La presencia masiva de sujetadores y body en el street style nos confirmó la democratización de la ropa interior en la calle. Fuera de la esfera íntima, reivindica una visión del cuerpo más libre y consciente. Por ello, no es casualidad que otra prenda se haya impuesto en el escenario moda en los últimos años. El culotte ha pasado de ser una microtendencia a una auténtica declaración de intenciones.
Inspirada en la estética del ballet, su presencia no es tan reciente como parece: el icono de moda Edie Sedgwick, musa de Andy Warhol, lo llevó en los años 60. Más recientemente, Chiara Ferragni, Hailey Bieber o Gigi Hadid decidieron incluir esta prenda en sus estilismos, afianzando su poder.
Las pasarelas acabaron de corroborar la tendencia: Dolce & Gabbana, Versace y Prada son solo algunas de las casas que incluyeron el culotte en sus colecciones. Este 2024, vuelve, por obra de Chloé, entre otras firmas.
¿Pero en qué inversión invertir? ¿Lucirlo es posible de forma efectiva en el día a día? El debate persiste entre los expertos, aunque algunos looks apuntan a que sí es una tendencia factible. En el equilibrio se encuentra la virtud. De ahí que, el culotte sea una opción especialmente válida, con medias opacas, en su versión de punto, combinada con un cárdigan a juego, o con un abrigo XXL, que le aporte cierta seriedad, o deberíamos decir este año, un toque demure.
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Las editoras de moda lo lucen con camisas, convirtiéndolo en un diseño arriesgado pero empoderado, blusas de aspecto romántico e incluso jerséis gruesos, en referencia a la estética athleisure. Desde Magas, repasamos algunos looks que nos confirman que merece la pena arriesgar con esta tendencia.