Alicia Vicente es la directora de operaciones de la 'proptech' Clikalia, la compañía que lidera la digitalización del Real State. Con 35 años y en cuatro años ha conseguido dar un vuelco totalmente a su empresa, nacida en un local en el polígono industrial de Manoteras, en Madrid, con 14 empleados.
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Hoy dirige a 1.500 personas y representa a la nueva generación de mujeres líderes. En magasIN le preguntamos si se siente cómoda en esa definición. "Siempre me ha gustado tratar de empoderar y de ser imagen o ejemplo, así que me lo tomo como un cumplido", asegura la directiva.
Eres valiente y arriesgada en tus decisiones. Ibas a elegir entre la carrera de Ingeniería o piano, y no elegiste ninguna de las dos, sino que estudiaste Arquitectura.
Tenía claro que era mujer de ciencias, pero siempre he tenido una parte un poco más creativa. Me gustaba mucho dibujar y sobre todo, tocar el piano. Entonces, por un momento me planteé dedicarme a la música, pero me di cuenta de que me gustaba porque no lo veía como una obligación.
En cuanto a la Ingeniería pensé que se me quedaría un poco cuadriculada. Y me dije: ¡Por el camino de en medio, y me voy a la Arquitectura! Ahora trabajo en el sector inmobiliario y no tiene nada que ver con lo que estudié.
Es cierto que te ayuda a pensar, a cómo construir desde cero, a cómo sacar adelante proyectos, pero no hay un componente técnico, no es mi día a día. Si hubiese estudiado Ingeniería habría acabado aquí de todas formas.
Trabajaste en la consultora Deloitte y después en una startup...
La llamábamos la startup de los 'mil millones', que era Neinor Homes y había que hacerla crecer en muy poco tiempo.
¿Cuánto tiempo estuviste allí?
Cuatro años. Cuando entré éramos muy pocos y la compró un fondo de inversión y ahí el objetivo era hacerla crecer y sacarla a Bolsa. Cuando ya estaba todo controlado y podía dedicarme a estar más tranquila, vino a verme Francisco Alister Moreno, fundador de Clikalia, me hizo 'el lío' y aquí acabé.
Cambiaste un trabajo con mucha entidad y tamaño por una empresa pequeña...
Sí. Al principio éramos 14 personas y trabajábamos en un polígono industrial de Madrid y recuerdo que mi madre me decía: '¿Pero eso dónde está?' Y yo le decía: Mamá que ahora me voy a trabajar a Manoteras. Todos mis compañeros me tildaron de loca...
¿Qué te hizo decidirte?
Lo veía como una oportunidad para crecer. El sitio donde trabajaba tenía alguna posibilidad de desarrollo, pero está claro que no como éste, que ha sido muy rápido y que me ha dado mucha oportunidad para coger más responsabilidad que en una empresa ya cotizada, más consolidada, donde es más difícil crecer todavía más. Lo vi como una oportunidad buena para aprender, y también para hacer un proyecto que, en cierto modo, era más mío.
Tampoco tenía mucho que perder, si me salía mal. La clave para crecer es eso, que hay algo que te mueve, que tengas ganas de aprender y que te la juegues un poco. Cuando sales de tu zona de confort y el primer día no sabes ni lo que tienes que hacer y te preguntas: ¿Por qué estoy aquí?, ¿por donde empiezo?, esa sensación de vértigo, de que no lo tienes para nada dominado, eso es lo que te hace crecer.
Te incorporaste a Clikalia en 2019, ¿cómo ha cambiado la compañía?
Sí, hace cuatro años justo ahora. Es una compañía distinta hoy. Esto pasa en todas las empresas que crecen muy rápido. Aquí el equipo prácticamente ha cambiado entero varias veces, y se incorporan nuevas personas constantemente.
