La 'Vecina Rubia' es uno de los perfiles con más misterio de las redes sociales. Ahora vuelve con una nueva historia, muy divertida y emocionante, llena de risas y sentimientos. Contanto atardeceres (Ed. Cúpula, 2022) invita a reflexionar, a disfrutar de la vida, y de los atardeceres con sus luces y sus sombras.
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En tu segunda novela, Contando atardeceres, sigues manteniendo el anonimato bajo el seudónimo ‘La Vecina Rubia’, ¿Te has planteado dejar el anonimato?
Si la primera novela La cuenta atrás para el verano tuvo una acogida increíble, con Contando atardeceres estoy viviendo un sueño.
Siempre digo que la Vecina Rubia, lejos de la persona que hay detrás, representa un sentimiento con unos valores con los que se identifican muchas mujeres, y no tiene en ningún caso que ser con todos. Hay a quienes les apasiona la parte ortográfica de la Vecina, a otras el humor absurdo y a otras la vinculación solidaria.
Se ha respetado y aceptado que no es la imagen, ni la persona que está detrás lo más importante, sino el mensaje. Siempre he sido una fiel defensora del mensaje, bien escrito por supuesto, honesto y real y en este sentido, no me siento tan especial como para decir «la Vecina Rubia» soy yo, cuando podría ser cualquiera o incluso todas, en algunas de sus versiones.
Pero ese anonimato, te impide el reconocimiento personal de tus novelas, te pierdes la vanidad de ver tu nombre en las portadas, ¿compensa?
No hay mayor reconocimiento que las personas te dediquen una parte de su tiempo, lo más preciado que tienen, en leer tu novela. Cada minuto que invierten en ella, ya compensa.
Nunca he sentido la necesidad de que sea mi nombre el que trascienda, sino la historia que hay en el interior de la novela. Entiendo que el anonimato pueda resultar atractivo por lo que implica, pero creo que permite valorar más si cabe, el trabajo que hay detrás, y estoy muy agradecida de que sea algo que se valore, se entienda y se respete.
Te diste a conocer en Instagram, donde cuentas con casi tres millones de seguidores, ¿con qué objetivo inicial iniciaste tu IG?
Las redes llegaron a mi vida como lo hicieron para otras muchas personas, con la particularidad de que, en mi caso, decidí crear un perfil anónimo donde compartir parte del humor y las reflexiones con las que siempre había convivido. Pensé que, en un medio donde todos exponían sus fotografías, yo prefería compartir lo que pensaba.
Siempre me gustó utilizar las letras como forma para expresarme y las redes suponían un tablón dónde, por ejemplo, reírme del estereotipo de ser rubia, siendo rubia, y son el lugar perfecto para identificarme con otras mujeres a través de pensamientos comunes, reales, transparentes. Y así, de forma casi inesperada, como ocurren algunas historias, nos encontramos con una comunidad de respeto y empatía de casi tres millones donde reímos, aprendemos o nos informamos, sin más alarde que apoyarse desde el respeto.
Ya sea en las novelas o en las redes, eres una férrea defensora de la amistad, ¿es diferente la relación de amistad entre mujeres que entre hombres?
La amistad es un valor universal. Cada relación de amistad es diferente y, en mi caso, en la novela, explico el valor que tiene desde mi punto de vista, un valor muy concreto, ni mejor ni peor: el mío. He recibido mensajes de chicas que se sienten muy identificadas con él, algunas que desearían tener ese tipo de relación y experiencia vital y otras que no lo identifican como tal en sus vidas, pero el sentimiento es unánime y es que todas disfrutan del valor de la AMISTAD, en mayúsculas, transmitido en la novela.
Soy una férrea defensora de la amistad, ya sea en pequeñas dosis con círculos de amigos muy concretos y en privado, o en grandes demostraciones públicas, porque siempre suma. ¿Cómo no vas a ser defensora de algo como la amistad que, cuando es sana, independientemente de sus matices, siempre suma cosas a tu vida?
¿Cuántas amigas de esas con las que puedes compartir todo tienes?
Casi tres millones de amigas.
¿Todas tus amigas saben quién está detrás de ‘La Vecina Rubia’?
