Veracidad, tranquilidad, reflexión, seriedad, dulzura, humanidad, características o cualidades que transmite Pilar Palomero (Zaragoza,1980), a través de una conversación pausada, en la que hablamos de sus dos hijos cinematográficos, Las niñas y La maternal, como si fueran dos casas, dos manos, dos corazones en los que ha palpitado su amor vocacional y respeto por el cine, y su mirada social y sensible hacia los temas de sus películas.

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Con su ópera prima, Las niñas, obtuvo, en 2021, cuatro Premios Goya, en las categorías de Mejor Película, Mejor Dirección Novel, Mejor Guion Original y Mejor Fotografía, un film que acumula una treintena de reconocimientos, entre ellos la Biznaga de Oro en el Festival de Cine de Málaga, desde su estreno en 2020 en el Festival Internacional de Cine de Berlín, una película que triunfó en los Gaudí, los Feroz, y los Forqué.

Su segundo largometraje, La maternal, que gravita inteligentemente entre la ficción y la realidad, se estrenó en noviembre del 2022 en el Festival de San Sebastián, confirmando con creces el inmenso talento de la cineasta aragonesa, actualmente afincada en Barcelona.

Se hace con el premio Nuevos Cineastas en el Festival de Cine de España en Toulouse, es la ganadora de dos Premios Gaudí que recaen en Quílez y Cervantes, las actrices que dan vida en el film a hija y madre; obtiene tres nominaciones en los Premios Goya 2023, y a día de hoy sigue exhibiéndose en salas.

Pero los premios no lo son todo, lo importante es verla y dejarse emocionar, entregarse a la cautivadora organicidad dolorosa y pura de sus actrices; protagonizada por la jovencísima y talentosa Carla Quílez (Concha de Plata Mejor Interpretación Protagonista).

Trata sobre madres adolescentes, maternidades a destiempo en tiempos de redes sociales, de la mano de unas casi niñas, con torbellinos de emociones en el cuerpo, chicas en situación de exclusión social, obligadas a madurar antes de crecer, enfrentadas a experiencias de adultos sin el amparo de la sociedad que, en lugar de protegerlas, las juzga y victimiza.

Actualmente, Pilar Palomero está centrada en su tercer proyecto cinematográfico, el largometraje Los destellos, rodado en Horta (Tarragona), una historia sobre la belleza a pesar de la tristeza, sobre las pérdidas, sobre el duelo.

La descentralización de las historias, ubicándolas en otros territorios, enfocándolas hacia otras realidades socioeconómicas, cuestión en la que están coincidiendo actualmente diversas cineastas españolas, ¿en su caso es algo opcional, casual o una necesidad vital?

Creo que todo depende del proyecto, en el caso de Las niñas era un imperativo, una condición sine qua non: yo no podía rodar la película en un sitio que no fuera Zaragoza porque la historia ya nacía en ese contexto, en ese lugar.

En el caso de La maternal ha sido diferente, la mitad de la película está ubicada en Barcelona y la otra mitad en Monegros, lo cual obedece a las ganas que tenía yo de rodar en mi tierra.

Su necesidad de hablar de la maternidad precoz como tema en el que centrar o enfocar su segunda película, ¿cómo aparece o nace? 

Fue a raíz de conocer a Carol Roig, una educadora que, además, está en la película interpretando a Carol, y sobre todo a raíz de que ella me pusiera en contacto con chicas que habían vivido en un Centro similar al que retrato en la película.

Al escuchar sus historias, al colocarme frente a esas vivencias, al darme cuenta de lo desconocida que es esa realidad y de las ganas que tenían ellas de hablar, de contarlo, de ser escuchadas, ahí fue cuando decidí que quería hacer la película.

Luego, es un proceso de mucho tiempo, muchas charlas… hasta sentir que puedo hacer la película. Todas las películas me las planteo así: el punto de partida, a la hora de enfrentarme a cualquier proyecto, es entender qué es lo que yo puedo aportar, qué puede aportar mi mirada a esa historia, a ese relato. 

¿El hecho de desvelar o iluminar un tema determinado tiene también un objetivo, no solo emocional, sino también social o incluso pedagógico?

No es un objetivo a la hora de desarrollar el proyecto, ojalá quien la vea lo sienta así, pero yo me planteo los proyectos desde un lugar más humilde, lo que me interesan son las personas, las emociones, las relaciones.

