Las redes sociales, la aparición de nuevos modelos de relaciones, el surgimiento del conocido como "amor líquido"... Son muchos los cambios sociales que se han producido en las últimas décadas y que han afectado de manera directa a nuestra forma de entender el amor y la pareja. Unos cambios que, si bien no son malos de por sí, también han generado mayor complejidad a las relaciones y muchas veces nos hacen dudar incluso de qué queremos.
Para ayudarlos a establecer relaciones sanas basadas en nuestras necesidades y deseos, Núria Jorba publica Parejas imperfectas y felices (Arpa, 2022). Especializada en sexualidad y terapia de parejas, Jorba ha sido testigo de esta evolución de las relaciones y decidió aunar todos sus conocimientos y experiencia para darnos un rotundo mensaje: las parejas perfectas no existen, pero no por ello son "malas" y, aunque todo ha cambiado mucho, hay algo que permanece: nuestra necesidad y deseo de estar con alguien y sentir estabilidad.
Pregunta: ¿Cuál es la idea que tenemos habitualmente de pareja perfecta?
Respuesta: Creo que es esa pareja que fluye, en la que no hay que hacer nada, esa pareja que no discute y no tiene diferencias y que encima está todo el día enamorada. Yo siempre lo digo, muchas veces vemos una foto en Instagram de una pareja feliz y demás, y resulta que en un momento antes de hacer la foto estaban discutiendo. Pero nosotros vemos la foto perfecta, retocada y con una frase de esas inspiradoras de enamorados sí que es. bueno, postureo total. Eso nos va calando y al final hacemos esa comparación inconsciente de decir: "Ostras, pues yo no estoy igual, no siento lo mismo" y empezamos a dudar de nuestra relación.
Entonces, una relación imperfecta es aquella en la que hay discusiones que permiten llegar a acuerdos; aquella en la que a veces tienes momentos en la que tu pareja no te cae bien, es sano que a veces tengas más ganas de estar contigo que con la otra persona. O que haya momentos en los que tengas que trabajar en la relación, que no fluya y tengas que luchar. Porque no es solo el sentimiento de enamoramiento, es un sentimiento de compañerismo, de formar un equipo, y habrá momentos en que esa pasión no estará.
En el libro expones muchos ejemplos en los que las parejas acuden a terapia por situaciones en las que no se sienten cómodas, pero no siempre son grandes problemas como podríamos imaginar -por ejemplo, una infidelidad-. ¿Cuándo es conveniente pedir ayuda profesional?
Yo creo que hay diferentes situaciones. La primera, como bien dices, cuando hay ese crack o situación muy límite. Por ejemplo, hay parejas en las que uno quiere tener hijos y otro no, y al plantearlo se produce ese crack.
Pero a parte de estas situaciones, puede ocurrir que haya una divergencia que sea importante emocionalmente para uno o para los dos y no consigan ponerse de acuerdo. En ese punto no podemos dejar pasarlo, porque el problema crecerá.
También, cuando se sienten distanciados o hay algo que no saben solventar juntos. En esos casos hay que acudir porque eso no se va a resolver y va a empezar a afectar otras emociones y a hacer una montaña. En terapia se puede solucionar muchísimas cosas, pero hay veces que no tienen las herramientas por el agotamiento que ya llevan porque llevan tantos años y hay que hacer tal limpieza que la pareja ya no tiene energía, y es una pena.
¿Acudir a terapia de pareja está todavía estigmatizado?
Sí, yo creo que nos queda más en terapia de pareja que en terapia individual. Todo lo que es sexual y de pareja se relaciona como que si no lo sé solventar, es que no soy bueno. Hay como esa asociación de que si nuestra relación necesita ayuda, ostras, qué dirán.
Por lo general, ¿crees que tenemos relaciones sanas, que sabemos cómo gestionarlas? ¿O ya de base tenemos alguna carencia en nuestra manera de concebirlas?
Pienso que el tema de saber gestionar los vínculos tiene que ver con uno mismo, y ahí está la raíz del problema. No sabemos identificar ni tratar nuestras emociones, ni tampoco sabemos posicionarnos ante los demás. Entonces, si todo esto no lo sabemos hacer, el 'yo' está hiperdisfuncional. ¿Y qué pasa entonces cuando nos vinculamos? Que no sabemos expresar qué necesitamos y tenemos miedo al conflicto. Lo vamos dejando pasar y se va generando un vínculo, no digo tóxico, pero no demasiado positivo.
