La diseñadora Louise Chéruit: la primera "jefa" de una 'maison' de moda
Es una de las grandes desconocidas y ni su nombre ni su marca continúan hoy, sin embargo, las 'flappers' y todos los diseñadores que vendrían después le deben mucho.
20 marzo, 2023 02:03Fue tan peleona y visionaria como sus 'discípulas' Madeleine Vionnet (1876-1975), Gabrielle "Coco" Chanel (1883-1971) y Elsa Schiaparelli (1890-1973), en la única época de la historia de la alta costura francesa en la que las diseñadoras eran mayoría y llevaban la voz cantante.
[Madeleine Vionnet: la diseñadora del siglo pasado que creaba moda para este]
Sin embargo, es una de las grandes desconocidas de la moda: quizás porque ni su nombre ni su marca continúan hoy vigentes; sin embargo, Louise Chéruit (1866-1955), como su coetánea Jeanne Lanvin (1867-1946), abrió el camino de las diseñadoras que vendrían después.
Considerada la primera mujer que fue "jefa" en solitario de una maison de moda (porque las hermanas Callot fundaron su marca, Callot Soeurs, en 1895, y Jeanne Lanvin, la suya, en 1909), la apasionante vida de Louise Chéruit fue todavía más creativa e interesante.
El apellido de soltera de Louise Chéruit era Louise Lemaire, y no solo gobernó con mano firme su empresa, sino que fue tan famosa en su época que los escritores Marcel Proust y, más tarde, Evelyn Waugh la mencionaron en sus libros.
Louise, cuya madre era costurera, crece entre hilos, agujas y telas y no recibió su primera formación profesional en confección hasta que, en 1890, empieza a trabajar en la firma parisina Raudnitz & Cie. Con su indudable talento y la ayuda de su hermana, Marie Huet, fue ascendiendo en la casa. Pero la que mandaba era Louise.
De esa época, son muy conocidos los retratos que le hizo el pintor y grabador Paul César Helleu (1859-1927) con quien al parecer tuvo un affaire, antes de abrir su casa de alta costura pero, al parecer, estando ya casada, en una época en la que la infidelidad suponía un riesgo para la mujer.
En 1895, Louise había contraído matrimonio con Prosper Chéruit, de quien tomó su apellido, y que no solo apoyó su talento creativo y su decisión de crear una maison, sino que la ayudó a poner en marcha la parte comercial del negocio.
A la diseñadora francesa nada se le ponía por delante y su ascensión fue meteórica: en 1900, las etiquetas cosidas en la ropa creada en Raudnitz llevaban las palabras Raudnitz & Cie, Huet & Chéruit, París, con los apellidos de las hermanas, como reconocimiento a su trabajo.
Pero solo cinco años después, en 1905, el orden había sido invertido y el nombre de las hermanas iba por delante en todas las etiquetas: Huet & Chéruit, Anc.ne Mon. Raudnitz & Cie ("Huet and Chéruit, anteriormente Mr. Raudnitz and Co.").
Al año siguiente, 1906, la casa de modas con sus más de 100 empleados, pasó a ser suya. Y, como nuevo nombre de su firma, prefirió solo su apellido, Chéruit, al igual que hacen hoy todas las marcas para ser recordadas mejor.
Su maison tenía la sede en el distinguido hôtel de Fontpertuis en el 21 de la Place Vendôme, un impresionante edificio construido en el siglo XVII por Pierre Bullet. Louise Chéruit encargó a un arquitecto que ampliara las instalaciones para atender a su creciente clientela.
En 1907 abrió un departamento de peletería (pues la diseñadora era muy aficionada a las pieles), al que seguirían otros para confeccionar moda infantil (tanto para niñas como para niños), ropa interior y vestidos de novia. Sus vestidos estaban siempre adornados con preciosos y ricos bordados, y otros detalles.
Siempre atenta a lo que sucede a su alrededor, descubre los hermosos bocetos y el original trabajo de Paul Poiret (1879-1944), un diseñador en ascenso, al que ayuda, comprando algunos de sus primeros diseños.
