Nicolas Di Felice, basándose en los archivos de la casa, ha recordado, asimismo, la importancia de la geometría en la historia de Courrèges, con vestidos con aperturas, microtops ceñidos y diseños cruzados transparentes, que abrazan naturalmente el cuerpo, y consiguen el equilibrio perfecto entre elegancia y sensualidad.
Por su parte, The Row, la firma ideada por las hermanas Olsen, ha presentado una colección muy íntima, en la mítica rue des Capucines, tan solo un día después de inaugurar su primera tienda en París.
La marca, abanderada del lujo silencioso y defensora del máximo secretismo (la firma ya prohibió el uso de móviles en su presentación anterior), ha desvelado una colección sofisticada, compuesta por buenos básicos, como faldas de doble capa con bolsillos, túnicas de lana, un poncho XXL, en tonos neutros, como el negro, el gris y el azul.
A su vez, Dries Van Noten ha decidido rendir homenaje a la naturaleza. Diseñada por el taller de Amberes, esta línea continúa con el legado de la firma, sin dejar de ofrecer una nueva perspectiva.
Nuevas y eclécticas articulaciones de color, tejido, silueta, estampados y bordados, convergen a lo largo de un camino optimista, que se extiende desde las primeras colecciones femeninas hasta lo que está por venir. La colección expresa la libertad de vagar por un breve espacio de tiempo; un divertido paso adelante que avanza hacia un nuevo surco, según recuerda la casa.
La línea incluye abrigos, atados a la cintura, o en capas casuales con prendas deportivas y lenceras, diseños con drapeados de satén, trajes de hombro ancho y cintura estrecha y ceñida para reforzar una visión fuerte.
A modo de contraste, encontramos diseños lenceros y bermudas que sustituyen a las faldas como elemento desenfadado y juvenil. Las cinturas se acentúan con pliegues en las faldas y cinturones con estampado de serpiente, recurrentes en toda la colección. El estilo es relajado, con las mangas remangadas y los abrigos desabrochados para una elegancia desenfadada.
Todo ello en tejidos nobles como el georgette de seda, el jacquard, el satén brillante y el encaje. "Los intrincados tejidos jacquards se manipulan para jugar con luces y sombras: aplastados, arrugados; plissé, cloqué. Los estampados flocados sobre fondos contrastados estallan en colores vivos. El tejido vaquero tratado con láser reproduce el jacquard. La artesanía se acentúa a través de tejidos más texturizados, desde los estampados de acuarela hasta el fil coupé táctil", según detalla la casa.
Los tonos vivos y ultrasaturados de naranja, verde lima y turquesa como eco de la colección primavera-verano 1997, apoyados por los marrones y beis más terrosos, destacan en toda la colección.
A estos tonos lisos se suman poderosos estampados, que plasman una naturaleza abundante. "Las orquídeas y las flores exóticas se reelaboran y amplían hasta la abstracción, apareciendo como pinceladas audaces o patrones borrosos y salpicados en vívidos híbridos, como si se creara un nuevo motivo animal", explica la casa.
En cuanto a complementos, destacan los zapatos transparentes y redondos, y alargados, ya sean planos o con tacón en ángulo. Los zuecos son aerodinámicos, mientras que las bailarinas con cordones de piel con efecto pitón son una provocación. Los tratamientos superficiales incluyen laca roja, bordados y ojales plateados.
Los bolsos son otra expresión de actitud, para la mayoría de los looks y como parte de la colección general. Destaca un nuevo Satchel definido por un asa superior y una solapa superior con doble hebilla en volúmenes grandes, medianos y pequeños de estampado de pitón o de piel de becerro, según recuerda finalmente la casa.
Por su parte, Rabanne, actualmente en manos de Julien Dossena, ha presentado una colección dual, con diseños sumamente funcionales y otros directamente inspirados en la Alta Costura. Han destacado la superposición de capas, la apuesta por tejidos como el encaje y el punto, los tonos pastel, reforzados por el preciosismo de los metalizados, como el dorado.
