No hay una estadística oficial que refleje la gravedad del abandono de bebés en España, pero sí se sabe que puede derivarse de múltiples circunstancias. También, que el perfil de las madres es muy variopinto, tal y como sostiene Conrado Giménez, fundador y presidente de la Fundación Madrina, que sólo el año pasado atendió a 27.000 mujeres en situación de vulnerabilidad: "Cuando llevan a término el embarazo, es principalmente porque quieren tener al bebé y estaban en pareja. Pero el hombre normalmente la abandona, en muchos casos se da porque ha habido un episodio de violencia y o están directamente relacionados con violaciones". Luego les invade el pánico ante tanta soledad, estigmatización y responsabilidad.
También puede ocurrir, según la experiencia de la fundación, entre mujeres musulmanas que han quedado embarazas sin haber contraído matrimonio previamente. Ahí se encuentran con el riesgo de perder la vida: "Hemos tenido jóvenes de forma clandestina en los pisos de acogida. Las agreden con ácido, las matan o, en el mejor de los casos, las echan de casa".
"Se encuentran bebés abandonados de vez en cuando, y saltan a las noticias como un cuentagotas, pero hay muchos más que ni siquiera se llegan a encontrar", explica el presidente de la Fundación Madrina. Cada vez que ocurre, la Policía contacta con ellos para comprobar si tienen un conocimiento del que adolecen las administraciones: "Muchas de las madres no quieren decir nada a Servicios Sociales porque saben que un trabajador social les va a quitar el menor".
Este es un tema que ha ido tomando cuerpo a raíz del lamentable caso de abandono producido a finales de enero, en el granadino barrio de El Fargue cuando un vecino encontró el cadáver de un bebé recién nacido, envuelto en mantas, mientras caminaba por un camino de tierra. Pero este no es el último y mucho menos el primero. En diciembre del 2022, una viandante encontró en plena calle de Madrid a un bebé recién nacido, sufriendo una severa hipotermia, que tenía el cordón umbilical cortado pero no pinzado. A mediados de febrero, una madre de Lugo fue condenada a dos años de prisión por abandonar a su bebé prematuro en el hospital, y del padre no parece haber rastro, en unos hechos que ocurrieron en 2018. Después se supo que ella sufría graves problemas con las drogas.
Un asunto crudo y sensible que invita a reflexionar sobre cómo el abandono de bebés en España es una realidad a la que, de momento, sólo está en condiciones de responder la Policía Nacional y casi siempre a posteriori. La prevención es clave, y para hacerla posible es necesario tener conocimiento y capacidad de reacción ante el alto riesgo de pobreza y exclusión social, que afecta a unos 13,1 millones de personas en España, según el informe sobre El Estado de la Pobreza. Seguimiento de los indicadores de la Agenda 2030 UE 2015-2021.
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Por ello, porque muchas veces las madres que se plantean abandonar a sus hijos sufren extrema pobreza y exclusión social, la fundación asesora en materia legal y sanitaria a mujeres embarazadas sin recursos y en situación de vulnerabilidad. También pide a las administraciones ayudas directas a las madres y sus bebés recién nacidos, que no sean excluyentes en función de su nacionalidad o parámetros burocráticos, porque a partir de la negación de la atención sanitaria va todo a peor. Pero para que este fenómeno no se siga reproduciendo "debe darse un cambio legal".
El denominador común del abandono de bebés
En la experiencia de la Fundación Madrina, de más de 20 años, el gran reclamo es que ninguna de ellas quiere dar su nombre y apellidos a la hora de dar al niño en adopción. Pero el problema, sostiene Conrado Giménez, es que las Comunidades Autónomas priman el derecho del menor a conocer eventualmente la filiación de los padres –de la madre, en la mayoría de los casos– al derecho a la vida. El anhelo desesperado de mantener el anonimato hace que muchas madres decidan deshacerse del menor.
"Antiguamente se dejaban en las puertas de la iglesia, en los tornos de los conventos... Simplemente con el anonimato podrían salvarse muchas vidas", reflexiona Conrado: "Por eso países como Alemania están utilizando los buzones bebé o baby box". Ésta es una fórmula que previene y combate el infanticidio en casos no poco peliagudos donde las madres se ven solas, sin recursos, estigmatizadas.
