Alicia Aza terminó de escribir Al final del paisaje (Valparaíso), su quinto libro de poemas, meses antes de que la pandemia nos alcanzara. Sin embargo, como si de magia se tratara, el texto se adelanta a los acontecimientos y a los sentimientos que provocó el desastre, ¿casualidad?

[Carmen Riera, escritora: “Gabriel García Márquez no hubiera sido el mismo sin Carmen Balcells”]

“Sí, quiero pensar que obedece a razones de mera casualidad. Pero es cierto que incorporo imágenes como la margarita en el asfalto, la espera, el miedo, la incertidumbre, el volcán, la lava, que desgraciadamente luego nos ha tocado vivir y experimentar”, asegura la poeta en una conversación con MagasIN.

En el último poemario, Al final del paisaje, has sorprendido a tus lectores utilizando una musicalidad distinta y en él se observa la influencia de tus referentes como Virginia Woolf, Siri Hustvedt, Kafka, Herta Müller, etc.

Siempre escribo procurando escuchar mi voz. Cada libro es un reto nuevo con un afán de superación del anterior. Sin duda, mi mayor fuente de inspiración son las lecturas que abordo entre un libro y otro; y luego, en función de la búsqueda que realizo en cada poemario, viene todo lo demás. La naturaleza, el arte, la música y la realidad que observo en ese momento concreto. Nunca escribo pensando en los lectores, pero no cabe duda que siempre en un libro nuevo hay algo de riesgo. Luego serán los lectores los que formen su criterio al respecto...

Portada de 'Al final del paisaje' de Alicia Aza.

En el poemario conviven los versos con seis textos en prosa poética, ¿qué revelan estos seis textos?

Esos seis textos suponen un nuevo registro respecto a libros anteriores. Funcionan a modo de presentación de los poemas que vienen a continuación, con temáticas diferentes. En cuanto a la estructura pudieran compararse con las oberturas musicales. Están así dispuestos como algo estrictamente formal, aunque cada texto tiene su propia autonomía poética.

¿Pudiste escribir durante el confinamiento o en los meses posteriores?

La verdad es que no. En esos momentos estaba emocionalmente bloqueada y llena de angustia y no pude escribir nada. Fueron meses muy duros de estar pendiente de las noticias y de familiares y seres queridos. Leí bastante, pero luego me di cuenta que tampoco esas lecturas las hice con la profundidad con la que puedo leer ahora.

¿Qué te aporta escribir poesía?

La poesía para mí es el lenguaje que utilizo para expresarme. Es una mirada hacia el interior y una forma de conexión conmigo misma para después volcarlo hacia el exterior. Es una compañía y también un compromiso. Desde pequeña me he sentido muy vinculada a la poesía, aunque empecé a escribir ya en época de madurez. En realidad, la poesía es una actitud ante la vida y una forma de estar y de mirar.

¿Qué te inspira más a la hora de escribir verso?

Lo que más me inspira es la lectura de los grandes, leer poesía que puedo hacer mía y con la que me identifico. Después, la naturaleza, la música, el arte. Lo urbano y todo lo que una ciudad puede ofrecer es alimento que va adquiriendo un poso. Me va nutriendo. Luego todo ese mundo experiencial en contacto con la naturaleza y unido a lo demás, hace que aparezca el verso. Pero en todo caso, no sólo cuenta la inspiración, el poema hay que trabajarlo, pulirlo, separarte de él. Muy pocas veces nace un poema que verdaderamente sea eficaz.

También he leído que eres una lectora voraz de todo tipo de géneros, ¿cuáles te atraen más?, ¿qué estás leyendo en estos días?

He leído sobre todo novela y relatos, pero últimamente leo más otras cosas. Fundamentalmente ensayo y siempre poesía. Ahora mismo estoy leyendo Montevideo de Enrique Vila Matas, que es uno de mis escritores favoritos y acabo de terminar Una leve exageración del poeta Adam Zagajewski que me ha encantado.

Este poemario, Al final del paisaje, está lleno de referencias a la naturaleza, ¿necesitamos más que nunca rodearnos de árboles y paisajes?

Pienso que en tema de necesidades cada uno tiene las suyas. En mi caso, vivir en una ciudad es una necesidad, como escaparme de vez en cuando a la naturaleza, al mar y a los bosques. Pero no podría quedarme en ellos de forma permanente. Lo que necesitamos es cuidar de nuestro entorno, sea el que sea, y que no nos vuelvan a privar de libertad.

Cuéntanos tu filosofía acerca del concepto del asombro.

El asombro está muy unido a la curiosidad y a las ganas de seguir viviendo y aprendiendo. En su connotación positiva está siempre conectado a la emoción de alegría, de felicidad. Mantener esa capacidad de asombro es necesaria para seguir en el camino y avanzar.

¿Sigues trabajando como abogada vinculada al mundo financiero? ¿cómo compaginas una vida tan ligada a los valores económicos con una vida mucho más mística focalizada en la poesía?

El Derecho y su ejercicio me gusta y lo disfruto. En todo caso en ambos ámbitos se trabaja con el lenguaje, con la búsqueda de la palabra adecuada, aunque las pretensiones sean diferentes. En la poesía se trata de lograr conmover. En el derecho, ganar un pleito, formalizar un contrato etc. Pero ambos son logros de las palabras bien usadas.

Cuando escribes un poemario, ¿sientes que te has desangrado en él, que te has entregado por completo a las palabras que has trasladado al papel, que te has vaciado tirando de la memoria?

Sí, un poco es así. Tardo en escribir un libro y después, entre uno y otro necesito una pausa grande de silencio. En realidad hay un vaciamiento emocional, intelectual, espiritual. Luego el silencio y nunca dejar de escuchar tu voz hasta el siguiente.

Además, de a la naturaleza, en este último poemario, también evocas a la maternidad, al erotismo, a la vejez, la infancia, al paso del tiempo, a la muerte, al amor y al desamor…

En realidad son temáticas universales de la poesía que cultivo. No hago poesía épica ni social en sentido estricto. Son temas todos ellos que tiene que ver con la subjetividad y todo ello es común a todo ser humano.

Cuéntanos tus próximos proyectos…

Ya estoy escribiendo nuevo poemario, veremos a donde me lleva. No sé lo que tardaré en escribir. Pero de momento de la poesía no me muevo. Ahí estoy muy cómoda.