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Eylo González (45 años) es la jefa del Taller de Motores de Iberia. Como ella le explica a sus hijos, su trabajo es "arreglar motores" y también les dice que es "la jefa de un lugar donde la mayoría son hombres" pero esto último, aclara la propia Eylo, "solo lo digo en casa" y nada tiene que ver con ser una superwoman -ni lo pretende- sino con crear referentes de igualdad.
Y la verdad es que dirige a 600 personas que son las que ponen a punto los aviones de medio mundo. Y ella es su responsable.
Estudió Ingeniería Aeronáutica cuando en su casa la tradición la habría llevado por la medicina. Pero sus padres, como ahora hace ella, quisieron educar a una mujer que pisara los terrenos que prefiriera; y que volara, como es su caso, por cualquier rincón del cielo.
"Siempre me han gustado mucho las matemáticas y la física y tenía claro que quería una ingeniería pero no sabía cuál. Cuando tuve que decidirme, Pedro Duque [hoy ministro de Ciencia] viajaba al espacio y yo pensé que quería ser astronauta, aunque me quedé en aviación. Ese fue el detonante. También el reto de que me dijeran que era la carrera más difícil", asegura en mitad de una enorme nave, alta como la luna, donde caben motores enteros, por piezas, desmontados...
Nunca fue una niña de encajar piezas, pero los motores se aparecen ante ella como monstruos de hierro muy pacíficos. Los tiene domesticados. La mayoría de esos 600 pares de manos que cambian planos por llaves y destornilladores son de un hombre. Ella lo sabe e Iberia también. Y trabajan por subir los porcentajes de mujeres en los talleres pero advierte que a la hora de contratar a alguien siempre se elige lo mejor (sea hombre o mujer).
"No nos podemos permitir no coger al mejor. Entre los ingenieros que he contratado hay varias mujeres, pero las elegimos después de 50 entrevistas y porque, de verdad, eran las mejor preparadas".
Más ingenieras que mecánicas
Dando vueltas entre turbinas y motores gigantes, se ve a más ingenieras (un 30% del total) que a operarias, saluda a la jefa. "Mecánicas son siete, sólo un 2% de la plantilla, pero es porque es muy difícil que se presenten a puestos de torneras u operarias. Los chicos que no quieren ir a la universidad se plantean enseguida una FP, las chicas menos por los estereotipos que creamos desde la infancia".
María es una de esas mecánicas. Hizo una Formación Profesional y antes de trabajar en Iberia ya estaba en una subcontrata de la compañía. "Cuando tuvimos que ampliar personal, se vino con nosotros", explica la jefa. Las dos se miran y constatan que en el taller, se está muy bien. "Les sorprende más a los extranjeros que vienen", reconocen.
Eylo, madre de tres niños (dos chicos y una chica), no para de repetir, dentro y fuera de su casa, que todos pueden hacer lo que deseen y que la igualdad se practica desde pequeños. Pero precisamente ella sabe que no todo es tan fácil, que los roles culturales siguen pesando. "Tiene mucha gracia cuando llevo el coche al taller, cómo te explican las cosas por ser mujer, como si no lo fueras a entender", dice la jefa de este taller, una de las divisiones más rentables para Iberia.
Es la primera mujer que dirige este hospital de motores en los más de 90 años que tiene la compañía y unas de las primeras directivas del área de Mantenimiento. Ahora hay cuatro. No recuerda que nunca la haya tratado diferente ni siquiera con paternalismo. "Y si ha habido micromachismos en el lenguaje, nunca me he sentido ofendida".
"Yo les he preguntado a las ingenieras y operarias qué tal las tratan y se me quedan mirando porque no entienden la pregunta", asegura. Aunque quedan restos de un sector muy masculinizado como que no haya baño de chicas en todas las zonas del taller y la mánager de producción tenga que subir a la primera planta: "Aún hay pequeñas cosas que puedes ver, como que hay menos servicios de mujeres. En la escuela no teníamos baño de mujeres en varias plantas y, cuando yo llegué aquí, también teníamos pocos. Eso es un hecho. Pero ellos son mayoría".
