María Guerra, la directora de este cortometraje, tenía en mente el título desde el principio.''Además, lo pensé tal y como aparece, con la letra 'i' pequeñita, para que desde lejos parezca que se lee 'Señoras' [sonríe]''. Describe la creación del corto ''SEÑORíAS'' como ''un proceso muy natural'', y subraya que no lo vive con un mérito especial.
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Conoció a una de las juezas participantes a partir de un cortometraje anterior. Es su sexto trabajo personal, tras cuatro de ficción y uno previo con un documental sobre violencia de género. De repente, un día la invitaron a una cena y tuvo la idea mientras las veía hablar. ''Me di cuenta de que tenía un privilegio'', explica a magasIN.
Y es que ''había accedido a un grupo de mujeres fantásticas, súper interesantes, trabajadoras y con vidas muy variopintas. Divertidas, también. [...] Pensé: 'Un momento, es que esta señora es jueza'. Y lo que estoy viendo no tiene nada que ver con esa idea de los jueces, en la que mentalmente ves 'esa' foto de un grupo de casi todo señores de negro, con sus togas. Sentí que tenía que compartirlo. Era el momento''.
El proyecto
El corto acerca y humaniza a un grupo de juezas… Ese era el gran objetivo, humanizarlas. Lo que veo cuando estoy con ellas es a personas de carne y hueso, que tienen dudas, que las expresan, que tienen problemas personales, que no son un bloque.
¿Le resultó fácil el proceso?
Sí. Fue todo muy fácil. Pensé que era una buena idea, se la comuniqué a Rosa, ella me dijo que organizaría una cena en casa y lo expondría. Me dijeron que sí casi antes de terminar de proponerlo. Conocían mi trabajo previo.
Confiaron mucho en mi mirada, lo cual me dio una tranquilidad tremenda. Cada día era una sorpresa, ver lo generosas que eran con sus vidas, casas, su tiempo, sus opiniones.
¿Cuánto ha durado el proceso?
Unos dos años. Hemos tardado tanto porque hemos tenido pocos recursos, la precariedad del medio es así. Solamente tuvimos ayuda institucional de la Junta de Castilla y León y de la Universidad de Salamanca.
Ellas tienen una agendas complicadísimas, y yo me gano la vida rodando o como docente. El equipo de un documental es muy pequeño, pero teníamos que estar disponibles. Los días que éramos menos, estábamos el director de foto y yo, y los días que más personas, unas cinco.
El corto acerca y humaniza a un grupo de juezas… Ese era el gran objetivo.
¿Fue difícil poder rodar en determinados escenarios?
No fue nada difícil, ni siquiera en Luxemburgo. Gracias al jefe de prensa, Juan Carlos González, que es español, fue más fácil de lo que pudiera pensarse. En todos lados seguimos el protocolo que había que seguir, y ningún problema.
¿Cuál fue mayor dificultad entonces del proyecto?
Reunirlas a la cuatro. ¡Coordinar sus agendas! Están increíblemente ocupadas. Y coordinar esas agendas con las del equipo, claro.
¿Alguna idea que cambió en su cabeza tras este corto?
En el proceso, quizá lo más inesperado fue Luxemburgo. Nunca había reflexionado al respecto. Estuve poco tiempo, pero ver cómo funciona esa cima de una Torre de Babel, en la que todo el mundo intenta entenderse para el bien común…
Tuve mayor conciencia de la suerte que tenemos de ser europeos. No hay ciudadanos en el mundo con mayor amparo legal que los europeos, aunque haya muchas cosas a mejorar, pero comparado con muchos países, tuve una sensación de comunidad.
Yo no conozco otro trabajo parecido a este. Ojalá que se pueda convertir en un futuro en un largo.
Ojalá que sea como abrir una ventana a un mundo que nos compete, que nos afecta a todos como ciudadanos, como sociedad, y que está formado por ciudadanas y ciudadanos también, aunque para una parte de la sociedad se trate de algo muy ajeno y tengamos prejuicios, porque es difícil asociarlo con cosas buenas, cuando en realidad las juezas y jueces son garantes de la ley.
La justicia está formada por personas y ahí hay de todo, pero también gente empática, responsable, comprometida, con ganas de hacer las cosas bien, personas que se preocupan por los más débiles.
