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El pasado mes de octubre, Prada daba la sorpresa anunciando que vestiría a los miembros de la futura misión lunar de la NASA, la Artemis III, con trajes "más cómodos" y estéticos, según el organismo en el Congreso Astronáutico Internacional en la ciudad italiana de Milán (norte). El traje espacial Axiom Extravehicular Mobility Unit (AxEMU) fue desarrollado por la famosa casa de moda en colaboración con la compañía Axiom Space, que mostró las primeras imágenes en el foro científico internacional.

"Gracias a la experiencia de Prada en materias primas, técnicas de fabricación y diseño innovador, los ingenieros trabajaron codo a codo con el equipo de Axiom Space para crear un traje capaz de proteger a los astronautas del duro entorno del espacio y permitir, por primera vez, a los humanos la exploración del polo sur lunar", explicaba entonces la casa. Un hito que, además, promete ser histórico: Prada vestirá a la primera mujer en pisar la Luna, Christina Koch, ingeniera eléctrica y astronauta de la NASA.

Vista frontal del traje. AXIOM /PRADA

Esta noticia nos recuerda que mirar al pasado y adelantarse al futuro es un ejercicio difícil al que se somete, con conciencia y sentido, el mundo de la moda temporada tras temporada. Algunos diseñadores y casas dieron un paso adelante en esta búsqueda, y la plasmaron en diseños e iniciativas que marcaron la historia. Visionarios, futuristas e innovadores, escenificaron el deseo de romper con las convenciones y de atreverse a soñar con un futuro estilístico que nadie podía imaginar.

Fueron los protagonistas de un hito en la historia del sector, el Space Age, que resultó ser tan arrollador como fascinante. En tiempos revueltos, pero esperanzadores, tras la II Guerra Mundial y ante la conquista espacial, se sumaron a un movimiento imparable que sigue estando presente el mundo de la moda en la actualidad. 

"La conquista del espacio es un tema interesante en sí, que apela a nuestra fantasía y a nuestra visión del futuro. El mundo de la moda evoluciona por su conexión con la actualidad y la sociedad del momento", recuerda Laura Luceño, profesora e investigadora de moda del Centro Superior de Diseño de Moda de la Universidad Politécnica de Madrid.

"Estar a la última es su mantra y como la carrera espacial fue un tema importante en la década de los 60, hasta que el hombre llegó a la Luna en 1969, la moda se interesó por las nuevas estéticas y conceptos que aparecían en ese momento, como el traje de los astronautas, el calzado para andar sobre este satélite natural o la ausencia de gravedad, que reinterpretaron algunas marcas en sus campañas con modelos. JFK apostó por la carrera espacial contra la Unión Soviética y fue un momento importante en la cultura occidental", añade la experta.

Diseñadores 'espaciales'

En 2022, el Museo del Aire y del Espacio de Le Bourget acogió el desfile de Pierre Cardin. Su elección no fue casual: el diseñador francés saltó a la fama, en parte, gracias a su arriesgada apuesta en los años 50 plasmando representaciones sartoriales del espacio en sus colecciones. Concretamente, en 1954, creó el vestido burbuja, una suerte de túnica esférica de proporciones llamativas. Presentó, seguidamente, la colección 'Cosmos', compuesta de prendas de vinilo y goma, pensadas como moda para el futuro.

En 1969 llegó Space Age and Futurism, una muestra lógicamente relacionada con el hito espacial histórico, caracterizada por abundantes plateados y representaciones sutiles de cohetes; otra brillante prueba de su pasión por la conquista de la galaxia. Tal fue la implicación de Cardin con esta temática, que se convirtió en el primer creador de moda en visitar la NASA, en Houston, en 1971.

Siluetas de la colección de alta costura de primavera/verano 1970 de Pierre Cardin. STAFF/AFP via Getty Images

Pero no fue el único que contribuyó a alimentar el fenómeno del Space Age. André Courrèges, diseñador, pero también expiloto de combate e ingeniero de formación, apostó por nuevas formas geométricas y un uso masivo del blanco, como color representativo de la conquista espacial.

El modisto, a quien debemos parcialmente el auge de la minifalda junto a Mary Quant (otra demostración de su capacidad innovadora), popularizó monos y gafas futuristas, en tejidos como el PVC, contribuyendo a forjar esta estética y la propia imagen de la Cosmic Girl.

También empezaron a destacar en su trabajo cremalleras de plástico gruesas, botas planas e incluso diseños experimentales, destinados a repensar un nuevo futuro para la moda. En 1964 presentó la colección Fille de Lune (Hija de Luna), compuesta por diseños rectos, pero fluidos, consiguiendo un equilibrio perfecto para el cuerpo: estética y agilidad. Los completaban gafas y cascos del propio equipamiento utilizado por los astronautas.

