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Gertrude Ederle rompió con todas las reglas de su tiempo y consiguió que el mundo de la natación se rindiera ante sus pies. Incluso el mismísimo presidente de Estados Unidos la apodó "la mejor chica americana", aunque fue más conocida como 'La Reina de las Olas'. Estos sobrenombres no son baladís, pues esta mujer fue la primera en cruzar el canal de la Mancha (y hacerlo a pesar de la lluvia, las corrientes marinas y los bancos de medusas), consiguiendo además hacerlo en un tiempo récord.

Trudy, como la llamaba su familia, nació en New York en 1905 en el seno de una familia de inmigrantes alemanes. Siendo niña padeció la enfermedad del sarampión que le acarreó secuelas en los oídos, las cuales inevitablemente arrastraría durante toda su vida.

Después de sufrir una accidentada caída en un lago, se propuso aprender a nadar para no tener que depender de nadie. Fue junto a su padre con quien, en una primera instancia, aprendió a nadar en la casa de veraneo que tenían en Nueva Jersey y desde entonces mostró su talento para la natación.

A los 13 años de edad pasó a formar parte de la Asociación Femenina de Natación (WSA) junto a su hermana Meg. La WSA estaba dirigida por la entonces conocida como 'Madre de la natación femenina en Estados Unidos', Charlotte Epstein. Esta fundó la Asociación de Natación Femenina de Nueva York y ayudó presionando a la Unión Atlética Amateur para que las niñas y las mujeres pudieran inscribirse en eventos de natación o participar en los Juegos Olímpicos.

Desde la niñez demostró ser una persona decidida y dispuesta a conseguir todo lo que se propusiera. Con 12 años logró ganar a mujeres mayores que ella en competiciones y, con tan solo 15, ya estaba batiendo récords. A los 19 años pasó a formar parte del equipo estadounidense de natación, teniendo la oportunidad de competir al máximo nivel nacional e internacional.

Gertrude Ederle, nadadora estadounidense. Getty Images

Su perseverancia y esfuerzo la llevaron a representar a su país en los Juegos Olímpicos de París en 1924, donde enseñó al mundo y a todos los que no creían en ella que tenía un dominio total sobre la piscina. Trudy regresó a casa con tres medallas, un oro en el relevo de 4x100 metros estilo libre y dos bronces en pruebas individuales. 

Una mujer pionera

En 1925 asumió el mayor desafío de su carrera deportiva hasta el momento: se propuso cruzar el canal de la Mancha. La Asociación de Natación de la Mujer patrocinó este gran reto en el que una vez más nadie creía en ella, la subestimaban y los hombres la miraban con recelo intentando sabotearla.

En medio de la travesía, tras reponer energías, su entrenador vio que estaba cansada y que había fuertes corrientes. Fue entonces cuando la tocó provocando su descalificación de la prueba, Trudy siempre sostuvo que simplemente estaba descansando.

Tirar la toalla no era una posibilidad, luchó y entrenó para poder superarse y cruzar este tramo. El 6 de agosto de 1926, con tan solo 21 años de edad, se volvió a embadurnar de grasa de oveja y comenzó su segundo y victorioso intento, batiendo el récord de tiempo registrado hasta la fecha con 14 horas y 31 minutos con un nado al estilo crawl.

Se convirtió, no solo en la primera mujer en cruzar el canal de la Mancha, sino también en la persona que lo hizo en el menor tiempo registrado. Partió desde el cabo de Griz-nez (Francia) hasta Kingsdown (Inglaterra), en una travesía que no fue nada fácil. 

Gertrude Ederle, embadurnada en grasa de oveja antes de competir. Getty Images

Se topó con lluvia, frío, corrientes cruzadas, un mar grueso, amenazas de medusas y tiburones y no solo eso: sobre sus hombros tenía la presión de que, si no lo conseguía, los hombres que querían verla fracasar iban a sentir su derrota como una gran victoria. Debido a las malas condiciones climáticas, Trudy tuvo que sumar 23 kilómetros más al recorrido establecido.

La 'Reina de las Olas'

Al llegar a Inglaterra la esperaban cientos de personas, pero nada comparado con la gran ovación que recibiría a su llegada a Nueva York. Fue una vuelta triunfal, como la de una heroína: el puerto estaba abarrotado de personas que querían celebrar su gran hazaña y las calles de Nueva York se convirtieron en una fiesta aclamando su nombre.

Incluso el entonces presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, la galardonó como "la mejor chica americana" cuando la invitó a la Casa Blanca, un momento clave en su vida profesional y personal. Después de este gran hito, pasaría a ser conocida como la 'Reina de las Olas'. 

Gertrude Ederle. Getty Images

En 1933 sufrió una caída que le provocó daños en la columna vertebral, evitando que siguiera compitiendo. No solo este contratiempo hizo que se apartara de la competición, la pérdida de audición fue también un punto de inflexión para acogerse a su nuevo papel, el de entrenadora.

Trudy, que no se aflojaba ante las adversidades, dedicó su vida a enseñar a nadar a niños sordos y asistir a representaciones deportivas, y todo lo llevaba bajo las palabras que más la definían: valentía y perseverancia. En 1939 asistió a la Feria Mundial de Nueva York, lugar en el que se despidió de las piscinas entre los vítores y aplausos del público.

Durante toda su carrera profesional consiguió un total de 29 récords a nivel nacional y mundial, algo que la llevó a ser considerada como la mejor nadadora del mundo de su época. Llegó a interpretarse a ella misma en una película titulada Swim Girl, Swim. Trudy nunca se casó ni tuvo hijos, pero disfrutó de una vida repleta de grandes amistades y una familia que la sostuvo en sus momentos de mayor necesidad.

Gertrude Ederle, Trudy, 'la Reina de las Olas', y la mujer que siempre será recordada como aquella que rompió barreras, que alcanzó un hito histórico y que luchó, de manera indirecta, por los derechos de las mujeres murió en 2003 a los 98 años. Sin embargo, nunca ha sido olvidada: a día de hoy, su legado pervive a través de la celebración de una carrera que lleva su nombre, además de contar con su propio centro de natación.