Una rodilla hecha añicos puso fin a una prometedora carrera de 'prima ballerina'. Diane Kruger (Algermissen, Baja Sajonia, 1976) tenía apenas 13 años cuando tuvo que hacerle un reset a sus sueños, los que empiezan con un ‘de mayor quiero ser'.
Primero se decantó por las pasarelas y los posados de alta costura y prêt-à-porter, para luego comenzar a coquetear con la actuación, una profesión que sencillamente la atrapó para siempre.
Su madre no mostró mucho entusiasmo con esta decisión, cuenta sonriendo durante una tarde con sabor de final de fiesta en el pasado Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Allí presentaba Marlowe junto a Liam Neeson, filme neo noir detectivesco, donde interpreta a Clare Cavendish, una glamorosa femme fatal.
Marlowe (de Neil Jordan) evoca la edad dorada de Hollywood, precisamente cuando en el cine negro se moldeó y perfeccionó el rol de la mujer seductora, misteriosa, perversa, elegante a morir, fría, calculadora, con una libertad sexual que contrastaba con el modelo de la mujer casta y entregada. La figura y significado de la femme fatale es motivo de reflexión.
A pesar de que le encanta Ingrid Bergman y Marlene Dietrich, y de que en ellas encuentra una razón por la cual quiso convertirse en actriz, Kruger cuenta que no quería que su interpretación estuviera determinada por esos modelos, ni mucho menos se planteó imitar a los personajes emblemáticos del noir.
"Las actrices y los actores de aquella época tuvieron una experiencia en el oficio que si bien resulta interesante, es al mismo tiempo diferente a la de ahora", comenta. Asegura que "por lo general, eran contratados por un gran estudio cinematográfico, y muy a menudo consumían drogas para poder mantenerse despiertos durante las largas y demenciales horas de trabajo. Eso forma parte de la construcción de Hollywood".
Como también es parte de la meca del cine la concepción del 'Star System', del mito de las estrellas cinematográficas. "A diferencia de antaño, creo que la gente va y viene con más frecuencia", apunta. "A decir verdad, no sé si aún persiste esa concepción, y para ser honesta, no estoy segura de si no es mejor que ya no exista”, continúa.
En su caso, convertirse en una estrella del cine no estaba entre sus planes. Recordemos la rodilla fracturada y aquel sueño de adolescente escurriéndose por el sumidero de la tristeza. Siendo una cotizada modelo, se atrevió a dar otro cambio, este sería por voluntad propia. "Tenía 25 años cuando entré a la escuela de arte dramático en París con la esperanza de que aceptasen mi acento", rememora.
Y añade: "Había crecido viendo y adorando a Romy Schneider y siempre tuve el anhelo de vivir en París, fumar cigarrillos, casarme con un actor francés y hacer películas francesas muy dramáticas. Todo se hizo realidad, pero entonces EE. UU. simplemente llamó a mi puerta. Supongo que tuve suerte", concluye el relato salpicado de risas.
Marlene, Diane
Tras más de 20 años como actriz, trabajando arduamente en cine y televisión, la ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2017 por su interpretación en la cinta de Fatih Akin, En la sombra, admite que desear roles no es tan fácil.
"Nunca sabes qué va a caer hasta que te llega un mensaje a tu correo”, despliega pragmatismo, "pero adoro recibir guiones especialmente dirigidos a mí porque aún me resulta increíble que alguien haya pensado que soy la actriz ideal para un rol en específico".
Entonces recuerda cuando Fatih Akin le envió la historia de Katja Sekerci, una mujer que repentinamente pierde a su hijo y a su esposo de origen turco, víctimas mortales de un ataque terrorista perpetrado por neonazis. Un rol que sentaría un antes y después en su carrera.
"Lo leí y dije que sí, prácticamente de inmediato, porque primero temí que él pudiera cambiar de parecer, y además pensé que nunca más me ofrecerían algo así. Un momento como ese es justo lo que busco, lo que espero que suceda".
En relación con los entresijos de la actuación, se ríe al contar cómo le explicó su profesión a su hija, que apenas va a cumplir cuatro años. "Le dije que me gano la vida fingiendo ser otras personas, desde ese momento, cree que es la cosa más genial que hay en el mundo”.
Sueños cumplidos
Mientras se estrena Marlowe, además de otras películas ya rodadas, acaba de iniciar la filmación de The Shrouds, el nuevo film de David Cronenberg. "Y así comienza, los sueños se hacen realidad”, anunciaba en su cuenta de IG sobre el inicio del rodaje.
Quizás otro de sus sueños, específicamente uno relacionado con Marlene Dietrich, también se haga realidad. Desde hace bastante tiempo cuenta que ha estado inmersa en una investigación sobre la figura de la emblemática actriz y cantante alemana, además una de las que mejor supo encarnar e inmortalizar a la femme fatale cinematográfica, para el desarrollo de un ambicioso proyecto de una serie.
"Me encantaría interpretarla, pero sólo el tiempo lo dirá, es algo que lanzas al universo y bueno…, a cruzar los dedos”, no oculta la ilusión de este proyecto que se plantea como una producción internacional y que ha despertado mucho interés. De cristalizarse, Kruger pasaría a engrosar la lista de las actrices que sacan adelante sus propios proyectos, tal como lo han hecho Reese Witherspoon, Nicole Kidman o Kerry Washington. Y aunque sabe que es una oportunidad fantástica, reconoce que para ello “se necesita mucha energía”.
No tiene que hurgar mucho en la memoria cuando se le pregunta quién fue la primera persona que creyó en sus habilidades interpretativas. “Fue una maestra de actuación en la escuela de arte dramático de París”, relata que tuvo que hacer un ejercicio de improvisación frente a sus compañeros, algo que nunca había hecho antes.
"Al menos la profesora no se rió, pero al final de la clase me pidió hablar conmigo aparte", entra en detalles, "entonces me dio instrucciones de qué debía tomar en cuenta para el futuro. Fue la primera vez que me sentí validada en una cosa en la que me había arriesgado".