Al principio, sólo comprábamos y vendíamos casas, incluso al inicio ni las comprábamos. Luego ya empezamos a comprarlas porque requiere bastante capital, las empezamos a reformar y nos comenzaron a hacer falta arquitectos. Abrimos en otras ciudades: Barcelona, Andalucía, y nos lanzamos a México, a Lisboa, a París... Además incorporando más gente, más estructura, creamos la vertical de las hipotecas, del alquiler, etc. Al final, sin darnos cuenta hemos creado una plataforma, es decir que cuando se piense en inmobiliario se piense en Clikalia, y que a un cliente le des todas las soluciones para lo que necesite. Si bien, en la esencia sigue siendo lo mismo. A nivel personal, me preocupa un montón mantener la cultura de la compañía.
Cuando creces, tienes el peligro de que esa cultura se vaya perdiendo, se vaya disipando. Antes sólo éramos 14 personas, pero ahora mil y pico es imposible estar detrás de todas. Con los reportes directos y la gente que tengo más cerca, insisto muchísimo. También predicando con el ejemplo, para que esa cultura, la de tomar decisiones, la cultura de ser ambicioso en el buen sentido, la cultura de mentorizar, de dar feedback también. Todo eso hace que la empresa vaya bien y crezca rápido.
¿Ya podemos ser las mujeres ambiciosas?
Yo lo entiendo como algo muy positivo. Si yo no hubiese sido ambiciosa no estaría donde estoy. Aunque es verdad que la gente liga ambicioso con mala persona o agresiva, y no tiene nada que ver.
De hecho, lo primero que decimos aquí también es que hay que rodearse de buena gente en el equipo, pero eso no implica que no quiera crecer profesionalmente. En Clikalia, en el comité de dirección el 80% son mujeres... Muchos me dicen: ¡Qué pasa, que las vas fichando a dedo...! Y yo digo que aquí buscamos el mejor talento.
¿Coincide que es mujer? Sí, pero es que también las mujeres se acercan más y se sienten más atraídas cuando ven que hay un equipo formado por mujeres. Cuando ven que hay una alta dirección, y que nuestro CEO siempre ha apostado por las mujeres. Cuando ya creas ese clima en el que las mujeres están tirando del carro, pues es más normal que también atraigas al sector femenino.
Ahora Clikalia tiene 1500 empleados.
Del grupo somos algo más de 700 empleados, y luego compramos la inmobiliaria Inmo, la mayor gestora de comunidades de propietarios de España que añaden la otra mitad del equipo siendo 700 más.
Sois la cuarta compañía del sector en España por número de transacciones.
Somos un rara avis, ya que no somos una promotora propiamente dicha, partimos de una construcción que ya está hecha y la rehabilitamos, la hacemos más eficiente energéticamente y la sacamos al mercado otra vez. Entonces si que promovemos, pero nos ahorramos el riesgo de las licencias, el riesgo de la construcción a dos años, etc., pero somos promotores igual.
El 85% de las transacciones en España son de segunda mano. Es donde hay más mercado, pero es el más difícil hincarle el diente. El año pasado vendimos casi 1600 viviendas.
¿Qué ha supuesto la digitalización y el desarrollo de las nuevas tecnologías?
Está en nuestro ADN. Cuando me incorpore a Clikalia ya lo hice con esa visión. Yo como arquitecta y teniendo ese background técnico, siempre he visto muy arcaico el sector y he sido consciente.
Antes cuando hablábamos de las mujeres, el sector inmobiliario de toda la vida en España es tradicional y de hombres. Yo decía que esto había que cambiarlo de alguna manera, porque cuando me preguntan por qué te lanzaste a esto, digo que quería crecer, pero para ser sincera, también fui consciente de que con esta forma de hacer las cosas, tan tradicional, iba a durar poco y creía que se podían hacer de otra manera.
La digitalización para mí no servía solo para transformar digitalmente las empresas. Me gustaba que nacieran ya con un componente digital desde el principio, que es un gustazo poder hacer eso, porque en otras heredas lo que hay, como me pasó y tienes que apañártelas con lo que tienes.
