Esa familiaridad que da la televisión hace que uno tenga la sensación al hablar con Gloria Lomana de que ha estado en casa cien veces, comiendo y cenando incluso. Hoy son las diez y media de un jueves y, cuando la primera mujer que dirigió los informativos de una cadena privada dice fechas como 1971, 1976 o 1981, estos números cobran una especial importancia.
Las fechas, y los números en general, tienen diferente importancia según la hora del día. Por la noche, en el sofá y en la cama, brillan más las ideas con cualquier forma que los números. A mediodía, por la mañana, y a las horas en las que saltan las alertas móviles de los periódicos y cuando los noticieros y telediarios entran en las casas, los números son verdades relucientes.
Ayer por la mañana Gloria Lomana (Madrid, 1959) respondía a los whatsapps desde un evento de Mujeres por África, justo cuando llegaban la Reina y el presidente del Gobierno. Hoy, la conversación comienza con una chica en zapatillas que entra por la puerta de un amplio zaguán de cemento y tiene la ilusión del tamaño de ese edificio brutalista que "a mí me parecía muy moderno. El mero hecho de entrar ahí cuando tienes 18 años era fantástico".
“Yo quería ser periodista desde siempre”, señala, “porque me gustaba escribir, pero hacia el mundo, no en un despacho. Me encantaba contar historias. Y quería conocerlas todas, el conocimiento siempre me había parecido fascinante, quería viajar y descubrir lo que pasaba en todas partes”.
Cuando habla de mujeres, Gloria Lomana comienza por las de su casa y por las diferentes generaciones. “Entre mi madre y mi hija hay un abismo. Me gusta mucho hablar de mi madre, una mujer que tuvo que renunciar al trabajo porque, como muchas, al casarse se imponía ese rol. Ella, que trabajaba, tuvo cuatro hijos y una vida dedicada a la familia, pero me empujó para que fuera independiente, me formara y pudiera llevar la vida que quisiera. Lo que soy se lo debo a ella, que se empeñó en apoyarme y me facilitó toda mi formación y posibilidades desde una familia humilde”.
No hay que olvidar que el estudio del periodismo es muy reciente en España y hasta el año 1971 no se incorpora a la universidad, inicialmente de modo tímido. “Cuando yo llegué periodismo no había mujeres dirigiendo medios. Es más, había algo peor, que la profesión no estaba bien vista incluso por algunas familias”, relata Lomana.
En su caso, se considera afortunada porque “a mí me alabaron mi elección, algo que agradezco mucho”. De sus comienzos, recuerda que “había una práctica común, que las reuniones acabaran en los bares, a las que no se invitaban a las mujeres. En deporte, imagínate, ¿cómo iban a mandar a una redactora? Pues todo eso lo he conocido. Sinceramente, yo creo que naces periodista y te mueres así, es tu manera de ser”, afirma Lomana, que si no hubiera sido periodista quizá habría estudiado arquitectura.
“Hay dos fechas históricas clave que vienen como derivada de una dictadura”. Así, hasta 1976, no era posible “trabajar fuera de casa sin permiso del marido”, menciona. Hasta 1981 “no hubo autonomía financiera”, es decir, las mujeres no podían abrir una cuenta ni tener pasaporte una identidad como “sujetos activos en igualdad”. Recuerda Lomana sin embargo, que incluso “las mujeres no eran educadas para heredar una empresa familiar, y era común la figura de ese yerno que se ocupaba de la empresa”.
Lomana comenzó su actividad en paralelo a sus estudios. “Yo desde muy pronto pensé que el periodismo tenía mucho de oficio y que tenía que formarme en la profesión con la mayor rapidez posible, así que un mes antes de entrar en la facultad empecé a trabajar en una radio que luego se fusionó con Radio Nacional, vendiendo publicidad y me dejaron hacer una entrevista”.
¿De dónde sacaba el tiempo para estudiar si ya trabajaba?
