La agente literario Carmen Balcells se ha convertido para la mayoría de los autores en un mito. Una combinación afortunada de talento, inteligencia y ambición la llevó a ser un referente internacional de la literatura en lengua española.
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Para escribir su biografía, Carmen Balcells, traficante de palabras (Debate, 2022) la escritora Carme Riera, que la trató durante casi cuarenta años, ha entrevistado a familiares, amigos, autores, editores y agentes. El resultado es el retrato de una figura querida y temida, poderosa y polémica a partes iguales.
“Fue la agente literaria más grande que hemos tenido porque cambió las reglas del juego en relación a los derechos de autor”, asegura Carmen Riera a MagasIN.
Y continúa: “Llevaba nada menos que a seis Premios Nobel: García Márquez, Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda, Camilo José Cela, Vicente Aleixandre, Miguel Ángel Asturias Con un esfuerzo y un trabajo enorme por su parte, y por parte de ellos, una enorme confianza en la gestión de Carmen”.
¿Ésta es la biografía de una amiga?
Esta es la biografía de una amiga, con la que creo que he sido absolutamente justa, no sólo porque yo le tenía mucho cariño, sino porque además, he sido bastante objetiva. He tratado de mostrar todas sus virtudes, pero también sus defectos.
¿Cuándo decidió escribirla y por qué?
Ella se reía conmigo porque me decía que yo me tenía que encargar de su proceso de beatificación. No hay beato, ni después canonizado, que no tenga una biografía y era por eso. Bromas a parte, la he escrito porque Carmen la merecía y porque olvidamos muy fácilmente. Y a pesar de que los libros están perdiendo su prestigio, tener una biografía me parecía que tenía interés.
Es una biografía extensa porque trabajé mucho documentándome, sobre todo en los archivos de ella, y me pareció que cuantos más datos pudiera ofrecer, mejor sería.
¿Qué opinión le merece la biografía a su familia?
Creo que les pareció bien. Hay aspectos que les pueden gustar más y otros menos, pero en general, creo que sí.
Balcells como apuntaba consiguió cambiar las reglas de juego, pero explíquenos, ¿qué consiguió mejorar?
Mejoró en primer lugar varias cosas, cuando se dio cuenta de que algunos de los autores tenían contratos realmente leoninos de por vida. Sin ir más lejos, Corin Tellado, la pobre vendía muchísimos libros y tenía un contrato espantoso. También Galdós que tuvo tantos problemas con sus editores o Baroja. Es decir, que no solo le ocurría a una persona como Corín Tellado que vendía 'literatura de consumo', sino a autores consagrados.
Eso quiere decir que muchas veces los editores, no eran absolutamente justos con los autores. Y Carmen lo que hizo fue poner tope temporal a los contratos. No podía ser que una persona tuviera un contrato de por vida con un editor, es decir, puso una fecha límite.
Además, hizo que los editores no tuvieran los derechos de todo y sobre todo, de las traducciones. Una serie de aspectos que fueron mejorando, porque ella además no firmaba contratos que no tuvieran las cláusulas que consideraba importantes y necesarias para nosotros, los autores.
Pero más adelante, alrededor de 1999, hizo algo realmente extraordinario, que fue conseguir que los autores no pagáramos por el monto total de un anticipo a Hacienda o por el monto total de un premio. Por ejemplo, con el Premio Planeta por el que Hacienda se quedaba prácticamente la mitad de lo que se cobraba.
Ella consiguió que se pudiera repartir en diferentes años, el pago por un anticipo, es decir, dividir ese pago por el anticipo en diferentes momentos, y eso fue fundamental. Y lo consiguió no solo para los autores de su agencia, sino para todos.
Y también para usted con algún tema editorial...
Cuando ella me llamó, me preguntó por los contratos. Y yo le conté que el editor no me pagaba. Yo entonces, había tenido mucho éxito con un primer libro de relatos en catalán y nunca me pagaba por lo que yo había conseguido, incluso con diferentes ediciones, en torno a 25. Y el editor me decía que con eso se pagaban otros libros de otros autores, que no tenían tanto éxito como yo, y lo aceptaba. Lo cual demuestra lo tonta que era yo, y cuando se lo conté a Carmen se reía muchísimo y dijo que eso cambiaría de inmediato.
Con Gabriel García Márquez tuvo una relación muy especial, ¿cómo fue esa relación con el escritor?
Fue una relación muy intensa, muy de igual a igual en el sentido de que yo creo que García Márquez no hubiera sido el mismo sin Carmen. Ella le consiguió el éxito internacional, las enormes traducciones a muchísimas lenguas. Y Carmen no hubiera sido la misma sin García Márquez. En el libro demuestro que son la misma moneda con dos caras. La influencia es mutua, se querían muchísimo, ella le solucionaba cualquier problema que tuviera de 'intendencia' como Carmen decía, porque lo que mejor hacía ella era la intendencia.
