Soy Clara Redondo, amante de la vegetación, algo que nunca imaginó mi antigua yo "mata plantas". Aunque por fin soy consciente de que no existen personas que quieran matar a las plantas, sino que aún no conocen cómo comunican, qué es lo que necesitan y cómo prestarles una buena atención.
[El final es el principio, una guía para cruzar al otro lado con paz y serenidad]
Originaria de Santiago de Compostela, he tenido el lujo de recorrer kilómetros de bosques y playas. Cuando ya tienes cerca la naturaleza no la echas en falta, pero, al llegar el confinamiento, sentí la necesidad de que mi hogar fuera más acogedor, y como todos sabemos, las plantas y una chimenea son elementos que incitan a sentir tu casa como un verdadero hogar.
Las plantas poseen la capacidad de convertir un lugar lúgubre en un ambiente seguro, donde poder desconectar, pensar y relajarse. Al no poder disfrutar de estos privilegios que se encontraban tras las puertas de mi casa, decidí convertir a las plantas en una fuente constante de entretenimiento, calma y curiosidad que me conectaba a ese mundo que se nos alejó durante nuestras estancias en casa.
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Durante la cuarentena, experimenté lo que podría denominarse un despertar personal. En lugar de hornear pan o hacer cerámica, descubrí el mundo verde de las plantas de interior. Empecé a comprender en pequeñas dosis las distintas necesidades que estas tienen y la importancia de un suelo rico y sano, de la luz, la lluvia, y la fragilidad de las plantas cuando les falta alguna de sus necesidades esenciales.
Conecté mucho más con el mundo que habitamos, con la importancia del cuidado de nuestros patrimonios naturales. Me di cuenta de cómo podemos perderlo y cómo lo perjudicamos, sensibilizándome mucho más con esos grandes y verdes olvidados.
Al igual que las personas, cada planta es única. Incluso la misma especie puede crecer de forma diferente dependiendo de cómo la cuidemos y ubiquemos. Este símil entre la vida de las plantas y la vida de las personas me fascina y me ha enseñado a tener paciencia, a cambiar mis costumbres, a resolver problemas y a aceptar fracasos.
El cuidado de la vegetación de interior ha cambiado mis rutinas y mi forma de ver el mundo. Construir mi espacio con plantas me ha aportado calma y me ha enseñado que siempre hay algo nuevo por aprender. A través de ellas conseguimos conectar con la naturaleza.
Es fácil comprender que si una planta no está sana es porque debemos cambiar algo en sus cuidados. Ya sea alimentarla mejor, buenas, dosis de luz, la ubicación adecuada, aire limpio, un buen sustrato o una maceta que se adapte a ella para conseguir que esté feliz.
Y es que si cambias cómo cuidas a tu planta, le das tiempo y tienes paciencia, ella resurgirá y seguirá creciendo verde sin importar cuantas hojas hayan caído por el camino.
Una vez leí que las personas en crisis somos plantas complicadas con pocas dosis de luz natural y esto me hizo ver que para rebrotar debemos darnos tiempo, cambiar hábitos, resolver problemas, aceptar fracasos y ser fieles a nuestras necesidades.
En esta vida moderna y acelerada estos conceptos parecen haberse olvidado. Las plantas me han recordado la importancia de los autocuidados, de vivir en armonía con la naturaleza y de conectarme con mis propios ciclos y ritmos. Y aquí estoy, compartiendo mi historia de cómo nace Hogar, verde hogar: una guía realista y natural sobre el cuidado de plantas de interior.
"Riega a tu planta una vez a la semana…" Leía en muchas webs. Normas generalizadas para plantas diferentes. Como si fuese lo mismo vivir en Córdoba que en Santiago de Compostela.
No existen dos plantas iguales, al igual que no existe una copia exacta de una persona, y por eso es importante saber lo que necesita y cómo podemos dárselo. Con este libro mi intención es transmitir cómo la naturaleza puede cambiarte la vida, pero sobre todo, cómo resolver los problemas en sus cuidados para conseguir tener plantas sanas y frondosas en nuestros hogares.
Creo que una guía sobre cualquier tema puede escribirse de muchas maneras. Puede ser simplemente descriptiva o puede ser una experiencia personal en la que te conviertes en coprotagonista de lo que quieres enseñar y así transmitir también tus fallos y aciertos. Las plantas en mi casa no son perfectas, de hecho, diría que en ninguna casa lo son más que en su entorno natural.
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Eso es lo que quería transmitir en Hogar, verde hogar, crear una guía en la que aprender a empatizar y comprender los procesos antes de actuar. La mayor parte de las veces cuando vemos a una planta mustia solemos agarrar nuestra regadera sin plantearnos que podemos llegar a ahogarlas.
Con este testimonio personal espero cambiarte un poco la vida, despertando una nueva forma de ver el mundo, de conectar con tu entorno vegetal y de aprender a apreciar la belleza que nos rodea. Espero que pueda inspirar a otros a descubrir el entusiasmante mundo de las plantas y a conectarse con su propio mundo verde interior.
Descubrí que una guía sobre plantas puede ser mucho más que una simple lista de instrucciones. Puede ser una historia de autodescubrimiento, de aceptar la imperfección y de aprender a ser observador activo de la belleza de la naturaleza.