La periodista, escritora y asesora de empresas Charo Izquierdo presenta su nueva publicación, titulada Fashion (R)Evolution (LID, 2023), un compendio de su experiencia de varias décadas en el sector de la moda. Sin embargo, como todas las historias duraderas comienzan por un lugar de lo más cotidiano, en este caso la conversación lo hace con un cinturón, el de su primer vestido de diseñador.
Vestido de Vogana y joyería propia
“Llegamos mi madre y yo a una tienda del callejón que había detrás del cine Carlos III, en la plaza de Colón”, comparte su recuerdo con magasIN, “y entramos las dos en la tienda de Juanjo Rocafort. Era un diseñador tremendamente talentoso. Había varias opciones así que hicimos pruebas, y mi madre me regaló finalmente un vestido blanco con cuello caja, con tres tablones delante. Era como un hábito, con la gracia de un cinturón trenzado, fucsia, azul y blanco. Era muy estiloso. Me lo puse para una boda y luego hay una anécdota muy graciosa, porque lo llevé también a una de mis primeras entrevistas como periodista, que fue a la gran Gloria Fuertes. Cuando me vio entrar, ella dijo en alto ‘pues creía que era una niña de primera comunión’.
Charo Izquierdo fundó el primer portal de una revista femenina estarguapa.com —web de la revista Telva—, creó la revista Yo Dona y fue la directora de la Pasarela Mercedes-Benz Fashion Week —la antigua Cibeles—. Actualmente, es consejera en diferentes empresas. Entre ellas, es consejera editorial en El Español para MagasIN y Enclave ODS e imparte formaciones sobre moda, comunicación y sostenibilidad. “Efectivamente después de tantos años, tengo una visión 360º, donde están por un lado las grandes tendencias de la moda, y por otro, la correlación entre esas corrientes, la cultura, la sostenibilidad y la tecnología. Y las grandes tendencias sociales y culturales”, aclara.
Una conversación de moda
¿Ha diseñado usted misma alguna prenda?
No —sonríe —. No me atrevería. Una de mis grandes asignaturas pendientes es que no sé dibujar. Pero es verdad que en la moda he estado en casi todas partes.
¿Cuál es el desfile más increíble que recuerda y dónde sucedió?
Yo diría que en París. Me acuerdo del mítico desfile de Alexander McQueen con el holograma de Kate Moss. No olvidaré muchos de los de Karl Lagerfeld para Chanel en el Grand Palais. Otro que gloso mucho en mis clases sucedió en Edimburgo. Aquella propuesta rompía con normas clásicas del desfile: era al aire libre, en noviembre, en mitad de un auténtico corral de comedias y alrededor de una hoguera, donde caían copos de nieve. Recuerdo que, para asistir, me compré mis primeras botas Ugg.
¿Vende ficción la moda?
La valorización de lo bello es un mundo de sueños, a veces de apariencias. Se trata de crear el deseo, de generar esa emoción: yo he salido llorando muchas veces de desfiles en los que se suman la escenografía, la música, el ambiente, la decoración… Lo más increíble es cuando sólo las prendas te hacen sentir tanto que te producen una emoción que lleva a las lágrimas. Recuerdo algún desfile de Miyake, cuando al pasar veías cómo se movían los tejidos, cómo brillaban, y te imaginabas dentro…
La moda es concebida como un espectáculo…
Sí, pero ojo, porque la moda mueve muchísimo dinero y grandes cambios en la sociedad. La moda está presente en nuestra vida desde que nacemos como una segunda piel: lo primero que aprende un bebé es a decir qué calcetines le gustan y a ponerse el abrigo. Esa relación es única y especial, y hace que la moda sea a la vez una muestra social y una gran palanca de transformación, porque se nutre de cambios sociales necesarios y los lanza masivamente.
La moda es inspiración pero al mismo tiempo se inspira en las manifestaciones culturales que transforma, ese bucle me parece fascinante. Abro el libro con una frase de Óscar de la Renta que dice ‘lo bueno de la moda es que siempre mira hacia adelante’. El poder transformador de la moda es increíble, así como la transformación que se avecina para la moda.
Blusa y falda estampadas de Inés Martín Alcalde y joyería propia
¿Qué fue lo primero que hizo cuando la nombraron directora de MBFWMADRID?
Cuando me nombraron directora de la pasarela, la primera llamada que hice fue a Sybilla, la segunda fue a Carolina Herrera, que me dijo ‘si quieres hacer algo, cambia las fechas’.
¿En qué sentido encuentra que ha cambiado la moda en las últimas décadas?
Ya no compramos moda como la comprábamos, tampoco se fabrica en muchos casos como se fabricaba… pero aún tiene que haber un cambio importante. La comunicación de la moda tiene que cambiar también porque muchas veces se sigue contando igual que en los años 90, y eso debe evolucionar.
¿Qué excepción resaltaría?
