Ana Álvarez, actriz: “Hace tiempo que tengo la sensación de saber y sentir lo que es la vida”
Ha trabajado con algunos de los mejores directores de cine españoles en películas y series. Este nuevo año, estrena 'Montecristo' y un documental sobre discapacidad.
16 enero, 2023 01:58Su voz trasmite ternura, sosiego, sensualidad, templanza pero también pasión, ilusión, alegría y, ahora más que nunca, fortaleza, y esa líquida sabiduría lúcida y sostenida que ha construido paso a paso desde que, siendo casi una niña, decidió entregarse a las pulsiones artísticas que le han dado un lugar en el mundo, el suyo.
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Siendo adolescente inicia su camino profesional como modelo y, durante casi dos años, vive y trabaja en Japón, Francia y Grecia. Recién cumplidos los 18 años, se enamora completamente del cine, mientras rueda su primera película, Jarrapellejos, de Antonio Giménez Rico.
Desde entonces, Ana Álvarez (1969, Jerez de la Frontera) es actriz en cuerpo y alma; su personalísima interpretación en La madre muerta, de Juanma Bajo Ulloa en 1993, la hace valedora del Premio a la Mejor Actriz en los Festival Internacionales de Cine de Estocolmo, de Cartagena de Indias y de Cognac.
Más tarde llegarán otros premios, como la Biznaga de Plata a la Mejor Actriz en la Zonacine del Festival de Málaga en 2010. Ha protagonizado comedias inolvidables como Cha-Cha-Chá y, en muchas ocasiones, ha cambiado de acento con una talentosa ductilidad.
Ha rodado con Antonio Giménez Rico, Antonio Mercero, Gonzalo Suárez, Jaime Chávarri, Ricardo Franco, Manuel Gutiérrez Aragón, Álvaro Fernández Armero, Michael Guttman, Gabriel Retes, Bryan Goeres… entre otros directores de prestigio.
Y, además, ha intervenido en innumerables series de televisión, Acusados, Sin tetas no hay paraíso, Los misterios de Laura, La memoria del agua… La última de ellas, grabada en 2022, titulada Montecristo, será emitida próximamente en una plataforma internacional.
Este 2023 habrá proyectos de cine que se harán realidad a su lado, como “el largometraje de ficción El convento, bajo la dirección de Luis Galindo y Ángel M. Chivite, y otro proyecto del realizador Juanra Fernández, que se titula La escalera”.
Ana está en un momento espléndido, pletórica de energía. Con 20 años tuvo a su hijo Samuel y, a sus 53, ya es una joven y bellísima abuela de dos nietos de uno y cinco años, que la hacen absolutamente feliz.
Teniendo en cuenta que usted empezó a trabajar muy jovencita, si hiciera balance, ¿cree que la vida ha ido llevándola de la mano o usted a ella? ¿Ha ido creando su carrera de un modo casual, azaroso, o tomando las decisiones que finalmente han ido conformándola?
Tengo la sensación de que, en mis inicios, sí intervino el azar pero, a partir de un determinado momento, fue todo una decisión. Hubo un momento que sí fue casual, un tiempo corto en mi vida, apenas dos años en los que trabajaba como modelo, algo que me salió absolutamente al paso y me atrajo porque me daba la posibilidad de viajar...
Incluso a mis padres se lo presenté como algo transitorio, mi planteamiento era regresar para seguir mis estudios y también porque, en aquella época, ser actriz no era una elección como lo es para las niñas de ahora, algo real y posible, y más aún estando en Jerez, no era tan fácil.
Surgió la posibilidad de ser actriz a raíz de hacer una prueba en la que me seleccionaron para hacer la película Jarrapellejos, con Miguel Ángel Rellán, donde me enamoré absolutamente de la vivencia, de mi sensación, de la profesión... A partir de ahí sí empecé a tomar decisiones. Paré todo, dejé mi carrera de modelo, entré en la escuela de arte dramático pero a la vez empecé a trabajar muchísimo.
Creo que, sobre todo cuando empiezas tan pronto, hay una parte que sí sucede un poco al azar, pero sin duda impulsada por tu propia inclinación creativa de base; de no haberla tenido, posiblemente yo ni siquiera me hubiera presentado a la prueba. Y yo sabía que estaba ahí, que la tenía.
Creo que la gente creativa tiene pulsiones de muchos tipos, por ejemplo, a mí me encantaba escribir, incluso pensaba que sería escritora, la pulsión creativa termina siempre desarrollándose en un camino u otro; yo como mejor la expreso es a través de mi profesión de actriz pero creo que es una pulsión que uno tiene, que va mucho más allá de sólo interpretar.
