Ava Lavinia Gardner nació un 24 de diciembre de 1922. Hoy, día de Nochebuena, habría cumplido 100 años. El eslogan de los estudios para promocionarla —que ella detestaba— la describió como «el animal más bello del mundo». Y la mayoría de la gente la recuerda como tal, una diva de la meca del cine que, curiosamente, vivió y amó profundamente España.
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"Los estudios de Hollywood utilizaban eslóganes para promocionar las películas que, en muchas ocasiones, eran estereotipos y que Ava cuestionaba en sus memorias de una forma irónica, con una muy fina y divertida ironía que la caracterizaba", comenta Esperanza García Claver, historiadora y experta, entre otras cosas, en la mítica actriz.
"La vida de Ava Gardner y sus alegatos se convierten en un fiel testimonio del sistema de Hollywood, desde que era una 'cara bonita de la Metro-Goldwyn-Mayer' hasta su último rodaje con el "maldito estudio", cuando pudo por fin empezar a decidir sus proyectos y salario", escribe Esperanza en el prólogo del libro El Universo de Ava Gardner, que se ha presentado está misma semana (Notorious Ediciones, 2022).
En sus memorias, Ava exponía como "a un nivel lo único que quería era ser una actriz… pero nunca fui una actriz —ninguna de las chicas de la Metro lo fuimos—. Solo éramos unas caras bonitas" (Ava. My Story, traducida en España como Ava Gardner. Con su propia voz. Barcelona, Grijalbo, 1991).
El propio Gregory Peck, gran amigo de la actriz, a la que dedica un capítulo en sus memorias, lo explicaba así en 1991: "[Ava] no ha sido lo suficientemente apreciada como actriz, porque la gente quedaba prendada de su belleza y no esperaba más de ella… y, si juzgamos por sus mejores interpretaciones, desde luego puede considerarse como una de las mejores actrices de cine… Se lo he estado diciendo durante años y ella nunca me presta atención".
Lo cierto es que su belleza y las exigencias del estudio que la había contratado opacaron su carácter, su independencia y su determinación: fue una de las grandes estrellas del firmamento de Hollywood, pero nunca olvidó sus orígenes humildes. Y vivió como quiso, sin importarle el qué dirán.
"Ava buscaría de manera espontánea y sincera durante toda su vida, aquello que deseaba por encima de todo, sentirse como una mujer libre y liberada. Esa búsqueda hizo que empezará desde cero cuando le apetecía o se cansaba de todo", explica García Claver, que fue comisaria de la exposición MAD about Hollywood.
La muestra, organizada por la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid en la Sala El Águila, viajó por Europa durante 2020 y 2021 gracias al Instituto Cervantes: repasaba los años 50 y 60 y la 'huella' que dejaron en Madrid algunos actores míticos que trabajaron y vivieron en la capital.
Orígenes humildes
Ava Gardner nació en 1922 en la pequeña localidad de Smithfield, en el estado de Carolina del Norte. Era la menor de seis hermanos y toda la familia se dedicaba a cultivar algodón y tabaco, pero perdieron su granja y el padre decidió buscar trabajo en otros lugares, sin mucho éxito, hasta fallecer de bronquitis en 1938.
Dos años después, Ava es una joven de 18 años de espectacular belleza y va a visitar a su hermana en Nueva York. Su cuñado, fotógrafo, le hizo unas fotos que colgó en el escaparate de su estudio en la Quinta Avenida, donde las vio un cazatalentos de la Metro-Goldwyn-Mayer.
En 1941 firma un contrato de seis años con la MGM, abandona sus clases de secretariado y se marcha a Hollywood con su hermana, donde recibe clases de arte dramático y de dicción para esconder su fuerte acento. Desde 1942 participa en películas interpretando personajes secundarios e incluso, como extra.
Ese mismo año se casa con el actor Mickey Rooney, que era toda una estrella en Hollywood. El matrimonio no llegó al año, y aunque se habló de estrategia de marketing y publicidad de los estudios más que de historia de amor, lo cierto es que vivieron unos meses de sexo, alcohol y discusiones.
