Entrevista

Las actrices de 'Animales de compañía' se suben a las tablas en una trepidante comedia al estilo Billy Wilder

Laura Galán, Carmen Ruiz y Mónica Regueiro comparten confidencias, cuestionan la verdad y defienden la empatía

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La obra de teatro Animales de compañía transcurre en una misma noche, durante una cena en la que suceden muchas cosas. Entre ellas, simular una realidad inexistente y esconder las propias inseguridades y los trapos sucios. Durante 90 minutos se pone en duda el valor de la amistad y la sinceridad en una trepidante comedia con muy mala leche.

Bajo la dirección de Fele Martínez, actor con larga trayectoria, para quien es su primera vez como director de teatro. Recibió el Goya al Mejor Actor Revelación por la película Tesis de Amenábar que le catapultó a la fama. Después vinieron hasta 40 títulos, además de series y la dirección del multi premiado corto Tu día de suerte.

Las actrices Laura Galán, Carmen Ruiz y Mónica Regueiro, esta última también productora de la obra y pareja de Fele Martínez, y los actores Jorge Suquet e Iñaki Ardanaz dan vida a un grupo de amigos que se conocen desde hace tiempo y deciden reunirse para celebrar una divertida velada de bienvenida. Un texto en el que la hipocresía y los embustes se abren en canal para dejar ver lo peor del ser humano.

En el sofá de la recepción de Magas se arremolinan Laura, Carmen y Mónica. Se han visto recientemente, porque cada día tienen que ensayar, pero no lo parece. Hablan entre ellas, sin parar, comentando chismes y chascarrillos. La entrevista se desarrolla entre carcajadas. Se quitan la palabra unas a otras, todo es risa y diversión, pero también mucha verdad y complicidad.

Las protagonistas de “Animales de compañía”, foto cinco
Las protagonistas de “Animales de compañía”, foto tres

En la obra Animales de compañía un grupo de amigos se reúnen y deciden simular una realidad inexistente para proteger a uno de ellos. ¿El fin justifica la mentira?

Laura: Decimos muchas mentiras a las que llamamos piadosas, pero creo que la mentira nunca está bien y tiene las patas muy cortas, que esto es una cosa que decía mi madre y es verdad. Al final, se pilla siempre al mentiroso.

Carmen: Yo siempre digo que estoy llegando y nunca estoy llegando… (carcajadas). Creo que la verdad a veces está sobrevalorada. No hace falta decir tanto la verdad. No digas nada y no mientes. La educación y el respeto está por encima de la verdad. Hay verdades que te callas porque son tu verdad, y a lo mejor no es la verdad del otro…

Laura: Es un buen melón, que le dejamos al espectador para que opine también.

Ni por compasión, ni por envidia, ni por cobardía, ni por amor...

Mónica: Bueno, espera que ahora me meto en un berenjenal… (se ríen). Opino como Carmen, que a veces, sobre todo, por amor, hay cosas que, si no te las preguntan, para qué decirlas. Me apunto también a lo de que la verdad está sobrevalorada. Creo que no hay que mentir, pero hay cosas que decimos por egoísmo o porque pensamos que es lo correcto, pero hay que preguntarse si ayuda en algo. No estoy hablando de infidelidades ni nada de esto, sino de estas cosas, de opiniones que no te piden y tú las das o te las dan, y te preguntas: ¿pero esto para qué?, ¿sirve para algo positivo?

Las protagonistas de “Animales de compañía”, foto cuatro

Lo peor del ser humano

La obra pone de manifiesto el valor de la amistad y la sinceridad, pero además saca a la luz, lo peor de cada uno, ¿qué es lo peor del ser humano?

Carmen: La falta de empatía provoca muchísimas cosas negativas, y creo que de ahí salen muchas situaciones desagradables. Además de eso, todos, y el que diga que no miente, todos escondemos algo, tapamos cosas, mostramos nuestra cara más amable, la socialmente más aceptada y lo hacemos porque nos da mucho miedo estar solos, no ser queridos, mostrar una parte de nosotros que no es tan bonita, pero que tampoco quiere decir que sea fea. Creo que todo se debe a la falta de empatía.

Mónica: Justo antes estábamos hablando de esto, de que no hemos avanzado nada en ese sentido en la civilización. Los años que han pasado y sigue habiendo guerras, si nos vamos a lo grande, porque no somos capaces de ponernos en la piel del otro y de relacionarnos desde el prisma de cuidar. La violencia en realidad es esto, no ser capaz de ponerte en la piel del otro. Y en ese sentido, las cosas siguen igual que hace 2000 años. Esto es lo que nos sigue trayendo las mayores tragedias y desgracias de nuestros días.