Me apunté de tarde y estudiaba con apuntes míos y de compañeros que me los dejaban. Tercero lo hice ya desde Toledo cuando estuve en Radio Toledo Informativos, así que tuve que hacerlo de noche. Mis compañeros de clase querían compartir más momentos, pero yo tenía que reservar el ocio para los fines de semana y no todos.
Ha tenido muchos puestos en su carrera…
Sí, mi carrera ha sido de escalón a escalón, he hecho todos los puestos de una redacción. Local en Madrid, local fuera de Madrid, tribunales, sucesos, sanidad, allá donde me iban poniendo mi meta era ir cumpliendo con los objetivos y que confiaran en mí. Al final tú eres el resultado de tu propia vida, tus experiencias... Tengo recuerdos increíbles, conocí gente fascinante y también viví momentos durísimos.
¿Uno de ellos?
La prisión de mujeres de Carabanchel. El día que entré a hacer un reportaje y conocí cómo dejaban a sus niños a organizaciones para que los cuidaran, y cómo me impactó conocer a un preso que murió antes de que saliera la entrevista que le hice. Muchas experiencias con niñas y organizaciones de niñas que me han llevado a conocer las circunstancias de las víctimas, y he dedicado mucho tiempo [menciona a Teresa Fernández de la Vega desde que se fundó Mujeres por África]… vivo con el recuerdo de niñas con 11 años con situaciones que no puedo ni contar…
¿Cómo llegó a ser directora de Informativos de una cadena?
Superando etapas, escalón a escalón. Primero te llevan a hacer un juicio en tribunales, tienes que hacerlo bien y ese día te están viendo. Mis noticias salían en el telediario, me veía superándome… las carreras no son de golpe nunca, si es de golpe es que no te lo mereces y que vas a durar poco. Esa superación cada día, al final te va haciendo verte ahí. Fui trabajando bien en todo lo que iba haciendo, no tengo nada de síndrome de impostora.
¿Cree ahora que fue el trabajo lo que marcó ese ascenso?
La vida te pone aquí y allá, tú no eres más que nadie, pero si eres buena trabajando y te vas superando, aparecen opciones. Poco después, me asignaron el Congreso de los Diputados, haciendo la coordinación parlamentaria, y finalmente me nombraron subdirectora de nacional en A3. Después cambió el accionista y pensaron que quien mejor podía conocer al equipo y la redacción era yo… Fue muy difícil, no creas, porque hubo que hacer un ERE, eso deja heridas para todos…
Dice Wikipedia que usted entrevistó a todos los presidentes del Gobierno…
Que va, es falso. No entrevisté a Suárez ni a Calvo Sotelo. A Felipe González le conocí más tarde, muy afable y le admiro. Es una cosa curiosa porque Wikipedia es algo de lo que soy muy partidaria, de que las personas editemos conjuntamente las redes sociales, pero también tiene esta parte de que entre todos las podemos editar bien y mal. Lo mejor para saber sobre alguien es mirar su web. Los periodistas tenemos que extremar el control, las redes son maravillosas, pero algo hay que hacer para que el resultado sea excelente.
Esto nos lleva a la importancia de las preguntas…
La pregunta es esencial, es absolutamente importantísima porque a partir de ahí transcurre la respuesta. El periodista debe saber primero qué quiere, qué necesita, qué personaje tiene enfrente y de qué se quiere nutrir. La conversación ha de fluir y eso es algo muy bonito, porque te abre otros mundos. Si vas con las preguntas tasadas no tienes tantas posibilidades.
¿Qué opina del arte de no contestar?
¿El arte de no contestar a lo que no te convenga? Pues que lo conocen muy bien los políticos veteranos y los periodistas.
¿Lo ha vivido mucho?
Comprendo la opción de no contestar a la pregunta de manera directa si es sesgada, porque hay profesionales que usan este tipo de táctica y a mí no me gusta, da titulares escandalosos, fáciles y muy torcidos.
¿Cómo define al periodista?
