Lo primero que hay que hacer al hablar de ella es desmentir un bulo: Ana Carrasco (Cehegín, 23 años) no nació subida a una moto. Pero casi, como ella misma recuerda con una enorme sonrisa que delata su pasión incluso ante el sonido de la palabra 'motocicleta'.
La primera vez que cogió una tenía tres años. Dicen que ni siquiera esa minimoto (con motor incluido) era para ella. Su padre, un experimentado mecánico de motos que había trabajado ya en las carreras antes de que Ana naciera, se la había comprado a su hermana. Pero si esa moto llevaba un destino de éxito marcado en su manillar, la pequeña Ana lo agarró casi tan fuerte como el rey Arturo a Excálibur, hasta llegar a convertirse en la primera mujer en ganar un Campeonato del Mundo de Motociclismo FIM (en 2018) donde corren, en el mismo circuito y durante la misma carrera, hombres y mujeres juntos.
Aunque las vueltas que dan los pilotos son las mismas en cada competición, la carrera para una piloto de motos está llena de pequeños baches y desde el principio. Ella reconoce que tuvo suerte. Su padre era un gran conocedor de ese mundillo y, a pesar de tener también un hermano, intentó que todos sus hijos compartieran su pasión por igual.
Ganadora desde pequeña
Ana tenía estrella para las dos ruedas y siempre puso la directa (y su objetivo) en lo más importante: ganar (y eso desde bien pequeña). "Es verdad que resulta más fácil cuando eres una chica ganar entre niños que entre adultos. Porque los más pequeños no se fijan en esas cosas. Sólo compiten con todo para ser el mejor".
Ella asegura que nunca ha tenido que escuchar comentarios 'ofensivos' o de mal gusto en los circuitos por ser una chica, ni siquiera en un paddock donde Ana Carrasco es una excepción todavía. "Allí todos somos pilotos y todos queremos ganar. Así que a mí nadie me ha tratado distinto". Eso sí, su madre no se libró de tener que oír algunas palabras que hacían referencia a la estabilidad de su cabeza por dejar que una niña pequeña montara sobre dos ruedas con motor. "¡Menos mal que no hizo caso!", bromea.
Este y otros episodios de su larga vida profesional, pese a su corta edad, pueden verse en un documental de Rakuten TV que se estrenará el próximo 17 de septiembre. "La verdad es que sí se cuentan cosas que me han marcado y que seguro que pueden animar a otras chicas a practicar este deporte".
Cada vez más mujeres
Ana Carrasco aclara que la presencia de mujeres en esta disciplina empieza a ser cada vez mayor, aunque aún faltan muchas más pilotos para que la normalización sea completa. "Hay ya muchas chicas en prensa, en mediciones, en el taller"... Por eso, una niña que creció entre coches, motos, talleres y herramientas, suelta una carcajada cuando se le pregunta por qué muchas veces los mecánicos hablan a las mujeres como si fueran de Marte.
"Supongo que es por desconocimiento. Pero eso también está cambiando", refleja con un jovial optimismo de quien sabe que ha roto ya muchas barreras dejando un camino libre para quien esté dispuesta a seguirla.
El suyo es uno de los pocos deportes en el que chicos y chicas pelean en igualdad de condiciones y en las mismas carreras. Pero Carrasco no cree que haya ni ventajas ni desventajas en eso, más bien lo que debería ser siempre: "Fuera de la pista soy una mujer pero en el circuito soy un piloto más".
De hecho, si echa la vista atrás cree que ha sufrido más por ser una campeona joven que por ser una campeona mujer. "Cuando gané el Mundial era muy joven y no sabía muchas cosas. Y hubiera estado bien tener esa experiencia. Pero lo bueno es que ahora sigo siendo joven y ya sé todo eso", lanza como una amenaza de los años que le quedan por sumar victorias.
Una piloto constante
Aunque no haya tenido que hacer muchos oídos sordos en su camino, al menos estando ella presente, su hazaña no se ha librado de algunos comentarios sobre su condición femenina que ha ido rompiendo victoria a victoria. De hecho, en su carrera, le han surgido apodos como 'Lady Gas Gas' o 'PinkWarrior': "Supongo que era por una moto que tenía", aclara sin darle más importancia. Y es que si alguien piensa que el 'rosa' la hace más suave en el circuito se equivoca, su forma de conducir podría identificarse más con lo de guerrera que con el color de algunas partes de su casco.
"Lo mejor de mí es que soy un piloto muy constante, que tiendo a hacer los mismos tiempos en los entrenamientos siempre, que entrena mucho para hacerlo bien y que me centro mucho en mi trabajo", relata consciente de cuáles son sus puntos fuertes en la carrera.
De hecho Hyundai, uno de los últimos patrocinadores en subirse al equipo de la murciana, alaba de ella que "representa el esfuerzo y el tesón para ir al límite dentro de la alta competición en un campeonato del mundo tan duro y complicado como el Supersport 300".
"Tampoco hay diferencias entre chicos y chicas en el tema de los patrocinadores porque es las motos es mundo muy resultadista. Hay pilotos que ganan dinero y otros que pagan por competir pero todo tiene que ver con tu clasificación".
Hasta la moto tiene un diseño que resulta perfecto para la murciana, aunque aclara que el equipo tiene que hacerle algunos cambios para adaptarla a ella "pero porque soy pequeñita, no porque mi cuerpo sea diferente al de un hombre. Les pasa también a los pilotos con menos altura".
Coche o bicicleta
No esperen que Ana Carrasco les de una vuelta en su moto. "Y eso que tengo carné", bromea, "porque hay muchos compañeros del circuito que no tienen el carné para conducir motos fuera. Ni el de coche".
Ella sí conduce su propio vehículo en el que siempre lleva de compañera a una bicicleta. Ni en un cuatro ruedas se olvida de las dos. "El entrenamiento obliga. Tengo que ir cargada con ella así que voy mejor en el coche", asegura desde Barcelona casi a punto de salir para Alcañiz donde este fin de semana ha quedado en quinta posición en la carrera, para seguir tercera en un Mundial donde ella es "la" piloto a batir.
Ana Carrasco también fue la piloto más joven en debutar en una carrera profesional: 16 añitos. "El mínimo legal permitido". Y cuando no podía ni conducir algunas motos de gran cilindrada por las carreteras de su Murcia natal, la velocidad y el puño ya estaban presentes en su agenda diaria.
"Fue una época dura porque entrenaba, iba al instituto, cuando no podía acudir tenía luego que recuperar esas horas y los fines de semana competía. Pero cuando haces lo que te gusta no lo ves como un sacrificio", relata de manera fresca, como si fuera la infancia normal de cualquier adolescente y sin perder una sonrisa que, da la sensación, la mantiene anclada a su nube.
"Ahora no es menos", advierte. "Cuando no estoy en el circuito estoy preparándome físicamente o con la bicicleta". Vamos que vive propulsada por dos ruedas la mayor parte del día.
Pero, ¿qué hace Ana cuando no vuela con su moto? "Como paso mucho tiempo fuera de mi casa, y muchas veces fuera de España, cuando no tengo que correr o entrenar me gusta estar con los míos, con mi familia".
A sus 23 años ya acumula cinco victorias, ocho podios y dos pole position en su categoría. Y lo que queda. "Este año está siendo más raro por el tema del coronavirus, pero tengo mucha confianza". Advierte la guerrera murciana.