Hace cincuenta años que atiende regularmente a la prensa. Lo hace hoy por la mañana Carmen Navarro, recién llegada de unas breves vacaciones en Sancti-Petri, y confiesa que, pese al largo viaje de vuelta de ayer, de más de diez horas, esta mañana ha ido a entrenar. “No es fácil ser empresaria con 81 años", afirma.

Pero, sin duda, lo más increíble de esta conversación es la combinación de conocimiento y disciplina. "El ejercicio es fundamental. Yo tengo entrenador personal a diario y mi marido, que es mayor que yo, va al gimnasio tres días a la semana. Sobre todo es bueno a nuestra edad hacer ejercicio moderado para aumentar la estabilidad, pero también para eliminar toxinas, para mejorar la circulación, no sólo de la sangre, también de la linfa [apostilla], para estimular la producción de colágeno… ¡para mil cosas!", asegura la experta en belleza.   

Siempre ha tenido buena relación con la prensa…   

La verdad es que me quieren, sí. Mi relación con los medios considero que ha sido un acierto. Porque tú puedes ser buenísima en tu trabajo, pero si no te conoce nadie… He organizado muchísimas presentaciones y demostraciones en directo, para que se conozca lo que hago. He estado muy en contacto con la prensa.

[La fácil premisa que asegura que nos aplicarnos los cosméticos en el orden correcto]

¿Considera que tiene una habilidad natural para la comunicación?

No se me da mal [se ríe]. Hay gente buenísima en el mundo de la estética que o no comunican o no trasmiten bien, y eso hace que su actividad quede limitada. He tenido la suerte que se me ha dado bien hablar.

Carmen Navarro. Foto: Jaime Boira.

¿Desde siempre?

Sí. Yo hubiera sido una gran actriz. Se me hubiera dado bien porque me encanta hablar con la gente, transmitir cosas, empatizar con mis clientas. Mira, ahora hay tratamientos que veo en Instagram de los que pienso ‘pues no está bien explicado’ o ‘no deberían elegir ese’. Y cuando vienen aquí a grabar, pues no te puedes imaginar, son los que yo digo los que más éxito tienen.   

¿Cuáles son ahora los highlights para comunicar?

Cada época del año tiene que tener una visión distinta. Ahora estamos de cara al verano, nos hemos puesto el primer bikini y nos hemos encontrado horrorosas [bromea] o, vamos a decir, regular, y queremos mejorar un poco. Los tratamientos más habituales ahora son los corporales y los faciales, hay muchas bodas y eventos, y hay que prepararse bien.

Para rostro tenemos uno, Jovena, que nos encanta, porque recoloca la cara, reafirma… a partir de los cuarenta años la cara comienza a caerse, las mujeres y los hombres llevamos una vida estresada y necesitamos relajarnos y reafirmar el rostro.

En corporal, normalmente, lo que se busca es reducir, con tratamientos anticelulitis y contra la grasa acumulada.

¿Qué importancia cree que tienen los aparatos en belleza?

Ahora hay cantidad de aparatología, pero es necesaria. Lo primero es un buen diagnóstico, no es igual una chica de 30 que una de 50. Aunque hoy en día a los 50 o a los 60 una mujer se puede encontrar muy joven.

Yo a los 81 hoy estoy aquí trabajando y me mantengo fenomenal. Creo que poca gente aguanta tantos años de actividad, y es porque creo en la estética preventiva, para luchar contra el tiempo. Eso es mi día a día. También creo que, si la autoestima si sube, el sistema inmune también mejora, y te alejas de enfermedades físicas y mentales.

   

¿Cuál es su secreto?

¿Tú sabes lo que es el ikigai? Pues es un concepto que se desarrolló en zonas en Japón en las que encontraron que vivían más de 100 años. Ikigai es tener una auténtica razón para vivir, ganas de hacer cosas, de luchar y de aprender. Estos sitios están muy aislados, hay mucha ayuda de unos a otros, y hay que trabajar para buscarse la vida, ellos cuidan su salud física y mental, de lo que comen, el ejercicio, sus relaciones sociales…

[Vinagre de manzana: así es como tienes que utilizarlo para acabar con la celulitis]

Una mujer trabajadora del Barrio Salamanca

¿Qué le hubiera gustado hacer si no se hubiera dedicado a la estética?