Encontramos referencias a la estética preppy, pero también a la romántica, con diseños de tul y estampados florales. Rabanne nos invita a adoptar diseños fluidos, incluso oversize, que juegan con las formas geométricas.
La estrella de la colección ha sido el bolso 1969. La experimentación con los materiales ha impulsado a Rabanne a lo largo de las décadas, vinculando siempre la artesanía con la innovación. Para la colección primavera-verano 2025, la casa ha presentado ediciones artesanales, transformando como nunca antes sus icónicos bolsos de confección.
Los inconfundibles discos metálicos que tienen su origen en los delantales de carnicero han sido meticulosamente reimaginados a través de tres colaboraciones excepcionales con Arthus Bertrand en la fabricación de medallas, Astier de Villatte en la cerámica y Venini en el vidrio soplado.
Siguiendo el espíritu de los primeros diseños de Paco Rabanne, Julien Dossena también realizó tres vestidos que corresponden a estos materiales, entre ellos un vestido compuesto por 2.500 discos de cerámica realizados por Astier de Villatte.
Acne Studios ha desvelado su propuesta en el Observatorio de París. La casa, actualmente llevada a nivel artístico por Jonny Johansson, ha explorado "códigos domésticos subversivos", según explica.
"Esta temporada se presenta como una mirada tras puertas cerradas y cortinas; viendo lo familiar, de una manera retorcida", añade. Se manifiesta a través de elecciones de telas surrealistas, siluetas exageradas y detalles poco convencionales.
"Los muebles del hogar (cortinas drapeadas, manteles encerados, tapicería) se subvierten y se reinventan como ropa para crear una estética espontánea", explica la casa. En la línea, los estampados florales extraídos de telas antiguas se deforman y distorsionan, y contrastan con las texturas del cuero y el látex. El denim sigue reinventándose, adherido con espuma para lograr una silueta distintiva.
"Me pregunté si los códigos domésticos clásicos podrían realmente traducirse a la moda. El resultado final es doméstico y extraño", confiesa Jonny Johansson, sobre una de sus colecciones más llamativas hasta la fecha.
Olivier Rousteing, director creativo de Balmain, ha clausurado la jornada con un desfile en homenaje a la belleza, en su sentido más amplio. "Donde la belleza desafía lo ordinario, surge una danza cautivadora de luz, textura y retratos de cuentas, que mezcla bordados refinados con surrealismo", comentaba la casa sobre su propuesta.
Se ha visto reflejado en imponente siluetas, con hombreras marcadas, y retratos como pintados, que representaban rostros, manos y labios, con pedrería. Un espectáculo en toda regla, completado por faldas con volumen, tejidos satinados pero también clásicos reinventados, como la camiseta marinera.
Con esta colección, Balmain ha recordado su esencia, modernizando siluetas clásicas, con un punto de vista definitivamente contemporáneo.
Una edición especial
Lo más sobresaliente en cuanto a acontecimientos, será el regreso de Chanel al Grand Palais, tras haber sido el principal mecenas de las obras de restauración, que han costado 25 millones de euros.
La maison de cuya alta costura y prêt-à-porter fuera máximo responsable Karl Lagerfeld, entre 1983 y 2019, volverá a un impactante espacio en el que desfiló por primera vez hace casi dos décadas. Sin director creativo tras la marcha en junio de Virginie Viard, ha sido el equipo interno el encargado de diseñar la nueva colección.
Loewe es un nombre fiel en la cita y una de las marcas más deseadas del momento. Su desfile será nuevamente un viernes, el 27, en la misma jornada que Issey Miyake, Léonard, histórica casa de coloristas estampados, y Nina Ricci, entre otros. Esta firma propiedad del grupo español Puig, aprovechará, además, para presentar su último perfume.
El sábado, el plato fuerte lo prepara Hermès, de la mano de Nadège Vanhee-Cybulski, en un desfile en el que el cuero y la seda -dos preciados básicos de la firma- estarán nuevamente presentes.