Noticias relacionadas
Elena Moral (42 años) es ingeniera mecánica de profesión y de devoción. Lo suyo, reconoce, no era jugar con trenes, pero ahora tiene todas las opciones de transporte ferroviario en su cabeza y ha sido la encargada de liderar uno de los proyectos más importantes para Talgo y para España en el extranjero: el AVE que une La Meca con Medina.
'Haramain', que así se llama este proyecto, no le cayó del cielo. La actual directora de Ejecución de Proyectos ya había sentado las bases en Talgo, la empresa que trabaja desde hace 17 años, justo cuando terminó la carrera, para que confiaran en ella.
"Aún así fue una decisión muy valiente por parte de Talgo. Yo llevaba cerca de 10 años trabajando con los trenes de alta velocidad aquí. Fue algo objetivo, se necesitaba experiencia en la tecnología de alta velocidad y Talgo decidió que fuese yo. Se lo agradeceré de por vida", aclara Elena, desde la sede de la empresa española, donde recibe a MagasIN justo antes de que la pandemia nos llevara a más de 50 días de encierro.
Esta abulense (nació en Las Navas del Marqués) habla analizando todas las posibilidades de cada palabra. No se atropella en las respuestas y viaja, como sus trenes, a una velocidad de crucero pero sin apenas tener la sensación de que algo se mueve por dentro.
El proyecto de 'Haramain', para el que Talgo fabricó una flota de 35 trenes de alta velocidad que unen La Meca y Medina, es de esas oportunidades que vienen en la carrera de alguien una vez en la vida y ella no estaba dispuesta a perdérsela ni por el miedo interno ni por las suspicacias externas.
"Claro que me acuerdo de la primera vez que llegué a Arabia Saudí. Estas experiencias no las olvidas, son muy intensas y las imágenes se te quedan para siempre. Fuimos, en el Puente del Pilar de 2012, un grupo de ingenieros de distintas especialidades para tratar de ver de primera mano qué había allí. Sabíamos que teníamos un reto técnico por delante muy fuerte. Habíamos trabajado en la fase de oferta pero había que empezar a hacer realidad un diseño que luego sirviese para el entorno al que nos íbamos a enfrentar".
Y el entorno era, como mínimo, hostil para que mandara una mujer. "Ser mujer en ese momento no era fácil, pero el proceso de llegar al país y empezar a trabajar con el cliente ha sido un cambio para todos. Hay distintas culturas y hay que conocer al cliente para poder adaptarte y ofrecerle al final el resultado que él quiere", responde sin cambiar el tono suave de sus palabras.
Ella insiste en que Arabia ha cambiado a todos los que estuvieron trabajando allí, hombres y mujeres. Sin embargo, Elena Moral supo calmar sus propios miedos e imponer su capacidad de trabajo sin levantar la voz: "Como mujer, lo que podíamos tener eran más miedos a lo que no conoces. Podíamos pensar que no me iban ni a dirigir la palabra; y al principio no te saludaban dándote la mano... pero a lo largo del proyecto hemos ido conociéndonos, acercándonos todos, y cualquier cliente quiere una solución, un resultado y se lo hemos ido dando".
Aunque no guarda entre sus recuerdos situaciones en las que se sintiera incómoda o infravalorada, sí es consciente de que "si al principio desconfiaban más de una mujer, todos fueron aprendiendo unos de otro y el resultado ha sido totalmente satisfactorio tanto para nosotras, las mujeres que hemos trabajado en el proyecto, y para ellos, que tienen ahora mismo un servicio que les ofrece un gran medio de transporte en el país".
Si quienes la conocen aseguran que Eva Moral es una mujer con grandes fundamentos técnicos, rápida en soluciones y una trabajadora incansable, proyectos como el tren saudí añaden la resiliencia como un apunte en el currículum digno de tener en cuenta.