El periodista es un intermediador. Cuando transmitimos una información, somos esos correos entre el personaje y la audiencia. Si has tenido el privilegio de vivir algo de primera mano, debes preguntarte ¿cómo lo hago ahora de la mejor manera, más brillante, acudiendo a despertar todos los sentidos? Para que alguien pueda, como en la buena literatura, entenderlo, estas sensaciones, lugares o personas, para que se logre acercar a los otros una realidad.
Directora de Informativos de Antena 3
“Ser la primera mujer directora de informativos de una cadena privada”, admite, “y la segunda en general de cualquier cadena, hasta ahora incluso, es algo que me ha acompañado siempre. Muchas veces las preguntas que me hacían no eran sobre mi trabajo, enseguida pasaban a hacer otras sobre cómo concilias y cómo te las apañas. Y eso era así”.
Relata una anécdota concreta. “Cuando presenté Juegos de Poder en el año 2017, todavía en el programa de Ana Rosa hubo un personaje muy conocido que me preguntó ‘¿cuánto te ha influido tu marido para escribir este libro?’ y le respondí ‘¿y a ti, ¿cuánto tu mujer para hacerme esta pregunta?’. Las mujeres queremos dejar de ser las primeras”, sentencia, “queremos ser las octavas y las novenas. La clave es cuando eres todavía la primera, como por ejemplo, cuándo tendremos la primera presidenta del Gobierno”.
¿Para cuándo ve eso posible?
Los partidos no parece que tengan una mentalidad clara para que las mujeres estén en puestos de salida, pero eso dependerá de cada dinámica interna. Nadie duda de la capacidad y capacitación de muchas mujeres que están en esas posiciones, pero en el tratamiento mediático se aprecian aspectos que tienen ese tipo de sesgos.
Es importante que las mujeres defendamos esos límites. Tenemos a mujeres en las primeras posiciones de partidos como Yolanda Díaz, Arrimadas… pero atendiendo a las encuestas, no son partidos mayoritarios de Gobierno.
Los debates suelen parecer la planta de caballeros del Corte Inglés…
[Sonríe] El azul marino es el que mejor da en la tele. Te darás cuenta de cómo las mujeres incorporamos el color a nuestra vida de otra manera.
¿A qué se refiere?
Yo voy de amarillo, ayer iba de naranja, son colores que me dan luz. La manera femenina de incorporarlo todo y no vestir uniformadas tiene que ver con absorber la naturaleza de la vida. Además, los hombres en siglos anteriores vestían de una manera menos uniformada, ahora los cánones del siglo XX llevan a un hombre cada vez más neutro. Celebro que los hombres se incorporen al mundo de las emociones y al de los colores, falta hace, queda muchísimo.
¿No cree que ya se educa en igualdad?
Aunque creamos que educamos en igualdad, los roles siguen persistiendo y en consecuencia marcando la desigualdad.
“He conocido mujeres increíbles en el día a día”, relata con intensidad, “y busco muchos referentes, hay que rescatarlas de la historia, de ese túnel donde han estado las mujeres”. En relación al término de liderazgo femenino, le lleva en su cabeza a Mujeres por África, “donde soy parte del Consejo Asesor, y donde he podido ver unos liderazgos muy potentes de mujeres con enorme capacidad, con mucho esfuerzo, convencidas de que si no trabajan en esa dirección las cosas no van a cambiar”.
¿Hay mucha diferencia entre la imagen pública y las personas detrás de la misma?
Eso me ha pasado más con los hombres, he encontrado a hombres líderes que me han decepcionado mucho, que tenían muy buena imagen y era cubierta. También he podido descubrir alguno que merecía más la pena. Pero en el caso de las mujeres líderes, pocas veces me han decepcionado. Quizá al haberlo logrado con más esfuerzo, menos visibilidad, menos networking y teniendo que demostrar una valía excepcional, rara vez he encontrado a mujeres que no merezcan su cargo.
¿Y en relación al feminismo, cómo lo relaciona con su experiencia como periodista?