"No creo que sea del todo cierto este tópico del marketing del matrimonio. Ava estaba seducida por la energía de este actor en ese momento", asegura García Claver, "ya entonces era el actor más popular de los Estados Unidos y vivieron un noviazgo muy Golden Age, dejándose ver por los locales de Moda de Hollywood, como el Romanoff's o el Ciro's".
"En el libro El Universo de Ava Gardner se cuenta que Ava conoce a Mickey Rooney el primer día que pisó la MGM 'vestido de mujer, con falda, blusa de bolero y la cara embadurnada de maquillaje' y que el matrimonio acabó por las infidelidades de Mickey, el alcohol y el juego", añade la historiadora.
En 1945, con su carrera ya despegando, se casará de nuevo, esta vez con el músico Artie Shaw, exmarido de la actriz Lana Turner, pero el matrimonio tampoco durará: "Él era un gran músico pero mucho me temo que Ava no se sentía cómoda con él, a pesar de estar muy enamorada", explica García Claver.
"Artie fue uno de los grandes dolores de mi vida. Estaba tan enamorada de aquel hombre… lo adoraba, lo tenía como a un ídolo, pero creo que nunca llegó a comprender el daño que me hacía con sus constantes humillaciones", recoge El Universo de Ava Gardner, que acaba de publicarse con motivo del centenario de la actriz.
Primer viaje a España
No será hasta 1946 cuando empiece a trabajar en papeles más protagonistas y junto a actores tan conocidos como Burt Lancaster, Clark Gable Y Robert Taylor. Con el rodaje en Tossa del Mar (pequeña localidad de la Costa Brava en la que una gran escultura la recuerda), de la película Pandora y el holandés errante (1951).
"Pandora me sacó de los Estados Unidos por primera vez y me presentó a los dos países, Inglaterra y España, donde iba a pasar gran parte del resto de mi vida… y ya casi nunca eché la vista atrás", cuenta la propia actriz en sus memorias.
Así comienzan sus visitas a España y sus idilios con el torero Mario Cabré (que participaba en dicha película) y otros (muy famoso es su romance con el torero Luis Miguel Dominguín, al que consideró uno de los amores de su vida).
Ava acaba de casarse con Frank Sinatra y este tercer matrimonio, que duró seis años (hasta 1957), fue una montaña rusa de encuentros apasionados, acaloradas discusiones y separaciones tumultuosas. Frank Sinatra, que había abandonado por Ava a su mujer, Nancy Barbato, y a sus tres hijos, probó de su propia medicina al aguantar las infidelidades de Ava.
Consumido por los celos, intentó suicidarse tres veces y duranteese tiempo Ava sufrió dos abortos. El cantante vino en dos ocasiones a España, y así siguieron entre separaciones y reconciliaciones, en un amor imposible que Frank Sinatra contó en la canción titulada I'm a Fool To Want You (Soy un tonto por desearte) que escribió en 1951 y en la que cantaba:
Soy un tonto por desearte
Soy un tonto por desearte
Querer un amor que no puede ser verdad
Un amor que está ahí para los demás también
Soy un tonto por abrazarte
Tan tonto por abrazarte
Para buscar un beso no solo mío
Para compartir un beso que el Diablo ha conocido
Una y otra vez dije que te dejaría
Una y otra vez me fui
Pero luego llegaría el momento en que te necesitaría
Y una vez más estas palabras que tendría que decir
Soy un tonto por desearte
Lástima de mí, te necesito
Sé que está mal, debe estar mal
Pero bien o mal, no puedo seguir bien
Sin Ti
Durante esos años tormentosos, son míticas sus apariciones en Las nieves del Kilimanjaro (1952), que rodó en África con Gregory Peck y Susan Hayward, y Mogambo (1953), a la órdenes del director John Ford y donde tenía de compañeros a Grace Kelly y Clark Gable.
Y, por supuesto, inolvidable su papel en La condesa descalza (1954), con el gran Humphrey Bogart, basada en la vida de Rita Hayworth, y en la que Ava interpreta a la la inimitable actriz de Gilda. Lo que iban a ser solo unas vacaciones en España, después de rodar Mogambo, se convertirían en una estancia de casi quince años en nuestro país.