Y él estaba muy pendiente de todo lo que pudiera conseguir su agente, es decir que fue un cariño realmente enorme y una influencia mutua destacadísima. Ten en cuenta que Gabo se fue a vivir a Barcelona porque allí estaba la agencia de Carmen.
También esto pasó en cierto modo con otros escritores como Vargas Llosa
Eso es. Vargas Llosa también fue a Barcelona por influencia de Carmen. Ella lo fue a ver a Londres y le dijo que dejara la Universidad de allí, que ella le pagaría 500 dólares cada mes.
Después, Mario me ha contado que no fue así exactamente, que no tuvo necesidad de pagarle nada mensualmente, porque con las negociaciones de los derechos, que hizo muy bien, pues eso ya le valió para poder salir adelante y dedicarse a escribir. Ella fue importantísima para ese cambio. Además, Mario no hubiera llegado a ser el que es, sino se encuentra con Carmen Balcells.
¿Cómo era Balcells en las distancias cortas?
Era un ser extraordinario. Fuera de serie, generosísima. Recuerdo las cantidades ingentes de flores que enviaba. Siempre estaba preguntando: '¿Qué quieres, qué necesitas, qué puedo hacer por ti?' Un poco como si fuera Dios. Como si pudiera conseguir todo.
Y a veces es verdad que lo conseguía. Hay anécdotas muy graciosas, por ejemplo cuando a algún autor se le rompió el coche en un viaje y lo que hace es llamar a Carmen para que le solucione el conflicto. Con Carmen cuando te pasaba algo, tenías que consultarle, aunque ella decía muy graciosa: 'Yo no aconsejo, doy órdenes'.
Esa capacidad también de sorprender, esa ironía enorme y sobre todo, también un gran sentido del humor. Aunque muchas veces de repente lloraba porque se emocionaba. Era una persona muy emotiva.
Dice en el libro que sentía de algún modo algún complejo por su físico o por no pertenecer a una familia bien.
El caso de la pertenencia a la familia bien yo creo que era una arma de doble filo, porque por otro lado, estaba muy contenta de haber conseguido lo que había conseguido 'sin ser hija de notario' como decía. Ni tener influencias, ni que su padre le hubiera regalado una editorial desde chiquita, como decía de Ester Tusquets, es decir, el haberse hecho a sí misma, también le gustaba.
Y por otro lado, pues sí es verdad que la gordura le molestaba mucho, y le hubiera gustado ser, como decía, una mujer objeto, ser alta y delgada. Admiraba siempre a la gente delgada, alta y con buena presencia, con estilo y glamourosa. Eso le encantaba porque una de las características de Carmen era que el poder le fascinaba. Cosa que también le pasaba a Gabo, otro nexo común entre los dos, igual que los aspectos esotéricos que a los dos parece que les interesaban.
Muy curioso que los aspectos esotéricos les interesaran, Tarot y cosas parecidas...
Ella tenía una adivina a sueldo, es decir, una persona que le hacía las cartas astrales de todos nosotros, los autores. Que además, le aconsejaba que días convenía firmar un contrato o no. Me sorprendió cuando en los archivos me encontré con la correspondencia con esta señora, a la que conocí y me pareció por otro lado, muy racional.
En su primera entrevista con Carmen, como agente, ¿le preguntó si pertenecía a una familia bien?
Para ella estas cosas eran importantes y muy graciosas, era capaz de preguntárselo a cualquier persona conocida o reconocida. Recuerdo que se lo preguntó delante de mí a un alto ejecutivo de Santillana en una comida. El hombre se quedó de piedra, preguntándose a qué venía aquello. Pero sí, le gustaba aquello y te podía preguntar si tenías servicio doméstico adecuado o no...
Ballcels cuidaba al máximo a sus escritores, les facilitaba incluso pisos para escribir o los decoraba para que se sintieran bien y confortables. ¿Generosidad exagerada?
Sí, su generosidad era exactamente exagerada. Es decir, te podía mandar flores sin que viniera a cuento. Yo recuerdo que una vez, el día de Santa Ana, recibí un ramo extraordinario, precioso, maravilloso y con una tarjeta que ponía: ¡Bueno, te podrías llamar también Ana! Es decir, no venía a cuento, pero le gustaba sorprenderte. En otra ocasión, en la que yo tenía una cena, me hizo un envío y me dijo: ¡Bueno para qué se fijen en los centros de flores, en vez de en la casa!
Todo este tipo de gasto también mermaba sus capacidades financieras, como te puedes imaginar.
Hay quien dice que era desprendida y otros afirman que era un poco por interés para que los escritores siguieran produciendo...
