Aunque el ante esté acaparando la atención de los expertos en moda, otro tejido, más inesperado, está regresando por todo lo alto este otoño-invierno: la pana. Cálida, vistosa y asequible, sigue conquistando a diseñadores y editores de moda por su infinidad de posibilidades.
La pana, que se distingue por sus nervaduras paralelas, se obtiene tejiendo diferentes fibras. Con seda, algodón o incluso lana, cuenta con una superficie con relieve en el anverso y otra lisa en el reverso. Se compone, por ende, de dos capas. El número de rayas presentes por centímetro es lo que determina el tipo y la calidad: cuantas más haya, más ligero y fino será el tejido, e inversamente.
Un origen remoto
A diferencia del denim, cuyo origen es relativamente reciente, su primera aparición se remonta al año 200 A.C. Una de sus primeras versiones, conocida como 'fustian' apareció en la ciudad egipcia de Al-Fustat. La historia le volvió a dar un inesperado protagonismo durante la Edad Media, en su versión más prestigiosa: el terciopelo, o velours, que viene del latín 'vellus', se desarrolló considerablemente, sobre todo en Italia. Costoso, se empezó a mezclar con otros tejidos, como el algodón.
En el siglo XIX, vivió otra época de gloria, esta vez, como tejido más humilde. Se convirtió en el predilecto de los trabajadores, por su resistencia y calidez. Más adelante, en los años 40, demostró su utilidad en atuendos militares: fue el elegido para los uniformes británicos de los miembros del Women's Land Army, una organización que contaba con mujeres para labores agrícolas durante la Segunda Guerra Mundial.
A partir de los años 50, se impuso progresivamente en el día a día, ayudado por figuras prestigiosas. Marlene Dietrich, con sus pantalones de pana negros, o Brigitte Bardot, con su minifalda camel contribuyeron a alimentar la tendencia. Resulta, a su vez, imposible olvidar a Steve McQueen y su traje de pana, lucido, con elegancia, con un jersey de cuello alto, o Bob Dylan, quien apostaba por su versión de americana con camisas de llamativos estampados.
En las décadas siguientes, abanderó la era hippie: "Más allá de su origen como parte de uniformes de trabajo (de nuevo, gracias a su aguante al desgaste diario) en la década de 1970 los pantalones de pana se convirtieron en todo un icono del movimiento hippie. Aquí lo hicieron en siluetas de campana que se ampliaban alrededor de los tobillos, como parte de la estética extendida en festivales como Woodstock y mediante figuras como Jane Birkin", recuerdan desde Mod Wave Movement.
La pana sigue presentándose como una tendencia repleta de contradicciones: 'glamurizada' por estas figuras y por firmas como Barbour (su gabardina encerada incluye un cuello de pana) también ha podido plasmar cierta seriedad estilística. En la gran pantalla, vistió a personajes tan dispares como Benjamin Braddock en El graduado o más recientemente, a Paul Hunham en Los que se quedan.
Recientemente, pudimos observarla en la serie de Netflix Asalto al Banco Central, ambientada en 1981, recordando su alcance estilístico a finales del siglo pasado. Copiada, pero jamás igualada, la pana nunca deja de sorprender: apareció por sorpresa en la temporada 4 de Emily in Paris. La protagonista, interpretada por Lily Collins, captó la atención de los expertos en moda con una minifalda amarilla de Isabel Marant.
En pasarelas y street style
Este 2024, no son pocos los diseñadores que le vuelven a dar protagonismo. Tommy Hilfiger apostó por la pana para su colección otoño-invierno. Esencialmente, en conjuntos y cazadoras XXL, en tonos cálidos como el marrón. Maite by Lola Casademunt nos cautivó el pasado mes de febrero con una colección otoñal que rendía homenaje al tejido. ¿Su modelo estelar? Un vestido blazer, con cinturón, en tonos tierra.
La pana no es solo un tejido otoñal. Daley nos los demostró con su propuesta primavera-verano 2025, marcada por trajes livianos.
Asimismo, "multitud de celebrities los han sumado a sus looks para el día a día, mostrando la versatilidad que pueden ser capaces de tener y las combinaciones más favorecedoras de la temporada. Emily Ratajkowski o Dakota Johnson han sido algunas de ellas, incorporándolos junto a deportivas, tacones y abrigos de pelo, siguiendo la misma estela cálida que se proponía en la pasarela", recuerdan los expertos de Mod Wave Movement.
En el street style, aunque la redescubrimos en todo lujo de prendas, ha sido en su versión de pantalón que ha conseguido destacar. Las editoras optan por modelos de corte ancho, preferiblemente recto, y de colores diversos, con el caqui, el granate y el camel como principales opciones. El pantalón de pana se luce tanto con jerséis gruesos como camisas de corte clásico o chalecos.
No es la única prenda que está sobresaliendo en las calles de las capitales de la moda. Algunas prescriptoras de estilo la adoptaron con faldas midi, en total look en tonos llamativos como el rojo o a través de complementos como la gorra.
Del 'grandpa' al 'university'
El éxito del tejido este 2024 hace también eco a una tendencia asentada, el grandpacore. La plataforma Pinterest lo detectó a lo largo de estos meses: "Los usuarios más jóvenes de Pinterest buscan nuevas ideas para lograr un look vintage y de estilo excéntrico, al más puro estilo de sus abuelos. Se llevan los mocasines, los chalecos de punto, los jerséis oversize estampados y los pantalones de pinza". Registró un aumento de búsquedas de los términos: 'Chaleco de punto', 'Chaqueta patchwork', 'Pantalón de pana con pinzas' y 'Mocasines cadena dorada'.
Otra de las estéticas en las que encaja el tejido es la university, "una oda a la elegancia clásica y la comodidad contemporánea. Los jerséis de lana de cuello redondo y los bombers son piezas clave que evocan la esencia de las aulas universitarias. Los colores oscuros como el borgoña y el azul marino se apoderan de esta tendencia, otorgando a los conjuntos un aire de distinción y refinamiento. Combina un chaleco de punto grueso con unos pantalones de pana y unos mocasines para crear un look que fusione lo clásico con lo moderno de manera impecable", recomiendan desde Fabra.
Tejido elegante, has been o tendencia absoluta… el debate está servido. Todo apunta a que, más allá de la polémica, la pana no perderá protagonismo en los próximos meses.