La Rioja sigue a la cabeza del turismo recibido en las regiones vitivinícolas del país, con un 20,5% del total de visitantes de las rutas del vino de toda España, según datos de ACEVIN (Asociación Española de Ciudades del Vino), además de posicionarse como un referente a nivel mundial en enoturismo.
[Alejandra Pedrosa: “En la mesa no puede faltar un buen vino, y nuestros Pagos son la mejor elección”]
Hablamos y felicitamos a María Vargas, directora técnica de la histórica bodega Marqués de Murrieta y Pazo de Barrantes, que ha sido elegida como mejor enóloga del mundo en los Women in Wine&Spirits Awards de 2021, celebrado en China.
“Este tipo de galardones son algo abrumadores, pero se reciben con mucha ilusión porque suponen un reconocimiento al esfuerzo diario de un equipo de grandes profesionales y son un gran impulso para seguir trabajando en la misma línea”, asegura la enóloga.
Un galardón que destaca el impacto internacional de su trabajo en las bodegas que dirige y su importante contribución a la industria del vino, así como su visión de futuro.
¿Qué tiene de especial La Rioja para que salgan tan buenos vinos?
Es innegable que Rioja es una región bendita para la viticultura. Hay muy pocas regiones en el mundo con unas condiciones tan idóneas para el cultivo de la vid. Su historia, diversidad y autenticidad son únicas.
Has nacido y has crecido en Haro, ¿cómo fue tu infancia allí?
Crecí feliz, rodeada de viñas y bodegas y viviendo el vino de una manera natural; mi padre estudió Enología, aunque no llegó a trabajar como enólogo, y mi familia tiene una empresa relacionada con el embalaje de vino. Por lo que, de una manera u otra, el mundo del vino siempre ha estado muy presente en mi casa y en mi día a día.
Eres ingeniera agrónoma de formación y con máster de Enología y Viticultura, ¿antes de llegar a la universidad, ya te veías entre viñedos?
Estudié en la Universidad de La Rioja, donde me gradué en Ingeniería Técnica Agrónoma y Licenciatura en Enología. Completé mi formación con un Máster en Viticultura y Enología y otro en Tecnología y Gestión de la Calidad en Industrias Agroalimentarias.
A pesar de haber nacido en Haro, y estar el vino tan presente en mi vida, me encantan los animales y mi primera idea fue estudiar Veterinaria, aunque después me decanté por la Enología. El mundo del vino es fascinante y me atrapó de tal manera que, además de mi profesión, es una de mis mayores aficiones.
Todo tu mundo se desarrolla en torno al vino, ¿tienes algún hobby que no tenga que ver con este sector?
Como te decía, el vino es también un hobby para mí y en mi tiempo libre me encanta conocer otras bodegas y regiones y descubrir nuevos vinos. Pero más allá del vino, también disfruto mucho de la gastronomía, me apasiona la música y el deporte en general; intento salir a correr cuando tengo ocasión, me ayuda a despejar la mente… ¡Es en ese momento cuando tomo muchas decisiones importantes!
La bodega Marqués de Murrieta ha sufrido una gran transformación en los últimos años, ¿cuéntanos cuales son las claves para posicionar la bodega en el top de todos los ránking?
No nos obsesionan los premios y los ránking sino la calidad, es algo que llevamos en nuestro ADN. Queremos hacer el mejor vino posible y para ello trabajamos cada día.
La bodega ha cumplido 170 años de existencia, ¿cómo se puede aunar tradición e innovación?
Cuando se trabaja en una bodega como Marqués de Murrieta, con 170 años de historia, tienes que asumir una gran responsabilidad, cuidar la marca y continuar con un legado que está cimentado en la excelencia. La bodega y los vinos han evolucionado tratando de guardar este equilibrio entre tradición e innovación. No creo en los cambios drásticos, sino en una evolución coherente.
¿Qué vinos destacarías ahora mismo de Marqués de Murrieta?