Chéruit produce dos colecciones al año, en las que emplea materiales inusuales para la época como cuero, paja, hilos de metal y plumas, lo que la hace todavía más popular. Y se esfuerza por crear ropa cómoda, con la que las mujeres pueden llevar una vida más activa: desde jugar con sus hijos a pasear por el campo.
Hacia 1910 Chéruit era ya una de las diseñadoras más célebres, no sólo de Francia, sino de también de Inglaterra y Estados Unidos. Por eso no es de extrañar que el mismísimo Marcel Proust la mencionara en su obra maestra, En busca del tiempo perdido, que apareció ese mismo año.
En el tomo 5, el escritor francés escribe este diálogo: “No, respondió Elstir, pero así será. Además, hay pocas modistas, una o dos, Callot, aunque abusando un poco de los encajes; Doucet, Chéruit... a veces Paquin. El resto son horrores”.
Como una de las líderes del estilo francés, Chéruit y su casa de alta costura guiaron la transición de la moda desde la época victoriana y la Belle Époque hasta la era del jazz y las flappers.
Los diseños de Chéruit modernizaron los rígidos e incómodos estilos anteriores con telas más suaves y cortes más fluidos, que permiten esas nuevas mujeres caminar, bailar, salir y entrar con mucha más facilidad, inspirando a Coco Chanel.
Sus elegantes creaciones acercaron el lujo al día a día, y ella se hizo todavía más popular por ofrecer justo lo que las mujeres de su época querían, desde exuberantes abrigos de piel hasta elegantes trajes de noche y de día.
En 1910, un periódico escribió: "Con un gusto, tan original, tan fino y tan personal, Madame Chéruit ha colocado su casa de moda en el primer nivel, no sólo en París, sino en todo el mundo". Y así, la diseñadora aparece, como una celebrity, en las revistas de la época, fotografiada junto a su hija Jacqueline.
Chéruit es innovadora en línea y corte y es magistral trayendo el pasado al presente. A fines de 1911, presentó el vestido pannier, amplio en las caderas y que recordaba la moda de la corte francesa del siglo XVIII. Por eso, el 4 de octubre de 1914, un artículo de The New York Times titulaba así: "Es la falda de la época de Luis XV la que le gusta a Chéruit".
Y, también en la revista Vogue, Anne Rittenhouse, en su artículo Fashion Under Fire, la describió como "una mujer Luis XVI, porque tiene la delicadeza, los gustos extravagantes, el encanto exquisito y el arte de esas damas francesas que atravesaron alegremente la época anterior a la revolución".
En 1912, Chéruit se asocia con Lucien Vogel para publicar una revista de moda que en francés se llamaría La Gazette du Bon Ton y, en inglés, Gazette du Bon Genre pero era la misma revista publicada en dos países distintos, Francia y Estados Unidos.
Una faceta, la de editora, que también la diferencia de cualquiera de sus colegas. Al proyecto se unieron otros seis importantes diseñadores de París, Georges Doeuillet, Jacques Doucet, Jeanne Paquin, Paul Poiret, Redfern y House of Worth.
La revista incluía figurines o ilustraciones de artistas art decó junto a ensayos de destacados escritores. Entre los ilustradores estaba Pierre Brissaud, quien creó la mayoría de las ilustraciones de los vestidos de Louise Chéruit que aparecían en la revista. Impresa en color y en un magnífico papel, La Gazette du Bon Ton se convirtió en el mejor escaparate para mostrar los últimos diseños de los modistos.
Pero la publicidad tiene sus inconvenientes. En 1914, las firmas Armand, Beer, Callot, Diémert, Doeuillet, Doucet, Huet et Chéruit, Laferriere, Paquin, Redfern, Rouff y Worth firman un manifiesto contra "la creciente falsificación de sus modelos" y para "proteger el origen de la producción por todos los medios posibles".
