Valeria Vegas, periodista.

Valeria Vegas, periodista. Mista Studio

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Valeria Vegas: "Soy coleccionista, fetichista y mitómana"

La periodista conversa con MagasIN sobre su trayectoria, La Veneno, la situación del país y sus sueños por cumplir. 

20 noviembre, 2022 02:09

“Las seis de la mañana tienen algo de nocturnidad, encuentro el mismo silencio”, afirma con inteligente ironía la periodista Valeria Vegas, que nunca toma café [“no necesito estímulos, la estimulación la traigo de fábrica”, bromea], pero que se describe como una morning person”.

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“¿Despertarse?”, pregunta retóricamente con alegría. “Es el mejor momento del día. A mí es que hay una parte de la realidad que me fascina y despertarse es volver a ella. Empezando por el desayuno, la primera buena noticia, porque hago ayuno intermitente”.

Está terminando una novela estos días, su primera ficción para la editorial Temas de Hoy. “Me despierto muy pronto, a las seis de la mañana, siempre antes de que suene el despertador. Antes no era tanto así, pero desde que fui a la universidad, que me tocó el turno de mañana y tenía un trayecto larguísimo para llegar, me pasé seis años levantándome súper pronto y ya nunca dejé de hacerlo”.

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“Cuando estoy triste”, explica, “vuelvo a mi lugar. Que es recordar que hago muchas cosas que me gustan. Que los proyectos en los que estoy normalmente los propongo yo y que mi actividad profesional me encanta”. Se define como una “comunicadora antipolemista”. Ahora, entre sus muchos proyectos, la escritora ha incluido la televisión y la radio, lo que la ha hecho ser más popular: “en el programa de Sonsoles soy colaboradora dos tardes a la semana, y los domingos estoy en Cadena SER”.

Se define como mitómana, pero sólo de mujeres. “Si hablamos de la fascinación que me produce un personaje, alguien en concreto, tengo que aclarar que no soy nada mitómana de hombres, lo intento, pero yo a los hombres que me gustan los veo como sex symbols, y no me van nada los actuales, me gustan los actores clásicos. Este elemento de fascinación lo rencuentro sólo en mujeres que han sido disidentes, relisientes y transgresoras. Mujeres distintas al resto, como Jayne Mansfield, Susana Estrada, Alaska, Bibiana Fernández, Nadiuska, Veneno o Pamela Anderson… [sonríe por la variedad de su propia lista]. Encuentro mucho placer en los iconos pop”.

¿La razón de esa fascinación, una constante en su trayectoria? “Sobre todo me gustan estas mujeres porque están por encima del bien y del mal, viven retando a la sociedad a hacer un análisis de sí misma. Hay gente que es maravillosa y es una balsa de aceite, pero a mí me atraen más estas mujeres. Una Victoria Abril que ha dicho toda la vida lo que le ha dado la gana y es imprevisible. Yo lo siento, pero algunas de las actrices jóvenes de ahora no me fascinan tanto como una Victoria Abril. Detesto el victimismo, rara vez lo ejerzo y nunca lo he hecho estandarte. Me gustan las mujeres que son ellas mismas a cualquier precio y que no se amoldan a lo que los demás esperan de ellas si no les gusta y además no se quejan”.

“Cuando me gusta algo, me vuelco, si a alguien le gustan los sellos supongo que será igual, ¿no?”, pregunta retóricamente. “Soy coleccionista, fetichista y mitómana. Para este tipo de proyectos en los que estoy metida, hay un montón de trabajo que entrego hecho a las documentalistas”, explica, “soy coleccionista de prensa desde hace años”.

Su conocido libro sobre La Veneno, adaptado en una exitosa serie por Los Javis, “se gestó mucho tiempo atrás, tardé años en escribirlo. Durante mucho tiempo ella me llamaba, y me decía ‘cuenta esto o aquello o cambia esa frase’. Veneno era alguien que me apasionaba, desde su lugar tan contracultural. Sobre Susana Estrada hice un documental el año pasado, le dediqué mucho tiempo. Hace poco dirigí también un documental sobre Nadiuska, El Enigma Nadiuska, sobre una de las actrices más taquilleras, que tuvo un devenir triste y muy complicado”.

Vocación por la comunicación

¿Su capacidad de comunicar es innata?

Debe de serlo y también ha ido mejorando, porque era esa persona que, con todo que tenía en contra, no me costaba subir a la tarima de la clase.

¿Cómo se define profesionalmente?

Lo que más me define es esa palabra, ‘comunicadora’. Yo me acuerdo de que en la carrera había asignaturas que llevaban prácticas y a mí me encantaban las de hablar y si no, lo que me gusta es poner voz, guionizar, escribir una buena frase aunque luego sea otra la que la diga, también soy feliz. He ido aprendiendo a comunicar mejor con mucha gente increíble, y me identifico con ese dicho de ‘ser maestra y aprendiz de todo’. He aprendido de mujeres increíbles con las que he trabajado, como Sonsoles Ónega y Toñi Moreno… que logran algo imposible.

¿A qué ser refiere?

Mira, si ves a Toñi o a Sonsoles en directo, flipas con la capacidad que tienen de estar pendientes de mil cosas a la vez. O a Los Javis, que son geniales también.

¿Cómo imagina su futuro?

Pues no lo tengo nada claro, la verdad, porque el presente me disgusta, está todo muy polarizado. Y mira, hay que ponerle una comilla a todo lo que lleve populismo: ¿familias que se dividen y amigos que se dejen de hablar?, ¿por opinar algo distinto? Es absurdo, a mí no me gusta la polémica por sí misma.