Entonces, la base estaría en que en el colegio se enseñara a tratar las emociones, que es algo en lo que vamos muy pez. Además, estamos en una sociedad en la que cada vez hay más estrés, más cambio, más inputs. No tenemos ni un espacio para pensar bien cómo nos sentimos, qué nos ocurre... Si le preguntas a alguien cuántas veces al día piensa en pensar cómo se encuentra, seguro que en muchas ocasiones ni se lo han planteado. Y si todo esto no lo hacemos, es muy , muy difícil que luego nos podamos vincular bien.
"Cada vez estamos en una sociedad de más opciones que genera que tengamos que acordarlo todo"
En el libro hablas de la influencia de las redes sociales, el amor líquido, el nuevo abanico de estilos de vida... ¿A qué retos se enfrentan las parejas actuales?
La verdad es que mira que yo soy muy positiva en esto, pero lo veo negro. ¿Por qué? Porque la estabilidad cada vez es más difícil de encontrar. Y lo digo a nivel de pareja, pero también a nivel laboral, de vivienda, social... Todo esto afecta a cómo nos vinculamos. Toda esta inestabilidad, estos cambios, estos impulsos sociales, nos hacen generar ese deseo, esas ganas, que todo se basa en eso, hace que en una relación en la que necesitamos seguridad, estabilidad, bienestar... Ostrés, cómo lo llevamos, ¿no? Porque me están diciendo que cada año cambie de ropa, pero de la pareja la tengo que mantener, ¿cómo me siento bien ahí?
Para poder tener una pareja, aparte de todo lo que hemos trabajado, hay que saber muy bien autoilusionarse, automotivarse, porque la pareja de hoy se basa en el deseo. Entonces, si no sabemos trabajar el deseo, ¿cómo vamos a mantener esa relación?
Pero tampoco nos sentimos a gusto cambiando constantemente de relaciones. Entonces, para mí el pronóstico es malo, porque primero creo que cada vez vamos más a relaciones cortas y cambiantes, algo que genera también mucha frustración y mucho sentimiento de soledad. Y esa tendencia al cambio cada vez mayor genera menos capacidad de frustración y de esfuerzo, lo que afecta a millones de aspectos de nuestra vida. Realmente todos deseamos una pareja, una estabilidad, un equipo, pero estamos en una sociedad que va en contra de eso.
¿Y cómo hemos llegado a este extremo? Porque parece que deseamos el cambio y de novedad constante, un placer instantáneo, y a la vez necesitamos esa estabilidad.
Por eso hay tantas infidelidades, porque deseamos la familia, esa unión, el llegar a casa y encontrar a alguien... Pero por otro lado, deseamos sentirnos con chispa, sentir que nos desean, el juego sexual... Lo queremos todo. Estamos en la sociedad de quererlo todo y quererlo ya, y eso es imposible.
Hay que hacer todo un trabajo emocional de en qué momento vital estoy, qué quiero, qué arriesgo, qué gano. Hasta que no sepamos que para tener una cosa hay que perder otra... El quid de la cuestión sería saber trabajar la ilusión y la motivación dentro de la estabilidad. Y para ello, también es poder ponerte cada verano ese vestido que te gusta y no tenerte que comprarte 30 nuevos. Porque como eso no lo trabajamos en el resto de aspectos, entonces en la pareja será muy difícil que tengamos las herramientas para hacerlo.
¿Con qué problemas llegan ahora las parejas a terapia? Porque también mencionas cómo han cambiado los roles tradicionales, las nuevas formas de vivir...
Claro, el tema está en que como cada vez estamos en una sociedad de más opciones, eso genera que tengamos que acordarlo todo. Antes se venía por temas como la infidelidad, la comunicación, de educación de los hijos... Pero ahora me estoy dando cuenta de que lo que viene es: Oye, ¿queremos tener hijos o no? Esto antes era inviable no se cuestionaba. O el tema de, por ejemplo, vivir en un sitio o en otro.
El tener tanta posibilidad de elegir nuestro estilo de pareja genera que los conflictos sean más hacia cómo acordamos las cosas, pero no nos han enseñado ni a exponer, ni a decir, ni a negociar lo que necesitamos.
Ese abanico de posibilidades está muy bien, no lo niego, pero nos está volviendo "locos" porque hay tantas opciones, que saber acordar... y ya no solo eso, es que nuestros deseos pueden cambiar constantemente.
