Sus expresivos ojos, abundante melena y poderosa estética eran inconfundibles. No en vano Luisa Casati inspiró novelas (la más destacable es sin duda Luisa y los espejos, de Marta Robles, Premio Fernando Lara de Novela 2013), películas y exposiciones (en 2015, CHANEL le dedicó una en Venecia). Es uno de los iconos incontestables de la Belle Époque.
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¿Pero quién era la que muchos consideran como la marquesa más enigmática de principios del siglo XX? ¿Por qué inspiró a tantos artistas?
El ascenso de la marquesa
Luisa Casati, nacida Luisa Adele Rosa Maria von Amann, llegó al mundo el 28 de enero de 1881 en Milán. Hija de Alberto von Amann, magnate de la industria textil, nombrado conde por el rey Umberto I de Italia, y de Luisa Bressi, creció junto a su hermana mayor, Francesca. El drama llegó, sin embargo, muy pronto a la vida de la marquesa: su madre falleció cuando tenía apenas 15 años, su padre dos años después, dejándola huérfana a una muy temprana edad.
Adulta antes de tiempo por estas circunstancias, Luisa von Amann contrajo matrimonio con Camillo, marqués Casati Stampa di Soncino, de origen italiano, en 1900, tomando formalmente su apellido. Un año más tarde, nació su única hija, Cristina. La pareja no pudo, sin embargo, evitar la ruptura. La marquesa se enamoró del poeta italiano Gabriele D’Annunzio, con quien se adentró de lleno en la vida mundana.
Heredera de una inmensa fortuna y con las mismas ansias artísticas que su pareja, Luisa Casati no tardó en convertirse en una figura influyente de la Europa de principios del siglo XX. Extravagante y teatral, era también una gran amante del ocultismo. Fue la anfitriona de algunos de los eventos sociales más codiciados de la época, a los que acudían artistas vanguardistas y miembros de la élite. Numerosos artistas la retrataron, con el pintor Boldini y el surrealista-dadaísta Man Ray.
Su transformación física confirmó sus ansias de esplendor: decidió teñirse el pelo de rojo vivo, subrayar sus ojos de negro y sus labios, tal y como se puede observar en numerosos retratos de la época. "Luisa era ciertamente fascinante, pero no respetaba los cánones estéticos de la época: era muy delgada, con el pelo oscuro y los ojos negros", dijo de ella Jean Cocteau, alabando su belleza única.
A partir de 1910, la marquesa, también coleccionista de arte y mecenas, ocupó el Palazzo Venier dei Leoni, ubicado en el Gran Canal de Venecia, centro neurálgico de la cultura de la época. Allí, se encontraban personalidades tan ilustres como Marcel Proust o Thomas Mann. A finales de la década, se mudó a la Villa San Michele de Capri, siguiendo con su fastuosa vida. En 1923, optó por el Palais Rose du Vésinet, donde instaló nada menos que un terrario para acoger su colección de reptiles.
Este fastuoso modo de vida tuvo inevitable consecuencias: en los años 30, la marquesa estaba endeudada y obligada a vender algunas de sus pertenencias. Arruinada, optó por mudarse a Londres, donde vivió de manera mucho más sobria hasta su fallecimiento, el 1 de junio de 1957.
Luisa Casati y la moda
El carácter libre, apasionado y extravagante de la marquesa quedó también plasmado en su estilismo. Sus contemporáneos confirman que lucía serpientes vivas como joyas, llevaba collares de bombillas y desfilaba con guepardos con correas de diamantes.
La marquesa también mostró su apoyo a numerosos artistas, entre ellos, los diseñadores de moda Fortuny y Poiret, que la vistieron. Ejemplo de su esplandor fue su traje, símbolo de la luz en una fiesta de disfraces en París, en 1922. El traje, diseñado por Worth, estaba hecho de una red de diamantes, incorporaba un sol de plumas doradas y una tiara de diamantes con una franja plateada brillante.
No son pocos los diseñadores que se inspiraron en la marquesa para sus colecciones. En 1998, John Galliano, entonces director creativo de Dior, le rindió una suerte de homenaje con su colección Couture, en el Palais Garnier de París.
Sus looks, repletos de terciopelo, estampados Art Nouveau, detalles de encaje y sombreros con rosas fueron una referencia clara al estilo de la marquesa. 10 años más tarde, la colección de Alta Costura "Bal des Artistes" de la casa también se presentó como un homenaje.
En 2007, fue el diseñador Alexander McQueen quien le dedicó una colección. En 2009, Karl Lagerfeld, director creativo de CHANEL, presentó la colección CHANEL Croisière, en el Lido de Venecia, ampliamente inspirada en la marquesa.