Su vida en Madrid
Según cuenta Esperanza García Claver, que investigó a fondo esos años para comisariar la exposición MAD about Hollywood: "Ava aterriza en el aeropuerto de Barajas en abril de 1953 para pasar unas vacaciones entre Madrid y Sevilla. Es su segundo viaje a España, después del rodaje de Pandora y el holandés errante".
"Ese segundo viaje sería muy significativo para ella y después de rodar La condesa descalza (1954), de las producciones que se estaban rodando en Europa, de muchos y tediosos avatares con su contrato con la MGM, y de poner fin a la relación con Fran Sinatra, Ava decide volar por libre e instalarse en donde sentía que podía ser ella misma", añade la historiadora y comisaria.
"Este momento vital coincidió con la interpretación de papeles a la medida de su contexto vital, como el de la propia Maria Vargas en La condesa descalza y cuando Ava decide instalarse definitivamente en Madrid, en 1955, se sacudirá el polvo dorado de Hollywood de sus pies y ya nunca más volvió a pisarlo, como nos cuenta Mearene Jordan, que acompañó a Miss Gardner en la que sería una de las mayores aventuras de su vida", relata García Claver.
Ava decide entonces posponer sus obligaciones porque "la vida en España tenía mucho que ofrecer", según cuenta la propia Mearene Jordan en Mi vida con Miss G' (traducción al castellano por Notorious Ediciones, 2022) y hacen del Castellana Hilton, actual Hotel InterContinental, su "cuartel general".
Por eso, el hotel ha decidido celebrar por todo lo alto estas navidades, en las que se celebra el centenario del nacimiento de la actriz, segun explica Paloma Martínez, Directora General del establecimiento, en la Nota de Prensa: "Nos hacía una gran ilusión rendirle homenaje por ser una de las huéspedes más carismáticas, y haber dejado una huella imborrable en nuestro hotel durante diversas estancias en la Suite Ava 716, que conservamos en la actualidad".
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"Ava protagonizó escenas repletas de carisma, diversión y pasión. Brindemos, soñemos y celebremos por todo lo alto el centenario del nacimiento de esta diva del séptimo arte, que fue única y auténtica, a través de los platos de gala que han diseñado nuestros Chefs Miguel de la Fuente, Juan Carlos de la Torre y Raúl Gil. Querida Ava, felicidades y nuestros mejores deseos para todos en esta Navidad", concluye la directiva de la cadena hotelera.
Desde el Hotel InterContinental, donde se alojarán antes de adquirir su primera casa en la capital, Ava observará a las señoritas españolas con sus vestidos negros de manga corta, o con la manga hasta el codo, y el pelo recogido para comenzar una nueva etapa vital.
Da comienzo lo que Mearene Jordan describe en su libro como "la ansiada metarmofis de Miss G de chica escandalosa de Hollywood y bebedora empedernida de martinis a su idea de lo que era una señorita castellana con mantilla y sonrisa de Mona Lisa".
La primera casa que compró se llamó 'La Bruja' y estaba en La Moraleja, una urbanización muy del gusto de los estadounidenses que vivían entonces en la capital. Y luego se trasladará a un piso en la colonia de El Viso, donde tendrá de vecinos a Juan Domingo Perón y su segunda mujer, Isabelita, como puede verse en la magnífica serie Arde Madrid (2018) de Paco León y Anna R. Costa.
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Ava se enamorará locamente de España, de sus gentes que la aceptaban sin preguntas, de nuestra cultura y del castellano que, según decía, "cuando lo oyes hablar y lo entiendes, resulta tan puro y musical que es una delicia para los sentidos".
"Nunca le gustó del todo Hollywood, allí se sintió encerrada, sin poder ser ella misma, no encajaba y, lo que para ella era primordial, cada vez le resultaba más difícil tener intimidad", explica Esperanza García Claver.
"En España cambió su estilo de vida de estrella de cine, tanto en su forma de vestir, al quitar de su vestidor los vestidos negros ceñidos (que respondían a construcciones masculinas de la 'mujer fatal') por los diseños de Cristóbal Balenciaga, como en su forma de vivir", añade la comisaria.
Efectivamente, a diferencia de las grandes mansiones de Hollywood, diseñadas para ser mostradas en la revistas a todo color, Ava escoge un hogar "construido para el confort y no para la ostentación, donde vivirá rodeada de libros, discos o recuerdos personales", explica Claver, que conoce al milímetro la vida de Ava.