"Una relación es 50% cabeza, 50% corazón"
Sobre el concepto de independencia, hace años se mencionaba como algo positivo, que las mujeres tenemos que ser "fuertes e independientes". Sin embargo, parece que ahora se le da una interpretación más negativa. ¿Nos ha calado de una forma quizá incorrecta esa idea de independencia?
Yo creo que sí. Creo que tenemos la idea de que yo tengo que poder hacerlo todo, tengo que poder sentirme bien con todo. Y no. Hay veces que poder con todo es decir, bueno, quizá no tengo que necesitar esa pareja, pero oye, necesito una red de amigos, necesito una estabilidad. No tenemos que olvidar que somos seres sociales y aunque estamos muy bien con amigos, aunque estemos muy bien con nosotros mismos, aunque tengamos nuestras cosas, siempre deseamos ese equipo, esa persona para sentirnos especiales.
Es necesaria esa intimidad y ese equipo, el tema es que no nos supere, que no nos haga pasar por límites que no son sanos, que no cedamos en todo. El tema es saberlos gestionar, saberlos elegir y no pasar por encima de nosotros. Tenemos que naturalizar el poder decir: "Me apetece tener pareja". Y no por eso significa que estemos con carencias o que estemos siendo personas dependientes.
¿Crees que estamos desterrando poco a poco ese ideal de amor romántico?
Yo te diría que sí, pero aún nos queda mucho. Tengo la sensación de que lo tenemos como claro en la mente, pero después en la realidad buscamos lo mismo. Las películas nos siguen dando el l mismo mensaje y ya tenemos los conceptos teóricos, pero hay un poso emocional y un poso de información, como en Instagram, que lo sigue fomentando.
En este sentido, ¿las mujeres seguimos estando más influenciadas por ese mito del amor romántico o es algo generalizado en la sociedad?
Sí que es cierto que lo tiene más interiorizado que el hombre. No sé si es porque la mujer es más emocional, es más sentimental y quizá lo muestra más, mientras que los hombres tienen que mantener esa idea de virilidad, pero sí que la mujer está un poquito más intoxicada desde que nace. Aún está es esa idea de princesa elegida, ¿no? Hasta que no desterremos esto, difícil.
¿Cuál es el mayor peligro de tener esos estándares románticos a la hora de intentar establecer relaciones sanas?
Afecta mucho que desde el principio, cuando sentimos esta parte de romanticismo, nos olvidamos de tener en cuenta todo. Es decir, yo siempre digo que una relación es 50% cabeza, 50% corazón. Entonces, si solo nos guiamos por ese corazón, por esos sentimientos, con esas mariposas, no le pondremos cabeza y al cabo de unos meses aparecerán problemas que los podríamos haber evitado si desde el principio habláramos las cosas.
S valoráramos si esa persona realmente encaja, si tiene todas esas cualidades y características que nos hacen falta... Si hiciéramos todo esto, luego evitaríamos mucho, mucho sentimiento de fracaso.
¿Cómo podemos hacer esa transición de los primeros meses de enamoramiento en el que está esa idealización de la otra persona al paso la estabilidad, la rutina, sin perder esa chispa y automotivación de la que hablabas antes?
Lo primero es que desde el principio tenemos que darnos espacio. Porque muchas veces ¿qué hacemos? Al principio es bueno, 24 horas con esa persona, vamos a todos lados, lo hacemos todo juntos... Hay ese subidón que nos hace dependientes. Entonces es te quiero mucho, pero yo quedo con mis amigos, yo hago mis cosas, hago mis actividades.
Evitar también el convivir o el compromiso desde el inicio, que es uno de los errores fundamentales. ¿Por qué? Porque entonces nos podemos encontrar al cabo de un año de qué hago aquí, de ya estoy comprometida, ya he metido a la persona a todos mis amigos, la familia. ¿Y ahora cómo salgo? Me he encontrado muchos casos de esto.
Y en tercer lugar, sobre todo, desde el principio, sacar los temas difíciles. Hay que hablar desde el principio de los temas que para ti son importantes. Recuerdo una paciente que había tenido muchas relaciones tóxicas y no quería volver a caer y en el proceso conoció a un chico. Y me dijo que ella era muy importante ser madre. Entonces dije: Vale, ¿lo has hablado con él? Me respondía que no, que como iba a decírselo si habían quedado tres veces. Pero si para ti es importante, lo tienes que hablar, es algo fundamental. Si no, no vale la pena.
