Lo creamos o no, hay moda española más allá del paraguas Inditex que conquista al público nacional e internacional. Mulaya es el claro ejemplo de ello, sus tiendas crecen como champiñones, cada vez en más esquinas de Madrid, y de otras ciudades del territorio peninsular como Sevilla o Vigo (última en incorporar una de sus tiendas en el mercado local). Sin duda, es un fenómeno de éxito sobre el cual se conoce muy poco.
¿Quién se encuentra detrás de las cuidadas tiendas de moda que ofrecen prendas en tendencia a un precio accesible para el público de a pie? ¿A qué se debe tanto misterio? ¿Estamos ante la competencia directa de Zara? Lo resolvemos.
Fenómeno Mulaya
Era 2015, acababa de llegar a la capital madrileña y en una esquina, como si de una revelación se tratase, vi aquel gran letrero que rezaba 'MULAYA'. Con curiosidad entré y las prendas de su interior me resultaron familiares. Yo había visto aquello antes, o al menos, muy similar.
Blusas, vestidos y pantalones con un aire europeo y de tendencia colgaban de los percheros con cierto gusto, pero algo no acababa de empastar. ¿Qué era aquel intento por imitar a Zara y sus colecciones? ¿De dónde venían esas prendas, la mayoría solo disponibles en 'talla única' pero de patrones fáciles de adaptar a cualquier cuerpo?
Mulaya abría su primera tienda en 2005. Ubicada en la calle Trafalgar, en el deseado barrio de Chamberí en Madrid, se convertía en una de las primeras cadenas controladas por asiáticos en España.
Por entonces, ofrecía ropa asequible, de calidad aceptable, en una época donde nadie se cuestionaba la procedencia de las prendas o el impacto del consumo de las mismas en el medio ambiente.
Sin plataforma digital donde poder hacerte con ellas, solo podías adquirir sus europeizados diseños en las tiendas físicas que brotaban indistintamente por todo Madrid. Hasta que este mercado se le quedó pequeño, y comenzó la expansión.
Hoy día, en 2024, cuentan con más de 50 tiendas en el territorio nacional repartidas en una veintena de ciudades: Barcelona, Valencia, Bilbao, Santander, Zaragoza… y se han lanzado a la venta online a través de su propia página web.
Suman 200 empleados, de los cuales la mayoría son asiáticos y mujeres. Con un 95% de presencia femenina, se posicionan como una empresa que aboga por la igualdad, algo que debemos coger con pinzas, pues, su producto está enfocado en exclusiva a la mujer y no es de extrañar que en este tipo de sectores se valoren más dichos perfiles. "El 62,8% de los trabajadores del sector son mujeres", según datos de INE.
Líder invisible
Lisa Bao, así es como se conoce a la empresaria detrás de Mulaya en el sector, pero su nombre real es Peiyao Bao, como bien consta en los registros mercantiles oficiales de sus tres negocios: Mulaya SL, Mulaya online y Mulaya CCL.
Su perfil es de mujer emprendedora, ronda los 44 años y está casada con otro empresario asiático un par de años más joven, Quinghua He. Pese a su procedencia china, lleva años afincada en España y de ahí la filosofía con la que ha creado este modelo de retail.
Fuentes cercanas declaran que Mulaya fue creada"en España y para España", lo cual queda latente en los diseños occidentales a la venta en sus superficies que hablan de manera indirecta del gusto por la moda italiana de Bao.
La discreción es la máxima de vida de Bao, siendo prácticamente invisible. Un hecho posible gracias, también, al modelo de negocio y expansión por el que apuestan: la franquicia solo a través de socios miembros de la familia (o muy allegados, pues se conoce que algún español ya forma parte del holding). De esta manera, todo queda en casa.
Tal es el nivel de secretismo acerca de Lisa Bao que no se conoce, siquiera, cuál es su apariencia física, pues no existen fotos oficiales. Rotundamente, no quiere ser conocida pese a tratarse de una de las empresarias chinas más importantes de España.
Atractiva opacidad
Con un plan de expansión medido al detalle, "no pretenden ser Zara" pero tampoco son un bazar chino que venda ropa, su estética está muy alejada del concepto de la mayoría de negocios controlados por chinos en el país. Eso lo tienen muy claro.
Han conquistado a las mujeres de Madrid gracias a las prendas effortless cuya procedencia son los mayoristas chinos instalados en el reconocido polígono Cobo Calleja, en Fuenlabrada, o bien del área de Prato, en Florencia, uno de los mayores núcleos de fabricación de pronto moda en Europa.
Sus productos han mantenido un equilibrio entre precio y calidad, pero con el afán de igualarse a sus competidores directos, el coste de sus prendas comienza a ajustarse al alza. Aun así, sigue posicionada como una alternativa real a Zara, H&M o Mango.
Por el momento, no venden en ninguna otra parte del mundo, su único mercado es España y en él están arrasando. La pregunta es, ¿hasta cuando?
La estética luminosa, amplia y minimalista de las tiendas ubicadas en las principales vías de tránsito, junto a su competencia directa, es un reclamo más que atractivo, pero la subida de sus precios comienzan a desequilibrar la balanza entre calidad e inversión.
Solo el tiempo dirá si Mulaya cuenta con el reconocimiento necesario para hacer que sus compradoras adquieran, y luzcan con orgullo, prendas que ya superan los 80 euros en señalados casos.