La minifalda en los años 60, los vaqueros y las chupas de cuero en los 80, el oversize en los 90 o los colores flúor en los 2000. Cada década fue escenario de tendencias emergentes, popularizadas, en esencia, por un grupo de edad que siempre marcó el paso estilístico: los jóvenes.
Reflejo de los cambios por venir, sobre todo en sociedades disfuncionales, plasmaron en cada época una necesidad de renovación. Su dress code fue una manera de conseguirlo. A la vez, deseosos de imponer su identidad propia y de formar parte de un grupo más amplio, oscilaron y siguen haciéndolo entre estas dos aspiraciones.
En la actualidad, la Generación Z, que engloba a aquellas personas nacidas desde mediados o finales de 1990 hasta finales de los 2000, y parte de la Alpha, que comprende a los primeros años del 2010 como inicio, se han convertido en el foco de atención del sector.
¿A qué se debe este interés por la moda adolescente? ¿Por qué el sector textil lo está percibiendo como una oportunidad y un reto a la vez? ¿Y por qué necesitan más visibilidad?
Una identidad marcada
El componente psicológico es crucial para entender el boom de la teen fashion. Silvia dal Ben, psicóloga y directora clínica de Unobravo en España, recuerda en este sentido que "la vestimenta en la adolescencia va mucho más allá de la apariencia superficial: es una herramienta fundamental en la construcción de la identidad".
"Durante esta etapa, los chicos están en una búsqueda activa de quiénes son y de cómo quieren ser percibidos, y la moda se convierte en un medio clave para expresar su personalidad, así como para conectar con otros jóvenes que comparten sus gustos e intereses. Elegir una forma de vestir, un estilo o una marca, les permite sentirse parte de un grupo, lo que es esencial en un momento en que el entorno social cobra gran relevancia y el sentido de pertenencia es clave", explica la experta.
La indumentaria es, por ende, un componente necesario para moldear su personalidad y reflejo ante el mundo. "Es también una vía para diferenciarse y expresarse de manera única: al elegir prendas que reflejen sus intereses o valores, los adolescentes comunican algo sobre sí mismos y sobre cómo ven el mundo. A esta dinámica se suma la influencia de las redes sociales, que amplifican el fenómeno al exponerlos constantemente a referentes de moda, estilos y tendencias. Esto genera una presión particular, tanto para encajar en ciertos estándares como, en ocasiones, para rebelarse contra ellos", continúa.
El sentimiento de individualidad no es incompatible con la sensación de pertenencia a un grupo: "Este sentido de pertenencia no limita el componente individual, sino que les permite explorarla dentro de un entorno seguro. El grupo y las tendencias les sirven como una base desde la cual pueden experimentar, probar nuevas facetas y recibir retroalimentación, consolidando tanto su identidad individual como su integración social".
Nuevos consumidores
El interés por esta franja de edad está, en parte, relacionada con sus hábitos. Esta generación consume de forma más directa que otras.
"Los adolescentes e incluso los preadolescentes se comportan y consumen más productos que la generación de 20 a 25 años. Son consumidores natos. Pero eso no quiere decir que haya incrementado su poder adquisitivo, evidentemente, tienen poco, pero ya están en edad de decidir e influenciar. Ellos eligen qué marcas compran, dentro del presupuesto que tienen", asegura Ana Isabel Jiménez-Zarco, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC.
Su papel se ha transformado. Ahora, son prescriptores con identidad propia: "Por tanto, son influenciadores y evidentemente las marcas se dirigen a ellos; son los que van a consumir el producto y tomar la decisión. La indumentaria y los productos son una señal de identidad, de ahí su importancia en esta etapa. Las marcas lo saben y lanzan campañas de comunicación en redes o en lugares donde se encuentran, ofreciéndoles los beneficios o los elementos diferenciales que están buscando".
Sus deseos y aspiraciones apelan a una estética específica: "El adolescente tiene sus códigos y deben ser descifrados. El mercado teen es un mercado particular, todos quieren la misma ropa, adaptarse al inconformismo es una señal de afirmación. Los adolescentes tienen verdaderos referentes de moda de vanguardia en muchos universos (incluido el streetwear) y queremos, mañana, ser parte de ellos", confirman desde la firma IKKS.
Adolescentes responsables
Según un estudio realizado por First Insight y el Baker Retailing Center de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, tres de cuatro miembros de la generación joven se decanta por comprar productos sostenibles antes que productos de marca.
Desde la firma de moda sostenible SKFK, han notado un interés creciente por parte de esta franja de edad: "Desde hace unos cuantos meses, sentimos que cada vez tenemos público y clientela más joven. Esta generación está muy conectada y es curiosa por naturaleza, lo que les permite explorar opciones que reflejen sus preocupaciones e ideales, especialmente en lo referente a sostenibilidad y ética en la moda. Además, están mucho más informados y sensibilizados sobre el impacto ambiental y social de la industria textil".
Para ellos, la explicación es clara: "Las nuevas generaciones han crecido en un entorno de acceso constante a la información, donde los efectos del cambio climático y el impacto de nuestras decisiones de consumo son visibles y tangibles. Al tener acceso a redes sociales y plataformas educativas, no solo son más conscientes de los problemas, sino que también exigen soluciones prácticas y se involucran activamente en causas que consideran fundamentales para su futuro. Para ellos, la sostenibilidad no es solo una opción, sino una responsabilidad compartida".
Esta concienciación también pasa por un sentido más agudo de la inclusión. IKKS lanzó, en este sentido, la colección Gender Free "convencidos de que la moda y el vestuario se puede mezclar en esencia. Hoy, esta indistinción chico-chica se impone sin necesidad de ser reivindicada. Cada uno es libre de interpretar una ropa a su manera, y esa es la belleza: ¿por qué encerrar la ropa en cajas etiquetadas como 'libres de género'?", se pregunta.
