Si viésemos la melena de Lucía Martiño sin conocerla, podríamos pensar que sus mechas estilo surfer son el resultado del impoluto trabajo de un profesional. Sin embargo, son la consecuencia de las horas y horas que pasa en el mar subida en su tabla.
La asturiana de 29 años es una de las mejores surfistas de España, aunque empezó, según nos cuenta, "tarde". Ha sido en varias ocasiones campeona nacional y ha estado en el 'top 3' europeo. Además, recientemente participó en el circuito mundial QS de la World Surf League, en el que ha estado dentro del 'top 45'.
Pero más allá del deporte, a Lucía Mariño le encanta la moda y está emocionada de haberse convertido en embajadora de Springfield para las próximas temporadas primavera-verano y otoño-invierno.
[Springfield nos presenta a sus 7 embajadores para esta temporada]
Pero, ¿cómo comenzó todo?
Jugando entre las olas
De pequeña pasaba mucho tiempo cerca del mar, en una playa con su familia y amigos. Recuerda que en verano se pasaba el día en el agua jugando con las tablas de bodyboard y, sin saber lo que era el surf, jugaban a ponerse de pie.
Entonces su madre, por casualidad, conoció a unos chicos de Cantabria con unas tablas de imitación de surf, pero muy pequeñas, que le hicieron gracia y preguntó: "¿Oye, estas tablas se pueden comprar? Porque nuestros hijos pasan todo el día en el agua, con las tablas de bodyboard, y no sé si esas les gustarán".
Ellos le preguntaron si habían surfeado alguna vez y todo derivó en que un fin de semana a finales de verano fueron a darles una clase particular a ella, sus amigos y primos en la playa de Vega. "Era un sitio intermedio porque en Asturias todavía no había escuelas y la verdad es que el surf nos encantó. El regalo estrella de esas navidades fue una tabla de esas pequeñitas".
Cuando acabó las clases en junio, coincidió que abrió la primera escuela de surf en San Lorenzo (Asturias). "Nos apuntamos a la primera clase para probar la tabla y ya nos quedamos todo el verano dando clases de iniciación". Desde entonces, no se ha bajado de la tabla: "Todo empezó como un juego, sin pensarlo".
Por aquel entonces ella tenía 11 años y apunta que es una edad tardía para la edad a la que se suele empezar. Sin embargo, su progresión fue muy buena.
"Empecé con algún campeonato a nivel local, a los 13-14 me eligieron desde la selección española junior para ir a un euro campeonato, después a un mundial. A los 18 es cuando ya entro en el mundo más profesional porque hago un tercero en el circuito profesional junior, tercera de Europa. Ahí es cuando di paso al QS, que es el circuito mundial después del pro junio, entonces ahí es cuando realmente decidí que iba a ser mi profesión", cuenta a magasIN.
Ahora bien, para ello ha sido clave el papel de las marcas que le han apoyado: "Doy gracias a que tenía apoyo de marcas privadas, en parte gracias a eso di el salto al circuito mundial".
Su vida era una maleta
Desde que el surf es su profesión, Martiño entrena cinco días a la semana, una hora de físico y en función del momento del año varía las sesiones en el agua: "Si es invierno, quizá una sesión de unas dos horas en el agua, depende de las condiciones. Si es verano, me suelo dar dos baños diarios de hora y media o dos horas cada uno".
Además, gracias a su profesión puede viajar a lugares para surfear en muy distintas partes del mundo. "Cuando viajo me centro mucho más en surfear. Me puedo pasar seis u ocho horas en el agua. Repartido. Por ejemplo, ahora estuve en Sri Lanka y metí muchas más horas de agua que de físico, aunque también lo compagino con entrenamiento. Igual entreno en vez de cinco días a la semana, dos o tres y hago mucho más surf".
Recuerda que antes de la pandemia su vida era "una maleta". Ahora, las competiciones se han reorganizado. Nos explica que ahora solo compite en Europa. "Antes viajábamos un montón porque teníamos que hacer todas las etapas por todo el mundo. Empezaba la temporada en Australia, hacíamos en un mes tres o cuatro campeonatos. Luego veníamos a alguno que cuadraba en Europa en marzo o abril y después íbamos al Caribe, Barbados y Martinica. Para verano volvíamos a Europa, luego Sudáfrica y Sudamérica".
Ahora, como compite en Europa, empieza la temporada a finales de agosto y se extiende hasta diciembre. "Lo que estoy haciendo son más viajes de surfear libre para sacar proyectos, contenidos… Hace poco estuve en Islandia grabando un proyecto, ahora vengo de Sri Lanka y me voy a Indonesia tres semanas".