Lo tenemos aquí al lado y nos toca muchísimo, por ejemplo, la guerra en Ucrania. Pero el resto de los conflictos bélicos y armados que hay en el mundo, al estar mucho más lejos, con ellos no empatizamos tanto, y son igual de cruentos o peor.

Laura: Eso es egoísmo también porque pensamos que el cercano nos puede tocar a nosotros y siempre miramos nuestro ombligo. Falta de empatía más egoísmo, igual a bomba.

Las protagonistas de “Animales de compañía”, foto dos

Lo mejor del ser humano

Si vinieran los extraterrestres a cargarse la tierra, por eso de que el ser humano no tiene remedio, ¿qué les diríais que tenemos de bueno?

Laura: Las Meninas y la empatía cuando sí la hay (risas).

Carmen: Lo que tenemos es la capacidad de poder corregir errores y darte permiso para equivocarte. Cuando uno se equivoca, pensar que no pasa nada. Y la próxima vez, ya no me voy a equivocar, o a lo mejor sí, pero ya estoy sobre aviso de que es lo que he hecho.

Mónica: La pandemia demostró que lo que nos diferencia es el arte en general, que es a lo que recurre el ser humano cuando impera la sinrazón y cuando tenemos un montón de problemas. Creo que somos capaces de hacer cosas preciosas sin que haya de por medio un motivo egoísta, y eso en sí, tiene mucho valor.

Durante la pandemia acudíamos a los libros, a la música, al cine, al teatro y eso nos salvaba, nos daba el respiro que no teníamos. Somos capaces de hacer cosas muy ‘bonicas’ señores extraterrestres, así que nada invadidnos (carcajadas).

Foto cuatro de Mónica Regueiro

Traje de Alba Conde, blusa de IKKS, pendientes de Thomas Sabo y zapatos de Martinelli

Animales de compañía pone sobre la mesa el problema de la salud mental, ¿es necesario que hablaremos largo y tendido sobre esto?

Laura: Sí, siempre, y cada vez más. Afortunadamente, yo creo que estamos siendo más conscientes. Hace unos días hablaba con mi madre acerca de que ella, por ejemplo, perdió a sus bebés cuando nacieron y que no recurrió a ninguna ayuda en salud mental porque era un tema tabú. Ahora mismo, hay otra persona que conozco, que ha pasado por esa misma situación y lo ha dicho, lo ha verbalizado, y ¡wow qué diferencia! Hemos recorrido mucho camino. Es muy importante hablar de esto, igual que de la salud física, pero todavía tenemos que seguir insistiendo.

La amistad es otro de los grandes temas de la obra. Tres mujeres que son amigas se reúnen en la mesa, junto con un amigo. ¿Son suficientes amigas o nosotras necesitamos tener muchas más?, ¿somos más de amigas que ellos?

Carmen: No creo que sea una cuestión de cantidad, sino de calidad. Da igual que seas hombre o mujer, lo importante es la calidad humana y lo importante es el vínculo que tienes con la persona, la confianza, el respeto y la amistad. Para mí es fundamental en la vida porque es la familia que uno elige.

Mónica: Somos animales de manada, y creo que uno de los grandes males de la sociedad occidental actual es precisamente eso, el fomento brutal y bestial del individualismo absoluto que nos hace más frágiles, por un lado, y muchísimo más moldeables o influenciables por otro. La respuesta está en la manada, en la colectivización, en la tribu. En los vecinos de toda la vida de: ‘yo te doy esto y tú me das aquello’.

Pero creo que es muy difícil ponerlo en marcha, tal y como vivimos ahora mismo, por una cuestión de tiempos, de ritmos... Yo que vengo de un pueblo, soy gallega de Coruña, he vivido eso toda mi vida, y me da mucha pena que mi hijo no lo viva.

Creo que responde a la colectividad social, a la familia que escoges y una vez más, a la empatía también.

Las protagonistas de “Animales de compañía”, foto uno

Comedia con mala leche

Dirigida por Fele Martínez, quién dice de ella que es una comedia mezclada con mucha mala leche, ¿cómo es trabajar con él? Mónica, ¿cómo es tener el director en casa?

Mónica: Pues a ver… aquí vamos a la cosa de por amor qué se puede hacer, contar las cosas o callárselas (risas de las tres). Ha sido mucho mejor de lo que me había planteado en un principio. Hablando de salud mental, yo a mi terapeuta le decía: Vamos a tener que hablarlo mucho para que nos preparemos, porque esto puede crear un cisma familiar. No ha sido así.

