Madrileño, filólogo, peliculero, compulsivo, televisivo, clásico, melancólico, innovador, contemporáneo, artista, referente. Lorenzo Caprile Trucchi (Madrid, 1967) no es solamente un modista de alta costura. Sus creaciones han contribuido a escribir la historia de la moda, sus prendas icónicas han marcado momentos esenciales de la historia de España y han viajado hasta Hollywood.
Durante años, fue uno de los diseñadores de cabecera de la reina Letizia. Ha vestido a la aristocracia y a las figuras más destacadas del cine internacional, pero también a sus secretarias, su madre y sus clientas. Ha creado vestidos para novias, para el cine, el teatro y los taurinos. "El mejor vestido es el que está por llegar, y las que me faltan por vestir también", afirma Caprile en la entrada de la Sala Canal de Isabel II.
Hoy, 30 años después de inaugurar su atelier, se abre al público un recorrido a través del universo Caprile. Comisariada por Eloy Martínez de la Pera y José Luis Massó Guirao, la exposición parte de la premisa de separar al diseñador madrileño de la persona para entender su trayectoria desde el origen de sus pasiones.
Por ello, el antiguo depósito de aguas del Canal de Isabel II de Madrid se ha transformado en un viaje por los vestidos más icónicos del diseñador. Cuatro plantas circulares rinden homenaje a más de 100 prendas, desde su primer esbozo hasta el famoso vestido rojo con el que doña Letizia deslumbró en la boda de Federico y Mary de Dinamarca.
"Vamos a descubrir al Lorenzo persona, sencillo, modesto, con una cabeza que no para de crear en todo momento en su taller, y al Caprile creador, el modista barroco y exuberante", afirma Eloy Martínez de la Pera. La exposición Caprile Lorenzo, gratuita y disponible hasta el próximo 30 de marzo, no sigue un orden cronológico, sino que busca un constante diálogo entre las diferentes piezas.
El corazón latente
La planta baja de la exposición se dedica a las cinco fuentes de inspiración esenciales en la vida de Lorenzo, divididas en capillas: Italia, el lugar donde nació, las raíces de toda su creación; el Romanticismo del siglo XIX, que marca el sentimiento melancólico que lo acompaña en todos sus proyectos; el cine, porque Caprile es un gran cinéfilo desde pequeño, inspirado por sus grandes divas de las pantallas; y el Barroco, la última fuente de creación que le permite unirse con el teatro.
A través de estos espacios, el visitante podrá observar cómo la elegancia del Romanticismo se mezcla con su pasión por el cine, utilizando sus diseños para evocar historias. Se exponen, así, los vestidos llevados por Penélope Cruz, Silvia Abascal, Alexia de Grecia, y los trajes inspirados en Coco Chanel, Thierry Mugler, Pedro Rodríguez y Cristóbal Balenciaga. Hasta llegar al corazón de Lorenzo Caprile.
Su propia mesa y una serie de vestidos muestran al Lorenzo creador: un traje recientemente hecho para la Infanta, una chaqueta prestada por Su Majestad la Reina, objetos y personas que lo han acompañado en su evolución. Una reproducción original de su taller completa el recorrido de esta primera planta.
El universo de Lorenzo Caprile
Más de 80 prestadores contribuyeron a la realización de esta exposición, entre anónimos y conocidos. Uno de los prestadores más generosos ha sido la Casa Real Española. "La reina Letizia nos ha proporcionado ocho vestidos de su colección personal, y las Infantas otros tantos", afirma Martínez de la Pera. Las dos piezas que la infanta Elena vistió en la boda de Victoria de Suecia, el vestido rojo de Letizia en la boda de Federico y Mary de Dinamarca y el vestido de noche de Letizia para la cena de gala en honor a S.M. Carlos III de Inglaterra, son solo algunos ejemplos.
Sobre un montaje de fondo negro, los vestidos dialogan entre ellos. Las piezas, tan icónicas, forman parte de la historia de la moda de nuestro país, sin necesidad de presentación.
El conjunto goyesco blanco y negro que Tana Rivera vistió para la tradicional corrida de toros en Ronda en 2021, el vestido de novia de Victoria López-Quesada y el de su madre, Cristina de Borbón-Dos Sicilias; el vestido de Clara Lago en Ocho apellidos vascos, y el de los Goya de Malena Alterio y Emma Suárez.
Los vestidos de las campanadas de fin de año y el primer vestido rojo que vio en su madre, un Valentino, la única pieza de toda la exposición que no es de Caprile, coronan la segunda planta.
Todas las creaciones a las que se ha inspirado y que han dado vida a sus proyectos están presentes. Desde las piezas tradicionales españolas, se viaja hasta Hollywood con el vestido de novia que ha sido abrazado por Leonardo DiCaprio, o el que vistió a Margot Robbie en El lobo de Wall Street.
Caprile ha trabajado en vestidos para los toreros españoles más importantes, para las alfombras rojas, las pasarelas y la moda de las infantas. En la última planta se encuentran préstamos de toreros importantes como Enrique Ponce y Pepín Liria. "Sus pasiones, admiraciones y valores han convertido a Lorenzo Caprile en uno de los más sabios y mejores couturiers de nuestros tiempos. Se dice que sus vestidos atraen la suerte".
Un final teatral
Si toda la exposición, hasta ahora, ha estado iluminada con luces estáticas, en la última planta todo se vuelve dinámico. Unas últimas escaleras llevan a una habitación en la cúpula. La luz está en movimiento, todo está vivo y coronado. Es la cabeza de Lorenzo, representada por un final teatral, como su persona.
En el centro, el traje que Marta Díaz lució para el Festival de Cannes, creando una grandísima bandera de España. Dialogando con la cúpula, unos últimos trajes coronan la habitación. El famoso y viral traje globo, dos creaciones que hizo para la película Las mujeres del Nilo y los vestidos nupciales que hizo para sus secretarias y manos derechas.
Esta última sala combina la sencillez de Lorenzo con la extravagancia de Caprile. El modista es una persona en movimiento que dialoga con diferentes espacios y situaciones.
Por ello, el discurso expositivo de esta muestra viaja desde el corazón hasta su cabeza, para que cada espectador pueda interpretar su propia imagen del artista. Si se entra para ver a Caprile, al final de la última planta se darán cuenta de que han visto también a Lorenzo.