Desde el principio le podemos poner cabeza y sacar esos temas delicados, poner a prueba un poquito la relación. Si hiciéramos estas tres cosas, compromiso, sacar temas delicados y tener tiempo personal, seguramente evitaríamos ese enamoramiento tan explosivo.
¿Puede ocurrir que una pareja ya tenga alguna dificultad desde el inicio de la relación? ¿Es una sentencia de muerte el no empezar con ese enamoramiento loco del que se habla siempre o ese inicio en el que todo debería fluir?
Para mí esto no es ninguna sentencia de muerte, al contrario, se ha visto a muchísimas parejas que cuando empiezan con menos enamoramiento, la solidez y la consistencia futura, es fantástico. ¿Por qué? Porque han aprendido a trabajar la relación desde el principio, entonces más adelante no tiene ninguna crisis y no tienen ese sentimiento de pérdida, de enamoramiento y de chispa.
Es decir, lo que considero es que tenemos que saber diferenciar los problemas salvables de los insalvables. Los insalvables son sobre todo los que tienen que ver con el compromiso. Es decir, si uno quiere tener hijos y el otro no, es insalvable; si uno quiere una cosa y el otro otra, es insalvable. Ahora, si en temas de intimidad, de pasión, de acoplamiento, hay grises y hay sensación de que hay cosas a trabajar, no hay ningún problema. Hay parejas increíbles que no tienen por qué tener esa etapa de enamoramiento brutal.
He visto parejas con las que he trabajado a los dos o tres meses de empezar y, como sigo en contacto con muchos de mis pacientes al cabo de los años, he visto que siguen juntos, con familia y sin ningún problema.
Claro, el problema es que a lo mejor se cuestiona a esas parejas, ¿no?
Algo que yo pregunto mucho a los pacientes es: ¿lo has hablado con alguien? Porque a veces no es que la propia persona tenga un conflicto interno o se lo cuestione, sino que se lo han acabado metiendo en la cabeza, porque opinar es muy fácil, pero cuando sentimos y estamos dentro de una relación ya no lo es tanto.
Hay que guiarse por lo que uno siente, hay que permitirse experimentar esa relación y siempre digo una cosa: es mejor vivirla y acabar, que no funcione, que no significa fracaso, que no quedar con el "y si hubiera hecho", "y si hubiera aprobado". Entonces, es saludable poder trabajar, investigar y luchar por una relación.
¿Y qué opinas de las "red flags" que se ven mucho ahora en las redes sociales?
Que es lo que decía la de la capacidad de esfuerzo y de flexibilidad. A ver, hay líneas rojas que son relaciones tóxicas, pero lo que no podemos hacer es que por un comentario de un día, por una actitud de un día a una pareja... O sea, una pareja un día se puede gritar. ¿Eso ya es una línea roja por la que hay que dejar la relación? O sea, no podemos ir con ese nivel de exigencia.
El tema es si es una situación puntual y excepcional o una situación constante y mantenida. Entonces, vayamos a encontrar grises, a no decir que esto es blanco o es negro.
¿Y sobre la responsabilidad emocional? Porque con las aplicaciones de ligue y las redes sociales se han extendido comportamientos como el "ghosting" -desaparecer e incluso bloquear en las redes a la otra persona sin dar ninguna explicación-.
Yo siempre te digo que la responsabilidad afectiva o emocional se trata de hacer aquello que me gustaría que hicieran conmigo, tan sencillo como esto. Creo que a nadie nos sentaría bien que nos dejen de contestar sin más.
Porque muchas veces nos quejamos y decimos: "Jo, es que lleva una mochila emocional, es que tiene tantas inseguridades". Bueno, es que quizá las hemos generado también. Si una persona se está encontrando que cada vez que conoce a alguien y se siente bien, esa persona desaparece, al final irá con miedo, con inseguridad, con dudas. Entonces, cuidemos las emociones de los demás porque nos vinculamos con los demás, y si ellos no están bien, nosotros tampoco lo estaremos.
Por último, ¿cuáles son esas claves que tenemos que tener en cuenta a la hora de establecer una relación de pareja?
La primera, no buscar la perfección, saber qué es una pareja. En segundo lugar, tener muy claro cuáles son nuestros mínimos, nuestras necesidades, porque si ya no lo sabemos exponder desde el inicio, vamos a ir mal. Y en tercer lugar, saber negociar y saber evolucionar con esa persona. Si sabemos trabajar la relación, exponer lo que necesitamos y construir algo, ya está, irá bien.