Los sueños de Priscila Sánchez Correa, capitán del Ejército del Aire, siempre han sido de altos vuelos. Desde que era solo una niña ya anhelaba convertirse en azafata y viajar por todo el mundo; sin embargo, la vida la llevó a transitar otros caminos. ''La posibilidad de unirme al Ejército, al no tener ningún referente cercano, no fue una de mis primeras opciones'', cuenta a magasIN.
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Para la capitán, la oportunidad de enrolarse en las Fuerzas Armadas Españolas resultaba lejana e inaccesible, pero no desistió en su búsqueda hasta que se dio cuenta de que tenía posibilidades de ingresar. ''Pensé en muchas opciones, incluso empecé a estudiar Ingeniería Aeronáutica, pero me di cuenta de que eso no era lo que me gustaba y decidí atreverme a seguir esta idea'', continúa.
La joven militar pronto se dio cuenta de que las labores a desempeñar en el Ejército del Aire respondían a todo aquello con lo que siempre había soñado para su trayectoria profesional. Y es que no solo podría ejercer un trabajo relacionado con la aviación, sino que, como ella misma afirma, podría servir a España e, incluso, a otras naciones del mundo de maneras muy diversas.
Sin duda, acertó de pleno al decidirse por la vida castrense. ''Una vez dentro del Ejército, ya destinada en mi unidad, pude confirmar que el trabajo que hacemos es muy gratificante a nivel personal y, por supuesto, en el plano laboral. Con esto, se vieron cumplidas todas las expectativas que tenía antes de ingresar'', explica la capitán Sánchez Correa.
Comienza su carrera militar y, con ella, los primeros vuelos. Esos mismos que estuvieron, confiesa, cargados de prisas, nervios y mucha presión. ''La instrucción en vuelo puede llegar a ser muy exigente, cada clase es calificada y, además, en la Academia General del Aire hay que ir alcanzando el nivel exigido antes de ciertos 'hitos', como el primer vuelo en solitario, es decir, sin instructor en la otra cabina'', cuenta.
Ella misma reconoce que, aunque en cada vuelo siente una gran responsabilidad y cierta tensión, pues se trata de una labor muy exigente y que no está exenta de riesgos, las cosas han cambiado mucho desde sus inicios. Actualmente, no duda en disfrutar cada vuelo que opera. ''La experiencia y el estudio da a los pilotos la confianza para realizar las misiones con una mayor tranquilidad'', señala.
Durante toda su trayectoria ha podido estar a los mandos de distintos aviones como el Hércules, una de las aeronaves más emblemáticas del Ejército de Aire y que fue utilizada hasta 2020. Con ella, realizó misiones de transporte militar táctico, estratégico y de reabastecimiento. También incursionó con el uso del Airbus A400M (T.23) y, más recientemente, el Pilatus PC-21 (E.27).
En 2020, se aprobó la sustitución de los ENAER T-35C Pillán (E.26), que prestaron servicio durante 25 años para impartir formación aeronáutica. La llegada del Pilatus PC-21 (E.27), con un sistema de armas más sofisticado, ha revolucionado la enseñanza en el Ejército del Aire. Con esta renovación, la capitán se convirtió en la primera instructora de este tipo de aviones en la Academia General del Aire.
Las misiones internacionales
La capitán Sánchez Correa pasó seis años en el Ala 31 del Ejército del Aire en la base aérea de Zaragoza. Durante esta etapa estuvo desplegada en varias misiones internacionales en países como Senegal, Mali o Mauritania, y cuya labor se enmarcaba en el transporte de carga, personas heridas o fallecidas, así como de mercancías, vacunas o ayuda humanitaria de toda índole.
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Con una dilatada trayectoria desplegada en el extranjero, esta opina que ''las misiones en ambientes tan diferentes al que se tiene en España implican, si cabe, una mayor preparación y coordinación. Esto se debe a que te puedes enfrentar a situaciones a las que no estás acostumbrado, como una tormenta de arena, operar sin un controlador aéreo o en pistas de aterrizaje por las que pueden estar pasando animales''.
Para militares como ella, las misiones en el exterior son el fin último de su arduo entrenamiento. ''Es el momento de aplicar todo lo aprendido, tanto en la academia como en la unidad. De ahí la importancia que yo le doy, ya que este tipo de cooperación internacional le aporta un valor añadido a nuestras Fuerzas Armadas, que emplea su personal y recursos en operaciones de mantenimiento de la paz'', afirma.
Una nueva etapa
Atrás quedaron las labores que desempeñaba en el Ala 31. Actualmente, la capitán se encarga de instruir a futuros pilotos y, además, imparte clases teóricas de asignaturas relacionadas con el vuelo. ''Esta faceta la comencé a contemplar aún siendo una alumna. Unos de mis instructores me motivó a querer transmitir todos los conocimientos adquiridos, como él lo hizo conmigo'', recuerda.
Así, tras 6 años en el Ala 31 del Ejército del Aire en Zaragoza, la capitán Sánchez Correa decidió pedir destino en la Academia General del Aire en San Javier, Murcia. ''Allí adquirí mucha experiencia como piloto de transporte, pero quise cambiar de unidad, principalmente, por la labor docente que aquí se ejerce'', detalla.
Esta faceta como instructora le resulta muy satisfactoria, pues le permite ser testigo del progreso de su alumnado, pero, reconoce, esta nueva etapa requiere un esfuerzo adicional. ''No solo son importantes los conocimientos que poseo, sino el poder ser capaz de transmitirlos de la manera adecuada. Cada alumno es distinto, por lo que es importante saber adaptarse para que evolucione correctamente'', explica.
A estas alturas, se siente orgullosa de su trayectoria en la carrera militar. ''He cumplido todo lo que me había propuesto y más. Personalmente, no me pongo objetivos en cuanto a horas de vuelo, misiones que realizar o puestos que ocupar, el trabajo va saliendo y estoy satisfecha con el resultado. Así que solo espero poder seguir adquiriendo experiencia para poder afrontar los retos que se vayan presentando'', afirma.
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La capitán Priscila Sánchez Correa es madre de un niño y, como otras muchas mujeres, también desea poder compaginar su gran pasión con la vida familiar y el cuidado de su pequeño. ''En la actualidad tengo un equilibrio que me aporta mucha tranquilidad y espero poder seguir atendiendo ambas facetas de la mejor manera posible'', dice.
Presente y futuro
Según el Ministerio de Defensa, el porcentaje de mujeres que hacen parte de las Fuerzas Armadas es del 12,9%. En cuanto a la presencia femenina en el Ejército del Aire, la cifra asciende hasta el 14,18%. La capitán Sánchez Correa es una de ellas. En sus palabras: ''El hecho de ser mujer u hombre no cambia significativamente el desempeño de una labor, lo que marca la diferencia son las ganas y el esfuerzo''.
Con esto, anima a las mujeres que se plantean ingresar al Ejército, aunque esta haya sido una profesión históricamente masculinizada. ''Estoy rodeada de buenos profesionales y creo que el esfuerzo individual hace que el trabajo conjunto sea excelente. Ahí está la importancia de mi labor, el hecho de saber que lo que hago no solo me beneficia a mí, sino que tiene un impacto en la sociedad'', apunta.
Y añade: ''Confío en que los números se vayan equilibrando, que las niñas y adolescentes que están decidiendo su futuro vean el ingreso en las Fuerzas Armadas como una opción alcanzable, en el que puedan desarrollar sus capacidades y demostrar su valía, trabajando codo a codo con sus compañeros y compañeras, alcanzando todos los niveles de responsabilidad''.