El día que hicimos la primera lectura y vi las tres pautas que les daba a cada uno, que lo tenía todo clarísimo, que estaba súper seguro. Yo ya sabía que tenía un sentido de la comedia brutal, que tiene una experiencia actoral innegable y un montón de cosas más. Pero era la primera vez que nos enfrentábamos a esto. Ya había trabajado con él como compañero, pero no como director y actriz, y de repente me calmé. Absolutamente. Y me dije: ¡Tienes que confiar! No me hables de esto en casa, por favor... (risas). Bueno, él lo intenta, ¿eh? Pero no le dejo, porque entonces esto es insufrible (carcajadas).

Foto cuatro de Laura Galán

Camisa, americana y pantalón de Mirto, pendientes de Isabel Guarch y zapatos de Martinelli y Ángel Alarcón

Laura: Admiraba mucho a Fele desde siempre. Cuando echo la vista hacia atrás quién le iba a decir a esta señora cuando veía sus películas, Tesis, entre otras, que yo iba a estar trabajando con Fele.

Hablábamos, Carmen y yo, del día de la primera lectura, que decíamos: ¡nos van a echar, nos van a echar! A mí me ponía muy nerviosa, pero es verdad que está muy seguro. Fele tiene los cinco personajes en la piel. Podríamos pagarle un día para que lo haga todo porque lo tiene y le sale por los poros. También esa cosa de ser actor, que sabe lo que nos pasa.

Foto tres de Carmen Ruiz

¿Cómo fueron los ensayos?

Laura: Fele no se se puede sentar en los ensayos. Está todo el rato de pie, con mucha energía, y es muy divertido. Desde que empezamos a ensayar, que esto suena fatal, y soy muy poco elegante, pero yo me he hecho pis de la risa en los ensayos, y eso es un hecho. Y me he ido a casa con dolor de tripa de la risa y eso es muy gustoso. Cuando era joven, Fele era mi crush, yo estaba absolutamente enamorada de él.

Las tres tenéis mucha experiencia sobre las tablas, ¿cómo ha sido la preparación para esta obra? El texto es de Estel Solé y comenzó representándose en domicilios…

Carmen: Sí me parece que ese sistema es muy cercano para el público, que alucina, está en varios focos a la vez, y me parece una manera muy bonita de dar a conocer una obra.

Mónica: De hecho, yo fantaseaba un poco con poder hacerlo en...

Laura: En tu casa, por ejemplo, que es muy especial.

Carmen: En esos ensayos ha habido una cosa espectacular que ha sido Elena Lombao, una mujer que ha estado dirigiéndonos en el movimiento escénico y hemos tenido entrenamiento actoral cada día, antes del ensayo, con ella. Era llegar y ella colocarte en un sitio, dejar atrás el día, lo que tú hubieras tenido en el día.

Yo, por ejemplo, que estoy grabando, dejar la grabación y meterte en ensayo y además, desde un sitio muy gustoso, con mucho trabajo físico, muy duro. Se trataba de un entrenamiento de casi dos horas en el que estábamos dándolo todo y nada era baladí. Todo estaba enfocado a un trabajo muy concreto.

Mónica: Los ensayos físicamente eran muy exigentes por intensidad. Y para mí, en concreto, ha supuesto trabajar desde un sitio al que no estoy nada, nada acostumbrada y que me cuesta. Al final, creo que se trata de confiar. Y a mí no me pasa siempre que soy un poco capulla con eso...

También tenía miedo de que me pasase con Fele y es que ostras podríamos tener un problema. Pero no ha sido así. Es un nivel de exigencia brutal para todos. Fele lo es con su trabajo siempre como actor y se lo lleva también a la dirección.

Carmen: Pero es más exigente como director que como actor. Sí, he trabajado dos años con él y es un actor muy riguroso, muy trabajador, pero es mucho más exigente como director que como actor.

Foto tres de Laura Galán

Laura Galán, la gata

Les preguntamos a cada una de las protagonistas de la función qué animal de compañían podrían ser. “Mi animal en la función es una gata total”, asegura Laura Galán.

Es una felicidad. ¡Pero qué suerte tengo y qué afortunada soy! Esto es de las cosas que te pasan una vez en la vida o no te pasan, porque esta profesión es muy puñetera. Tengo muchos amigos que llevan currando muchísimo, con un talento descomunal y no pueden acceder a ello. Que se siga recordando mi papel en Cerdita es un honor para mí y me siento, de verdad, feliz. Todavía flipo un poco con el Goya que lo veo en el salón de mi casa, que es muy pequeña y lo tengo que quitar ahora de ahí, porque mi niño juega.