Regular los buzones bebé pasa primero, desde el punto de vista de la Fundación Madrina, por un cambio legal que, además de garantizar el anonimato de la madre, implique legalizar la adopción semiabierta: "Da certidumbre a la madre, pero quizás en España aún no estamos preparados para esta fórmula porque las familias que adoptan son muy celosas, no quieren que se sepa nada sobre el origen del bebé".
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Conrado Giménez lamenta que no hay información en España sobre las distintas opciones que existen para garantizar la integridad de las madres y los padres en la adopción, y él mismo tuvo que formarse en Estados Unidos. Existen dos tipos: la abierta y la semiabierta.
Así, la abierta es aquella en que "la madre biológica sabe perfectamente a qué familia va su bebé porque la ha elegido ella y tiene contacto permanente con la familia adoptante, mandando fotos, incluso hablando con ellos y viendo al niño. Pero en nuestro contexto las familias adoptantes son muy miedosas y no quieren que se sepa de dónde vienen los niños".
La adopción semiabierta viene a ser "un término medio": "No hay contacto entre familia adoptante y familia biológica, pero la madre biológica recibe fotos del menor para ver cómo va creciendo, es ella la que ha elegido a esa familia, por ejemplo, por un criterio religioso. Recibe certidumbre de que se está criando bien a su hijo".
Un trato inhumano y estigmatizador
Desde la Fundación Madrina entienden que muchos abandonos y fallecimientos de bebés se podrían evitar. Pero el "trato deshumanizador de los servicios sociales en torno a la maternidad y los nacimientos" no ayuda, dice el presidente de la fundación: "Se dedican a abroncar. Si son menores las que van a un hospital a dar a luz y están solas, directamente les quitan el bebé los de servicios sociales. ¡Les quitan a sus hijos por su situación! ... Cuando a lo mejor sólo necesitan un alojamiento y un apoyo para sacarlas adelante".
Es decir, que los servicios sociales "no atienden a las necesidades particulares de las mujeres" que llegan a estas situaciones, que a su vez pueden generar un punto de no retorno: "En lugar de dar el niño a los padres o los abuelos de la madre, se los quitan. Ha habido casos en los que estas madres se han suicidado.
La adopción en España
Entretanto, desde hace un año, una parte de las adopciones nacionales se está produciendo con bebés ucranianos de familias que, cuenta Giménez, habiendo llegado hasta aquí tras huir de la guerra, "y viviendo en situación de pobreza, han llamado la atención de las administraciones autonómicas" con resultados similares. En Cataluña, se han producido en torno a 300 adopciones de bebés ucranianos, pero también en Castilla-La Mancha, en Madrid, etc.: "Es una barbaridad".
Cuenta el presidente de la Fundación Madrina que habiendo 100.000 abortos en España, "con sólo un 10% de esos niños se cubriría la demanda nacional de adopciones": "No se tendría que ir a las adopciones internacionales, que tienen una lógica de commodity, de mercancía, porque los solicitantes nunca saben si será posible, tienen que esperar más de cinco años y pagar mucho dinero e impuestos sombra a los países de origen. Es como un comercio". En definitiva, las familias pasan penurias enormes hasta que consiguen un niño. Por eso, insiste Giménez, España debería legislar para facilitar una modalidad de adopción semiabierta.
De momento, hasta que todos esos cambios no se produzcan, la entidad privada sin ánimos de lucro ha dispuesto un Servicio de Atención a la Mujer e Infancia (SAMI), que está las 24 horas del día y los 365 días del año disponible a través del teléfono gratuito 914 490 690.
El origen de las baby box
Safe Haven Baby Boxes Inc. fue fundada por Monica Kelsey, médica y bombero en Indiana (EEUU) que, a sus 37 años, descubrió que había sido adoptada. También conoció la dolorosa historia de su madre biológica: había sido brutalmente violada y apalizada. Con el tiempo descubrió que estaba embarazada y cuando se dirigía a abortar cambió de opinión. Se recluyó hasta que dio a luz y abandonó a Monica en un hospital de Ohio sólo un par de horas después de nacer.
Hace unos años, Kelsey, después de ver una "caja para bebés" en funcionamiento en una iglesia en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), decidió iniciar el proyecto. Un proyecto que, de base, elimina el cara a cara entre una madre biológica que, por distintas circunstancias, no desea criar a su hijo y que explica como "de último recurso".