"En Talgo fui la única mujer durante los siete primeros años". ¡Siete! "Pero cuando yo ascendí a la posición que ocupo ahora, el proyecto no estaba terminado y la persona que me sustituyó es otra mujer de mi equipo. Así que Talgo ha estado ahí con mujeres en primera línea. Otras empresas no hicieron lo mismo y pusieron hombres al frente del proyecto", recuerda.
Con la marcha de Talgo, tras el trabajo realizado, esa mínima representación femenina cayó tras los andenes: "En puestos más técnicos de taller no ha habido mujeres. Y el equipo que se queda allí de forma permanente está compuesto por hombres. Teníamos que cumplir un porcentaje de saudización y hemos ido formando a gente local procedente de Egipto, Marruecos... Y son hombres".
En su maleta de viaje a Arabia Saudí ya sabía que tenía que meter abayas, esas vestas largas que obligan a llevar a las mujeres encima de su ropa. Pero esta ingeniera tampoco vio el problema ahí y prefirió optar por la solución: "Pensé que era una parte más del trabajo".
- Pregunta.- ¿Cómo funcionaba con la abaya?
- Pues con la abaya puesta. Al final yo siempre he dicho que era como una herramienta de trabajo. Como cuando entro al taller que me tengo que poner el chaleco de seguridad o los zapatos especiales. Para mí, en el proyecto de Arabia yo lo veía así. Hay que respetar las normas que tienen allí y ya está.
Experiencia en trenes de alta velocidad
Elena Moral sabe cómo gestionar perfectamente esos miedos que pueden aparecerle a una mujer cuando se enfrenta a una mesa llena de hombres. En concreto, ella nunca se ha sentido extraña en esas reuniones. Será porque lleva desde el primer día lidiando con ser la única en... "En los primeros años en el taller, donde yo entre, estaba yo sola. Pero siempre me han acogido bien y una vez que vas ofreciendo soluciones y vas integrándote con el resto de tus compañeros, eres una más".
En la universidad, cuando empezó ingeniería industrial ya era consciente de que las mujeres eran "una minoría clara". Según la especialidad, el porcentaje del 30% femenino variaba: "Yo estudié mecánica, de las especialidades menos femeninas en aquél momento y éramos todavía menos".
Con una formación muy especializada, Elena Moral sí puede presumir de que ha pasado por distintos departamentos de Talgo en momentos clave para la compañía: "Empecé en ingeniería de mantenimiento. Era justo cuando las pruebas del que fue nuestro primer tren de alta velocidad, el que tiene forma de pato, la serie 102 de Renfe. Y preparaba el mantenimiento de esos trenes para cuando empezásemos la operación comercial".
Al final toda su experiencia con el llamado 'tren pato' le ha hecho viajar directamente a La Meca pero también su posicionamiento en una compañía donde lo que se valora "son las soluciones, vengan de donde vengan".
"La ingeniería es un sector donde claramente estamos infrarrepresentadas. Pero yo siempre he pensado que hay que trabajar por objetivos. Mi visión ha sido tratar de hacer las cosas bien y cuando lo haces dentro de la empresa como con los clientes, al final se reconoce esa situación", insiste.
Reconocida el año pasado con el premio a la "Mujer Ingeniera Ferroviaria Europea", precisamente gracias a 'Haramain', este valor en alza de la ingeniería española sabe que se necesita más talento femenino en sectores, como el suyo, donde la presencia de mujeres es muchas veces la anécdota y no la norma.
- P.- ¿Cómo se cambian los modelos en carreras técnicas?
- R.- Poniendo cada uno nuestro granito de arena. Hay un 23% de mujeres estudiando ingenierías y un 53% en estudios superiores. Hay una disparidad muy grande. Y sí que es cierto que no tenemos modelos suficientes para que cuando una niña o una adolescentes decida qué estudiar, diga que quiero hacer lo que hace esa mujer. Tenemos que dar visibilidad a nuestro trabajo.
