Nuria Roca (Moncada, 1972) asegura que la mejor edad de una mujer es “la que está por venir”. Ella acaba de cumplir los 50 y, entre sus muchos compromisos profesionales, cumple el papel de embajadora de la firma cosmética Clinique. Con este motivo nos reunimos con ella en Madrid, minutos antes de que presente la línea Smart Clinical Repair, que se inspira en la tecnología del láser para tratar la piel.
“Descubrí Clinique en Estados Unidos, es una marca a la que le tengo muchísimo cariño”, dice la presentadora de televisión, y a renglón seguido explica que ella se cuida muchísimo. “Espero que se note”, bromea.
Lo cierto es que sí se nota: en el plano corto, la comunicadora es tan guapa como se la ve en la tele. Su trato es cordial y no elude ninguna pregunta. Hablamos con ella sobre el paso del tiempo, las redes sociales, la carrera profesional… y sobre la atención desmedida que ha recibido esta semana la supuesta infidelidad sufrida por su compañera de plató Tamara Falcó, marquesa de Griñón.
['Generación Letizia': 50 mujeres de 50 en la plenitud de sus vidas]
Eres embajadora de Clinique, una marca que hoy en día pertenece a la compañía Estée Lauder. Su fundadora dijo en cierta ocasión: “¿Me preguntas mi edad? Te digo simplemente que no importa”. ¿A ti te importa tu edad?
Hasta ahora no, pero es verdad que ahora que he cumplido 50 me importa un poco más (se ríe). Confieso que me pesa un poquito, pero soy muy defensora de la edad, porque tenemos que convivir con ella. Eso sí, intentando estar lo mejor posible.
Al cumplir los 50, ¿te han entrado las prisas por exprimir el tiempo al máximo?
No. Yo he sido de exprimir el tiempo desde que tenía 20 años. Pero sí es verdad que a los 50 priorizas las cosas, relativizas mucho más y haces un reseteo global de tu vida. Piensas más en el futuro, en lo que quieres hacer y lo que no. Para mí hay un antes y un después.
¿Cumplir años es más duro cuando trabajas delante de una cámara?
Yo te diría que no, todo lo contrario. A mí los años me han aportado todo lo que necesito para ponerme delante de una cámara: aplomo, experiencia, tener tablas… A veces pienso que ojalá me dieran ahora cosas que me ofrecían a los 25, porque es ahora cuando realmente sé hacerlas.
Pero, al margen de la experiencia, hay mujeres a las que se les penaliza en la televisión o el cine por culpa de sus arrugas.
Por supuesto. A nosotras la imagen nos marca un poco el camino, pero tenemos una labor por delante para ir en contra de eso. Yo veo a mujeres de más de 50 que se están desarrollando espectacularmente a nivel profesional. Y bueno, todo son ciclos, yo también tuve 20 cuando otras eran más mayores…
"Quiero que se me vea atractiva, no parecer 30 años más joven. La batalla contra el paso del tiempo está perdida"
Dame el nombre de una de esas mujeres por encima de los 50 a las que admiras.
Aparte de que es amiga, Ana Rosa (Quintana) me parece un diez como comunicadora y como persona.
Perteneces a la misma generación que la Reina Letizia, a quien se le critica tanto por llevar la falda demasiado corta como por hacerse demasiados retoques estéticos. ¿Consideras que se le trata de manera injusta?
Creo que se le trata de forma muy dura, muchas veces incluso inquisitoria. Deberíamos fijarnos en que hace una labor profesional maravillosa. Por el bien de su salud mental, ella debería olvidarse tanto de la gente que la critica como de la que la alaba.
Hablando de retoques estéticos, ¿estás a favor o en contra?
Estoy a favor de la libertad, de que cada uno que se haga lo que quiera. Pero yo prefiero cuidarme la piel y seguir una rutina, en vez de cortar por lo sano. Sobre todo en lo que respecta a la cara; el cuerpo me da un poco igual, pero la cara es mi herramienta de trabajo y no quiero borrar mis arrugas, mi expresividad. Quiero que se me vea atractiva, no parecer 30 años más joven. La batalla contra el paso del tiempo está perdida.
¿Y cuál es esa rutina de belleza que sigues?
¡Lo pruebo todo! La última mascarilla, un peeling, una radiofrecuencia… Todo menos lo invasivo, porque me da pánico. Nada de pinchazos, jamás, ¡y la gente no se lo cree cuando lo cuento! Eso no quiere decir que dentro de un tiempo no decida hacerme algo, pero de momento voy a intentar funcionar con todas las herramientas que hay en el mercado, que son maravillosas.
