Sus nombres eran Leonor, Isabel, María y Catalina y todas eran hermanas de Carlos I de España y V de Alemania, quien nació en Gante en febrero de 1500 y fue el promotor del gran Imperio español bajo cuyas tierras nunca se ponía el sol. Pero mientras él ascendía en el trono a los 17 años tras la muerte de su abuelo, Fernando el Católico, las cuatro hermanas gobernaron en diferentes puntos de Europa, siendo grandes representantes de la dinastía Habsburgo.
El más conocido de los hermanos de Carlos fue Fernando, quien jamás mantuvo buenas relaciones con su hermano mayor. En 1516 había sido expulsado de España y tuvo que hacer el recorrido a la inversa de Carlos I: pasar por un proceso de germanización para convertirse en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Sin embargo, los dos emperadores también tuvieron cuatro hermanas a menudo olvidadas. Estas, lejos de mantener una posición sumisa e ignorante ante la vida —tal y como era en común en la educación femenina de la Corte—, influyeron en la política internacional de Europa con grandes aportaciones. Ahora, la escritora Vicenta Márquez de la Plata publica Póker de reinas: las cuatro hermanas de Carlos V (Ediciones Casiopea) y arroja luz en las vidas de cuatro mujeres desconocidas para una gran mayoría. "Todas fueron cultas y preparadas siguiendo unas directrices marcadas por su abuela materna", se explica en el prólogo.
"Una diferencia notable entre ambas debe destacarse, María era un alter ego de su hermano Carlos, Catalina, por el contrario defendió los intereses de la Casa de Avís. Todas, menos Isabel, sobrevivieron a sus esposos. Leonor fue doblemente viuda, María lo fue muy joven, Catalina enviudó en edad madura", explica el libro.
Leonor, la primogénita
Fue la primera hija de Juana y Felipe, y dos años mayor que Carlos I. Durante su juventud fue pretendida por numerosos nobles europeos pero finalmente fue entregada al rey de Portugal, Manuel el Afortunado, que le sacaba 30 años y había estado casado anteriormente con dos infantas españolas.
Tras quedarse viuda, contrajo matrimonio con Francisco I, rey de Francia y enemigo principal de España. La vida en el país galo fue toda una pesadilla para Leonor: "A pesar de su acogida en Paris, también por los miembros de la familia real francesa, el monarca, más interesado en su amante, Anna de Pisselue, futura duquesa de Étampes, la humilló y apenas tuvo contacto sexual con ella".
Esto se debe, según especula la escritora, a la elefantiasis que sufría la reina. No obstante, siempre estuvo a la altura de los Habsburgo y "fue una fiel representante de los intereses de la dinastía".
Isabel, la leal
No existen demasiados documentos acerca de ella pese a haber sido archiduquesa de Austria e infanta de Castilla y Aragón y reina de Dinamarca, Suecia y Noruega como la esposa del rey Christian II.
Al igual que su hermana mayor, fue maltratada por su marido. Pasó todo tipo de vicisitudes a causa de un marido infiel, como en el caso de su hermana Leonor. Encontró la paz y la estabilidad cuando la amante de Christian murió en extrañas circunstancias. Isabel daría a luz seis hijos de los cuales solo sobrevivirían dos: las princesas Cristina y Dorotea.
Sin embargo, aquella calma pronto se vería mermada tras la sublevación de Federico. Isabel siempre se mantuvo leal a Christian y se encargó de pedir ayuda por toda Europa, en concreto a sus parientes y hermanos.
María, gobernadora de los Países Bajos
La escritora la describe como "la más destacada y quizás la más inteligente de las cuatro hermanas archiduquesas de Austria". Quedó viuda a los 21 años después de la muerte de Luis II y el emperador Carlos le ofreció el puesto de gobernadora en los Países Bajos.
María gobernó los Países Bajos "con gran visión política y energía, algo que no impidió un episodio de estrés y ansiedad, que le provocó una depresión curada solo con amor", se explica en Póker de reinas: las cuatro hermanas de Carlos V. Su hermano mayor le enviaba cartas de cariño constantemente y terminó convirtiéndose en consejera insustituible del emperador más importante de la Europa de entonces: "Era la hermana más unida al emperador".
Catalina, la única española
Junto a su hermano Fernando fue la única que nació en suelo español. También fue la más longeva de todas ellas. Estuvo recluida con su madre Juana en el Palacio de Tordesillas, donde aprendió idiomas como el latín y el griego, y fue una instrumentista y una danzarina de grandes cualidades.
Fue estratégicamente casada con Juan III y se confió en ella plenamente para el gobierno del reino ya que Catalina gozó de mucho poder dentro de la corte, tanto casada como viuda. Asimismo, supo contradecir en más de una ocasión a su hermano mayor el emperador. "No siguió a ciegas la política fraterna y, quizás por ser reina, siempre apoyó los proyectos del trono portugués sin dejar de ser leal a su dinastía, la Habsburgo".