El impacto de las redes
Este interés por la franja de edad adolescente también está relacionada con su consumo en redes. Ocupan una parte significativa de la vida digital de los adolescentes y ya son el lugar en el que pasan la mayor parte de su tiempo libre.
De hecho, Instagram es la plataforma con mayor crecimiento en España, tanto en tiempo de uso como en popularidad, siendo la segunda red social más usada (por detrás de TikTok), y con un tiempo de 71 min/día, según el informe 'Nacer en la era digital: La generación de la IA' de Qustodio, plataforma líder en seguridad online y bienestar digital para familias. Los adolescentes son uno de sus públicos clave.
Este tiempo ante la pantalla expone a los adolescentes a múltiples perfiles y estímulos, que también disparan su deseo de compra. "En muchos casos, el portavoz de una marca es un microinfluencer de su edad, que tiene un perfil conocido en redes sociales y un grupo generalmente nutrido de seguidores que lo reconocen como un referente. Las marcas buscan, por ende, estos perfiles no tan mediáticos, pero que sí tienen su grupo de seguidores, con un lenguaje similar. Esa recomendación que hace uno a otro es fundamental en esa creación de complicidad entre la marca y el consumidor", recuerda Ana Isabel Jiménez-Zarco.
"Las generaciones anteriores hacían sus búsquedas de productos en Google. Ahora las marcas, sobre todo cuando se dirigen a un público muy joven, directamente pasan por las redes porque es donde buscan información", concluye la docente.
La implicación de figuras adolescentes en el mundo de la moda también desempeña un papel en este fenómeno. Jenna Ortega, elegida como embajadora de Dior, Miley Cyrus, quien colaboró con el diseñador Max Azria para lanzar una línea de ropa o Millie Bobby Brown, quien creó su exitosa línea Florence by Mills Fashion, son algunos ejemplos de éxito adolescente en el sector, con un fuerte poder de influencia en las redes y más allá.
Auge de colecciones
El cambio de paradigma se ha producido, en parte, por iniciativa de marcas tradicionalmente destinadas a un público más adulto. Conscientes de este nuevo sector de mercado, han tomado la iniciativa de crear líneas específicas para captar una audiencia que no sentía necesariamente identificada.
IKKS entendió la necesidad de desarrollar esta línea adaptada en los años 80, concretamente en 1987, siendo pionera: "Apoyar a los niños en su crecimiento se ha impuesto de forma natural. Queríamos afianzar este precioso vínculo siguiéndolos en cada etapa de sus vidas, viéndolos crecer".
La marca se adaptó a los cambios generacionales, con colecciones específicas: "Hoy operamos una transformación estilística respetando nuestros valores. Apostamos por un estilo más actual y a la escucha. El teen quiere ser más conformista pero a la moda". Recuerda, a su vez, que el reto de estas propuestas es doble: "Se trata de conquistar tanto al adolescente, en busca de expresión personal, como el padre o la madre, preocupado/a por la calidad y la funcionalidad".
María Canle, directora de márketing elPulpo, explica que el lanzamiento de su firma adolescente era cuestión de tiempo: "Es la respuesta a una demanda natural del mercado tras observar a las familias que ya confían en la marca para vestir a los más pequeños de la casa y desean continuar con la marca más allá de los 10 u 11 años".
"El objetivo es diferenciarnos de los competidores que ya ofrecen líneas femeninas, enfocándonos en el mercado adolescente para destacar en un segmento menos explorado", añade. También espera que esta línea "represente entre el 15 y el 20% de la facturación total para septiembre de 2025. Sin duda, es una apuesta estratégica y de futuro que marcará el crecimiento de la compañía".
La marca tiene claro que este grupo de consumo es clave por diferentes factores: "Las teen son un grupo de consumidoras muy relevantes por sus características. Por un lado, están en plena evolución y fase de cambio, quieren innovar con su vestimenta y buscan una marca de referencia con la que quedarse y que recomendar a sus amigas. Pero no una cualquiera, quieren una firma con la que se sientan identificadas, que sea comprometida y represente unos valores concretos que implican moda y tendencias, pero también sostenibilidad y experiencias".
No son las únicas empresas implicadas con este cambio. En 2021, Mango dio el salto a la moda adolescente con Mango Teen. Y este 2024, anunció que tenía previsto abrir más de 15 tiendas, respondiendo a las necesidades crecientes de la generación Z.
En septiembre de 2023, la firma de Inditex Lefties sorprendió con su línea Teen Collection, y en octubre de este 2024, fue Zara quién creó la sorpresa con el lanzamiento de su línea para adolescentes. "Z3D es sentirte a gusto con prendas cómodas de volúmenes relajados con una propuesta en constante equilibro entre un carácter deportivo y un toque delicado", rezaba su campaña.
El impacto de estas líneas es significativo por numerosos motivos. "Satisfacen la necesidad de independencia y reconocimiento en esta etapa, pues al tener prendas diseñadas especialmente para ellos, sienten que sus intereses son valorados, lo que fortalece su identidad y sentido de pertenencia", recuerda Silvia dal Ben.
"Además, la exposición a estos mensajes y referentes de las marcas —especialmente en redes sociales— les permite explorar facetas de su personalidad en un entorno que perciben como seguro, dándoles una base para probar y redefinir sus límites en la búsqueda de autonomía y madurez", concluye la psicóloga. Todo apunta a que el interés por esta franja, no debería decrecer.