¿Qué opinas de que esta pregunta que te acabo de hacer se les plantee casi siempre a las mujeres y casi nunca a los hombres?
Deberíamos hacérsela también a ellos. La culpa es nuestra: no neguemos que las mujeres estamos más pendientes de otras mujeres. Me da igual lo que se haga George Clooney en la cara pero sí me interesa lo que se hace Julia Roberts, porque quiero estar tan estupenda como ella.
"Yo nunca cobraría por una entrevista, pero eso no quiere decir que tenga más derecho a la privacidad que otra persona que sí haya cobrado"
¿Te sientes afortunada por estar teniendo una carrera profesional tan rica y tan larga en un campo tan competitivo con el de la comunicación?
Sí. Yo empecé en esto como si fuera un hobby, un juego, y jamás me imaginé que se iba a convertir en mi profesión. Y mira, ya llevo 30 años.
De hecho, estudiaste Arquitectura Técnica…
Sí. La vida te va llevando por caminos, y estoy muy orgullosa de poder estar trabajando en lo que me gusta. Ahora bien, si empezara de nuevo… (piensa unos segundos). Te iba a decir que estudiaría algo relacionado con los medios, pero no, te mentiría: estudiaría Bellas Artes, que es lo que a mí me gustaba de verdad. Hay mucha gente que estudia una cosa y luego hace otra.
¿Alguna vez te has arrepentido de haber tomado este rumbo?
No, ¡sería una desagradecida! Me lo he pasado tan bien… Doy gracias todos los días.
Muchos te conocimos en Waku Waku, aquel mítico programa de Chicho Ibañez Serrador. ¿Antes se hacía una tele de mayor calidad que la de ahora?
No. Estas nostalgias son superimpostadas. Luego te vas al Canal Historia y ves la tele que se hacía antes y piensas: “¿Perdona? ¡Qué poco ritmo!”. Ahora se hace una tele maravillosa, aunque hay contenidos que son totalmente cuestionables. Pero para eso está la libertad del mando: nadie te obliga a ver nada.
Tú participas en uno de los programas más exitosos de la historia reciente de la televisión, El Hormiguero. ¿A qué se debe su triunfo? ¿Es una cuestión de recursos económicos?
El dinero es muy parecido al que tienen otros programas, pero la intención es otra. Es decir, se sacrifica tener más beneficios económicos por conseguir una mejor calidad. Para eso has de tener un único objetivo: dar al espectador lo mejor que tienes. Y El Hormiguero recoge una recompensa todos los días por eso; que estemos en la temporada 17 y tengamos esos índices de audiencia es brutal.
Creo que es un programa que se estudiará en la Facultad de Comunicación. Tiene un engranaje perfecto y una exigencia brutal; nunca se baja la guardia. Los mejores profesionales están ahí.
Justamente en ese plató compartes plano con Tamara Falcó, que esta semana ha acaparado los espacios informativos, no sólo los de la prensa rosa, por una supuesta infidelidad que ha sufrido por parte de su novio. Todo esto ha planteado un interesante debate sobre los límites entre la vida pública y la privada… ¿Alguien que protagoniza un reality puede luego exigir privacidad?
¿Qué ley dice lo contrario? ¿Por qué alguien se dé un beso hay que lapidarle? ¿Hay que obrar de forma inquisitoria? En absoluto, ni los medios de comunicación, ni nadie. Yo amo la televisión, pero me parecen vergonzosas muchas cosas que estoy viendo en los últimos días, lo cual, lejos de reconciliarme, me hace estar en guerra.
Yo nunca cobraría por una entrevista, pero eso no quiere decir que tenga más derecho a la privacidad que otra persona que sí haya cobrado. Cada uno vende lo que quiere.
"Un influencer debería ser alguien que influye en la sociedad, no alguien que lleve un bolso colgado del codo"
¿Cuál es tu conclusión de todo lo que ha ocurrido en torno a la Marquesa de Griñón?
Que tenemos una sociedad muy infantil. Estamos para otras cosas, no para andar pendientes de un beso o un no-beso… Cada pareja tiene que gestionar sus asuntos y yo ahí no me puedo meter. Yo adoro a Tamara, es una persona maravillosa, un ser excepcional. Es de esas personas a las que no les deseas que sufran, no quieres que le vayan mal las cosas. Pero luego está el hecho que le pueda ocurrir a una pareja. ¿Estamos descubriendo la vida ahora? Me parece todo un circo muy ridículo.
