Al introducir el cadáver momificado en el escáner de rayos X y observar los resultados, la sorpresa de los investigadores fue mayúscula. Las imágenes revelaron unos huesos pequeñitos a la altura del abdomen. El sacerdote Hor-Djehuty resultó ser en realidad una joven encinta. Se trata de un hallazgo extraordinario y único. Es la primera vez que se identifica la momia de una mujer embarazada del Antiguo Egipto. La madre, que nunca llegó a dar a luz al fallecer por causas desconocidas, tenía entre veinte y treinta años y pertenecía a la élite de la antigua Tebas. Su identidad es un enigma.
El descubrimiento, recién publicado en la revista Journal of Archaeological Science, ha sido realizado por un equipo de arqueólogos y antropólogos polacos. "Esta momia arroja nuevas posibilidades para los estudios del embarazo en épocas antiguas, que pueden ser comparados y relacionados con casos actuales. Además, este ejemplo vierte luz sobre un aspecto no investigado de las prácticas funerarias del Antiguo Egipto y sobre las interpretaciones del embarazo en el contexto de la religión egipcia", destacan los autores.
La momia no se ha recuperado en excavaciones recientes. Hallada supuestamente entre las tumbas reales de la necrópolis de Tebas —puede que una argucia para incrementar su valor, según los expertos—, llegó a Varsovia en 1826 y se conserva en el Museo Nacional de la capital polaca desde 1917. Cuando se tradujeron las inscripciones del ataúd, ricamente decorado, se manifestó el nombre Hor-Djehuty, un sacerdote de la élite de la antigua capital egipcia que vivió entre los siglos I a.C. y I d.C. Pero ahora se ha confirmado que el sarcófago no contiene el cuerpo de su dueño.
Los análisis radiológicos, con rayos X y tomografía computarizada, efectuados en el marco del Proyecto de Momias de Varsovia, han desvelado que el cadáver corresponde a una mujer, probablemente más tardía (siglo I d.C.), en fase avanzada de gestación, entre las 26 y 30 semanas. Los investigadores creen que la momia pudo haber sido colocada en un ataúd equivocado en el siglo XIX por comerciantes de antigüedades. Por eso ninguna de las inscripciones hace referencia a su identidad o estatus. Ya ha sido bautizada como la "Dama Misteriosa" del Museo Nacional de Varsovia.
"La primera sorpresa fue descubrir que no tenía pene y sí pechos y el pelo largo, y luego nos dimos cuenta de que se trataba de una mujer embarazada. Cuando vimos el pequeño pie y después la mano [del feto] nos quedamos en shock", ha explicado la antropóloga y arqueóloga Marzena Ozarek-Szilke, una de las firmantes del estudio, a la agencia Associated Press.
"No sabemos por qué el feto no se extrajo del vientre de la fallecida durante el proceso de momificación. Eso es lo que a hace a esta momia verdaderamente única. No hemos sido capaces de encontrar un caso similar. Eso significa que nuestra momia es la única documentada en el mundo con un feto", ha destacado Wojciech Ejsmond, investigador de la Academia de Ciencias de Polonia y otro de los directores de los trabajos, que se centrarán ahora en tratar de dilucidar la causa de la muerte del personaje.
La mujer debió pertenecer a la élite de la comunidad de Tebas porque su cuerpo fue cuidadosamente momificado en los talleres —una práctica lujosa y cara, no accesible para todo el mundo— y equipado con un rico ajuar de amuletos que representan a los cuatro hijos de Horus. Este hallazgo extraordinario, según los investigadores, abre nuevos interrogantes sobre las creencias de los antiguos egipcios y la muerte. ¿Por qué, como se hacía con los órganos, no se extrajo el bebé del útero de la fallecida? ¿Pensaban que los fetos podían también alcanzar el Más Allá? El Antiguo Egipto sigue siendo apasionantemente misterioso.