Aún se encuentra en periodo de concursos, pero ¿cómo han sido los resultados al comenzar a mostrarlo?
Al compartir el trabajo con el público, yo contaba con que hubiera personas que me dijeran ''esto me reconcilia con la justicia''. Pero ha habido algunas que se han emocionado mucho. Eso me ha sorprendido un poco.
¿Ha encontrado algo común entre estas juezas?
Tienen muchas cosas en común. Individualmente son interesantes, pero lo que las hace interesantes en conjunto es el hecho de que todas son mujeres comprometidas con su trabajo, que lo entienden de forma bastante parecida, aunque cada una está en lugares de ejercicio diferentes.
Creo que lo que las une es ese compromiso en sentido amplio, son muy trabajadoras, no sé de dónde sacan el tiempo, de verdad que es fascinante las cantidad de cosas que hacen en un día. También las une que comparten el deseo de hacer visible su trabajo. Por supuesto, el afán de servicio, pero también el de comunicar.
¿Cree que existe un liderazgo femenino como tal?
Esto es un tema complejo. Quiero pensar que sí que hay una forma de liderar femenina, más reflexiva, más de la conversación y del acuerdo. Yo trabajo en una industria complicada: el mundo del cine parece progresista, pero sigue siendo machista y es difícil encontrar a mujeres en puestos de poder.
En la justicia también gente empática, responsable, comprometida, con ganas de hacer las cosas bien.
Pronto este corto documental se exhibirá en plataformas digitales, mientras tanto, diferentes festivales de cortos lo han seleccionado y lo exhibirán estos meses, ''lo cual nos encanta, porque hacemos las cosas para compartirlas. Pero nos hace falta energía y encontrar la forma de financiar un largo, algo fácil, porque ya tenemos mucho material rodado'', explica la directora.
En un futuro, a María Guerra le interesan ambos mundos por igual, documental y ficción.''Si crearas un personaje de ficción que fuera una jueza, no te saldría nadie como ellas… en la ficción española no aparecen muchas juezas, pero cuando salen están más cerca del cliché que de estas mujeres, que son increíbles, súper originales y no tienen de cliché nada, nada de nada''.
Las juezas protagonistas
Natalia Velilla. Juzgado de Primera Instancia nº7 de Móstoles
''Decidí participar en el corto por dos motivos'', explica a magasIN Natalia Velilla. ''El primero personal, porque soy amiga de Rosa Freire, que me presentó a María Guerra e hicimos una serie de eventos jurídicos en los que se hablaba de violencia de género y de igualdad. Utilizamos en estos algunas de las obras de María, que por su sensibilidad y calidad sirvieron de mucho'', cuenta.
Cuando María nos lo propuso tuve mucha fe en ella porque tiene mucho talento y sabía que lo que fuese a realizar lo iba a hacer con total respeto a nuestra imagen y a la imagen del poder judicial''.
La imagen de la judicatura, para ella, ''sigue siendo la misma que hace cincuenta años, cuando ha cambiado muchísimo, siempre se habla de los jueces en masculino, como personas mayores alejadas de la realidad, lo cual no es así, como demuestra el documental. La inmensa mayoría de la carrera judicial es femenina, formamos parte de la sociedad, tenemos la misma vida e inquietudes que el resto de los ciudadanos''.
Explica cómo hoy ''el poder judicial no tiene a día de hoy a nadie que lo represente, del mismo modo que existen portavoces de los grupos parlamentarios en las Cámaras, presidentes de las Cámaras o en el Ejecutivo tenemos al portavoz del Gobierno, el poder Judicial como poder no tiene portavoz y el Consejo estaría al margen''.
También explica cómo ''a la vista está que ha habido casos sonoros y con bastante eco en la sociedad, que incluso han supuesto fake news, desinformación enorme, que han sido difundidos por las redes sociales y algunos medios de comunicación, de manera totalmente equivocada respecto a lo que realmente dice la sentencia y no hay nadie que desmienta este tipo de cuestiones''.
Para ella, ''urge que esta democracia tenga portavocía del poder judicial, urge que se haga pedagogía y que se expliquen las cosas, porque el debilitamiento de las instituciones, incluido el poder judicial, lo único que trae consigo es el debilitamiento de la Democracia''.