¿Eso es posible siendo comunicadora en medios?

Yo creo que sí. Yo soy comunicadora antipolemista. Y también está el presente de la inmediatez, algo sobre lo que también me expreso en contra…

¿El presente de la inmediatez?

La vida se está llenando de stories de instagram y creo que hay mucha gente que no se está sabiendo adaptar a esa rapidez de las multipantallas… si es así ahora, cómo será en diez años, nos va a explotar la cabeza. Y yo pregunto, ¿no eran los coches voladores? Pues no… eran los stories y los datos personales. Yo intento cuidar mi presente a nivel personal y psicológico, para llevar bien mi futuro. Hay que ser capaz de diferenciar lo que es felicidad y lo que no.

¿Cuál es su definición de felicidad?

Para mí, la felicidad está en comer una paella. A partir de ahí solo puedes ir para arriba, cuando llega una felicidad más grande, pues tienes ¡Disneylandia! Y así un poco con todo, me gustaría poder disfrutar siempre de lo importante, que es tu entorno, en mi caso sobre todo de mi marido y mi familia.

¿Son las redes foco del problema entonces?

Tampoco es eso. Parece que queremos culpar a las redes desde el presente, y no es así, por ese mismo físico irreal y vidas privilegiadas que muestran las redes nuestras madres se sintieron mal con el Hollywood dorado, y la publicidad siempre ha sido así, ¿no crees?

La diferencia es que como todo el mundo ahora puede tener su propia portada, por así decirlo, la democratización de las redes está generando que nos creamos más de lo que somos. Y no somos tanto. Hoy en día muchas veces a los actores o actrices se les contrata a nivel de seguidores, pero, cuando sabemos que los seguidores se pueden comprar, es un poco chungo. Nos debería gustar alguien porque es un humorista buenísimo, o porque canta genial, no porque tenga muchos seguidores, ¿no?

¿Cree que hemos avanzado definitivamente en materia LGTB?

Creo que hemos llegado a un momento en el que opinamos demasiado y lo que nos falta es ponernos en el lugar de otros, en cómo se siente quien tenemos al lado. Nos hemos ido olvidando de que el hecho de que una ley salga adelante es más algo empático que algo discordante. El matrimonio igualitario, cuando se aprobó, levantó ampollas, pero al final hemos pasado de llevarnos las manos a la cabeza porque se llamaba matrimonio a aceptarlo e integrarlo y no ha pasado nada catastrófico, al contrario. España es…

¿Cómo es nuestro país?

Mira, hay una canción buenísima de Vainica doble que dice “dos españoles, tres opiniones”. Las cosas tienen que ocurrir porque el mundo avanza: no estemos demonizando o criticando cada paso. La libertad individual está para todo, pero especialmente para no para hacer daño. Sobre la Ley Trans hay mucha tergiversación y ya veremos que no era nada tan terrible, como no lo fue ni ocurrió nada horrible con la ley del divorcio o del matrimonio igualitario. Pero vamos, que somos un país en que hemos avanzado más socialmente que políticamente.

¿Le gusta entrevistar a otras personas?

He escrito muchos artículos en Vanity Fair, para mí la clave de una buena entrevista es que el entrevistado esté tan a gusto que se le olvide que está en una entrevista, que al salir del encuentro diga ‘¿por qué dije esto?’. La buena química surge más que se busca, luego hay personajes que son muy carismáticos y otros que son muy cortos en palabras y muy breves en la vida real.

¿Cuál es su visión del amor?

Lo importante de las personas es mirarlas a los ojos, en el sentido de mirar más allá. Y el éxito sentimental no está en que celebres las bodas de plata con una persona que odias. Hay gente que está cuarenta años con una pareja que no soporta. Tengo amistades que asocian que estar soltera a un fracaso, pero suele ser una decisión. Siempre hay un roto para un descosido, pero si tú no quieres, no tienes pareja. Pero compartir tu vida con alguien es algo muy especial, claro.

La veneno... y el futuro

De La Veneno, se acuerda mucho. “Me impactó y recuerdo especialmente un día que estaba delante de una antigua pareja suya sentimental y quería sobresalir delante de la otra persona y me pedía que hablara de ella. ‘Eres la que mejor me va a defender’, me decía. Yo era un poco Sancho Panza de ella”.

Como “fenómeno social, ella era algo muy bueno. Me tenía como escudera, yo iba al lado todo el rato, y ella decía ‘diles, diles, explícales cómo era yo, lo que soy’. Le gustaba cómo la analizaba”.

Sin embargo, “me quedo sobre todo con algo que no se aprende, con su sentido del humor y de supervivencia, siempre tenía un chascarrillo en situaciones personales dramáticas. Se había hecho fuerte desde pequeña, no era victimista, al revés. Ella decía ‘soy la más guapa de España’, y usaba todo su humor para afrontar lo que viniera, no se ahogaba nunca, aunque se cayera al suelo, se levantaba con un chiste. Era un barco de buena madera de autoestima”.

“¿Un sueño por cumplir?”, termina. “Me gustaría presentar un formato como divertido, algo con un punto de terror, de serie B, algo tirando al cutrelux, un late night o algo así. También me gustaría hacer muchas otras cosas que no haré nunca, porque no puedo cantar, soy arrítmica y no sé cocinar, pero bueno, ¿no se trata de ser perfecta, sino de reírse un poco con la vida y de hacer cosas que te gusten y que sirvan para los demás también, no?”.