Iberia cuenta con un plan de igualdad y diversidad que apuesta por que, durante el proceso de selección, se presenten el mismo número de candidatos que de candidatas y luego se elija al más preparado. "Y eso ayuda, pero no siempre encontramos perfiles porque muchas veces no hay mercado. A las plazas de mecánica, el número de mujeres que se presenta es bajísimo. A las de ingeniería sí que hay más".
También tiene programas con institutos para que las chicas amplíen su abanico de posibilidades antes de elegir una carrera. "En mi clase éramos un 20% de mujeres y el porcentaje no ha mejorado años después, porque sigo yendo a la escuela y la media no llega ni al 30%".
Eylo reconoce que a muchas niñas se le cortan las alas por no darle opciones y referentes cuando son pequeñas. "Mi padre siempre me hablaba de Marie Curie. Me sé su vida desde que tenía 8 años... y es una de mis ídolos. Pero normalmente la gente conoce más a Einstein", pone como ejemplo.
Entró con una beca
Para esta vallisoletana el amor por los aviones y por Iberia casi han ido de la mano puesto que la primera vez que pisó los talleres de la compañía española fue con una beca. A partir de ahí, ha seguido volando "con los mejores".
"Había una beca en mantenimiento y me pareció que, dentro de lo que estaba estudiando, era el lugar donde más podía tocar los motores, un avión. Así que la eché y me seleccionaron. Y ya siempre en mantenimiento", explica.
Concretamente en Motores lleva casi seis años y eso que es difícil pillarla con una tuerca en la mano. "Como ingenieros lo que hacemos es generar las instrucciones para que el mecánico lo arregle. Era lo que hacía en aviones, diseñar las instrucciones de trabajo del avión y aquí en Motores me encargo de coordinar la gestión del taller y el desarrollo del negocio. Todo".
Y cuando dice todo se refiere a que "antes diseñaba en una hoja de papel" y ahora es "la responsable de 600 personas, de producir 200 motores al año y de generar unos resultados económicos a la compañía que estén acordes a lo que ellos esperan".
Aunque está acostumbrada a sentarse en una mesa rodeada de chicos, nunca se ha sentido en soledad: "En el Comité de Mantenimiento yo soy la voz de Motores igual que mis compañeras y compañeros lo son de sus negocios, en eso no me siento en ningún momento diferente. Nuestro comité es diverso en género, pero es más diverso en cultura y eso sí que es un reto".
El ascenso a los cielos de Eylo habla también de los jefes que ha tenido y de la política que trata de implantar Iberia: "Una de las veces que ascendí, como jefa de unidad, estaba embarazada. No se me notaba y cuando lo dije, me contestaron que les daba igual, que me consideraban el perfil más adecuado", cuenta como anécdota aunque en el fondo no lo es ya que muchas mujeres frenan su carrera cuando tienen hijos.
Por eso, está muy a favor de la ampliación del permiso de paternidad para los padres a cuatro semanas, como la madre. "Así molestaremos igual", bromea. Y es algo que están teniendo en cuenta en el taller para la planificación "porque tengo una plantilla joven de hombres y van a faltar igualmente por paternidad".
La pandemia
Concretamente, en estas naves inmensas de Iberia Mantenimiento situadas cerca del aeropuerto se reparan motores CFM56, V2500 y RB211 para aerolíneas del grupo IAG y también para terceros clientes, sobre todo, fabricantes de motores. Sin embargo, Eylo impulsa un plan de trasformación basado en la calidad, implantación método de trabajo LEAN, desarrollo de negocios e industrialización de nuevos motores.
