El pit (pecho en valenciano) se plantará el próximo 15 de marzo en la comisión García Lorca de Valencia. Una falla de más de tres metros de altura que reproduce el cuerpo de una mujer que se ha sometido a una mastectomía, tras sufrir un cáncer de mama.
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La modelo que ha prestado su cuerpo y cara a la composición se llama Cristina Gómez. Y el objetivo: “representar a hombres y mujeres que hoy en día no quieren reconstruir las mamas extirpadas porque no desean estar expuestos a una nueva cirugía. Casi nunca se queda bien y no es tan fácil como la gente piensa. No es ponerse un implante y ya está”, confirma Cristina.
Un molde de un pecho
Todo comenzó en 2019, cuando la joven entrenadora personal y profesora de yoga sufrió un cáncer de mama y antes de someterse a la operación que le extirparía el pecho, decidió hablar con Raúl Martínez, jefe fallero, para que realizara un molde del mismo “para mí, a modo de recordatorio de lo que fui", asevera.
Y continúa: "Raúl me dijo que era un gesto muy bonito, y se quedo en eso. Pero luego me di cuenta de lo grande que podría haber sido ese proyecto. Y entonces, le propuse que me hiciera un molde también cuando no tuviese pecho, y que él lo utilizara para hacer cualquier falla en cualquier momento”, asegura.
Raúl Martínez, al frente del taller Estudio Chuky, cuyas creaciones siempre tienen un mensaje implícito, aceptó el encargo, con la condición de que Cristina contara en primera persona su historia y también, que pusiera su cara a la falla.
“Me hicieron un escáner de la cara y el cuerpo en el estudio, y con la imagen en 3D se trabajó toda la figura de la falla”, asegura Gómez.
Se trata de una falla que en total mide ocho metros de altura y se compone de ocho figuras, incluida la de Cristina, que tiene una altura de aproximadamente tres metros.
La figura reproduce a la joven mirando hacia abajo, sentada sobre sus talones, realizando la postura del diamante en yoga, mostrando la cicatriz de la mastectomía, y con el brazo extendido ofreciendo un corazón en su mano derecha.
Los ninots se plantarán en la Falla García Lorca, una comisión del barrio de Malilla que trabaja desde 1982 y cuenta con más de 150 falleros.
Quemar lo malo
El 19 de marzo, en la cremá, ésta como el resto de las fallas arderán y Cristina asegura que “a pesar de que defiendo quemar las fallas como símbolo de fin de fiesta, esta vez va a significar mucho más, que es quemar todo lo malo que me ha sucedido y quedarme sólo con lo bueno, y con lo que vendrá después”.
La profesora de yoga aún no ha tomado una decisión con respecto a las prótesis, “no es una decisión final porque dependerá de cómo me encuentre mentalmente, del momento…”. Aún sigue en tratamiento y con muchos efectos secundarios. La enfermedad le llegó cuando contaba con 30 años y fue un proceso muy duro que incluyó quimio, mastectomía, tres operaciones de urgencia y radioterapia.
Ahora, al frente de su asociación Cáncer con limón recorre el territorio nacional para ser el altavoz de hombres y mujeres que han pasado por trance parecido al suyo: Barcelona, Valencia, Sevilla son algunas de las ciudades que ya ha visitado, y Cantabria en el próximo mes de junio.
Ahora en Fallas, no podía faltar un encuentro fallero. “Voy a reunir a más de 50 personas, pacientes oncológicos de toda España que quieren vivir un día o un fin de semana de Fallas. Vamos a estar en el Ayuntamiento viendo la mascletá, e incluso dentro de las mismas fallas, en exclusiva para ellos, porque al final son pacientes de riesgo y necesitan de esta exclusividad”, concluye.