Venecia

Lola Dueñas (1971, Madrid) y Ana Torrent (1966, Madrid) están sencillamente abrumadas, y no es para menos. Sobre todo de noche, la película que protagonizan y presentan en la Mostra de Venecia, está teniendo una gran recepción. Emocionadas, se intercambian miradas cómplices y abrazos con el director Víctor Iriarte y el joven actor Manuel Egozkue, en la Casa degli Autori —sede de la Semana de la Crítica, sección donde participa la cinta—, con la algarabía del festival en su apogeo.

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Víctor Iriarte, con Isa Campos y Andrea Queralt fueron las plumas detrás de la historia de los bebés robados que se cuenta el largometraje. Siendo jóvenes, Vera (Lola Dueñas) no pudo criar a su hijo y lo da en adopción, mientras que a Cora (Ana Torrent) le dijeron que no podía concebir, adoptar en la única forma para tener una familia. Esta es una historia de búsquedas y de mentiras, de entramados oscuros, de uniones para romper el silencio. Narrada de una manera atípica y a la vez magnética, Iriarte debuta en el séptimo arte con una excelente película.

Ambas echan de menos al resto del equipo, no pierden la oportunidad para decirlo. Aunque incompletos, Lola comenta la importancia de estar presente en el icónico Festival Internacional de Cine de Venecia. Y confiesa, emocionada: "Deseo que a esta película le pase todo lo bueno".

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Bajo una sombra y después de que el campanario cercano diera las doce del mediodía, Lola y Ana se sientan a conversar sobre sus personajes en Sobre todo de noche, de acabar con el silencio, de las rabias, de los deseos, de los cambios en la profesión, así como de la llegada del #MeToo España.

¿Cómo fue el acercamiento al tema de los niños robados?

Ana Torrent: Es un tema del que se habla poco pero que ya se conoce. Una de las cosas que más me llamó la atención es que se siguiera haciendo (después del franquismo), porque me lo imaginaba de otra época. La historia que cuenta Victor es muy sorprendente y simplemente creo que vuelves a pensar en una situación que realmente no se ha solucionado, de la que no se ha hablado suficiente y que ha dejado una estela de dolor y de injusticia brutal en muchas familias. 

Es una historia de violencias, quitar un niño a una madre, mentir… Hay un dolor que no se puede ni imaginar la gente que no lo ha sufrido. Y todavía no se ha hecho justicia, no se han encontrado a los autores ni las asociaciones que hacían estas prácticas, hay un velo sobre todo eso.

Lola Dueñas: Y nadie les ayuda; son padres e hijos convertidos en detectives privados como Vera, mi personaje, porque no hay otra manera de descubrir la verdad.

Esto tiene mucho que ver también con el proceso de memoria histórica, con la impunidad...

A.T: Yo creo que todas las cosas que se tapan y no se aceptan, de las que no se habla, que no se reconocen ni por las que se pide perdón, no se sanan ni en la sociedad ni en las personas. Es un veneno que se lleva por dentro, no se puede seguir adelante si no se reconocen las cosas, si vas tapando y tapando. No se puede salir adelante en una sociedad enferma por dentro.

¿En el proceso de la película tuvieron contacto con padres o hijos que están o han pasado por una búsqueda?

L.D: Yo leí mucho. Hay padres que han escrito libros hablando su búsqueda y de todo su proceso, es realmente durísimo. Se me parte el corazón, y al pensar lo solos que están me da muchísima rabia también. Me encantaría que viesen la película y que al menos pudiesen sentirse un poquito acompañados porque es gente a la que le han destrozado la vida.

A.T: Son personas que nadie ve, a las que nadie les importa.

María Vazquez interpreta a un personaje que trabaja en un archivo y cuenta de todos los documentos destruidos. "¿Por qué nunca nadie habla del fuego?" se pregunta.

L.D: Se destruyeron las pruebas y se tapaban unos a otros. La mitad de los responsables ya han muerto y se han protegido hasta el final.

¿Puede una ficción apoyada en casos reales, como Sobre todo de noche, abrirle los ojos a los espectadores para que se hable más de esto?

A.T: ¡Ojalá! Lo que pasa es que no se trata sólo de abrirle los ojos a los espectadores, sino hacer algo que sirva para que cambien las cosas. Si la película sirve para que la gente se dé cuenta de ese sistema atroz en el que no valemos absolutamente nada y esa impunidad, para que la gente recuerde que eso existe, que hay muchísima gente sufriendo por ese sistema, ya estoy muy agradecida a la película y a lo que que hemos hecho.

L.D: Como cuando hicimos Mar adentro (2004). Recuerdo perfectamente que vino el presidente del gobierno de aquel momento y dijo "el tema de la eutanasia se va a mirar". Y no se miró. Fue una película cuyo tema caló en los espectadores, pero si no damos el siguiente paso, no pasa nada. Por eso mi esperanza es que Sobre todo de noche le sirva a esos padres e hijos que están en sus búsquedas.

A.T: Servirá para reconocerse y para saber que muchas personas entendemos su dolor y lo que han pasado. Ojalá genere una acción a favor de ellos, sería el mundo ideal. El cine tiene ese poder de hacernos vivir, de hacernos conocer, de descubrir, de recordarnos cosas de la memoria, pero muchas veces el espectador que va a ver estos temas ya los conoce o no les importa hablar de ello. Precisamente el espectador que no quiere ver o que no le da la gana de reconocer, a lo mejor ni vaya a ver este tipo de películas. Pero es importante hacer visibles a las personas que sufrieron.

L.D: Es importante hacer visibles a los invisibles.