Además de tomar otras medidas, fundan el Sindicato de Defensa de la Grande Couture Française o Alta Costura, el 14 de junio de 1914, contra la piratería de modelos por parte de empresas de otros países. Poiret fue el presidente; Jacques Worth, el vicepresidente; Chéruit, la tesorera, y Louis Rodier, el secretario.
Nada detiene a Louise Chéruit. Y aunque los ricos y delicados vestidos de noche eran su fuerte, era experta en ropa de calle cómoda pero elegante; en 1914 sus trajes de paseo y vestidos de tarde eran básicos de la moda que abrirían el camino a otros diseñadores innovadores como Elsa Schiaparelli o Coco Chanel.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, la mayoría de las casas de moda de París cerraron o redujeron su producción, pero la casa Chéruit permaneció a pleno funcionamiento.
Sin embargo, en 1914, se produce un escándalo cuando su amante, un noble austríaco y oficial del ejército austro-húngaro, es acusado de espionaje. Todo es confuso porque el hermetismo de Chéruit complica la labor de los historiadores.
Al parecer, entre rumores y acusaciones de que ella también espiaba para los alemanes y la amenaza de ser juzgada y ejecutada, Chéruit es obligada a pasar a un segundo plano y, a principios de 1915, del diseño de la Maison Chéruit se ocupan oficialmente Mesdames Wormser y Boulanger, aunque es Louise quien sigue llevando, entre bastidores, las riendas de su compañía.
De hecho, en febrero de 1915 la misma diseñadora firma un artículo en Harper's Bazaar titulado La Mode, en el que la prestigiosa cabecera estadounidense la anuncia así: "Siempre reacia a la publicidad, Madame Chéruit ha roto su sagrada norma al escribir esto —su primer artículo firmado— para Harper's Bazaar".
Y la entradilla continúa: "Su establecimiento en la Plaza Vendôme ha sido decisivo para el lanzamiento de moda, triunfos sartoriales marcados por la distinción, la finura y la elegancia".
"Ella ha tenido el honor —prosigue el texto— de ser llamada para crear unos modelos especiales de la moda francesa para el pabellón nacional francés en la exposición de Panamá [se refiere a la Exposición Universal que tuvo lugar en 1915, en San Francisco (California), celebrando la inauguración del Canal de Panamá y el centenario de la construcción de la ciudad californiana].
Junto con Paquin, Poiret, Worth y Callot Soeurs, Chéruit estuvo también entre las casas de alta costura francesa que participaron en el Festival de París, en Nueva York, en 1915, un evento que promocionaba la moda francesa en Estados Unidos, aprovechando el tirón de la Expo.
Así pues, parece que su reputación internacional, al menos la de creadora original, permanece intacta. Después de la Primera Guerra Mundial, se aleja de la moda cómoda o de paseo, y se centra en Hollywood diseñando espectaculares capas de cine y vestidos de noche.
Fascinados por el efecto de la luz sobre los nuevos tejidos que se están creando en la industria de la moda, Chéruit y su equipo de diseñadores trabajan con tafetán, lamé y gasa. Sus sorprendentes creaciones llaman la atención de estrellas del cine mudo como Jeanne Eagels (1890-1929).
Es famosa una imagen de dicha actriz tomada por el fotógrafo Adolph de Meyer, en 1921, en la que ella lleva una capa sobre un vestido de tul, diseño de Louise Chéruit, que hizo soñar a las mujeres que compraban las revistas de la época.
Con el inicio de los "locos años 20", las prendas de Chéruit encajan perfectamente en una época en la que las nuevas mujeres, llamadas flappers, se afirman en la sociedad, reivindicando un nuevo lugar en el nuevo mundo y una nueva vida, más acorde con los nuevos tiempos.
Así, visitar la Maison Chéruit, más que ir de compras a una de las casas de moda más famosas de París, era una declaración pública de empoderamiento para aquellas mujeres que, durante la I Guerra Mundial, habían gozado de una libertad sin precedentes y ahora no querían dar ni un paso atrás.