No conozco a ninguna mujer inteligente que no apoye a otras mujeres. Luego yo diría que hay hombres que tienen miedo a la hora del feminismo. Y les respondería con dos argumentos: por un lado, ¿miedo de qué?, si realmente elimináramos de las primeras posiciones y Consejos a hombres que no son brillantes dejaríamos el hueco de manera automática a mujeres con más capacidad y formación. La incompetencia ha llegado a niveles altos por el automatismo con el que los hombres tienden a elegir similares suyos.
¿Y qué otro argumento mencionaba?
La definición del diccionario de la Real Academia. “Si, según la RAE, el feminismo es igualdad de oportunidades a mujeres y hombres, ¿quién se niega a eso? Hace poco en un evento dije ‘voy a desafiaros a todos: todos los que estáis aquí sois feministas, porque no voy a apelar a vuestras madres abnegadas, ni a vuestras compañeras, sino en vuestras hijas, ¿queréis que vuestras hijas trabajen con iguales competencias, pero cobren menos… que crucen un parque y se sientan más inseguras… que tengan más cargas y menos ocio?”.
Gloria Lomana establece una clara diferencia entre las esferas de vida: “La personal, la familiar, la profesional y social”. Sin embargo, cree en un concepto integral de la persona. “Cuando hablo de liderazgo, me refiero a que una persona o se mueve en ese concepto en todas las áreas de su vida o no puede cumplir con una misión integral y tener equilibrio”.
“El poder es la mejor herramienta para transformar las cosas”, señala Lomana. “Lo que queremos es acelerar el cambio en la sociedad para construirla más justa e igualitaria y que en ese poder que es transformador, participemos mujeres y hombres. Hace falta que a los puestos de decisión lleguen en igualdad las mujeres para que las perspectivas sean diversas. La educación y roles pesan demasiado”.
El futuro
Afirma que le gustaría, si fuera posible, “cerrar 50&50 y dedicarme al liderazgo inclusivo. Que el 8-M fuera de homenaje a las mujeres de la historia y no reivindicativo. Que las niñas pudieran ir seguras por la calle, que las violaciones grupales ya no sucedieran ni hubiera que dar esas noticias…”.
Cuando decimos “empoderar”, para Gloria Lomana “es un verbo que hemos usado sin darle el valor real que tiene… Queremos una sociedad 50-50. Yo tengo un hijo y una hija, y quiero para mi hija todos los derechos, no a costa de la discriminación de mi hijo, obviamente”.
¿Cómo ve el futuro de los medios?
Cuando hablo del futuro de la información profesional confundo el deseo con la realidad, pero no me importa, solamente soñando se puede construir el futuro, si no te lleva la inercia. Creo sinceramente que se necesita el periodismo, es el pilar de una democracia, una ciudadanía formada y bien informada. Así que necesitamos un periodismo riguroso y viable económicamente y que financieramente sea posible, pero no hay un claro modelo de negocio en los medios.
¿Cómo podría asegurarse esa rentabilidad?
Hemos saltado del modelo tradicional al modelo digital sin haber conseguido un modelo de negocio claro que lo haga rentable, porque el periodismo necesita financiarse para tener independencia y tener profesionales rigurosos, bien pagados, que puedan trabajar con todos los medios que sean necesarios para cubrir una información. Es un momento complicado porque ese modelo no existe y no parece que lo vayamos a ver de una manera clara pronto, más en un país que estamos acostumbrados al “no pago”.
¿Qué papel tienen en esto las comunidades sociales?
Las redes se nos han precipitado y el periodismo ha tenido la tentación de competir con ella en inmediatez y no verificación, por eso hay que volver a la raíz del periodismo, verificar, jerarquizar… Esa es la esencia del periodismo.
¿Y a nivel europeo hacen falta directivas?
En Europa se está debatiendo ya, es una tarea que es urgente y necesaria, sin demora. Porque tiempo que perdemos, corremos el riesgo de tener una ciudadanía con menos masa crítica, hay que actuar ya, educar para valorar el periodismo… Esta necesidad está en la base de la democracia liberal.