La alopecia es una enfermedad que, socialmente, se ha normalizado cuando le afecta a los hombres. Sin embargo, no ocurre de la misma forma con las mujeres. En muchas ocasiones, además, se asume de forma automática como resultado de los efectos secundarios de tratamientos como la quimioterapia. Al contrario de lo que pueda parecer, se trata de una condición frecuente y muy estigmatizada.
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La alopecia femenina puede provocarse a causa de una enfermedad autoinmune. Está la alopecia androgénica, la cual puede presentarse sobre todo durante la menopausia o tener lugar a consecuencia de distintos tipos de tratamientos para la lucha contra el cáncer. Además de los síntomas propios de esta patología, las mujeres deben lidiar con los impactos psicológicos y físicos de padecerla.
Conscientes de esta situación, Carmen Fernández y Juan Francisco Camacho, fotógrafos de profesión, se pusieron manos a la obra. Su nexo en común: Lucía. Ella, quien sufre alopecia desde que era una niña, les inspiró a crear el libro Calvas: mujeres sin nada que ocultar (Con M de Mujer, 2023). Lo hicieron con la colaboración de la Asociación Alopecia de Madrid (ACMA).
"Nos pusimos en contacto con Conchi Botillo, presidenta de la ACMA. Ella le contó a sus asociadas nuestra idea sobre el libro y de ahí salieron las 'modelos'", cuenta a Magas Carmen Fernández. El proyecto, que inicialmente era solo fotográfico, se fue transformando a medida que dieron comienzo las sesiones de fotos con las protagonistas", continúa.
"Creímos que la fotografía era una buena manera de visibilizar esta enfermedad tan estigmatizada. Las imágenes, que fueron tomadas en la Asociación de Fotografía de Villaverde, van acompañadas de textos donde ellas han querido contar su cruda experiencia personal. A esto le añadimos un prólogo y un epílogo, y en conjunto conforman el fotolibro", añade Juan Francisco Camacho.
Nada que esconder
La pieza la protagonizan 16 mujeres de distintas edades e historias. Sin embargo, como afirman sus autores, a todas ellas las vincula una emoción: el sufrimiento. "Además de esto, lo que vimos fueron muchas historias de superación. Te aseguro que ponerse frente a una cámara no es fácil, menos en esta situación. Para ello hace falta estar fuerte, ser valiente y tener una autoestima alta", explica Fernández.
Y es que vivimos en una sociedad que no termina de comprender lo que significa para una persona, especialmente una mujer, perder su cabello. "Nosotros, en cierta medida, tenemos un sesgo. Las mujeres con las que hemos conversado y fotografiado ya lo tienen superado, pero hay quienes no están en una fase de su proceso, la cual les permita participar en este tipo de proyectos", detalla Camacho.
"La calvicie es retadora y, como cualquier cosa en esta vida, no afecta igual a hombres y mujeres. Las mujeres sufren discriminación en general, con o sin pelo. Entonces aquí hay un componente añadido, no solo una cuestión estética. Hay hombres que tienen complejo por ser calvos, pero no conozco a ninguno que haya perdido un trabajo por eso o le impidiese llevar una vida social normal", continúa. Pero las mujeres sí.
El proyecto fotográfico, que ha llevado más de dos años en realizarse, tuvo que enfrentarse a algunos retos. "Para nosotros era importante que hubiera una amplia representación, pero no fue fácil conseguir que las mujeres y, en especial, las niñas colaboraran. Hubo algunas que una vez en el estudio se echaron para atrás porque no se sentían seguras mostrándose ante nosotros", detalla Fernández.
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Lo que cuenta el resultado
El fotolibro se estructura de la siguiente manera: "Son 15 trípticos con una secuencia en la que la primera fotografía aparece la modelo con un complemento con el que se siente segura. Algunas llevaban un pañuelo, una gorra, un sombrero o una peluca. A continuación, las invitábamos a retirarse la prenda y empezar a mostrar su calva, a dejar su cabeza desnuda y despojada de cualquier complemento", dice Fernández.
En este sentido, una de las cosas que detallan los artistas es el hecho de que no se trataba de modelos acostumbradas a exponerse ante un lente. "Fue un proceso muy íntimo. Estoy convencido de que alguna de ellas, no digo todas, se habría sentido más cómoda si hubiera posado desnuda, con su pañuelo, con su coleta, con su peluca, o con su sombrero, que vestida completamente y con la cabeza despejada", describe Camacho.
Otra de las cuestiones que han querido mantener es la personalidad cada una de las mujeres retratadas. "No hemos contado con maquillaje, peluquería o vestuario, porque queríamos reflejar el estilo personal de las protagonistas", continúa. Algo que también han hecho con las narraciones escritas por las mismas para preservar su esencia y naturalidad en todos los sentidos.
Exposición Calvas: mujeres sin nada que ocultar
- Las fotografías se podrán apreciar en el Centro Municipal de las Artes de Alcorcón - Teatro Buero Vallejo (Sala Altamira) desde el 2 hasta el 30 de octubre.
- Horarios: de lunes a viernes de 10:00 a 21:00 horas. Sábados y domingos de 10:00 a 14:00 horas.