El nombre de Louise Chéruit está también indisolublemente unido a la fotografía y a Edward Steichen (1879-1973), reconocido como el primer fotógrafo de moda. Sus imágenes para la revista Art et Décoration en 1911 fueron las primeras fotografías de moda moderna que se publicaron.
De 1923 a 1938, Steichen trabaja como fotógrafo jefe de las revistas Vogue y Vanity Fair del grupo Condé Nast, así como con muchas agencias de publicidad,. Durante esos años, es el fotógrafo más popular y mejor pagado del mundo.
Steichen, una de las figuras más prolíficas e influyentes en la historia de la fotografía, ayuda a consolidar la 'leyenda Chéruit' cuando fotografía a una de sus modelos favoritas, Marion Morehouse, habitual de Vogue y Vanity Fair, con un vestido semitransparente de red negro con cuentas de azabache.
Esa imagen icónica, que se publica por primera vez en 1927, se hizo enormemente popular en su época, hasta convertirse en una fotografía icónica que acrecentara todavía más la fama internacional de la diseñadora.
Chéruit sigue las últimas tendencias en el arte, y desde sus inicios experimenta creando estampados que imitan, por ejemplo, el 'animal print' lo que supone una innovación para la época que luego hará popular Elsa Schiaparelli.
Con el empuje del cubismo y el arte de vanguardia, utiliza tejidos pintados a mano con diseños cubistas para crear vestidos, abrigos y otras prendas. Y en 1925, realizará una colección de inspiración cubista que luego inspirará el trabajo de Elsa Schiaparelli.
A comienzos de la siguiente década, el escritor Evelyn Waugh (1903-1966), autor de la aclamada Retorno a Brideshead (1945), habla de Louise Chéruit en Cuerpos Viles (1930), una de sus primeras novelas, una sátira sobre los decadentes jóvenes de clase alta londinenses del período de entreguerras.
En 1935, Madame Chéruit cierra su casa de moda y la diseñadora Elsa Schiaparelli, a quien Coco Chanel consideraba su 'enemiga', se establece en el mítico edificio de la Place Vendôme que anteriormente ocupó la Maison Chéruit.
Durante toda su carrera, Chéruit vinculó pasado, presente y futuro, refinando para su clientela los excesivos e incomodos modelos de algunos de sus contemporáneos al ofrecer vestidos suaves, femeninos y ricamente ornamentados que ayudaron a la industria a pasar del glamur de la alta costura a la realidad del prêt-à-porter.
Schiaparelli, Chanel y Vionnet continuaron donde lo dejó Louise Chéruit: Chanel llevó el traje de paseo (chaqueta de punto, jersey y falda confeccionados con tejido de punto) hasta el pantalón y la confección todo tipo de prendas de punto.
Vionnet popularizó el corte al bies para dar todavía más comodidad a la mujer, inluso en las elegantes fiestas de noche. Y Schiaparelli continuó exaltando el uso que Chéruit hizo del punto de jersey que originalmente se habían utilizado exclusivamente para la ropa interior y, más tarde, como ropa deportiva y ella rescató para todo tipo de prendas.
En 2014, el Museo Carnavalet en colaboración con el Palais Galliera (el Museo de la Moda de la Ciudad de Parí) organizó la exposición titulada La novela de un armario: la elegancia parisina de la Belle Epoque a la década de 1930, con vestidos y joyas pertenecientes a Alice Alleaume, la que fuera jefa de ventas de la casa Chéruit de 1912 a 1923.
Se pudo ver, por primera vez, el extraordinario guardarropa de una parisina de buena familia: vestidos de Chéruit, Worth y Lanvin, zapatos de noche de Hellstern, sombreros de Alphonsine, Marcelle Demay, Madeleine Panizon y Le Monnier, diademas de noche de Rose Descat, joyas y mucho más. y toda una sección dedicada al 'estilo Chéruit'.
Y aunque el presente la haya olvidado, quizás el futuro le depare una serie, una película u otra exposición que cuente la vida de Louise Chéruit, la mujer que enamoró a artistas, a escritores y a la élite social y cultural de su época, mientras intentaba cambiar el mundo que le había tocado vivir.