Desde el punto de vista de la interpretación, ¿cómo se asume la responsabilidad de darlo todo y más con una historia como esta?

L.D: Hay que darlo todo, siempre. Pero también desde un punto más relajado. Yo no he escrito la película, no hubiese podido inventar a Vera, creo que no valgo para eso. Los actores simplemente somos gente que acompañamos a un director a contar una historia.

A.T: Somos actrices a las que nos ofrecen un papel y por supuesto que vamos a darlo todo. Estamos felices de contar historias que muevan a la gente, que toquen temas que nos interesan.

Tampoco trabajo con mis personajes pensando en la responsabilidad, aunque tengo siempre una responsabilidad con mi trabajo como profesión. También la tengo con lo que se está contando. Sin embargo, no me echo a mis espaldas la tarea de cambiar el mundo, de cambiar las cosas. Estoy ahí en una historia creada por Víctor, donde soy un instrumento más, y si puedo contribuir a que esas historias se vean, que nos demos cuenta del sufrimiento de esas personas en la sombra, me gusta muchísimo ser parte de eso.

L.D: Preparando esta película, Victor me dio un libro; era muy finito y hablaba de un juez que había hecho barbaridades con niños muy pequeños. Ese libro provocó en mí una rabia inmensa y reconozco que al terminar de leerlo, lo cerré y dije "me voy a vengar". Sentí mi rabia, la de Vera, y ahí sí que te digo que lo peleo como ciudadana enmascarada de actriz.

Lola, tu personaje se nutre de la rabia...

L.D: Absolutamente. Vera es un volcán con patas y sin tiempo, una mezcla explosiva.

A.T: Cora es una mujer que ha sufrido mucho, es tremendamente generosa y acostumbrada a callar, a centrarse en la responsabilidad que tomó al tener un hijo con todas sus dudas y su dolor. Que luego ha dudado de la maternidad, de ella, de su carrera, pero ella quiso tener un hijo y lo va a defender hasta el final y lo dará todo por él.

Yo me he nutrido de las dudas de la maternidad. Es la maternidad tratada desde otro lugar. También me parece bonito hablar de ello porque, como madres, tenemos dudas y miedo.

Sobre todo de noche también trata de romper el silencio. Para que algo se note, hay que hacer ruido, tal como también pasó con el movimiento #MeToo ¿Quién iba a pensar que el #MeToo iba a llegar a España a través del futbol y no del cine?

[se ríen]

L.D: Porque en el cine somos cuatro, no hay industria, nos conocemos y somos todos colegas. A mí jamás me ha pasado nada en mi trabajo, nos conocemos todos de toda la vida. Todo lo que me ha ocurrido en la vida ha sido andando por la calle. Hablo de mí, ¿eh?

A.T: Me ha podido haber pasado algo con un actor al ir luego de copas, pero como todo el mundo cuando tienes 20 años, afortunadamente. Pero claro, tiene que haber una primera persona que hable porque a veces se viven las cosas con la naturalidad de la época.

¿Esperaban una reacción tan rotunda?

L.D: La reacción ha sido maravillosa, me ha encantado. Estoy viviendo en una zona rural en Portugal, y vais a flipar: allá me dijeron que somos unos exagerados. No han entendido nada. Y por mucho que lo intentas explicar, me siguen mirando con la misma opinión de que es una exageración. Si esto pasa en un país vecino, yo lo agradecería.

A.T: Lo que no entienden es lo que significa, porque no es hecho en sí, es todo lo que hay detrás durante años y años.

En todas estas transformaciones que estamos viviendo actualmente, en la profesión ¿notan algún cambio en cuanto a la aproximación de personajes femeninos en el cine o en la televisión?

A.T: Muchísimos...

L.D: Esos cambios se deben a que hay muchísimas directoras dirigiendo y escribiendo.

A.T: Esas directoras y guionistas jóvenes realmente están dando voz y hablando de mujeres que antes no se veían desde otros puntos de vista: se aborda la maternidad, las dudas, los hijos y las relaciones con ellos, las sexualidades de los hijos... Hay muchísimas cosas, tenía que ocurrir que ahora haya tantas mujeres porque todo eso no se había contado nunca.

Además las historias siempre se habían narrado desde la perspectiva masculina, y ahora viene la otra perspectiva. Así que ¡cuidado que ahora venimos nosotras a contar las historias!

L.D: Es verdad que las historias estaban en manos de otros directores, porque no han sido todos como Almodóvar, Ramón Salazar o el mismo Víctor Iriarte, que son directores muy especiales que escriben para las mujeres papeles increíbles y con una sensibilidad y una mirada maravillosas. También es muy curioso que la gran mayoría del público está conformado por mujeres. Es alucinante.

Durante todos estos años quienes toman las decisiones habían rechazado historias de mujeres, dirigidas por mujeres y actuadas por mujeres, argumentando que no eran de interés…

L.D: A ver, ignorantes hay en todas partes, y a montones [se ríe].

Llevan bastante tiempo en este oficio, pero ¿cómo se hace para no perder la ilusión en la profesión?

L.D: Porque ser actriz es de lo que más me gusta del mundo.

A.T: Es la pasión por lo que hacemos. Siempre hay vidas que quieres seguir viviendo, directores y equipos con los que quieres trabajar, lugares adonde quieres ir. Es un trabajo que afortunadamente cuando las cosas te van bien, porque también tiene su parte dura y difícil, es un regalazo. También es verdad que se tienen que dar una serie de cosas pero cuando se dan, ¿cómo no vamos a estar agradecidas y seguir disfrutando?

L.D: Y va a ir cada vez mejor, ya lo verás [ríe]