La cara amable de los impuestos: Araceli Saenz de Navarrete, socia de EY
Una de las mujeres más expertas en la fiscalidad de nuestro país recibe a MagasIN en las oficinas de la empresa de la que es socia, EY.
30 septiembre, 2022 02:51En la torre de EY [pronunciado siempre en inglés, ‘i-wai’, abreviatura de Ernst & Young], como ocurre cada vez más en el siglo veintiuno, los ascensores no tienen botones. Detrás de un panel con el lema de la compañía ("building a better working world", que traducen como "construir un mundo que funcione mejor"), un sistema de acceso optimizado conduce a un ascensor que habla y vuela hasta una de las plantas más altas de la torre, con vistas a toda la zona de Azca.
La sala de acceso de esta multinacional se despliega en espaciosas estancias, algunas circulares y otras rectangulares, por las que circulan personas que entran o salen de reuniones, formaciones y encuentros con clientes. Los grandes ventanales presumen de Madrid como un hormiguero de coches diminutos desplazándose en hileras por las carreteras, tejados metálicos que relucen al sol y edificios con cientos de pequeñas ventanas plateadas: todas ellas personas en movimiento, que realizan transacciones comerciales y trabajos por cuenta propia y ajena en un complejísimo sistema de leyes y normas.
EY es una de las conocidas como Big Four, es decir, una de las cuatro firmas de servicios profesionales mayores del mundo [tiene 14 oficinas en España y 5.000 empleados]. Araceli Saenz de Navarrete recibe a MagasIN en una sala de nombre “Tàpies” [todas las salas de la planta tienen nombres de pintores] con una enorme sonrisa. Lleva dos décadas y media aquí: se trata de la socia de EY experta en “Tax” [impuestos].
Comienza su conversación elogiando a todo su grupo de trabajo, algo que sin duda no es habitual. “En el sector financiero legal y fiscal somos noventa, las personas que hacen exactamente lo mismo que yo, transacciones del sector financiero, somos como treinta y cinco, con las que estoy en el día a día trabajo codo con codo”.
Sus interlocutores más habituales son CEO de grandes compañías, gestores de fondos y grandes inversores. “Muchos no son especialistas fiscales. Así que tengo que ser breve, clara y hablar con honestidad absoluta. Y eso es algo que en mi día a día tengo muy presente: cuando hablamos de impuestos a veces hay que dar malas noticias, pero es fundamental ser siempre muy clara y directa, esa es la forma de ganar la confianza”.
Pero lo explica con una gran energía, y manifiesta antes por qué le gusta lo que hace que en qué consiste realmente su actividad. “Para mí”, explica con una alegría vocacional inusual en este ámbito, "el derecho tributario, dentro de que cualquier práctica del Derecho te exige estar muy actualizada, implica excelencia técnica al máximo".
Y continúa: "Los impuestos son muy exactos, tienes que estar muy bien preparada para ser capaz de decirle a un cliente cuánto tiene que pagar y por qué. A nadie le gusta pagar impuestos, pero sobre todo lo que nadie quiere es tener un problema. Como la fiscalidad es muy compleja, y existen muchísimas opciones, se requiere un grado máximo de excelencia técnica. Desde el minuto uno vi esa exigencia continuada y, además, que los impuestos tienen algo que a mí me encanta, un componente de innovación enorme".
Ese minuto uno al que se refiere sucedió en una oficina de EY en la ciudad de Málaga donde comenzó su carrera esta licenciada en Derecho, hoy una de las mujeres clave de la fiscalidad en España. “Estudié en Logroño y en la Universidad de Salamanca, después hice un máster en el Instituto de Empresa y la verdad es que ahora compagino mi labor como socia de EY con una pequeña docencia en el IE, doy clases en el mismo máster en el cual yo aprendí”.
“En una oficina pequeña como aquella, empecé haciendo mercantil”, relata, “también muchísimo derecho societario, pero al final vi claro que lo que se me daba bien era la parte de impuestos. Estuve cuatro años en la oficina de Málaga, después me trasladé a Madrid y ahora mismo soy la socia responsable dentro de EY Abogados, del área legal y fiscal para el sector financiero”.