Y propone imitar el modelo de otros países como la figura del juez divulgador, que serían ''jueces de la carrera judicial que compaginan su labor como magistrados con su labor divulgadora o de explicar las resoluciones judiciales o los casos más complejos para los periodistas y el gran público''.
Lourdes Arastey. Presidenta de Sala del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Luxemburgo
Lourdes Arastey relata: ''María Guerra me pareció una persona excepcional. Tuve la inmediata sensación de que era capaz de 'leer' lo que observa con una sensibilidad que no siempre se encuentra''.
''Eso y el apoyo de mis compañeras, con las que me une la experiencia común de una vida dedicada a esta profesión, hizo muy fácil la decisión. En realidad, aún no tengo la sensación de haber tomado ninguna porque no hice nada que se saliera de mi día a día'', continúa.
Para ella, ''estamos en tiempos de una crisis muy profunda y muy seria''. En su opinión, ''hay que poner en valor nuestras instituciones, como un bien común y esencial para la supervivencia de nuestra sociedad democrática. Es necesario un pacto de convivencia y de pacificación entre tanto ruido. Y eso pasa por defender la estructura básica de las garantías de los derechos de todos. La situación debe remediarse urgentemente y es obligación de todos''.
Rosa María Freire. Juzgado nº 32 de Plaza de Castilla
María Guerra es, para Rosa María Freire, ''una amiga a la que admiro como artista, como creadora''. Describe su mirada como ''delicada y aguda, honesta. Ella pensó que había una historia que contar, que se podía revelar algo oculto por ignorado, por no contado: mi vida y la de mis compañeras, que además somos jueces, le pareció interesante para sorpresa mía.
La experiencia duró mucho en el tiempo, así que hubo de todo. En todo caso, María Guerra nos protegió y nunca perdimos la ilusión. Hubo un momento que era casi como ir al trabajo… lo normal, nada de nervios, y era feliz de que mi casa fuera lugar de encuentro''.
En su opinión, lo mejor que podría hacer para su labor se conociera mejor sería ''un largometraje'', algo que muchas personas que han visto el corto reclaman ya, y espera que las productoras se interesen por este proyecto. ''Historias como la de 'SEÑORíAS' acercan la normalidad de las personas que somos. Al vernos de cerca, serias y responsables, pero también divertidas y con anhelos, ¡como todo el mundo!''.
María Tardón. Juzgado central de Instrucción nº3 de la Audiencia Nacional
''Pasada la sorpresa inicial de la propuesta'', explica a magasIN María Tardón respecto a este documental, ''la verdad es que me pareció una gran idea, porque iba en la línea de lo que las cuatro siempre hemos pensado: que hay demasiados tópicos y estereotipos sobre los jueces, muy alejados de la realidad sociológica y hasta demográfica de quienes componemos la Carrera Judicial, en su mayoría mujeres''.
''En bastantes casos sin antecedentes no ya jurídicos, sino universitarios, en las familias de las que proceden, y que han compatibilizado estudios y trabajo, con la suerte de tener un trabajo que nos apasiona, eso si, pero, como se ve en el documental, con problemas y complicaciones que nos llevan a hacer las reflexiones que se ven y a intentar buscar algunas soluciones con otros compañeros y compañeras'', continúa.
En un momento del cortometraje, la jueza reclama que en ocasiones los jueces no pueden defenderse. ¿Cómo se podría mejorar esa comunicación?
''Pues en algunas ocasiones es bastante difícil poder mejorar. Cuando a causa de los asuntos que tiene que resolver, un juez o una jueza recibe ataques en medios de comunicación o redes sociales [...] que van más allá de lo profesional, para pasar ataques personales y hasta familiares, explicar la actuación desde el estricto punto de vista jurisdiccional puede no ser bastante para contrarrestarlos'', señala Tardón.
Sobre esto, la jueza considera un importante avance la posibilidad de permitir que la opinión pública conozca a través de una figura institucional imparcial, transparente y con el suficiente conocimiento y formación, para que no se vea afectada la confidenciañidad de los temas reservados, así como los derechos de las partes. Cuando se trate de ''casos de gravedad y notoriedad evidente'' también deben ''funcionar las instituciones, el Consejo General del Poder Judicial o, en su caso, la Fiscalía'', concluye.