Cada uno de nuestros vinos tiene su propia personalidad. A pesar de que Marqués de Murrieta es principalmente conocida como elaborador de tintos, la mitad de nuestra familia de vinos está formada por importantes blancos; en Pazo de Barrantes, nuestra bodega de Rías Baixas elaboramos el Gran Vino Pazo Barrantes y el Gran Vino de Guarda La Comtesse, que muestran el gran carácter y potencial de la variedad albariño y en Marqués de Murrieta, elaboramos Capellanía y Castillo Ygay Blanco, dos de los principales actores del reenfoque de los blancos en Rioja en las últimas décadas.
En cuanto a los tintos, Marqués de Murrieta Reserva es el buque insignia de la bodega y fiel reflejo de cuanto acontece en la Finca Ygay en cada añada; Dalmau, nuestro vino más personal y expresivo; y Castillo Ygay, un vino icónico, elegante y eterno. Sin olvidar la pequeña producción de Primer Rosé, la expresión más sutil de Marqués de Murrieta.
¿Estáis trabajando en alguna novedad para este año?
En Marqués de Murrieta siempre tenemos planes a medio y largo plazo, somos de naturaleza inquieta y, sobre todo, perfeccionista.
En la bodega acabamos de inaugurar los edificios que albergan las nuevas instalaciones técnicas y la zona de crianza en Marqués de Murrieta, tras siete años de obras. Nuestro siguiente proyecto es la construcción de un pequeño hotel en la bodega.
En cuanto a los vinos, cada año, cada vendimia, cada vino es una novedad, es parte de la magia de esta profesión.
Llegaste a la bodega cuando apenas tenías 23 años, como estudiante en prácticas, ¿cómo ha cambiado el mundo del vino, y en concreto Marqués de Murrieta?
Empezaría por nuestra Finca Ygay, rodea a la Bodega y tiene 300 hectáreas. Hemos trabajado mucho para poder conocerla en profundidad y permitir que cada uno de nuestros vinos nazca en su propio viñedo y así, de esta forma, tenga una personalidad única. En la bodega, hemos intentado aportar máxima tecnología para cuidar su elaboración y aportamos en la etapa de crianza, barricas tanto de roble americano como francés que permitan criar al vino, pero de manera que respete su identidad y le aporte elegancia y finura al vino final.
Por supuesto que cuidamos hasta el último detalle de todos los elementos que conforman su vestido final. Como indicaba antes, hemos evolucionado, pero sin grandes cambios de timón.
Tras cinco años ascendiste a directora, y tu mundo cambio… ¿qué le has aportado a la bodega a tu parecer?
Como puedes imaginar fue un cambio importante; yo era muy feliz trabajando en el equipo técnico, tuve la oportunidad de aprender mucho y, sobre todo, de conocer Marqués de Murrieta de manera lenta y sin grandes responsabilidades, fue un auténtico lujo. Dirigir una bodega con este peso histórico, suponía una responsabilidad enorme; pasas a formar parte de una historia y te das cuenta de la importante carga que llevas sobre los hombros.
A lo largo de estos años, he trabajado 'codo con codo' con Vicente D. y Cristina Cebrián-Sagarriga y todo lo que hemos aportado, lo que hemos construido, ha sido bajo el prisma del esfuerzo, de la ilusión, peleando mucho y creyendo en nosotros mismos. Como depositarios de un legado histórico, somos responsables del legado que dejaremos a las siguientes generaciones y para ello trabajamos, siempre pensando en mejorar.
Cada vez hay más mujeres en puestos y sectores donde antes había sólo hombres, ¿te costó llegar más a tu posición por ser mujer?
En mi caso, está claro que no supuso ningún problema porque Vicente D. Cebrián-Sagarriga confió en mí y me nombró directora técnica con tan solo 27 años.
El mundo del vino ha sido tradicionalmente masculino, como prácticamente todos los sectores, y la mujer se ha ido incorporando de una manera paulatina. Hay cada vez más mujeres enólogas, sumilleres, bodegueras, comunicadoras… lo cual sin duda, es muy positivo.