Mónica: Ponlo en el baño, ¿quién lo tenía en el baño para que las visitas pudiesen hacerse fotos con él sin pasar vergüenza?

Laura: A veces, le digo al Goya, pero ¿tú qué haces aquí? En realidad, no te garantiza nada, salvo haber pasado una noche preciosa y que a tus padres les haga mucha ilusión y sentirse muy querida y afortunada, pero ya está. Cerdita y Sara siempre estarán conmigo en mi corazón. Y ahora que venga más trabajito.

Foto uno de Laura Galán

¿Te han dejado de dar papeles de adolescente o no?

Yo creo que ya no cuela, ya tengo canas, y ya canta...

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Estreno en cines Una noche con Adela, que estará en salas el 1 de diciembre, que es una película de Hugo Ruiz muy difícil, en plano secuencia, con un personaje muy duro. Tengo pendiente de estreno también Beguinas, una serie para Antena3, he estrenado Zorras... Y también trabajo en la nueva película de Chus Gutiérrez, Tu madre o la mía.

Foto dos de Laura Galán

¿Con qué director o directora sueñas?

Con Almodóvar que es una institución. Le amo profundamente. Es el motivo por el que soy actriz, por él y por Lina Morgan.

Y también con Chistopher Nolan, por pedir....

Foto cuatro de Carmen Ruiz

traje de Sandro, blusa de Alba Conde, pendientes de Thomas Sabo y zapatos de Ángel Alarcón

Carmen Ruíz, el perro

“Yo sería un perrete”, asegura Carmen Ruíz, que cuenta a con una larga trayectoria sobre las tablas, pero también televisión, cine. Le preguntamos qué le hace definirse por uno u otro proyecto

A veces puedes decidir, y a veces no. En este trabajo parece que tú eliges siempre. Pero a veces tienes el trabajo que te viene en ese momento...

Ya lo decía Fernando Fernán Gómez: “Elegir no eliges nunca. Te ofrecen un cortometraje o un trabajo pequeñito y dices: ¿cuál es el otro? Ninguno. Entonces éste”.

A veces, cuando puedes escoger el texto, pero también a los compañeros, al director, cuando hay un compendio de cosas y factores que están ahí, esto motiva mucho. Por ejemplo, en este caso, yo dije que si a Fele sin leerme la obra.

Foto uno de Carmen Ruiz

¿Le has dicho alguna vez a un proyecto que no y luego te has arrepentido?

Sí, pero he dicho que no, no porque no quisiera hacerlo, sino porque no podía. Es el único trabajo que me ha dado mucha pena. No voy a decir cuál es, porque hay otra actriz que ha hecho este personaje y me alegro mucho por ella, ya que lo hace maravillosamente bien. Pero me dio realmente mucha pena y no voy a verlo. ¡No puedo! Fíjate que jamás me ha pasado esto en la vida. Lloré mucho por no poder hacerlo. Era muy importante ese personaje para mí.

Hay una parte de ti desconocida para la mayoría del público, que es lo increíblemente deportista que eres.

Me gusta hacer deporte (se ríe). Buceo, hago artes marciales...

Foto dos de Carmen Ruiz

Perdona, eres cinturón negro de Judo.

Sí, de defensa personal de judo y de Jiu-jitsu.

¿Cómo se consigue esto?

Con muchísimo trabajo, esfuerzo y muchos moratones en el cuerpo. La verdad, es que he hecho artes marciales toda la vida. El boxeo lo dejé por el trabajo. Y mi hermano, que es profesor de judo me reenganchó a las artes marciales hace como seis años y me dijo: ‘A ti se te da muy bien todo esto. Ya tienes la base a nivel corporal, ya lo tienes integrado en tu rutina y te va a encantar la defensa personal…’

Y un día mi maestro me llamó para hacer el examen de primer dan y le dije que no. Me regañaron muchísimo porque no se puede cuestionar al maestro.

Mientras rodaba la serie Amar es para siempre, estaba preparándome para el examen de cinturón negro y en el set de maquillaje, utilizaban un aerógrafo para ocultar los moratones de los brazos. ¡Y es que no haces ajedrez, es deporte de contacto!

¿Próximos proyectos?

