La vida de Laura Ros salta de Barcelona a Madrid con naturalidad y, gracias al trabajo en remoto, a Alemania, donde se encuentra la sede central de esta compañía global que cuenta con diez marcas en el mercado y ciento veinte plantas de producción.
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Nos encontramos en Madrid, con mucho deseo después de largo tiempo planificando el encuentro. Ros es una de mis mujeres inspiradoras por su talento, su capacidad de trabajo y por su luz.
Sin entrar en materia, una ya imagina que domina la gestión no solo técnica sino también emocional. Transmite cero estrés, deja fluir el tiempo a lo que hay en la agenda: nuestro encuentro. Nada más vernos lo sellamos con un gran abrazo y su amplia sonrisa que, reconozco, me arranca un chute de energía y vitalidad para charlar.
Con Laura siempre he querido curiosear qué le determinó a adentrarse en un mundo prominentemente masculino, el del automóvil, hace una treintena de años. Saber cómo se hizo un hueco en una carrera ascendente y, lo que resulta más difícil, cómo mantiene su liderazgo en momentos cruciales de enorme transformación.
El sector está revisándolo todo, cambiando hacia modelos de movilidad más sostenibles que obligan a revisar todo el negocio hasta el punto de que Volkswagen será neutral en emisiones CO₂ en 2050.
Y ahí está ella, pilotando el cambio desde 2015 en la Dirección General, en carrera ascendente. Me encanta su matiz: “No siempre la carrera es subir, yo lo he hecho muy transversal, los movimientos horizontales son muy útiles para tener una visión más completa. Pasé de un departamento a otro, conocí las áreas de producto, el marketing, la planificación, la posventa… antes de llegar arriba”.
Con la pausa que transmite en la charla, cuesta trabajo imaginar que esta mujer sea pura transformación, formación constante, desarrollo imparable de competencias digitales que, de hecho, impulsa con planes de formación dentro de la compañía.
¿La clave es reinventarse, levantarse cada día diferente, un paso más allá, innovando sobre cómo una se ha acostado? —le pregunto—. Y sí, no duda, la innovación es su constante; la digitalización, su ambición para convertirse en una compañía de software; la cultura empresarial, promoviendo emprendimiento y liderazgo participativo, su empeño.
Nada fácil —le reconozco— en este mundo en que nos falta talento femenino STEM. Y ahí encontramos a la Laura apasionada por fomentar estas habilidades. La fórmula nos la da en esta charla. Deliciosa.