Pero el poder crear desde cero era una súper oportunidad. Tenemos un equipo de más de 50 personas que solo se dedican a tecnología, más otro equipo de otras casi 50 que hacen 3D aplicado a la Arquitectura, pero además con tecnología de videojuegos. La compañía en si es puramente tecnológica y a nivel operacional, si no fuese gracias a la tecnología, a ver quién hace 1600 transacciones en un año, cuando venías de hacer el año anterior, la mitad.
¿Qué opinas de la nueva Ley de la vivienda?
A nosotros nos afectará, pero hasta que no veamos el texto definitivo no te puedo decir. En cualquier caso, han ido pasando distintas leyes, hemos ido teniendo también la limitación al alquiler, la limitación al 2%, los grandes propietarios... Y al final, las leyes van cambiando y la compañía, si estuviese apalancada en que la norma fuese de una manera, no crecería. Iremos acometiendo según lo que nos vaya llegando y nos iremos adaptando.
Tenéis como angels investors a los españoles Iker Casillas y Rafa Nadal.
Podemos presumir de tener unos accionistas muy potentes. Hemos tenido que ir consiguiendo capital, que es un gran reto. Cuando levantamos el préstamo de 400 millones de Deutsche Bank, más el equity de SoftBank y Fifth Wall, a nosotros se nos desbloqueó otra pantalla del videojuego, se nos abrió otro mundo y eso nos dio mucha solidez.
Pero es verdad que los angel investors que se unen son muy importantes, no solo por el tema económico, sino por todo lo que te pueden aportar a nivel de conocimiento y de relaciones, ya que te abren puertas. Sin ellos Clikalia no sería lo que es ahora. Iker Casillas y Rafa Nadal para nosotros también son unos ejemplos brutales de perseverancia, de sacrificio, que ligan mucho con la cultura de la compañía.
Dices que hoy tomas 20.000 decisiones cada día y que seguro que te equivocas en un 10%, pero lo prefieres antes de que dejar la patata caliente.
Vamos creciendo muy rápido. Lo de hacer micromanagement no funciona porque la empresa no crecería. Paso mucho tiempo con el equipo tratando de empoderarlo y decirles: tú eres el CEO de tu área.
¿Cuáles dirías que son tus mejores cualidades para alcanzar tus metas?
Creo que soy perseverante, trabajadora y me dicen que tengo mucha inteligencia emocional. Al final ahora me dedico a tratar con personas y el ser empática puede ayudar. También creo que soy bastante práctica y ejecutiva, porque aquí tienes que ir al grano.
Es importante el talento femenino para la compañía y el 80% está en el comité de dirección.
Creo que se crea el efecto llamada, que es algo que a veces falta. Todo el mundo acaba buscando en cierto modo referentes y en otras empresas donde yo he estado, no los he encontrado. De hecho, ahora intento fuera también de Clikalia para aprender de otras mujeres, tratar de hacer un poco de red con otras directoras generales o socias de empresas importantes, porque yo creo que ese aprendizaje es muy importante y el ir aprendiendo cómo lo hacen ellas.
Contar con el talento femenino no es que haga la empresa más plural, es que económicamente y desde el punto de vista de la rentabilidad, una empresa que tiene pluralidad, que tiene un porcentaje razonable de mujeres en el equipo y en el equipo directivo hace que sea más rentable, y que se mejore la producción. Aquí nos sale naturalmente.
La compañía busca la eficacia por resultados y sin presencialismo, ¿esto permite conciliar mejor?
Esta es una compañía que tiene perfiles muy diferentes: comerciales, equipos técnicos, equipos legales, equipos tecnológicos, es una locura. Cada equipo tiene sus necesidades y los CEO tienen la capacidad de dar a su equipo todas las facilidades que considere para hacer su trabajo.
El equipo de 3D vienen a la oficina una vez cada diez días; los de tecnología básicamente trabajan desde casa, pero vienen los jueves por las tardes para reunión; los comerciales tienen que estar todo el día en la calle, pero hay otros equipos que tienen más flexibilidad.
¿Cómo se capta y se retiene el talento?, ¿cuál es tu receta?