Estoy ahora en una serie de la que no os puedo decir nada, porque si no me matan. Pendiente también de estrenar una serie para Disney + que es comedia-terror que se llama Hay algo en el bosque y estoy en un capítulo. Y también he hecho la película de Mar Olid, Al otro Barrio, en la que también está Quim Gutiérrez, con un personaje pequeñito, pero precioso. Y he realizado varios capítulos de Serrines, la serie de Antonio Resines.

Con respecto a Animales de Compañía, he trabajado con muchos elencos en el teatro, pero hace mucho que no veía un grupo de actores tan entregados, contra viento y marea y con la dificultad, las inseguridades y la exigencia que pedía la obra. Hemos tenido crisis, pero todos entregados a unos niveles, que sé de lo que hablo ciertamente... (risas).

Foto tres de Mónica Regueiro

Mónica Regueiro, la araña

Asegura Mónica que ella es “la araña del polvo, la de pata larga, que es todo lo contrario a mí”. Productora y actriz en esta obra, le preguntamos cómo es de complicado producir una obra de teatro para quien lo esté pensando...

Es complicado, como en casi los oficios, que te tomen en serio en un principio. Esa es la sensación que yo tuve. Prácticamente desde que empecé a producir, me acompaña siempre en el camino la misma persona, que es mi socio, al que amo y adoro, que es Carles Roca de Vania Producción. Cada uno tenemos nuestra productora, pero casi siempre trabajamos juntos.

Yo sentí mucho esta cosa de que no me miraban en las reuniones, no me tenían en cuenta, no me ponían en copia en los correos, etc. Este tipo de cosas que tienen que ver con que seas mujer, con que seas joven o aparentes ser más joven de lo que eres... Y sí que sentí que tenía que demostrar. También era un momento personal de cambio de rumbo. Los principios fueron complicados en ese sentido, hasta que, como en casi todo, te sueltas y si piensan que piensen, que me da igual...

Es complicado poner un espectáculo en pie porque requiere de muchísimos elementos que se tienen que conjugar y no siempre ocurre. He esperado años para poner producciones en pie porque el actor no podía y le esperamos, o porque quería que fuese ese el director. Al final, una productora de teatro tiene como otras productoras, las dificultades de que esto funcione numérica y artísticamente. Tiene una parte preciosa y otra, que no lo es tanto.

Comenzamos a recuperar al público tras la pandemia en teatros y cines

Ahora estamos en plena preproducción de Principiantes, una función que dirigió Andrés Lima y nos pilló en plena pandemia. Se retrasó dos veces el estreno y arrancamos gira con todas las restricciones de las salas. En ese momento, los espectáculos en vivo en general fueron los más damnificados porque no había otra posibilidad de hacerlo de otra manera. Pero en cuanto las restricciones acabaron, el público fue en masa. También creo que hay diferencia entre los espacios públicos y los privados. Los teatros privados y las salas privadas, no sólo el teatro sino conciertos, lo han pasado fatal y todavía están remontando y no se ha recuperado aún ese público.

Tengo la esperanza de que volvamos a los números que había antes de la pandemia, Una producción privada ahora mismo es un riesgo brutal, pero ahí estamos.

Foto uno de Mónica Regueiro

Tus próximos proyectos, ¿cuáles son?

Pues a ver, con mi cosa bicéfala de actriz y productora, tenemos ahora un espectáculo, El Traje, que se acaba de estrenar con Javier Gutiérrez y Luis Bermejo, que dirige Juan Cavestany, que es un texto suyo, que acabamos de arrancar ahora mismo la gira y vendrá en mayo al Teatro de la Abadía.

Otro proyecto que empezamos con la producción, que se estrena en enero y vendrá al Español en junio, con Malena Alterio, David Lorente que dirige Daniel Veronese con un texto de Daniel también y de Matías de Federico.

Y como actriz, acabo de rodar una serie que se llama Operación Marea Negra que es la tercera temporada, en Amazon, en mi tierra, que me hace mucha ilusión con Nerea Barros, y otra serie que irá para Televisión Española.

¿Con quién te gustaría trabajar?

Mi realizador Fetiche es Medem. Yo hice mi proyecto de fin de carrera de 350 páginas sobre la filmografía de Julio Medem, que me ha dicho: ¡Tienes que mandármelo! y es que no puedo, me da tanta vergüenza... Tengo que decir que me pusieron matrícula de honor. Algún día, algún día... Y a nivel internacional, aunque crea muchísima controversia a mí misma también, me encantaría trabajar con Woody Allen. Mientras esté vivo hay esperanza... (risas).

Carmen. Bueno, siempre nos quedará la inteligencia artificial...

Foto dos de Mónica Regueiro