Gema Díaz y el aumento de consejeras: "En mi primera empresa fui la única mujer del consejo y menor de 70"
Consejera de Beka Finance y de LID Editorial, Gema Díaz reivindica el papel de la mujer en los consejos directivos y promueve la igualdad de oportunidades.
8 diciembre, 2022 01:53Gema Díaz Real nos recibe en la LID Editorial en Madrid y tanto el inspirador espacio como su calurosa bienvenida dista mucho de la imagen de una consejera que tenía en mente. Los miembros de los consejos de administración suelen ser representados como personas serias y distantes, enfocadas principalmente en el éxito económico de su compañía. Por el contrario, Gema Díaz muestra a la vez su profesionalidad sin perder la humanidad, y sin olvidar sus comienzos y sus tropiezos a lo largo de su exitosa carrera.
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Actualmente es Senior Advisor en Beka Finance y en LID Editorial, trabajos que compagina con la docencia en la Escuela de Organización Industrial. "Es otro regalo de la vida", repite en varias ocasiones durante la conversación. Y es que, amante de los retos y el aprendizaje, su carrera ha estado repleta de cambios, algo que ha sabido aprovechar.
"Es cierto que igual no tengo una carrera muy de especialista, pero me ha dado la oportunidad de tener una visión amplia y en los consejos es algo que funciona bien, porque tienes una visión más amplia que el que está dentro de la compañía", afirma. Y señala el cuadro del Quijote que está colgado en la pared y del que asegura que le encanta, recordando que a veces "hay que tener ese punto de locura como el Quijote" y arriesgarse.
Su espíritu inconformista y aventurero le ha llevado a ser 'la primera mujer' en muchos lugares, a presidir compañías y ser la única mujer en consejos llenos de hombres. "Por ejemplo, en el consejo de administración de Sniace -una empresa química que presidió tres años, siendo la primera mujer en hacerlo- era, por supuesto, la única mujer, y la única menor de 70 años".
Ese panorama de los órganos de gobierno de las empresas ha ido cambiando, algo que Díaz celebra. "El año pasado se abrieron 122 nuevos puestos y el 55% ya fueron mujeres, que es muchísimo. De ellas, 44 entran por primera vez. Las mujeres estamos queriendo ocupar nuestros espacios", confirma.
Del Derecho a la empresa
Pero para que eso ocurriese, mujeres como ella han tenido que ir abriendo camino poco a poco.
Licenciada en Derecho, nunca ejerció como abogada porque "por mi carácter, el estar tan cerca de problemas de las personas y de conflictos constantes no me llamaba la atención". Ni siquiera tenía una pura vocación por esa carrera, más bien la escogió "por negociación con mi padre".
"Yo soy de un pueblecito de Cantabria que se llama Polanco y lo que quería era estudiar fuera. Quería hacer Bellas Artes, Ciencias Políticas, Historia; Periodismo me volvía loca… No había ninguna de esas en Santander, pero Derecho sí. Cuando se lo dije a mi padre, me respondió: 'Mira, vamos a hacer una cosa. Vas a estudiar Derecho y en Pamplona, y si no, escoge lo que quieras en Santander'. Y dije: 'Derecho en Pamplona me va fenomenal'", cuenta entre risas.
Ahora reconoce que se trataba de una carrera "muy polivalente", pero pese a todo no le interesaban ni las oposiciones, ni el trabajo en el bufete. Al final se orientó hacia los recursos humanos y su primer acercamiento a las empresas fue emprendiendo, inspirada por sus padres.
"Cuando era adolescente mi madre decidió que se iba a poner a estudiar y después emprendió. Mi padre en ese momento también, y eso me marcó. Entonces, pasé a tener mi empresa de consultoría y me afilié a la CEOE".
Era principios de los años 2000 y, por aquel entonces, el de la CEOE "era un mundo muy masculino". Gema Díaz relata que se unió a la Asociación de Empresarias, en un momento en el que reivindicar activamente el papel de la mujer no se veía igual que ahora.
"El tema de la mujer no era como ahora. Antes casi nos insultaban. Era como ‘estas mujercitas’, ‘estas que tienen empresas pequeñas’... Como que estaba un poco denostado, pero me daba igual porque era una forma de hablar de empresa en un mundo que no fuese totalmente de hombres. Era joven y en una ciudad pequeña había cierto riesgo reputacional, de ¿a dónde va ésta?", recuerda.
Fue aumentando su actividad en la asociación hasta el punto de que le animaron a presentarse a las elecciones. Siendo ella presidenta, se convocaron otros comicios en la CEOE, a los que se presentaban dos hombres. Entonces lo tuvo claro, desde la asociación también tenían que presentar una candidatura.