Una trayectoria ascendente en la que los roles femeninos fueron fundamentales para ella. “Uno de los temas claros que tenemos en la mesa, y que llevamos años teniendo, es que aún existe una diferencia en puestos directivos a nivel femenino. Y eso es una realidad y es algo de lo que todas las organizaciones son conscientes y todas estamos intentando cambiar. A día de hoy creo que lo más importante es tener rol models claros. Y ahí me refiero a quién me inspira o a quién me sigue. Porque si estás en una entidad financiera o en cualquier tipo de organización, si existe una mujer que está en un puesto importante, sólo por ello, entonces ves que es posible y eso te inspira”.
“Yo tuve la suerte de trabajar codo con codo desde hace veinte años con una socia, una de esas personas que en aquel momento era de las pocas que existían en EY, y me inspiró. Pero la mejor forma en que lo hizo es que nunca observó una diferencia de género, al final esto es lo auténtico del talento, ver las capacidades de cada persona. Probablemente me ayudó mucho [se refiere a Rocío Reyero, hoy responsable de EMEIA, una de las regiones más grandes de EY], es brillante y sigue apoyándome. Ella sin saberlo me demostró algo, que si yo quería ser socia, podía serlo. Viví con eso mi carrera y sí que he observado que hay personas que no tienen rol models, y creo que es fundamental tener mujeres que te inspiren, en España hay mujeres en posiciones muy importantes y eso es clave”.
“En el sector financiero es muy común, y yo estoy acostumbrada, a ir a reuniones y a ser la única mujer y como me te acostumbras, ya ni te das cuenta”. Ahora, entre sus clientes “tengo más hombres que mujeres”, pero independientemente de ese hecho, los clientes que mantiene son muchos los mismos desde hace años.
"En 25 años de profesión puedo decir que nunca he perdido un cliente, sigo trabajando con muchos que son los mismos que al principio, y la relación se vuelve muy personal. Efectivamente, dentro de la fiscalidad, con toda la complejidad que tiene, he tenido muchas ocasiones en las que la satisfacción ha sido inmensa. No sólo porque hayamos dado un buen servicio al cliente, o por su reputación…", relata.
Prosigue explicando que "he tenido casos de personas que han llegado a nuestro equipo con un problema enorme, porque les pedían un dinero que literalmente no tenían. Y además, lo habían hecho todo bien, se habían asesorado, habían hecho consultas a la Agencia Tributaria, pero como la fiscalidad es tan compleja, puedes tener una inspección que lleve hasta dos años resolverla".
"He tenido varios casos en los que la satisfacción personal de decirle a un cliente que habíamos ganado, que no se emitía un acta de inspección y que todo estaba bien… eso no tiene precio [sonríe con mucha satisfacción]. Aunque se trate de una corporación, detrás de cualquier empresa hay personas, que lo agradecen y lo aprecian. Muchas veces asesoro también a personas físicas y ahí la conexión es tremenda. Sientes su alegría".
¿Algunos errores comunes?
El mayor error en materia de impuestos es no estar bien informado. Es una materia tan técnica que el mayor error es no estar asesorado, siempre.
Pero, ¿hay errores prototípicos?
Hay grandes errores cometidos de forma generalizada: crear empresas para una actividad que realmente está haciendo un profesional, confirmar el borrador de la declaración del IRPF sin revisarla o declarar incorrectamente el valor de los bienes recibidos por causa de una herencia.
Pero yo insisto, esto es caso a caso, y lo importante es preguntar, muchos errores son simplemente por puro desconocimiento y a veces estás pagando de más porque no has elegido una opción a tiempo, porque haces una operación y alteras el orden de los pasos y lo haces mal, entonces es mejor asesorarse siempre.
¿Existe la cara amable de los impuestos?
Yo creo que sí, es verdad que a cualquier persona le hablas de impuestos y en lo que piensa es en ‘¿cómo puedo pagar menos?’. A nadie le gusta pagar impuestos, pese a que estoy segura de que si nos preguntan todos contestaremos que hay que pagar una cantidad de impuestos justos, como una forma de contribuir a la sostenibilidad de nuestro modelo y evitar desigualdades.
Yo creo que soy la cara amable de los impuestos en el sentido de que explico que con los impuestos lo que hay que conseguir es tranquilidad, quizá de ahí viene el comentario. Lo que hay que hacer con los impuestos es entenderlos. Tener esa seguridad de que pagas los impuestos justos: la desamabilidad suele provenir de pensar que has pagado más impuestos de los que deberías.
¿Es esa entonces su labor, reconciliarnos?