Indonesia es precisamente el lugar que hasta la fecha más le ha gustado. De hecho, hizo un viaje en barco a unas islas para surfear y las condiciones fueron perfectas todos los días: "Es el destino idóneo para cualquier surfista". Aunque aún tiene varios sitios pendientes, como la Polinesia Francesa.
Respeto, pero no miedo
Lucía Martiño es una mujer valiente y así lo demuestra cada vez que se sube a la tabla. "Hay que tener respeto al mar, pero no miedo. Es saber dónde están tus límites. Entonces a mí realmente me gusta surfear olas de gran tamaño. No me dedico a las olas grandes, es otra modalidad diferente a lo que yo hago, pero es verdad que me gustaría empezar a surfear olas de más tamaño", cuenta.
Hasta hoy, lo máximo que ha surfeado han sido cuatro metros en Hawái. "Se mide por detrás por lo que realmente son más de cuatro metros, pero es verdad que es otra modalidad y yo sé dónde están mis límites".
Siempre entra al agua con respeto, una sensación que crece si aumenta el nivel del mar. Pero cuando surfea una ola grande, más potente, disfruta de la sensación de adrenalina, orgullo y satisfacción.
"Me siento orgullosa de poder dar en esa ola el 100%. La sensación es increíble. Ahora bien, cada ola es diferente, entonces las sensaciones en cada sesión de surf son distintas y eso es lo que hace muy bonito este deporte".
Protegerse del sol
Pero no todo iba a ser de color de rosa, con este deporte que se practica en el mar al aire libre, "la piel sufre muchísimo". Desde que era pequeña, sus padres le metieron en la cabeza la importancia de aplicarse protector solar para protegerse de la radiación.
Y en los últimos años, al ser embajadora de La Roche Posay, ha estado en contacto con dermatólogos que se lo recuerdan con frecuencia: "Cualquier día que salga a surfear, incluso si es en Asturias y está nublado, me aplico protección solar antes de entrar y al salir del agua. Además, me la reaplico".
De hecho, esa es la parte más importante cuando hace largos viajes en los que está expuesta durante muchas horas: "Lo hago cada dos horas aproximadamente, porque las cremas se te van".
Apunta que ahora es consciente, pese a no haber tenido malos sustos de quemaduras, porque hay veces que el día es perfecto y apetece pasar muchas horas en el agua.
También es clave en su rutina de belleza el cuidado a posteriori: "Al salir me limpio bien, también me quito los restos de crema y me aplico cremas hidratantes para dormir, mascarillas o cápsulas hidratantes que van a las capas bajas de la piel porque es verdad que la sequedad se nota muchas veces. Si llego de un viaje, de estar muy expuesta, mi piel lo sufre muchísimo y lo noto. Entonces pongo muchísimo cuidado a eso".
Y no se olvida del pelo. Una melena rubia con mechas surferas que son el resultado de las horas que pasa en el mar bajo el sol. "Nunca me he hecho nada, es totalmente natural y lo que dicen de las mechas surferas es total porque es como quemado del sol, del agua y es que son muchas horas expuesta".
Embajadora de Springfield
Por otra parte, Lucía Martiño se ha convertido en embajadora de Springfiel, por lo que será imagen de su campaña para las temporadas de primavera-verano y otoño-invierno.
"La verdad que fue increíble cuando recibí el primer mail proponiéndome que fuese imagen de sus campañas de este año, tanto la de la de primavera-verano como la de otoño-invierno, porque al final es una marca con la que yo creo que hemos crecido todos, ¿quién no ha ido a la tienda de Springfield para comprar algo? Y además que a mí la moda también me gusta", comenta.
"Aparte del surf, me gusta salir de mi zona de confort y la moda me gusta, me gusta vestir bien". Aunque le suelan vincular al estilo sport, considera que cada lugar tienen un estilo y a ella le gusta arreglarse, de hecho, se reconoce como una chica coqueta.
Para ella haber podido trabajar en la campaña de primavera-verano fue increíble porque pudo elegir los looks que más van con ella y el shooting fue en Lanzarote, que es como "mi segunda casa", por lo que para ella "fue todo genial".
"La campaña es muy acorde a mí porque se ha relacionado con el tema surf, entonces aunque sea moda va relacionado con mi imagen y porque es un apoyo gigante y también da visibilidad a nuestro deporte, que es el surf y es más minoritario, la gente lo conoce menos", apunta.
Y concluye apuntando que le hace especial ilusión haber sido imagen de la campaña y que aún quede la de otoño-invierno.