"Tenemos la oportunidad de introducir nuevos productos. Antes se metía un nuevo modelo de motor en el taller cada 20 años y ahora vamos a meter dos motores nuevos para los que ya tenemos licencia: uno estaba previsto para 2021, pero se retrasa a 2022, por el impacto de la COVID, y el otro el año siguiente. Además, hay que ampliar el negocio, adaptarlo al presente, quizá con nuevas líneas de montaje... ".
Se trata de los motores GTF y Leap que son los que se montan en los Airbus A320neo, la nueva generación de aviones para el corto y medio radio, y que suponen una gran apuesta de futuro decidida con mucha presencia.
Antes de la pandemia, con su equipo, había visitado otros talleres como el de Iberia a ver qué se podía implementar en España para hacerlo todavía más rentable y más competitivo: "Es un defecto muy español pensar que parece que lo que hacemos aquí es peor y no es así. Estamos muy bien. Estoy muy orgullosa y el taller de motores de Iberia es una auténtica joya tecnológica".
Durante estos meses, las compañías aéreas se han visto obligadas a dejar a sus aviones en tierra durante muchos meses. Sin embargo, el Taller de Motores no ha cerrado ni un sólo día por ser un sector esencial. "Parte de los motores que reparamos se instalan en aviones cargueros, como el RB211, de Rolls-Royce, para clientes como DHL o Fedex que estaban volando transportando mascarillas, material médico... Ha sido muy duro, pero nos hemos ido adaptando muy bien. Yo no he faltado ni un sólo día a trabajar".
Reconoce que en el confinamiento todo fue muy complicado, aunque el taller ha sido un ejemplo de cómo se podían ir adaptando turnos y trabajo para respetar las medidas de seguridad. "En casa era peor. Porque volvías y te miraban como un virus andante. Nada de besos ni abrazos antes de entrar en la ducha, con pelo incluido; zapatos y ropa a lavar todos los días. Pero hemos aprendido a convivir con todo".
Incluso han hecho "de la necesidad, virtud" y han conseguido sacar mucha carga de encargos adelante, ya que había mucho trabajo en cartera. "Nos hemos tenido que adaptar porque muchas aerolíneas han tenido que devolver motores a los lessors y hemos atendido todas las visitas de reparación para estas devoluciones".
Este servicio ha sido clave para el sector porque clientes tanto del grupo IAG como de terceras compañías han devuelto aviones muy caros y en un tiempo muy justo para su entrega cuyo incumplimiento puede originar multas por parte del lessor del avión. "En los contratos hay un tiempo de devolución marcado y nos hemos sabido adaptar a esa exigencia; algunos clientes hasta nos han felicitado por ello".
Se trata de un centro de alta tecnología en el que se ha seguido invirtiendo durante la pandemia y una buena muestra es la adquisición de la equilibradora de fan, un equipo muy puntero que aporta mayor fiabilidad y, sobre todo, mayor eficiencia en la revisión y reparación de motores. "A esa velocidad es imprescindible que nada falle".
Eylo ha sido consciente todos estos meses de que el mercado cambia y que había que adaptarse. "Hemos realizado algunos trabajos que en otras circunstancias no lo hubiéramos hecho y hemos tenido también mucho trabajo por piezas sueltas". Este taller es el único del mundo donde se reparan un tipo de álabes del motor RB211 -el de los muchos aviones cargueros-, y para ello han invertido en un robot completamente automatizado y customizado para Iberia, que les está permitiendo abrir mercado en China.
Durante la entrevista, Eylo mira compulsivamente el móvil, la reclaman de todos los sitios. Con tres hijos y siendo la responsable de ese taller gigante es difícil no pensar que se le acumulan los encargos. "Podría mentir pero creo que es un momento de mi vida en el que duermo poco, descanso menos y no llegas a todo", resume su estrés con una enorme sonrisa. "Yo siempre digo que no es duro ser mujer trabajadora sino ser hijo de mujer trabajadora", bromea.