Autoras de palabra con Rosa se cita con la doctora Odile Fernández que trae claves indispensables para reducir los efectos nocivos de la inflamación, los picos de glucosa y el estrés.
En 2010 le diagnosticaron cáncer de ovario con múltiples metástasis, momento en el que decidió buscar información relacionada entre la alimentación y el cáncer. Mis recetas anticáncer (Urano, 2013), Mi revolución anticáncer (Editorial Planeta, 2017) o Recetas para vivir con salud (Editorial Planeta, 2018) son el resultado de aquella experiencia.
Ahora, la doctora Odile Fernández acaba de publicar Hábitos que te salvarán la vida con Editorial Planeta.
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Con el bullicio diario de las prisas para todo, no somos capaces de escuchar a quien tenemos cerca. Ni siquiera a nuestro propio cuerpo, que nos habla bajito, a veces con cariño y otras veces nos grita. En esas prisas que conforman nuestra vida, nos hacemos poco caso. Nos alimentamos con aquello que no nos quita tiempo. Comenzamos a llevar unos hábitos que al final el cuerpo de tanto gritarnos se queda afónico y entonces opera la muerte silenciosa.
Dañamos nuestro cuerpo, deteriorándolo. Nuestras células se están muriendo y nuestros órganos afectando sin que seamos consciente de ello. Empezamos a sentir un dolor de cabeza continuo, falta de energía, un antojo dulce o dolores musculares.
Pensamos que ya se pasarán o aceptamos que convivan con nosotros y otras veces ni siquiera notamos síntomas. Puede haber una inflamación crónica en nuestro tejido o unos picos de glucemia mantenidos en el tiempo, que dañan nuestras células, mediante diferentes fenómenos como el estrés oxidativo que hacen que nuestro cuerpo envejezca de manera prematura y, llega un momento, que esos asesinos silenciosos dan la cara en forma de una enfermedad grave o una muerte prematura, convirtiéndonos en víctimas de hábitos nefastos por la vorágine en la que vivimos.
Los picos de azúcar minan nuestra salud y controlan nuestro estado de ánimo. Son los asesinos silenciosos.
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El 80% de las personas sanas suelen sufrir picos de azúcar de glucemia en sangre con la mayoría de las comidas, sobre todo los desayunos dulces que solemos tomar.
Unos huevos revueltos son la mejor solución, pero siempre vamos con prisa, así que podemos preparar la noche anterior unos huevos cocidos y comerlos con una tostada de pan y un poco de aceite puro de oliva virgen. El aguacate también es muy socorrido.
Si te gusta el dulce, prepara unos copos de avena por la noche, déjalos enfriar porque con el frío los hidratos absorben menos su azúcar. También puedes ponerle frutos secos. Otra opción rápida es tomar un yogur natural, acompañado de frutos secos y un poco de fruta.
Hay que tener en cuenta la importancia de las mitocondrias respecto a enfermedades como el cáncer, el alzhéimer o la depresión. La mayoría se producen por su mal funcionamiento.
Para entenderlo, la doctora compara nuestro cuerpo con una central energética, donde se produce la energía necesaria para que todas las células de los órganos funcionen. Cuando esa caldera no prende bien, aparece un problema porque necesita azúcar, pero no en exceso, ya que no está programada para ello.
Cuando trabaja por encima de sus posibilidades porque le estamos dando demasiado azúcar, se convierte en una sustancia muy nociva. Aparece lo que llamamos sustancias radicales libres que producen mutaciones y daños celulares.
La rápida absorción que se produce cuando te metes un "chute" de algo dulce o ciertos hidratos de carbono con el estómago vacío genera una subida rápida de azúcar. El cuerpo es sabio y sabe que no es saludable.
El páncreas tiene que bajar los niveles de azúcar en sangre y lo hace segregando insulina y una sustancia, el factor de crecimiento, que es la hormona que promueve el crecimiento de las células tumorales.
La insulina mete el azúcar sobrante en las células, pero esto tiene un coste y lo convierte en grasa. Además de engordar, esa insulina es inflamatoria y mantenida en el tiempo, acaba derivando en enfermedades crónicas, que van desde el cáncer o la diabetes a la fibromialgia o la artritis reumatoide.
Esto cada vez es más frecuente y se debe a que estamos cambiando la dieta mediterránea por un modelo más americano.
Los hidratos de carbono de absorción rápida que son los que producen esos picos de glucemia serían: el pan blanco, la pasta blanca, las chuches y la bollería. También las barritas tan de moda entre no deportistas.
Esto no quiere decir que debamos eliminar los hidratos de nuestra dieta, porque de ellos extraemos la energía que necesitan las células. Pero no podemos abusar.
Tenemos que aprender a elegir qué tomar, cuáles son los buenos y cómo tomarlo.
No sirve que los niveles de azúcar en sangre suban rápidamente porque son los que elevan los marcadores inflamatorios, sin olvidarnos de la bajada, que demanda más azúcar.
El orden en el que tomemos los alimentos es muy importante, para controlar esos picos y la inflamación.
Las comidas deben empezar con una ensalada, un gazpacho o un tomate aliñado. En segundo lugar, deberían ir vegetales crudos, pescado, huevos, legumbres, carne blanca o pollo, acompañados de aceite de oliva virgen. Los arroces integrales o pasta se recomiendan en tercer lugar, y, por último, los azúcares naturales de la fruta, que tiene además muchos minerales, fibra y vitaminas.
Lo fundamental es no tomar la fruta de manera aislada o de hacerlo debe ir acompañada con frutos secos y un yogur griego, que tiene más grasa y minimiza el pico. La fruta no hay que desterrarla, solo acompañarla o arroparla.
Por otra parte, se recomienda consumir vinagre, ya que mejora la salud. El vinagre tiene ácido acético y dos cosas muy buenas para nosotros. Una es que disminuye la absorción de los azúcares de cualquier comida y otra es que fomenta esa absorción de azúcar por parte del músculo para que no se convierta en grasa.
La manera más sencilla sería aliñar una ensalada con vinagre. Otra opción es añadir vinagre a un guiso. Pero, si no vamos a hacer nada de esto, es una muy buena opción tomar un vaso de agua con una cucharada de vinagre diluida. Eso aplana los picos.
Para perder peso, como buena andaluza, recomienda “cerrar el pico y mover la pata”, un paseo después de comer es muy saludable.
Dormir bien también es fundamental. Por la noche se produce melatonina, la molécula del sueño. Esta regula nuestro reloj biológico, hace que nuestro ritmo circadiano se coordine y funciones de manera equilibrada, armónica y no tengamos enfermedades.
Gestionar el estrés es difícil porque vivimos en una vida loca. Sobre todo las mujeres, entre la maternidad y lo que espera la sociedad de nosotras. Hay que pararse a diario y preguntarse cómo me siento, a dónde voy y cuáles son mis prioridades. También aquello que de verdad es importante y aprender a meditar diez minutos por la mañana. Esto hace que veamos los problemas de una forma diferente, también la manera de afrontarlos.