Vista de botines ideados por André Courrèges. Getty Images

Esta pasión por el espacio no se desvaneció: Nicolas Di Felice, director artístico de Courrèges, en la Semana de la Moda primavera-verano 2024, transformó su desfile en un suelo lunar.

"Creo que las colecciones de Rabanne y Courrèges sobre la temática son el resultado de su fascinación por la llegada del hombre a la Luna. No creo que fuera una manera de cortar con el pasado, más bien una forma de imaginar el futuro de la moda", asegura Laura Luceño.

La moda española no se quedó al margen de esta pasión. Su visibilidad quedó en manos de Paco Rabanne. El diseñador, también arquitecto de formación, desarrolló a principios de los años 60 una línea que se convertiría en una de las más llamativas, titulada Douze robes importables en máteriaux contemporains (Doce vestidos imposibles de llevar), compuesta de materiales como placas de rhodoid o discos.

La innovación para Rabanne pasaba, en efecto, por el uso de componentes no tan habituales en la confección. Resulta imposible olvidar el modelo lucido por la fallecida Françoise Hardy, realizado con decenas de kilos de oro y diamantes, que requirió nada menos que 2.000 horas de trabajo y fue bautizado como el 'vestido más caro del mundo'.

Silueta de Paco Rabanne (1966). Getty Images

Más recientemente, salió a la luz la campaña de la colección cápsula de H&M x Paco Rabanne, dirigida por Xavier Dolan, que evocaba los paisajes del planeta rojo donde se habría encontrado agua. 

Chanel, a su vez, sorprendió con su colección prêt-à-porter otoño-invierno 2017-2018 transformando el Grand Palais en una estación espacial para la ocasión. Y fue de manera literal: hizo 'despegar' un cohete, vestido con el logo de la casa. 

Las modelos desfilaron con llamativos diseños futuristas, botas plateadas moteadas, mochilas de cuero acolchadas y vestidos de muselina negra, bordados con ilustraciones metalizadas de astronautas. Según el fallecido Karl Lagerfeld, entonces director creativo de la casa: "No se trata del futurismo pasado de moda como en Courrèges, sino del futurismo actual de Chanel".

Vista del desfile prêt-à-porter otoño-invierno 2017-2018 de CHANEL. Getty Images

Este mismo año, Pierpaolo Piccioli tomó inspiración de la misión Apolo con una colección repleta de referencias, como chaquetas estructuradas, que parecían mimetizarse con los uniformes espaciales, y llamativos tonos metálicos.

Con su colección primavera-verano 2019, Louis Vuitton, en manos de Nicolas Ghesquière, firmó una auténtica declaración de intenciones con siluetas caracterizadas por mangas de proporciones exageradas y plisadas, minivestidos metalizados, cristales y amplios abrigos que remiten a una estética futurista. 

Silueta del desfile primavera-verano 2019 de Louis Vuitton. Getty Images

Para su colección otoño-invierno de 2023, Off-White reprodujo un decorado lunar y creó trajes similares a los de los astronautas con diseños perforados con claveles plateados. La inspiración es constante, y no debería cesar.

Trajes espaciales

Pero, en ocasiones, la relación entre la moda y el espacio se afianza hasta niveles insospechados. El pasado 10 de septiembre, la ya mencionada casa Pierre Cardin desveló su participación en un proyecto exclusivo: diseñará, en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), los trajes del equipo de astronautas en entrenamiento que viajará a la Luna en 2026. Para ello, ha recurrido a materiales como un tejido plateado utilizado en los satélites Thales.

Playtex, la firma de lencería, también desempeñó un rol clave en la vestimenta aeroespacial. Para entenderlo, cabe remontarse a los años 60. Varias marcas presentaron diseños del que luego sería el traje espacial de los astronautas del Apolo 11. El fundador de Playtex, Abraham Nathaniel Spanel, se presentó con ILC (International Latex Corporation), una de las divisiones de Playtex especializadas en este material. Y se quedó con el proyecto.

Los responsables de confeccionar el traje formaban parte de una división de la marca, que se separó de Playtex antes del viaje espacial. Los atuendos, confeccionados a medida, fueron el resultado de una hábil combinación. La empresa DuPont desarrolló caucho sintético de neopreno en 1932. El nailon y el teflón se inventaron en 1938. Después de la Segunda Guerra Mundial, introdujo el Mylar, en 1959 la fibra Lycra spandex y, en 1963, el Nomex. Todos estos materiales se utilizaron en el traje espacial Apolo.

Más de 60 años después, no cabe duda de que la moda y el espacio siguen consolidando su vínculo, quizá por valores inconscientemente comunes: el sueño, la exploración y la capacidad de adelantarse al futuro y de superar la relación espacio-tiempo.