Ella también sabía que a la mayoría de la gente le gustan los detalles, los regalos, sobre todo si eran editores o gente influyente que después le podían ayudar. Por ejemplo, yo cuento en el libro que mandaba bombones a todas las personas que trabajaban en la Academia Sueca, 'para que se acuerden de mi', decía. En ese sentido, también le venía bien tener a la gente a su favor, y sabía que eso sería un elemento importante.
A pesar de que decía que nunca había sufrido en sus carnes el ser mujer en un mundo de hombres, si que hubo episodios machistas en los que se vio envuelta, por ejemplo, con el episodio que cuentas en el libro con José Manuel Lara de Planeta.
Lara era una persona muy visceral y además, tenía mucha confianza con Carmen, pero claro, le soltó que el problema que tenía ella 'es que tú no follas' fue realmente muy machista y terrible porque sabía que a Carmen eso le podía afectar muchísimo, y la dejó realmente muy traumada. Yo asistí a esa conversación perpleja porque no me podía imaginar que eso pudiera ocurrir.
Vázquez Montalbán la denominó 'Súper agente literario 009, lista para matar' y sin embargo, era una mujer supersticiosa que creía en las cartas astrales.
También a García Márquez le pasaba lo mismo. Desde luego las mandaba hacer, pero por otro lado, Carmen, era muy racional. Firmaba los contratos en 7, 17 o 27 porque le parecía el día adecuado, pero luego las cláusulas estaban muy pensadas. Es decir, los dos elementos se complementaban.
Otras referencias a estas supersticiones, por ejemplo, cuando se pasaba la sal en la mesa y había que dejarla primero apoyada. No se podían sentar 13 comensales en su mesa porque le parecía que eso le traía muy mala suerte. Llamaba a alguien para que subiera porque le parecía que el 14 estaba bien, pero el 13 no. Esto lo complementaba con su capacidad racional extraordinaria. Yo creo que conjugaba los dos aspectos, como hacía también García Márquez.
¿Qué está escribiendo en este momento?
Estoy trabajando en un libro ilustrado muy bonito. He visto las ilustraciones y son fantásticas. Es la historia de una sirena que no tiene cola de pez, sino que tiene alas y que se convierte en mujer. Y es un relato del que estoy bastante contenta. Saldrá en Navidades. Y además, estoy trabajando en una novela.
Cómo es su proceso de escritura. Desde el principio tiene claro el final o no siempre es el final que esperaba.
No siempre es el final que uno espera, depende de la de la historia que uno cuente. Pero muchas veces son los personajes los que te llevan, los que te arrastran. Es verdad que son casi criaturas humanas. Son ellos los que van haciendo la novela. Muchas veces cambias cosas porque son ellos los que con su voz te dicen que no es ese el camino, que el camino es otro. La experiencia de la escritura es fascinante.
¿Qué consejo le daría a las nuevas generaciones que apuestan por la escritura?
Pues principalmente, que lean porque desgraciadamente se lee muy poco. Sin leer no puedes escribir, y luego hay que esperar y trabajar el texto, y no tener prisa por publicar. Yo creo que la gente que solamente piensa en el éxito o que hagan una serie de su novela está equivocada. Escribir requiere de un proceso y éste nunca debe ser apresurado.
A pesar de las cifras que tenemos de ventas de libros, de visitantes de ferias, realmente se lee poco, ¿qué opina?
Creo que sí y que estas referencias están infladas. Tenemos lectoras todavía, pero lectores menos porque claro, las series son una competencia francamente enorme. Es más fácil ver que imaginar. La lectura te lleva a que tú tengas que imaginarte al personaje. Quiero decir con esto que estamos en un momento de cambio. Y que la pasión por la lectura y la literatura va a quedar para un público determinado, pero no para todo el mundo.
¿Netflix nos está quitando muchos lectores?
Yo creo que si.
¿Quiénes fueron las mujeres que le motivaron, ese espejo en el que se miraba cuando empezó?
Por ejemplo, Emilia Pardo Bazán, Virginia Wolf, Simone de Beauvoir, mujeres que para mi generación fueron realmente potentes e importantes.
Participó en los primeros movimientos feministas en tiempos del franquismo. ¿La mujer tiene aún mucho por lo que luchar para conseguir igualdad?
Imagínate, estábamos entonces sin derechos fundamentales. Estuve en la Fundación de Reivindicación Feminista, nada menos. Después se han conseguido muchas cosas. Cuando piensas, por ejemplo, en las leyes discriminatorias durante el franquismo, cuando las mujeres tenían que pedir permiso al marido para abrir una cuenta corriente o no podías irte de viaje sin autorización.
Todo lo que se ha conseguido, en ese sentido, las cosas han cambiado mucho y yo creo que las feministas han influido mucho, aunque todavía hay que salir cada 8 de marzo a seguir reivindicando igualdad.