Mi manera de aproximarme a La maternal, hablando de este caso en concreto, ha sido ir descubriendo una realidad que no conocía. Como espectadora, no me gusta el cine pedagógico, no creo que el cine tenga que aleccionar. A mí lo que me interesa es retratar, de la manera más honesta posible, una realidad, en este caso la maternidad precoz.

En su proceso de creación de una película, que pasa por investigar, escribir, rodar, montar, promocionar… ¿dónde le gusta más estar o donde disfruta más?

Depende mucho del proyecto, creo que cada etapa tiene su parte disfrutable y también su parte más complicada, aunque sí es verdad que disfruto mucho en rodaje, dirigiendo a las actrices, en el caso de La maternal, y en el caso de Las niñas también, disfruté muchísimo los dos rodajes. También soy muy consciente de que cada rodaje tiene vida propia, depende mucho de las circunstancias.

 ¿Desde el inicio tiene muy clara la necesidad de trabajar con actrices con experiencia y otras no profesionales, que aportaran su verdad y sus testimonios reales, como es el caso de La maternal, dando a la película una textura casi documental en ciertas escenas? ¿Hay diferencias a la hora de dirigir a unas u otras?

Yo he trabajado igual con todo el casting, con las actrices con experiencia previa, como es Ángela Cervantes, y con las actrices para las que ésta ha sido su primera vez delante de la cámara; hemos trabajado de la misma manera, el trabajo y el esfuerzo de todas ellas ha sido el mismo, la profesionalidad también, no he sentido ninguna diferencia.

Lo que sí es cierto es que no fue un planteamiento previo, desde el principio no tuve claro que iba a ser así, fue surgiendo a raíz y a través de la documentación, yo escribía el guion a la vez que me iba documentando y llegó un punto en el que las conocí, se hicieron amigas mías.

Estaba segura de que ellas podían hacerlo perfectamente, y me pareció que para ellas también podía ser una experiencia muy bonita. Y así fue, se lo propuse y ellas estuvieron muy contentas.

No hago diferencias entre actrices profesionales o no profesionales porque todas ellas han sabido hacerlo muy bien, han sido muy generosas, han abrazado el proyecto con mucho cariño, y todo el trabajo que han hecho está en la película, yo lo siento así.

Sin duda, para ellas habrá un antes y un después en su vida, a partir de haber vivido la experiencia, no solo cinematográfica sino también humana, de participar en La maternal. ¿Qué han cambiado o transformado ellas en usted?

Hay gente que, en la vida, nos transforma, y ellas han sido ese tipo de personas para mí, pero no solo ellas sino todo el equipo de rodaje. Creo que la experiencia de hacer La maternal me ha hecho crecer, he ganado experiencia como directora, ha sido también un proyecto en el que he podido reflexionar mucho sobre las relaciones humanas.

Todo eso va dejando poso en una misma, no una cosa o persona en concreto sino toda la vivencia en sí, el poder compartir este viaje, todo eso es lo que me ha aportado mucho como persona.

Abordar y sacar adelante esta segunda película, después del éxito y los premios de Las niñas, ¿ha sido más complicado, menos, o diferente?

Lo que ocurre es que ya estábamos escribiendo el guion de La maternal antes de que Las niñas se estrenara, han sido dos procesos independientes; lo que sí es cierto es que, a la hora de rodar y de mostrar la película, ha sido muy positivo el hecho de que Las niñas hubiera funcionado tan bien, y he sentido más ganas de la gente por saber cuál iba a ser mi siguiente película.

También he sentido cierta presión, cuando la primera película va tan bien, el listón se pone muy alto. Frente a todas estas emociones mezcladas, lo que he intentado es ser muy sincera conmigo misma, hacer la mejor película que he podido y he sabido hacer, e intentar que todo el equipo nos sintiéramos orgullosos del trabajo que estábamos haciendo, esa ha sido mi brújula todo el tiempo.

Su nuevo proyecto, el largo Los destellos, ¿trata un tema que la apela directamente?

El guion es una adaptación de un relato incluido en el libro Un corazón demasiado grande, de la escritora Eider Rodríguez, que trata sobre la pérdida de un ser querido. Sí, hay muchas cosas a través de las cuales he intentado retratar lo que yo viví cuando perdí a mi padre.

En esta película la protagonista es una mujer adulta, de mi edad. Tengo muchas ganas de poder hacer una película sobre una pérdida y sobre cómo llevamos, cada uno de nosotros, el duelo.