La pluma de María Dueñas (Puerto Llano, 1964) saltó al estrellato hace catorce años cuando dio vida a Sira Quiroga, un personaje que ha pasado a formar parte del imaginario popular de nuestro país. Pero la de esa modista que protagoniza la ya archiconocida El tiempo entre costuras (Planeta, 2009) no es la única vida que ha moldeado con su escritura.

[Una novela de la castellano-manchega María Dueñas, el libro más vendido en España en 2021]

Sira (Planeta, 2021), Las hijas del capitán (Planeta, 2018), La templanza (Planeta, 2015) o Misión Olvido (Planeta, 2012) son parte ya de su bibliografía y de la literatura de nuestro país. Ahora, de la mano de la fundación Inspiring Girls y la oenegé Coloria, lanza Cada verano, un cuento inacabado, que busca inspirar a los más pequeños a escribir su propio final.

magasIN se reúne con ella, un soleado 13 de junio, a apenas una hora de que la Fundación Telefónica de Madrid se llenase de los escolares a los que el nuevo cuento de Dueñas va dirigido. Con una amplia sonrisa dibujada en la cara, la escritora bestseller se sienta con este vertical para charlar sobre su cuento, pero también sobre el oficio de convertir las palabras en novela.

Dueñas durante una entrevista. Alberto Ortega Europa Press

¿Se ha imaginado cómo debería acabar 'Cada verano’?

No, para nada de nada, en absoluto. Me pidieron algo que quedase inconcluso y a mí me encanta dejar finales abiertos; lo he hecho en algunos de mis libros para que los lectores sean cómplices y los hagan suyos y decidan cuál es el final. Es una de las cosas más hermosas que nos ofrece la literatura: los autores somos los propietarios de las historias mientras las estamos escribiendo, pero una vez que las leen los lectores, dejan de ser de nuestra exclusividad y se hacen colectivas. Por eso me gusta que participen ellos con su propio final.

Usted es muy de finales abiertos, pero ¿sabe cuál será el futuro de sus personajes, aunque no lo comparta con los lectores?

A veces sí, a veces no, y a veces se me ocurren varios finales alternativos, no un cierre único y compacto. A veces los lectores, sobre todo con 'El tiempo entre costuras', me decían 'pero por qué lo dejas tan abierto, nos tienes que dar un final'. Y yo siempre contesto lo mismo: 'El final elegidlo vosotros'. Y a veces te vienen a las firmas y te preguntan por ese final, porque hay gente que prefiere que sea cerrado, pero a mí me gusta esta idea de hacer partícipes y cómplices a los lectores.

Los personajes también tienen vida propia, y como nosotros, no saben qué pasará.

Totalmente. Y los lectores tienen la capacidad creativa para decidir qué les apetece más para cada uno de ellos.

De este cuento que va dirigido a niños y niñas, ¿con qué le gustaría que se quedasen de la historia? ¿Cómo le gustaría que la cerrasen?

Es una especie de resolución de conflictos. Yo planteo un conflicto entre dos bandas de niños muy distintas que aparentemente no tienen nada que ver, pero en cuanto empiezas a rascar seguro que hay muchas cosas en común. Lo que me gustaría es que dieran una solución que vaya más allá de los prejuicios y de las cosas que damos hechas anticipadamente, de quedarnos en la superficialidad de las cosas y que busquen unas soluciones razonables, sensatas y humanas para esos conflictos que se presentan.

Y María, usted de pequeña, ¿qué tipo de literatura leía?

De todo. Yo leía mucho y leía de todo. En mi época, recuerdo que, aparte de los clásicos que había en todas las casas, qué sé yo, desde los cuentos de los hermanos Grimm hasta las historias de Julio Verne, me gustaba mucho, por ejemplo, la escritora inglesa Enid Blyton, que ha traspasado generaciones con Los siete secretos, Los cinco y todas aquellas historias.

Foto de archivo de María Dueñas durante una entrevista en 2021. Alberto Ortega Europa Press

Usted cumple esa normal de que para ser buena escritora hay que ser una gran lectora.

Ayuda bastante… ayuda mucho. No sé, puede haber un talento innato, natural y de pronto que alguien sea capaz de concebir una grandísima obra. Pero yo lo veo un poco complicado. La lectura te da un bagaje.

¿Qué autores le han influido a la hora de escribir?

Pues muchos, muchos en general. No soy muy mitómana, nunca voy a decir 'mi autor' o 'mi autora'. Soy filóloga de formación y lectora desde hace años, así que leo de todo, desde literatura en español, tanto de aquí como latinoamericana, como, al ser filóloga inglesa, literatura inglesa y americana…

Ha leído a los clásicos del viejo y del nuevo continente, entonces.

He leído a todos los grandes nombres, pero también consumo otras cosas que no pasarán a los libros de la literatura universal, pero que también entretienen. Leo de todo, desde novela negra hasta, últimamente, historias escritas por mujeres que, por fin, estamos teniendo nuestro hueco en el mundo editorial. No suelo hacer grandes ascos, soy bastante omnívora.

Literatura… ¿para mujeres?

Ya que menciona las historias escritas por mujeres: qué se le pasa por la cabeza cuando le preguntan eso de '¿escribe literatura para mujeres?'.

Me dan ganas de darle al periodista o a la periodista con la grabadora en la cabeza, pero me contengo. Sí, porque es el tipo de preguntas que nunca se le haría a un hombre.

Totalmente.

No veo a nadie haciéndole a Vargas Llosa ese tipo de pregunta. O a cualquier autor contemporáneo de cualquier tipo de literatura. Se nos hace a las mujeres. Y hasta hace no tanto se nos ponía una etiqueta.