Según tu criterio, ¿qué es ser influencer?
Es un término que está un poco denostado. Para mí un influencer debería ser alguien que influye en la sociedad, no alguien que lleve un bolso colgado del codo. Pero vivimos en un mundo donde la imagen es fundamental, las marcas son necesarias y siempre queremos lo que no tenemos.
Bueno, pues si una persona te puede servir de inspiración como imagen, me parece estupendo, pero que no sea sólo eso, por favor, que me parece un poco triste.
Como madre de tres hijos, ¿te preocupa ese vacío que traslucen algunos referentes de las nuevas generaciones?
Sí, porque esos referentes son muy limitados en cuanto a los valores que les pueden aportar. Yo distingo entre la gente que seguiría funcionando si hay un apagón mundial y la que no.
¿Preferirías que tus hijos no fueran famosos?
Que sean lo que quieran. Yo soy famosa y vivo muy feliz. Eso sí, que estudien, pero que se formen en lo que les apetezca. El otro día leí un estudio que decía que dentro de 50 años las profesiones no se van a parecer en nada a las que existen ahora.
Tienen que saber que van a tener que estar en una evolución constante. Y para evolucionar bien debes tener una buena base, y eso te lo da el estudio y también la vida. Que hay gente que estudia pero luego no tiene vida, ¡un poquito de calle! (se ríe).
¿Qué uso haces tú de las redes sociales?
Empecé con Instagram porque soy una gran fan de las fotos y me sirve como una especie de diario, para saber qué he hecho. Aunque es innegable que es una herramienta de trabajo y un hilo de conexión directa con la gente que te sigue. A mí las redes sociales me encantan, pero han traído cosas muy perjudiciales.
¿Qué es lo más absurdo que has leído sobre ti?
Uy, si quieres abro el móvil y leo mis alertas de Google (se ríe). El periodismo está llegando a un punto que no tiene nada que ver con el periodismo. Es que a veces el titular no se corresponde con el contenido, es un engaño para que cliques.
¿Y te afecta lo que se pueda escribir sobre tu persona?
No. Ni lo bueno ni lo malo, de verdad. Además, de lo que se escribe sobre mí sólo estoy pendiente yo y mi entorno más cercano. Si me voy cuatro barrios más allá, nadie sabe qué noticia hay sobre mí. Somos tan egocéntricos y endogámicos que creemos que todo el mundo está leyendo nuestras cosas, y es mentira, ¡la gente no se entera!
"Hay muchas mujeres que no siguen un canon de belleza y… ¡son tan guapas!"
Esta semana, Pablo Iglesias y Carmen Calvo han defendido que se regule el tiempo que aparece cada tertuliano en la televisión pública en función de su ideología. ¿Qué opinas?
¡Qué manera de polarizar! Yo hay días en los que estoy en consonancia con Podemos y otros en los que no quiero verlos ni en pintura. Y eso me pasa con Podemos, el Partido Popular, el PSOE… ¿Por qué tenemos que estar dirigidos por una única línea editorial? No lo veo factible.
¿A qué achacas la baja audiencia que está registrando TVE?
A la politización. Ha ocurrido toda la vida, lo que pasa es que antes había menos competencia y ahora la gente está mucho más dispersa, tiene más opciones. Hay que invertir en talento y creatividad, no en ver cuáles son de mi color o a quién le debo un favor.
En la nueva línea de cosméticos que has presentado de la mano de Clinique se utiliza la tecnología Smart (listo, en inglés). ¿Cuál es la decisión más inteligente que has tomado en tu vida?
Uf, he tenido tantos puntos de inflexión en mi vida… Creo que la decisión más inteligente ha sido guiarme siempre por mi instinto, hacerle caso a la tripa. Unas veces he acertado más y otras menos, pero siempre he sido coherente y he asumido las responsabilidades. Me da paz pensar que he hecho lo que he querido cuando he podido.
Hemos empezado esta entrevista con una cita de Estée Lauder. Una de sus competidoras, Helena Rubinstein, dijo que “no hay mujeres feas, sino mujeres perezosas”. ¿Estás de acuerdo?
Absolutamente. Las mujeres tenemos la suerte de poder arreglarnos con todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance, ¡es tan divertido! Además, hay muchas mujeres que no siguen un canon de belleza y… ¡son tan guapas! Pero guapas de verdad, por lo que irradian, porque son magnéticas, porque se cuidan… Ahora que todas las niñas tienen la misma cara –que esa es otra–, da gusto ver a una mujer con personalidad.