Aparte de motivar, inspirar, premiar, y reconocer a nivel económico que es muy importante, felicitar, dar visibilidad a los logros de cada uno y crear un plan de carrera. Uno de los principales cometidos cuando estás en un puesto de dirección es saber identificar a las personas donde brillan más y donde menos y colocarlas.
Tengo comprobado que la gente normalmente no hace algo mal o no trabaja mal porque quiera voluntariamente hacer algo mal, sino que a veces el error es mío o de la dirección porque lo estamos colocando en un sitio donde no encaja.
Creo que a la gente si le dejas espacio para desarrollarse, para crecer, para tomar decisiones y que sienta que impacta. A medida que van creciendo se les va dando reconocimiento es muy difícil que la gente no quiera llevar la camiseta de la compañía y se quiera quedar.
Eres muy joven y con muchas responsabilidades, ¿tu juventud te ha jugado alguna mala pasada en las mesas de debate y de dirección?
Muchas veces. Te cuento una anécdota. Durante mucho tiempo y por falta de presupuesto no teníamos asistente ejecutiva y en las reuniones siempre se pensaban que era yo la asistente del CEO y era muy habitual que recibiera las matrículas de coches para el parking.
Estamos en un lobby en el que las mujeres son las secretarias. Recuerdo una reunión con un CEO de un fondo de inversión muy importante que estaba México, y me preguntaron si el CEO se iba a conectar y les tuve que decir que la reunión era conmigo, es habitual, aunque cada vez menos.
¿Qué podemos hacer para que las mujeres asciendan en los puestos directivos, en las empresas españolas?
Darles su espacio, empoderarlas y mentorizarlas mucho, hacerles que se lo crean que siempre decimos lo del techo de cemento, ya ni de cristal. Darles confianza para que crezcan, posicionando a referentes.
En las entrevistas preguntas a tus candidatos cómo se ven dentro de cinco años. Y yo te pregunto a tí, ¿cómo te ves tú en cinco años?
Pues es una buena pregunta. Me veo creciendo más. A Clikalia le queda todavía muchísimo por hacer. Yo cada día tengo nuevas ideas, nuevas vías por donde se puede seguir creciendo y me encantaría seguir llevando a Clikalia al siguiente nivel y por supuesto, también llegar yo al siguiente nivel, que aquí todos los días es un reto. Tambien me gustaría gestionar una fundación que siempre me ha hecho mucha ilusión. Esto igual lo empiezo a hacer ya, por cierto, pero hay que seguir aprendiendo y creciendo.
¿Cuáles son los proyectos de Clikalia?
El cambio de paradigma que tenemos entre manos es hacer Clikalia Group que ya lo hemos anunciado hace tres semanas. Ahora todo ese conocimiento y todas esas herramientas queremos ponerlas al servicio de otros, de terceros, estamos empezando a gestionar activos y lograr crear así ese ecosistema en el sector inmobiliario.
El crecimiento es infinito aquí en España, pero también en Europa. París está siendo muy fuerte y eso que lo abrimos hace poco, Lisboa es rentable por sí mismo como compañía, y México también. Buscamos consolidar lo que tenemos, ser los líderes en los mercados en los que estamos ahora y completar este catálogo, esa oferta de servicios que empezaron con una cosita muy pequeña y que ahora, Clikalia Group, es un grupo ya grande.
¿Quién te dio el mejor consejo?
Más que un consejo creo que la actitud y el ejemplo de mi padre ante la vida. Somos tres hermanas y mi padre era el que hacía las labores de casa porque era profesor de instituto y tenía más tiempo que mi madre. Verle predicar con el ejemplo, porque yo cuando en mi casa no encontraba un vestido, o necesitaba algo planchado, le preguntaba a mi padre, y no a mi madre. Ese cambio total de paradigma me ha influido mucho en mi vida y en mi forma de actuar.
La conciliación es cosa de marido y mujer.
Por eso luego me busqué un marido que era reflejo de mi padre y me apoya de la misma manera y al final, llegar sola es difícil, pero si tienes a alguien que te empuja, todo es más fácil.