En el vibrante y glamouroso mundo de la moda, pocos nombres resuenan con tanta fuerza y elegancia como el de Diana Vreeland.
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Considerada una de las figuras más influyentes del siglo XX, no solo dejó una marca imborrable en las publicaciones para las que trabajó, sino que también redefinió lo que significaba ser un icono de estilo y creatividad.
Su legado en esta exquisita industria es tan importante como las revistas por las que pasó, Harper’s Bazaar y Vogue, y como hito estrella, colaborar con el prestigioso Museo Metropolitano de Arte en Nueva York.
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Nació su estilo
Nacida el 29 de julio de 1903 en París, en el seno de una familia acomodada, Diana mostró un agudo sentido de la estética y una pasión innata por la moda desde temprana edad.
Descubrió la pasión por el estilo propio como consecuencia de la obsesión de su madre con que cumpliera con ciertos estándares estéticos de la sociedad. De esta forma, Vreeland podría ser única.
Sin embargo, no fue hasta 1936 que comenzó su carrera profesional, cuando Carmel Snow, la legendaria editora de Harper's Bazaar, la contrató como columnista.
Ascenso en Harper's Bazaar
Su columna, 'Why Don't You...?', se convirtió en un éxito, pues ofrecía a las lectoras consejos extravagantes a la vez que sofisticados. Estas sugerencias no solo eran prácticas de moda, sino que también reflejaban un estilo de vida lleno de imaginación y lujo. Se convirtió en la primera gran editora de moda de la revista.
Bajo la tutela de Vreeland, Harper's Bazaar experimentó un florecimiento de creatividad y estilo, consolidándola como una voz influyente en la moda.
La era de Vogue
Más tarde, en 1962, asumió el cargo de editora en jefe de Vogue. Su mandato fue una era de transformación radical, durante la cual rompió con las convenciones tradicionales con un enfoque más artístico y experimental.
Introdujo editoriales fotográficas que eran audaces y teatrales, y defendió a diseñadores emergentes que hoy son leyendas, como Yves Saint Laurent y Oscar de la Renta.
Diana no solo se centró en la moda, sino que también incorporó la cultura y el arte en las páginas de citada publicación. Bajo una de sus famosas frases: "La moda no es sobre utilidad. Un accesorio es simplemente una pieza de iconografía utilizada para expresar la identidad individual", recondujo el estereotipo de la moda y la convirtió en una disciplina profunda y admirable.
Un capítulo en el MET
En 1971, la protagonista de esta historia asumió el papel de consultora especial para el Instituto del Vestido del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Organizó exposiciones memorables que celebraban la moda como una forma de arte, incluyendo muestras dedicadas a Balenciaga y Hollywood, que atrajeron a multitudes y elevaron el estatus del MET.
Referente para las grandes de ahora
Diana Vreeland es, literalmente, la raíz de la cultura de la moda. Además, fue la encargada de configurar una de las ocupaciones más solicitadas en las revistas: el rol de editora de moda.
Actualmente, contamos con grandes referentes que ostentan ese cargo, como Anna Wintour, diretora en Vogue USA y considerada literalmente "la mujer más poderosa de la industria" de la moda contemporánea; o Nina García, editora jefe de Marie Claire USA.
Un legado duradero
Su vida y carrera han sido objeto de numerosos libros y documentales, incluyendo el aclamado The Eye Has to Travel, que captura su espíritu indomable y su contribución perdurable a la moda.
Diana Vreeland no solo documentó la moda, la moldeó, la reinventó y la elevó a nuevas alturas. En cada página que tocó y en cada exposición que creó, dejó una marca de genialidad que sigue siendo una fuente de inspiración inagotable.