Toda mi vida he sido actriz y todo lo que hago está alrededor de eso, pero sí es cierto que ahora, llevando en esto tanto tiempo, me planteo hacer otras cosas dentro del mundo creativo, desarrollar otra pulsión que está en mí y tiene que ver con lo pedagógico, por eso llegó el momento de Mr.Willbe, para enseñar a niños todo tipo de cosas creativas, y ahora estoy dando otros talleres también para adultos.
Con el proyecto Mr.Willbe creo en el potencial de lo creativo y artístico para ayudar a niños y jóvenes ante cualquier tipo de problema que tengan.
Efectivamente, en 2014 saca adelante un espacio, un proyecto personal, Mr. Willbe, donde crecen y se materializa otros sueños, esas pulsiones de las que hablaba, ¿qué vuelca y qué aprende y recibe de la experiencia?
Lo que volqué es una parte de mí que cree en un sistema diferente, en el potencial de lo creativo y artístico para ayudar a niños y jóvenes ante cualquier tipo de problema que tengan.
Y durante estos años he comprobado que cuando a un niño o joven les das herramientas creativas de todo tipo, audiovisuales, interpretativas, musicales o artes plásticas, le ayudas y abres posibilidades frente a todo. Creo que la educación convencional está muy equivocada cuando en los currículos escolares queda fuera la parte artística, que es fundamental.
Para mí han sido años de muchas satisfacciones, a nivel personal me ha dado muchos regalos, trabajar con chicos me parece una cosa muy bonita, una etapa de mi vida en la que he aprendido mucho de muchas cosas, incluido lo de ser empresaria.
Hablemos del documental que ha estado grabado recientemente, La casa de Peter, comprometiéndose y apoyando la causa y problemáticas visibilizadas por la Asociación Pro-Personas con discapacidad intelectual (Afanias) y Fundación Gmp.
Es un proyecto altruista por parte de Afanias y de Gmp, yo me presto a colaborar con este tipo de cosas porque creo que son muy importantes, y en este caso, la finalidad del proyecto es dar casa a madres con discapacidad intelectual y a sus hijos, con la intención, además, de que vayan rotando, cuando las madres puedan independizarse pueden entrar otras madres que lo necesiten, en un piso tutelado.
Es un proyecto muy bonito, en estas cosas siempre que puedo intento ayudar. En el documental he entrevistado a una chica en concreto con una historia muy dura, admirable, con una responsabilidad inmensa para con su hijo. Son problemáticas que, a veces, no vemos o no queremos ver porqué no es fácil, a través de cosas como estas la gente puede acercarse a ello, conocerlo.
¿Cuál es su percepción y sensación como actriz y como miembro de la Academia de Cine, y concretamente a raíz de haber formado parte del Jurado del Festival de Cine de Almería, en el que ha participando recientemente, sobre el momento vital del cine español del presente y del futuro?
En el Festival de Cine de Almería formé parte del Jurado de Óperas Primas y había una calidad brutal, había tantas películas buenas que muchas merecían ser primeros premios, una gran alegría porque no todos los años han sido así.
Ser jurado es siempre un placer, lo he sido en varias ocasiones y es algo que me tomo muy en serio; es un compromiso muy grande, además de una oportunidad para ponerse al día de todo lo que se está haciendo. A mí gusta debatir con mis compañeros y hacerlo siempre desde el amor, resaltando lo bueno de cada película, de cada interpretación… lo cual es muy sano.
El 2022 ha sido un año de cine español muy muy bueno, un año realmente estupendo. Pero no solo de cine, también en cuanto a series, hay muchas en multitud de plataformas y con una calidad excelente. Lo cual es estupendo porque generan más trabajo y porque creo que ahora, cine y series, son absolutamente compatibles.
¿Cómo ha sido su experiencia en la serie Montecristo, que se estrena en 2023?
Montecristo es una serie de la productora Secuoya que hemos grabado este verano, protagonizada por el gran actor cubano William Levy. Una adaptación a la época actual del clásico de Alejandro Dumas. He disfrutado muchísimo haciendo mi personaje, externo, divertido, una aristócrata, empresaria, un personaje de construcción más externa que me ha encantado hacer.
A lo largo de su carrera y en el presente, ¿se ve a sí misma cerca o lejos de aquello que los otros ven en usted? ¿Le gustaría hacer otro tipo de personajes, de caracteres que no haya transitado?