Es lo que más me gusta, a mí me encanta la estética. Si no, pues me hubiese gustado ser médico. Aunque tuve suerte, porque mi padre decidió que no servía para estudiar, que las niñas eran para casarse, ¡no éramos para estudiar!, eso decían.

Foto del álbum familiar de Carmen Navarro.

¿Usted se imaginó que su vida iba a ser así?

Para nada, imagínate que me casé a los 21, a los 25 tenía tres hijos, uno por año. Y en esa época las mujeres no trabajaban, al menos en el barrio de Salamanca. En mi familia ninguna mujer trabajaba. Ni mis primas, ni ninguna amiga y yo no me imaginé que iba a poder trabajar y ganar mi propio dinero.

Pero quería eso…

Yo soñaba despierta, soñaba que iba a ser empresaria. Que iba a tener mis propios ingresos. Y mira por dónde lo hice. Aunque no soy una buena empresaria, porque todo el dinero que ganaba lo metía en la empresa para mejorarla, porque mi búsqueda era ofrecer siempre lo mejor, si hubiera sido más empresaria hubiera invertido en otras cosas. Pero bueno, sigo disfrutando día a día, mi vida ha sido bonita. Me encanta lo que hago.   

¿Y cómo empezó?

Fue por casualidad. No me imaginé nada de esto. Mi madre no era una mujer presumida, era muy guapa y estaba fenomenal, iba a la peluquería, pero no estaba en nada relacionado con la estética. Empecé probando con el corporal porque es mucho más fácil que el facial, donde es mucho más difícil hacer un diagnóstico. Cuando la clienta salía diciendo ‘qué maravilla, se me cae el pantalón’, me dije ‘voy a empezar los faciales’, en aquella época todo era el boca a boca.

Empecé en un Alberto Aguilera 36, justo enfrente de los jesuitas, vivía en una de esas casas italianas que tenían varios salones seguidos, quité un despacho, luego fui cogiendo habitaciones y llegó un momento que me dijo mi marido ‘esto no hay quien lo aguante’. Así que me cogí un local. 

Foto del álbum de Carmen Navarro.

¿Dónde fue?

Luego al lado de San Bernardo, Sagasta, Ortega y Gasset, los centros del Corte Inglés, Montesquinza y luego vino uno de los más bonitos, el de Pozuelo, que es tipo japonés, hay una paz, un relax…

Trabajar cuerpo y mente

La leyenda dice que trabaja con los ojos cerrados…

A mí me gusta trabajar con los ojos cerrados, porque cuando estás trabajando un tejido me gusta sentir qué hay detrás, cómo es. En esa época se pensaban que éramos psicólogas.

Yo empecé entonces a aprender técnicas orientales, fui mucho a Katmandú varios viajes y muchos veranos, ahí aprendí muchísimo, íbamos con un lama, y también a Indonesia y a otros sitios en los cuales no solo aprendíamos técnicas orientales sino la combinación entre Oriente y Occidente.

Carmen Navarro con el Lama Gangchen Rinpoche en los años 90.

¿Cuerpo y espíritu se refiere?

Es fundamental, si no estás bien por dentro, no estás por fuera. Si no estás relajada, ¿cómo vas a estar bien por fuera? Lo primero que empecé a hacer fue bajar las luces. Y pedir que no se hablara en alto en los pasillos. Puse velas, olores y la música la creaba yo los fines de semana y cuando trabajaba me sabía hasta el tipo de música de cada clienta.

Recuerdo una clienta que acaba de fallecer, pobrecita, a la que le gustaba Julio Iglesias, sólo se relajaba con él, y yo que ponía clásica, a esta señora se la ponía bajita porque le encantaba y se relajaba sólo con ella.

¿Cuál es el peor error en el cuidado del rostro?

Una buena higiene facial, se usan productos que no son adecuados. Es fundamental. La protección solar, que se nos olvida al medio día y es una de las cosas que más envejece, el sol, aunque nos encante. O darnos por la noche la crema de la amiga, que a nosotras no nos viene bien.   

¿Y en alimentación?

