Si tuviera que definir a la doctora Lechuga con una sola palabra, no podría, cuanto menos, con dos porque ella es pasión y vocación. Me recibe en su laboratorio del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología de Barcelona, con el orgullo que uno muestra cuando ha conseguido un hito.

Desde niña le gustaba curiosear, saber el cómo funcionaban las cosas, adentrarse en tareas que entonces no se consideraban femeninas. Eran años en que no había mujeres referentes, “ni siquiera se veían en la televisión, en ningún campo, no solo en ciencia”.

Así, estudió Ciencias Químicas y, enredada en microelectrónica, se doctoró en materia de biosensores. La investigación fue engarzándose, un descubrimiento le llevaba a otro, engarzados como cerezas. Impacta saber que hoy posee una docena de patentes y secretos industriales en relación con la nanotecnología y que, mediante esta innovación, una gota de secreción humana deriva en una macro información biológica de la persona, información que encriptada en nano chips es de alto valor.

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Laura Lechuga, científica y pionera: "Lucho por demostrar que las tecnologías se pueden hacer en España" Glorial Lomana

Un trabajo que para un profano le parecería de hormiga, porque todo se mide en micras. A mí misma me lo parece cuando la profesora Lechuga me muestra las minúsculas placas repletas de información genética.

Hoy es doctora, una de las grandes expertas mundiales en la materia, jefa en Nanobiosensores en el Instituto en el que me recibe y profesora titular del Consejo Nacional de Investigación de España del CSIC. Llegar ahí no le ha resultado nada fácil.

Lo suyo ha sido, y es, echar horas y horas de trabajo con equipos multidisciplinares, con químicos, físicos, ingenieros, biólogos y tecnólogos. Afirma que hasta hace poco, antes de poder reconocer como suyas una docena de patentes y secretos oficiales, apenas le llegaban premios; los reconocimientos seguían recayendo en los hombres.

Pero a Laura nada le frustró, pudo más la vocación y saber que estaba abriendo caminos. Causa fatiga, sin embargo, saber que ella consigue sacar adelante las investigaciones a la vez que también tiene que pelear por la financiación, euro a euro.

Todo esto y mucho más es Laura, una de las muchas y valiosas científicas que tenemos en nuestro país, y que deberían ser referentes obligados para las niñas, para construir #ChicasImparables. Una labor en la que ella también se implica, en mayor medida, la divulgación de la ciencia y la tecnología para que las generaciones venideras sepan que podemos ser lo que queramos ser, llegar a cualquier labor y en cualquier campo.