Este libro es para quienes no quieren ser novia-madre, ni psicóloga, ni coach, ni becaria ni novia-asistenta
La escritora Mara Mariño escribe 'Todo lo que mi novio debe saber sobre feminismo' (Grijalbo, 2023) y explica qué razones le movieron a ello.
19 septiembre, 2023 02:27Déjame adivinar, estás harta. Y llevas harta mucho tiempo. Estás harta de que cuando sales de fiesta haya siempre un chico random que cuando pasas por algún sitio lleno de gente, aprovecha para tocarte; harta de que te digan cosas por la calle (que encima, ni te atrevas a responderle algo, que te va a llamar 'loca' y ya sabemos que no hay nada peor que eso) y harta de explicarle a tu novio, si tienes, que sí, que le agradeces mucho que tirara la basura hace dos días, pero que hay más cosas en casa y que tú también trabajas y no te da la vida.
Sé que estás harta porque yo también lo estaba (y lo estoy, ¿eh?). Por eso en mi última ruptura lo tuve claro: no pensaba volver a ser la novia-madre, la novia-psicóloga, la novia-coach, la novia-becaria o la novia-asistenta.
Pero tampoco quería tener que volver a empezar la tarea de explicar por qué las cosas más básicas de una relación no tenían que recaer en mí. Que limpiar el baño no es mi pasión (sorprendentes declaraciones, lo sé), que no tengo que estar recordando qué hay que comprar para que no falte nada en casa.
Y ligar… Definitivamente no estaba preparada para volver al mundo de las aplicaciones de conocer gente, al 'yo no quiero nada serio, mejor vamos fluyendo jeje' ni al 'Qué intensa' en caso de querer saber qué está pasando, si solo estamos follando, si hay más gente con la que podemos hacerlo o si te va a echar para atrás que quiera que me traten con un poco de responsabilidad emocional, si de repente a alguien le daba por hacerme 'ghosting'.
No podía ser tan complicado, pero me parecía un mundo explicar que el hecho de ser periodista de sexualidad y pareja ni me convertía en una máquina de follar ni significaba que tuviera un cuarto oscuro en casa, a la espera de mi próxima víctima.
Y mira que los estereotipos me acompañan desde que empecé a estudiar. En periodismo, si alguna de mis compañeras encontraba prácticas en un medio de comunicación 'a alguien se la habría chupado', si empezaba a escribir una columna de moda, recibía comentarios de que mis artículos eran 'una mierda' o 'una estupidez' y cuando empecé a escribir de sexo cambiaron por 'una ninfómana', 'una cerda', 'una guarra'.
Con ese bagage, ¿cómo llegar a escribir este libro sin síndrome de la impostora? A estas alturas, no me creo que no te hayas sentido identificada con alguna de estas historias.
Bueno, igual con lo de que me llaman 'ninfómana' no, pero ya me entiendes. La cosa es que todo esto me llevó a pensar en lo fácil que sería que este malestar, esta rabia, estas experiencias, estuvieran ya recopiladas y, en el caso de que llegara alguien a mi vida, solo tuviera que pasarle el archivo.
Como cuando compras un mueble en Ikea y te vienen las instrucciones para que lo montes. Ese sería el equivalente. ¿Quieres saber lo que es estar en mis zapatos? ¿Construir algo conmigo? Empieza por aquí.
En el proceso, me he leido un montón de libros de feminismo -porque tengo la sensación de que alguien me va a hacer un examen de feminista y si no lo apruebo me quitarán el carnet de algo que ni siquiera existe- y me reafirmé en mi plan: escribirle un manual a ellos, pero inspirado en nosotras.
En las vivencias de la mayoría, claro, de ahí que haya cositas que te han sonado familiares. Y también porque de paso empecé a ver todo lo que nos afecta a nosotras de lo que ellos viven ajenos: esa presión social por ser siempre jóvenes, delgadas (¡y blancas!), por tener el pelo largo, un cuerpo en forma, unas tetas grandes y una falda corta (pero no demasiado, ¿eh?), la presión por un amor romántico que nos genera más incertidumbre que la declaración de la renta, el agobio de que se acerque cierta edad y no saber si quieres tener hijos o seguir con tus plantas…
Pero cómo saberlo si tenemos los trabajos más precarizados o reincorporarse después de ser madres es una hazaña que solo el 55% de las mujeres trabajadoras logran (porque la conciliación es como un unicornio: no existe). A día de hoy no solo seguimos teniendo que elegir entre ser madres o una carrera laboral, sino que si escogemos la segunda opción, encontramos un techo de cristal del grosor de un ladrillo.
Solo el 6% de las CEO en España son mujeres y solo dirigimos los gobiernos de 17 países de casi 200 que hay. En fin, que no está la cosa para tirar cohetes.
Así que tengas o no un novio al que regalarle este manual de instrucciones (spoiler: él no se lo va a comprar porque aún siente que esto del feminismo no va con él. Y es curioso, porque precisamente gracias al feminismo se sentiría mucho mejor consigo mismo y se quitaría de encima esa presión de no poder expresar sus emociones, porque le han dicho que era de débiles hacerlo), te hablo a ti.
Quería escribir algo con lo que te sintieras reflejada, acompañada, comprendida, escuchada y sobre todo validada. Porque la sensación de mosqueo, que no consigues explicar, es el cúmulo de un montón de desigualdades que no has pedido vivir, pero te han tocado por ser mujer.
Y sí, por el camino de leer este libro es probable que te eches unas risas, la prueba de que las feministas no somos esas mujeres que viven enfadadas, quemando contenedores de la mañana a la noche y dejándose crecer todo el pelo del cuerpo. Es falso, solo nos dejamos crecer el de algunas zonas.
Pero sobre todo, para recordarte que no estás sola, que cada vez más somos conscientes de que un beso solo puede ser dado si es deseado por ambos lados o de que alzar la voz ante lo que no nos parece justo puede mover montañas (o al menos hacer que dimita un presidente). Y que no solo nos tenemos unas a otras, les tenemos a ellos.