Sus historias también son universales…

Al final, yo no escribo para mujeres en exclusiva, aunque de forma natural, al ser mujer, tener voz de mujer, digamos que llego de una manera más orgánica a las mujeres. Pero también tengo muchos lectores hombres. Y además es que las mujeres son las más lectoras y las más consumidoras de cultura en todas sus vertientes. No es nada extraño que tenga más lectoras.

Precisamente por eso, porque nosotras leemos más, es curioso que a ellos nunca se les haya dicho un 'por qué hace literatura masculina'.

Nunca. Me encantaría oírlo en una entrevista a cualquier autor, compañero de oficio.

En todos estos años que lleva en el oficio, ¿ha ido cambiando esa concepción? ¿Las escritoras son ya consideradas autoras universales?

Un poco sí. Somos cada vez más: vas a la mesa de novedades de cualquier librería y nos ves las listas de más vendidos; y abres un suplemento cultural y ves que cada vez hay más mujeres. Ya la tontería de tratarnos como si fuéramos una singularidad o una anomalía se va pasando.

Las mujeres hemos leído siempre todo tipo de literatura y la hemos considerado universal, entonces si la literatura escrita por hombres es para hombres y para mujeres, por qué se cuestiona, se pone en duda, a los destinatarios de la nuestra. Pero por fortuna, vamos saliendo y estamos en una situación que no es la más óptima, pero cada vez más cercana al momento más deseable.

Dueñas durante la presentación de 'Sira' en 2021. Alberto Ortega Europa Press

Muchos de sus personajes tienen esa aura feminista, aunque en las épocas en las que suceden las historias no sea de manera manifiesta. ¿Planea 'viajar' con su literatura a una época en la que el discurso feminista sea menos sutil?

Pues ya veremos. No estoy cerrada a nada, pero es verdad que para mostrar situaciones con motor o alma feminista tampoco hace falta sacar la bandera del feminismo y ponerlo en boca de los personajes constantemente. Mi última novela, Sira, tiene lugar en la segunda mitad de los años 40 y la palabra feminismo no formaba parte de la conversación diaria como es en nuestro tiempo.

Pero Sira es bastante feminista…

Indudablemente, la protagonista, por su comportamiento, por su manera de percibir la vida, se podría considerar no sé si como una feminista con todas las letras, pero desde luego sí con ambiciones que coinciden con el ideario feminista. Yo creo que con eso es suficiente; no necesito sacar la bandera.

Literatura en vena

María, ¿cómo escribe? ¿Cuál es su método?

Normalmente, soy bastante estructurada. Vengo del mundo académico y tengo la cabeza muy organizada, tengo una estructura bastante clara desde el principio y soy bastante metódica y organizada en ese sentido. Suelo primero desarrollar la idea, después empezar a estructurarla; luego, estoy unos meses tomando notas, planificando una novela, viendo en qué dirección van a ir los personajes, construyendo escenas, construyendo subtramas y tramas, definiendo escenarios…

En fin, todas estas cosas que van a configurar una especie de hoja de ruta, y después de que tengo todo eso claro, sí que empiezo a escribir

¿Es de las que sabe todo sobre sus personajes o de las que deja cosas al azar?

No lo sé todo, pero sí bastante. Pero también soy flexible. Soy muy estructurada, muy planificada, pero también me concedo un margen de flexibilidad bastante amplio para improvisar cuando quiera. Para, si algo que pensaba que iba a funcionar, luego no funciona, tirarlo a la papelera; para abrir nuevos caminos, generar nuevos personajes, nuevas subtramas, nuevas escenas. Primero construyo y después deconstruyo, según crea que conviene.

Y ya que estamos aquí porque presenta un cuento, cuando era pequeña, ¿se imaginó en algún momento que podría ser una escritora de éxito?

Nunca me lo planteé en absoluto. Siempre me gustó leer, pero nunca ambicioné convertirme en escritora; y siempre escribí más o menos bien, digamos que siempre tuve facilidad para la palabra. Pero no, no me planteé nunca que iba a escribir profesionalmente.

¿Qué quería ser de mayor cuando era niña?

Quería ser mil cosas, cambiaba muchísimo. Quería ser exploradora, médico, profesora, viajera, arqueóloga, periodista… Mil, mil cosas. Siempre he tenido una mente bastante fantasiosa.

María Dueñas durante una entrevista para presentar 'Sira'. Alberto Ortega Europa Press

Y acabó siendo escritora; igual tuvo algo que ver el querer ser todo y más.

Pues igual sí, igual algo tiene que ver por ahí, sí.

¿Cómo pasó de querer ser mil cosas a ser filóloga y dar el salto a la narrativa? ¿Qué hizo que pasase de devorar libros a escribirlos?

Como te decía, soy profesora titular de universidad y eso requiere una oposición que es muy exigente, que desgasta mucho. Acababa de sacarla, estaba en Estados Unidos, en una estancia como profesora visitante, y con ese cambio de escenario y ya sin la tensión de una oposición esperándome, decidí probar a escribir una novela, pero sin tener el objetivo de cambiar una profesión por otra.

Iba a ser un añadido a mi quehacer cotidiano, [ríe] lo que pasa es que después las cosas se desbordaron un poco.

¿Se imagina un futuro en el que no escribiese?

Sí, claro que me lo imagino. Me jubilaré como todo el mundo. Lo que no me imagino es un futuro sin leer, eso es más difícil. Pero sin escribir sí, porque es muy gustoso, pero al final es un trabajo, es exigente, es absorbente y llegará un día en el que cuelgue los trastos de matar y no pasará nada, porque quedarán mil historias y mil escritores magníficos.

La escritora María Dueñas durante la presentación de 'Cada verano' el pasado 13 de junio en Fundación Telefónica. Matias Chiofalo EP