Eso es algo que quizá descubriremos en las próximas novelas.
En tus libros hablas de romper con la dependencia creada en las relaciones sentimentales con la ayuda de las amigas…
En la novela se habla de una relación personal en una situación muy concreta, amplificar esa posición a todas las relaciones quizá es demasiado ambicioso y seguramente erróneo, pero sí que deja entrever, como contexto principal, que las personas debemos valorar la situación en la que nos encontramos dentro de una relación desde todos los puntos de vista, y para eso es fundamental rodearte de toda la ayuda que puedan ofrecerte las personas más cercanas a tu vida.
Es fundamental escuchar opiniones externas, aunque solo sea para darte cuenta de que estabas en lo cierto o de que quizás estabas equivocada. La novela narra precisamente esta dicotomía a modo de reflexión y cómo nuestra protagonista, dentro de esa relación concreta en la que se encuentra y en ese proceso de descubrimiento personal, es consciente de que los puntos de vista de esas personas son necesarios siempre, ya sea tanto para recordarte que debes valorarte a ti misma por encima de todo, como para abrirte los ojos, si te comportas de manera egoísta.
¿Es imprescindible para nosotras contar con un grupo de apoyo, de amigas, durante toda la vida?
No sé si es imprescindible o no, eso debe valorarlo cada persona de manera individual, pero en el caso concreto de la novela, nuestra protagonista sí considera que prestarse apoyo incondicional de amigas, inevitablemente suma a su vida.
Madurar implica que una debe tomar sus propias decisiones, enfrentarse a sus propios miedos y ser consciente de las situaciones que se plantean a lo largo de su vida de manera personal, pero, si en ese proceso, en ese largo camino, con sus baches y alegrías, estás acompañada, todo el proceso sin duda se multiplica.
Siempre he pensado que se puede disfrutar de un atardecer de manera individual, puedes admirar los colores y sentirlo como algo propio dentro de una experiencia única y está muy bien, pero tener a esas compañeras de vida al lado, aunque solo sea para decirles: ¿Habéis visto lo precioso que es?, implica compartir, y ese es un verbo muy presente en mi vida y en mis dos novelas.
He visto en el IG que tienes una relación especial con la hora 11:11. Cuéntanos.
El número once y las 11:11 siempre han estado vinculados a la suerte y a la necesidad de pedir un deseo cuando por casualidad ves la hora en tu móvil o en cualquier reloj. Siempre se ha tenido una concepción positiva de este número, pero vinculada a un registro más banal, al deseo por lo material y personal. Sin embargo, y de manera orgánica y natural, en mis redes sociales se ha conseguido que estos números adquieran una dimensión completamente diferente con un punto más real, común, solidario y humano. En la segunda novela, además, cuento una experiencia que tienen dos de los personajes del libro con esta hora y lo que significa para ellas.
Desde hace ya varios años en mis redes utilizamos esta hora como un elemento de unión donde estos onces se comparten de manera casi fraternal. Es habitual ver comentarios que rezan: «Hoy cedo mis onces a la amiga que tiene a su padre en el hospital», «Hoy mis onces van para nuestra amiga que tiene la prueba médica el martes». El significado individual cambia por un sentimiento de grupo basado en la empatía.
¿La rubia protagonista de tus novelas eres tú?, ¿tiene algo de biográfico?
Creo que todo proceso creativo tiene una parte autobiográfica más o menos consciente y otra inconsciente (que suele ser la más profunda). El porcentaje exacto de cuánto de autobiográfico hay es parte del secreto de la propia novela e incluso releyéndola, en ocasiones, me cuesta distinguirlas de manera consciente.
En Contando atardeceres hablas de los atardeceres entre Ibiza y Madrid, ¿qué cualidades tienen los atardeceres de Ibiza? ¿Y los de Madrid?
Las cualidades especiales de cada atardecer se las imprime una misma, pero, si tuviera que diferenciarlos, diría que en Madrid la luz es más brillante y fresca, incluso en pleno verano. Los atardeceres en Ibiza parecen más cálidos y saturados. En cualquier caso, depende de los ojos de quien los mire.
¿Para cuándo la tercera parte del libro?
Esperemos que para dentro de muy poco.