Moral advierte de que "las niñas son muy buenas en matemáticas pero hay estudios que dicen que a partir de los 7 años empiezan a perder interés por las carreras más técnicas aunque sean buenas en física, química o matemáticas" y todo por la "falta de modelos a nivel profesional".
Proyectos futuros
Ella no tiene ningún ingeniero en casa ni tradición familiar. Pero los números y la física siempre fueron un lenguaje natural para ella por lo que estudiar esta carrera no fue un sorpresa para ninguno de los que la rodeaba. "Hay que recorrer este camino porque no podemos permitirnos como sociedad desperdiciar el 50% del talento que hay en el mundo. Nosotras tenemos que estar ahí, tenemos que poder llegar al punto que queramos llegar. Es un camino en el que no vamos a cambiar las cosas de la noche a la mañana pero lo importante es que vayamos dando pasos hacia adelante".
Aunque según todos los estudios, a las mujeres les cuesta promocionar en la mayoría de las empresas, Elena defiende que "es diferente en unas empresas que otras": "Nuestra empresa es de tecnología, industrial y hablamos de proyectos y tecnología y esa carga técnica es la que fundamentalmente está en muchas de nuestras conversaciones y decisiones. Y ofrecer el punto de vista que tengas en cada caso creo que es independiente de tu género".
Ella cree, como muchos de los que critican las cuotas o la discriminación positiva, en los resultados. Sin embargo, advierte de que hay "estudios sólidos que demuestran que los equipos diversos tienen mejores resultados porque al final hombres y mujeres tenemos características distintas, y nosotras contamos con aspectos muy valiosos como una capacidad de comunicación mejor, mejor pensamiento lateral, capacidad de priorizar, mejor empatía... cuando tienes una realidad diversa en un equipo estas teniendo mejor resultados".
Ayuda también introducir entre proyectos, innovación o mecánica la palabra conciliación, sobre todo en los puestos de responsabilidad donde se requiere un tiempo y dedicación: "Las leyes de conciliación son mecanismos necesarios. Con datos puros, no hay igualdad profesional. Nosotras tenemos que trabajar en nosotras mismas también: mejorar la seguridad o la asertividad a la hora de buscar y pedir lo que queremos. Con nuestro trabajo sólo no vamos a cambiar las cosas. Y las empresas tienen que asegurarse de que hay mecanismos para detectar el talento y tratar de esa manera que las mujeres puedan avanzar".
La pandemia mundial ha dejado alertargado muchos de los proyectos que Elena Moral tenía en su cartera. Pero conforme se vaya recuperando la situación ya sabe que le va a tocar volar de una punta del planeta a la otra: "Tenemos proyectos en Egipto, en Alemania, en Dinamarca, en Uzbekistán, en EEUU… Nos repartiremos tratando también de exportar la tecnología española, que estamos en una situación de liderazgo mundial".
España es el tercer país a nivel mundial con una red ferroviaria más amplia y Talgo sigue ayudando a Renfe a llegar bien a su destino: "En España tenemos dos proyectos para Renfe de alta velocidad y un tren auscultador para Adif".
Antes de Covid-19 tendían en pruebas ya el nuevo AVE para Renfe que había perdido el pico de pato para ganar seguridad y capacidad: "Es un nuevo concepto de tren. Es alta velocidad y alta capacidad. Hemos podido hacer la caja más ancha y eso nos ha permitido poner en cada fila 5 butacas. Además, hay una subserie para los low cost".
Un panorama detenido en la estación del coronavirus pero que todos esperan que vuelva a encender motores muy pronto.
*Elena Moral tiene claro que cuando eligió estudiar ingeniería, fueron algunos profesores que tuve en el instituto los que más le inspiraron. Sobre todo, una profesora de matemáticas en el instituto que era catedrática de Universidad, que para mí fue de esas personas que me marcó: mi profesora de física en aquellos años.