[Sonríe] Yo creo que mi labor, como la de tantos fiscalistas, es ayudar exactamente a entender los impuestos, a que algo tan complejo como es el mundo de la fiscalidad, cuando ayudas a alguien, provoque tranquilidad. Soy asesora vocacional, puedo estar en una cena con amigos y si escucho que alguien comenta una cosa que no está bien o que puede mejorar, es que me sale solo, digo ‘oye perdona, por qué no haces esto’… y me sale solo porque me gusta, tengo vocación de asesora.
¿Pagamos muchos o pocos impuestos en España?
Yo creo que tenemos una carga impositiva más que razonable, considerando nuestro entorno europeo. Y creo que cualquier reforma tributaria lo que tiene que buscar, en primer lugar, es la seguridad jurídica. Probablemente uno de los grandes problemas de los inversores y asesores fiscales es que siempre nos parece que hay poca seguridad jurídica, tanto en la norma como en su interpretación.
Tenemos un sistema tributario razonable pero tendríamos que incrementar la seguridad jurídica y por supuesto cualquier reforma fiscal tiene que pensar siempre en la competitividad de las empresas, porque van relacionadas. Si queremos mejorar la economía en todos los niveles, necesitamos un sistema fiscal competitivo que atraiga inversiones y que facilite que nuestras compañías prosperen, al mismo tiempo que seguridad jurídica y luego tenemos que añadir que el sistema sea justo.
Tenemos reformas fiscales continuamente…
No ha habido ningún cambio en los últimos años que haya revolucionado nuestro sistema fiscal. En materia de IRPF la última reforma ha elevado un poco los tipos de gravámenes, y ahora se está discutiendo un impuesto a la banca… es verdad que el sentir común es que puede traer una doble imposición y que ya se trata de un sector suficientemente castigado a nivel fiscal.
En tributación internacional se están revisando muchas normativas para tratar de tener una imposición global más justa, se habla del tipo mínimo global, de un 15%, yo diría que el cambio sustancial a nivel fiscal es el que se está produciendo a nivel global en relación a la tributación internacional para tratar de armonizar esta tributación, para que los impuestos sean justos y estén repartidos entre todos los países y ahí hay muchísimo desarrollo.
¿Cómo mantiene su balance?
Hay que dormir lo suficiente, unas siete horas, cada día. Una de las virtudes que tengo es que no me agobia el trabajo, y no me importa que se acelere el ritmo, pero cada persona tiene que encontrar su propio balance personal y profesional, yo ahora me encuentro muy satisfecha con el mío.
Mi carrera no me ha impedido nada, mi marido y mis tres hijos [en edad adolescente] son mi mejor proyecto. Ahora es una época muy dulce, porque hemos cambiado unos años de cuando eran pequeños, del cansancio físico, a un cansancio más psíquico, preocupados por su educación y valores.
Una familia es absolutamente compatible con una carrera profesional que responda a tu ambición, pero exige sacrificio. Yo he hecho miles de llamadas telefónicas con mis hijos escuchándome y aprendiendo de impuestos. Es importante tener las prioridades claras y elegir muy bien a tu socio, porque una familia se basa en el trabajo en equipo.
¿Cuál es su objetivo ahora?
Fíjate que creo que el tiempo es importantísimo. Pero no creo que pensar en el pasado, ni demasiado en el mañana tenga sentido. Disfruto del día a día. Hay que tener objetivos múltiples, en el plano personal lo más importante es ver crecer a mis hijos felices, que sean buenas personas y estén bien educados, tengo que conseguirlo.
En el profesional, seguir creciendo y ayudar a otros a crecer, que sienta que evoluciono profesionalmente, que soy mejor asesora y mejor gestora de equipos, dentro de la compañía y eso lo necesito. Las satisfacciones vienen cuando ves que estás creando impacto.
Fan de la danza y colaboradora con el proyecto inclusivo de flamenco A nuestro ritmo [bajo la dirección de Isabel Olavide], el mismo día que se realiza esta entrevista, la compañía para la que trabaja anuncia una nueva organización [separar la auditora de la consultora].
Lo explica con optimismo, y un semblante templado. “Yo llevo aquí 25 años, cualquier decisión que tome EY será buena para las personas, equipos, clientes y sociedad. Y creo que se trata un gran momento, porque cualquier cambio en una organización es un reto y las personas que tenemos más experiencia tenemos que contribuir más activamente, así que aquí estoy”.