Nosotros cuando hacemos los diagnósticos, lo primero que digo es que el 50% lo hacemos nosotros y el otro tú en casa. ¿De qué me sirve tratarte si sales de aquí y te tomas el azúcar? El azúcar es el veneno de este siglo, debemos de suprimirlo. La hidratación, beber agua es fundamental, y a veces no lo hacemos. Qué tomamos por la noche, no es lo mismo, es fundamental. La dieta mediterránea es maravillosa, si la hiciéramos bien.

Pero vamos, que lo peor es el azúcar, que está en todas partes. El ejercicio es fundamental. Las dietas mágicas de la cebolla o de la alcachofa, se inventan cada año, pero no funcionan: todo lo que se adelgaza rápido se vuelve a coger rápido. Hay que no hacer caso a lo que sale en Internet. El cuerpo no es un Yo-Yo, es nuestro coche para estar en este planeta.

¿Un mito?

Una de las cosas con la que hay mucha discusión es con el colágeno, cómo tomarlo para que sea eficaz, porque muchas veces lo tenemos que tomar partido en aminoácidos para lo creemos internamente. Si no, el colágeno tomado, ¿hasta dónde llega? No está muy claro.

De las vitaminas y suplementos, lo más importante es el magnesio, muy importante, mucho más que el calcio, que nos puede hacer daño, calcificar venas.

¿Lo que te hizo reír?

El retinol es un producto que se creó en la década de los 50, es como vitamina A, y puede ser un antiedad, pero el retinol hay que sabérselo dar, ahora te vienen todas las niñas de 20 años dándose el retinol, y no sirve para nada.

¿El atractivo de una persona, dónde cree que radica?

Pues hay algunas chicas que son guapísimas pero son tan sosas, que no transmiten. En cambio, hay mujeres que no son maravillosas por sus rasgos, pero sí por cómo se proyectan, que tienen un feeling. La mirada creo que es lo que más transmite.

Y luego, hay cuerpos que son increíbles, me acuerdo de una mujer conocida y no era ya joven, que cuando empecé a tratarla, exclamé ‘qué maravilla de cuerpo’. Otras modelos y actrices son muy guapas, pero algunas no tienen carisma, no llegan. 

[El remedio oriental que combate los signos de la edad y tú también puedes probar desde casa] 

Consejos de experta

¿Y de cara al verano, entonces?

1. Agua.

2. Protección solar. Un doctor muy conocido en España nos recordaba ayer que hay que tomar vitamina D, es decir, bajar a la piscina o a la playa a las 10 y volver a las 11,30 h. cuando el sol empieza a estar en vertical.

3. Y alimentación sana, el azúcar, nada. En verano tomamos mucho veneno.

Usted que tiene centros en diferentes provincias, ¿qué diferencias encuentra?

Cinco en Madrid, uno en Valencia y otro en Sevilla. Yo diría que a muchas valencianas les encanta la medicina estética, están todas pinchadas, expuestas al sol y la playa, y al final con la piel muy expuesta se nota que es una piel gruesa, falta de luminosidad, hay que tratarla de dentro a fuera.

En Sevilla encuentro que a veces se abusa del maquillaje, también hay que tratar mucho la piel si la tapamos completamente cada día. En Madrid hay un poco más de todo.   

¿Y la cosmética masculina?

Pues creo que fui una de las primeras de Madrid en tener chicos, porque soy muy pionera en cosas. Al principio, uno de los pisos de Sagasta lo hice sólo para hombres, pero como son cabinas separadas, pensé que daba lo mismo. En esos principios a los hombres les daba vergüenza y decían ‘Mi mujer me ha dicho que tengo que venir por los puntos negros’ o ‘por las ojeras’.

Ahora vienen porque quieren venir, hombres de todo tipo. Suelen preguntar por la zona de ojos, por las bolsas, el cansancio al final se refleja en los ojos, viene de los riñones. Y suelen venir más los viernes, vienen a descansar a entrar al fin de semana adecuadamente.

En los ojos, lo más importante es drenar, hay un aparato que se llama Fisia, en Barcelona existe un centro sólo para hombres con este tratamiento, que relaja muchísimo. Al fin y al cabo, la enfermedad es la inflamación, y tiene mucho que ver con el azúcar, el alcohol y el estrés…

Otra zona es la papada, que se soluciona con la barba, pero luego está la tripita, que esa es difícil de quitar, ¿verdad? [sonríe y se disculpa, porque tiene que volver a sus quehaceres, con una energía extraordinaria].