Como actor, uno aspira a hacer la mayor variedad posible de personajes; a mí, personalmente, me gusta trabajar personajes alejados de mí y diversos, he tenido la suerte de hacer muchas cosas diferentes, comedia, drama… todo tipo de personajes que no soy.
Pero sí es verdad que, con los años, te das cuenta de que se tiende a encasillar a los actores y actrices, en mi caso en personajes elegantes, cuando yo tengo una parte racial grande, soy andaluza, tengo una parte pasional. Lo curioso es que suele triunfar el director o directora que precisamente sacan a un actor o actriz del papel o papeles en el que los hemos visto habitualmente.
Todos los actores y actrices aspiramos a poder hacer la mayor cantidad de registros diferentes. Por ejemplo, a mí me encantan y se me da bien los acentos, he hecho de andaluza, mexicana, argentina, cubana… tengo esa facilidad.
Me gusta trabajar hacia dentro, la verdad, con matices internos, psicológicos, pero me divierto mucho y me encanta hacer otros trabajos más externos, hacia fuera, como ha sido el caso de mi papel en la serie Montecristo.
Me apasiona cambiar mucho. Este trabajo es jugar, investigar, aventurarse a todo, porque el tiempo te cambia, la vida, afortunadamente, te cambia, y uno va aprendiendo.
De todo aquello que usted ha aprendido trabajando como actriz, de su experiencia personal, ¿qué es lo que considera más valioso y digno de ser trasmitido a los actores y actrices que están formándose o han iniciado su camino profesional?
Ojalá pudiera trasmitir la alegría que siento cuando interpreto, la felicidad única, que no siempre se consigue pero que, cuando se vive, es maravillosa; hay momentos, cuando uno es vehículo de una emoción, de una historia o de un personaje, que son realmente mágicos.
Me gustaría trasmitir que sean capaces de disfrutar de eso porque, en esta profesión, y sobre todo cuando uno empieza muy pronto y trabajas mucho, a veces te encuentras perdido, yo lo sentí cuando era muy joven, que iba todo muy rápido en relación a lo que era capaz de asumir.
Lo que intento trasmitirles siempre es que disfruten el trabajo en sí mismo, todo lo que está alrededor te atrapa y creo que es fundamental que se centren y se concentren simplemente en esa sensación, en su profesión, en nuestra herramienta, en interpretar bien, que disfruten de eso y no pierdan de vista su unión con eso, con el disfrute, que es lo fundamental y hace que una vida merezca la pena.
El regalo es el compañero o compañera que te mira, el regalo de interpretar es algo intangible, no está en las redes, no está en los seguidores, no está en los premios, no está en nada, está en el simple hecho de hacerlo. Y creo que lo bueno de la experiencia, de cumplir años, es que aprendes a quedarte con esa esencia.
Estamos creando una sociedad cada vez más individualista y justamente esta es una profesión de equipo, de compañeros; todo ese mundo de fuera, las redes u otras cosas, potencian el individualismo, cuando la esencia de esta profesión es otra, es un trabajo colectivo y de mucha generosidad.
La única individualidad que sí tienes que fomentar es la de tu propia creatividad y tu imaginación, tu trabajo personal y tu personalidad, lo cual sí es importante defender.
¿Cuál es ahora su momento? ¿Cómo está o cómo se siente consigo misma?
Estoy en un momento personal muy bueno, la edad es una alegría, soy una de esas personas a las que les gusta cumplir años, disfruto cada vez más de la vida. Hace tiempo que tengo la sensación de saber, de sentir lo que la vida es, de lo mucho que me gusta mi profesión, y tengo la suerte de tener a mi familia.
Estoy en un momento en el que voy a atreverme a hacer proyectos personales. Cuando cumplí 50 años la vida ya empezó a parecerme mucho más bonita, también es una cuestión de seguridad personal, ya has hecho muchos aprendizajes, ya has superado muchas cosas y dices: bueno, pues ahora.
¿Qué le gustaría que le trajera el 2023 o qué deseo, sensación o emoción le pediría al nuevo año?
A mí me encanta mi trabajo, lo que quiero que me traiga el año 2023 es seguir disfrutando de mi trabajo. Gonzalo Suárez, un director y amigo al que quiero muchísimo, siempre me dice que los 50 es una gran década, y realmente lo siento así.
Siento que ésta década va a ser muy especial para mí, creo que tengo mucho que dar y mucho que los demás tienen que descubrir. Que lleguen proyectos bonitos y también que yo misma me atreva a sacar adelante los míos.