"Cuando hablé con la junta para proponerlo, me dijeron: 'No, vamos a perder'. Y les respondí: 'No, va a perder un hombre y una mujer'. Entonces, que se vaya acostumbrando la sociedad a que nosotras no somos unas víctimas y jugamos en el mismo tablero que los hombres".
A pocos días de las elecciones, sus contrincantes unieron su candidatura, pero para sorpresa de muchos -incluida Díaz-, ella ganó y se convirtió en la primera presidenta de una patronal en una comunidad autónoma -se apresura a recordar que hubo otra en la Ciudad Autónoma de Ceuta-.
Ocupó el cargo durante tres años y, después de eso, decidió que tenía que reciclarse. Se lió la manta a la cabeza y se mudó a Estados Unidos para mejorar el inglés y trabajar en un lobby. Estando allí, le dieron la oportunidad de cursar un IVLP -International Visitor Leadership Program-, un programa de liderazgo promovido por el Departamento de Estado de EEUU.
"Eso me transformó mucho. Éramos un grupo de 15 personas, y cuando volví ya traía la cabeza con la transformación digital, siempre muy involucrada en el tema de mujer. Muy focalizada en qué estaba pasando, qué me estaba perdiendo, qué iba a suceder...". Aprovechando lo aprendido, hizo un máster Transformación Digital y ya entró en el consejo de administración de Sniace.
Liderazgo femenino
Desde entonces ha pasado por diferentes empresas, sin olvidar la importancia de ayudar e inspirar a otras mujeres a alcanzar sus propósitos. Así, ha participado en programas que sirven para crear redes de mujeres, como es el de Women to Watch de PWC.
"En la EOI queremos replicarlo y hacer algo parecido porque, por mi experiencia personal, cuando nosotras vamos a un almuerzo de trabajo con mujeres, hacemos casi siempre nuestras aproximaciones al tema concreto al que vamos, pero no vamos tanto a generar negocio. Los hombres sí. Van a una reunión o almuerzan de forma de establecer red de redes para negocios", explica.
Aunque cada vez más las mujeres emplean ese modelo para obtener oportunidades de negocio, Díaz considera que "nosotras tenemos que hacer un esfuerzo personal de, cuando terminamos de trabajar por las tardes, acudir a eventos en los que hay hombres y mujeres, en los que se habla de negocios, en los que entablas un networking" y dejar 'de lado' de vez en cuando las tareas relativas a la casa o la familia que tradicionalmente recaen más sobre ellas.
"Nuestra forma natural de actuar es irnos corriendo del trabajo a casa para ir al súper, ver qué tareas han hecho los niños… Y está visto que no pasa nada si no se hace, porque ellos normalmente no lo han hecho. Y esas redes de que estamos estableciendo son superpoderosas para nosotras", asegura.
Ella sabe de lo que habla, puesto que ha experimentado la conciliación familiar con los altos cargos en sus propias carnes. Por ejemplo, recuerda que cuando sus hijos eran pequeños y ella presidía la CEOE, iba a casa a darles la cena y acostarles y muchas veces se volvía después a la oficina. O cuando optó por aprovechar la oportunidad de irse de EEUU siendo ya madre.
"Me fui siete meses y cuando volví la gente decía: 'Jo, qué bien lo ha hecho tu marido'. Y es como, claro que sí, pero es que hace muy bien cosas que ni me las he planteado yo conmigo misma, sin quitar ningún mérito porque para él también fue decir: 'Ahora me toca hacerlo a mí'. Pero bueno, pues ya está, ¿no?".
Todo eso lo hizo así porque "era hacer lo que creía que tenía que hacer" y considera que es esa determinación y esa voluntad de lanzarse lo que necesitan ahora las mujeres que quieren tener un crecimiento en el mundo de la empresa, porque formación tienen, y mucha.
"Creo que las mujeres nos formamos mucho, pero sigue habiendo algo, no me digas por qué, de que nos cuestionamos más. Síndrome de la impostora, muchas responsabilidades… Yo por ejemplo, siempre he pensado lo que me faltaba, no lo que tenía y que siempre he tenido la suerte. Pero luego te das cuenta de que la suerte te puede tocar un día, tal vez, pero al final…".
Gema Díaz recuerda que al final es importante dejar esos miedos atrás y dar un paso al frente. "Yo me presenté", declara aludiendo a ese primer puesto en la CEOE.
"Al final también tienes que jugar la partida. Cuando hablo del tema de la mujer, muchas veces digo que hay que huir del victimismo. Somos seres humanos responsables y si es cierto que competimos con desigualdad, hay que decirlo, pero, hay que querer competir. No hay que querer estar en el banquillo siempre esperando a que te pongan de titular. Para estar de titular igual tienes que correr más y hacerte una dieta específica, ir al gimnasio cuando terminas de entrenar… porque eso ellos lo hacen muchas veces", concluye.