Luis Aznar, primer director de El Corral de la Morería en 1956, estuvo presente en el primer comité de bienvenida en Madrid, en 1953, y la recuerda con gran cariño: "No presumía de nada. Era simpática y agradable con todo el mundo. Se vino a España para liberarse de la vida que había tenido en Hollywood. A Ava le gustaba lo que a todo el mundo, vivir bien, y ella quiso y pudo sin molestar a nadie y dejando una huella preciosa en todos los que la conocimos".
"Eso es lo que hizo Ava como nadie, vivir en una explosión de afectos, amores, trabajo y fiestas. El mejor papel de su vida. Ya no tendría que disimular ni demostrar nada, más allá de los mitos que han tratado de construir su leyenda, solo ser Ava", explica Esperanza García Claver.
Vientos de cambio
Los años 60 y sus aires revolucionarios trajeron otros ideales de belleza femeninos y Ava, cuarentañera, no terminaba de encajar en ellos. Pero logrará dejarnos papeles inolvidables en películas como 55 días en Pekín (1963), con Charlton Heston y David Niven; Siete días de mayo (1963), a las órdenes del director John Frankenheimer, con Burt Lancaster, y Kirk Douglas; La noche de la iguana (1964), junto a Richard Burton y Deborah Kerr, o La Biblia (1966), dirigida por John Huston.
La última película que rodó bajo el "condenado contrato con la MGM" fue La maja desnuda (1958). A partir de ese momento, ella decidirá proyectos y precios. En 1959 rueda La hora final de Stanley Kramer. Ava recibe un salario de cuatrocientos mil dólares "feliz de cobrar el dinero de mis servicios en lugar de dárselos al maldito estudio".
Los alegatos de Ava se convierten en fiel testimonio del sistema de estudios de Hollywood y el fin de su Golden Age. En 1968 Ava Gardner se traslada a vivir a Londres, y se retira parcialmente del cine, aunque hace apariciones en La balada de Tam Lin (1969), The Life and Times of Judge Roy Bean (en español, El juez de la horca), de John Huston (1972), Terremoto (1974), El hombre que decidía la muerte (1975), El pájaro azul (1976), El puente de Casandra (1977) e incluso una película de terror, La centinela (1977), El secuestro del presidente (1980), Sacerdote del amor (1981, Priest of Love).
Su último trabajo para el cine fue en 1982 interpretando a una mamma italiana en Regina, con Anthony Quinn, cinta rodada en Italia que no se estrenó en los cines y pasó directamente al canal de vídeo. Todavía participaría en algunas series de televisión y en una nueva versión de El largo y cálido verano, junto a Jason Robards, Don Johnson y Cybill Shepherd.
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En 1988 sufrió una apoplejía y Frank Sinatra costeó su traslado a Estados Unidos y todo su costoso tratamiento allí. Del mismo modo, cuando la actriz se recuperó, el cantante pagó su vuelta de nuevo a Londres.
Cuentan que ella conservaba todos sus discos y que, durante sus últimos años, de las ventanas de su casa londinense salía la música de sus canciones. La revista People dijo de su historia que fue “el romance del siglo”. Ava Gardner murió en Westminster (Londres) de una neumonía, el 25 de enero de 1990. Tenía 67 años.
En el Museo Victoria and Albert de la capital británica se encuentra la mayoría de su maravilloso guardarropa, un repaso a la historia de la moda en los años 40 y 50. Fueron muchos sus icónicos looks, tanto dentro como fuera de la pantalla.
Su cuerpo fue trasladado a Smithfield, (Carolina del Norte), su ciudad natal, en cuyo cementerio, Sunset Memorial Park, está enterrada. Dos toscas piedras rectangulares funcionan a modo de panteón: en una de ellas puede leerse el apellido familiar Gardner y alrededor, unas sencillas baldosas de piedra muestran a distintos miembros de la familia.
La de Ava, igual de austera, está junto a la de su hermano Jonas. Solo están grabados su nombre y apellido y las fechas de nacimiento y defunción. Nada se dice de su excelencia como actriz. Pero siempre hay flores frescas en ella.
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