La pasarela de Copenhague. Lo que les ha llegado a muchos jóvenes es su street style, pero detrás de esta pasarela hay un concepto de sostenibilidad increíble. Su directora ha estado hace poco en Naciones Unidas explicando el caso: se trazó un plan estratégico para que en enero de 2023 ningún diseñador desfilara sin unos requisitos mínimos de sostenibilidad, y el plan no se quedó ahí, sino que se realizó un acompañamiento a las marcas y los diseñadores para cumplir con los preceptos exigidos. Otra cosa que tiene que cambiar afecta también a los consumidores, que muchas veces dicen que quieren comprar sostenible y luego compran por precio.
Chaqueta, camisa y pantalón de Maksu y pendientes y collar de Uno de 50
¿Cuándo comenzó a ser consciente de esa unión?
Desde hace años. Cuando llegué a la revista ELLE en 1991 incluí yo misma una página llamada EcoELLE, siempre tuve esa visión.
Raff Simmons dice que ‘la moda debe aprender a ser menos codiciosa’.
Totalmente. La moda ha sido lo menos sostenible del mundo en los años pasados. En el terreno medioambiental, la moda no ha sido respetuosa, ha mirado durante mucho tiempo hacia otro lado. La conciencia es súper reciente. Y lo que ocurre es que la sostenibilidad ya no es una moda, es una realidad y una necesidad. Es una representación y una manera de cambiar mentalidades, y es una oportunidad para pasar de una economía lineal, en la que extraemos, consumimos y tiramos, a una economía circular.
A través de la moda se puede llegar a mucha gente. La presidenta de la Comisión Europea lo dijo, ‘la moda tiene un veneno, que es el fast fashion, pero tiene un antídoto, que es la circularidad’. Me gusta hablar, más que de sostenibilidad, hoy en día, de factores ESG (Environmental, Social and Governance). Afortunadamente ha entrado la regulación europea en marcha. Debemos ser conscientes de quién y en qué condiciones ha creado nuestra ropa. Y es importante cómo están creadas las empresas, y cómo son sus estados no financieros, los planes de igualdad y todo lo que involucran esas tres siglas.
Chaqueta y pantalón de Hoss Intropia, pendientes y collar de Uno de 50 y zapatos de Guess
Una previsión personal de esa transformación.
Es increíble la capacidad de adaptación del ser humano: ya vivimos, sin darnos cuenta, más de la mitad de nuestro tiempo en formato digital. Nos relacionamos a través del móvil, hacemos las reuniones digitalmente, compramos mucho de forma digital y el gran cambio vendrá cuando mejoren las gafas de realidad virtual. Las tiendas físicas van a seguir, también las revistas, pero todo se tiene que transformar: las tiendas y los soportes van a tener que proponer experiencias diferentes. En el caso de las tiendas físicas, experiencias digitales.
Llevar lo físico a lo digital no funciona. Ahora tenemos que trabajar de manera phygital. La estructura mental de los medios digitales a veces sigue siendo la de los medios físicos, y eso no funciona, lo mismo va a pasar con el metaverso y los NFTs, que tendrán que encontrar su propia manera experiencial de dirigirse a sus clientes.
¿Ha mejorado el conocimiento de la moda en España?
Enormemente. En los últimos años se han creado muchos másters, hay exposiciones, publicaciones de investigación, grandes comisarios y doctores en historia de la moda y eso es un cambio necesario que se produjera en España, como en Italia o Francia. Pero creo que seguimos fallando, como siempre, en la comunicación, cuando vas a París y hay una exposición en el Galliera, es imposible no enterarse. Aquí destacaría al Thyssen. Cuando la moda es un abracadabra, y le gusta a todo el mundo, deberíamos mejorar en su comunicación.
¿Qué mujeres resaltaría en la moda?
Naty Abascal, si pienso en moda y en mujer, debe ser la primera. No sólo es que luzca bien la moda, Naty es la moda. La he visto en los desfiles internacionales como trabajadora. Cuando todas íbamos con el taconcito, ella llegaba con unos mocasines o bota plana porque se había pateado París y visitado tres ateliers, había hecho un shopping para la revista Hola y luego la veías por la noche y llevaba el modelón y además te contaba las anécdotas del día.
¿Y qué otras?
Muchas, sería imposible mencionarlas a todas. Me fascina Sonsoles Díez de Rivera, siendo su madre la gran compradora de Balenciaga en España. La Romanones era una percha andante. ¿Y qué me dices de Beatriz de Orleans, y de su profundidad de sociología de la moda? Estos son sólo algunos ejemplos. Hay muchas mujeres que diría incluso que me han cambiado la vida, como Maria Eugenia Alberti, con ella descubro que se puede hablar de moda más allá de la prenda. Cuca Solana, a la que conocí cuando creamos Yo Dona. Cruz Sánchez De Lara, el vivo ejemplo de que puede gustarte la moda y estar comprometida con las mujeres.
Internacionalmente, Suzy Menkes sería la mujer que más sabe de moda a todos los niveles, es como una Biblia. La Wintour, yo a ella no la he tratado directamente, pero es icónica, claro.
Para terminar, ¿alguna anécdota de moda?
Me compré en los años noventa un abrigo de verano negro en Zara que me parecía muy bonito. Un periodista internacional que sabía todo de la moda se me acercó y me dijo: ‘Japón, Yamamoto’. Y tuve que desmentirlo. ‘España, Zara’.